A todos aquellos que encuentran un modo de pasársela bien leyendo.

El alma mas pura....

1. En Shuba....

La palidez de la nieve cubría el parque de la zona distrital Minato-ku, la zona sur de Tokyo, mas específicamente en el hermoso parque de Shuba, coronando sus hermosos arboles de Ginko ahora desnudo de sus hermosas hojas. Pese a ser una zona famosa por su cercanía a la torre de Tokyo y el templo de Zojoji, solo la nieve caía tranquilamente, como si la misma Yuki Onna estuviese de buenas.

Un joven de hermosa estampa corría muy perturbado por uno de los senderos entre los arboles, custodiado por las estatuas de los diversos, sollozaba y se lamenta, un pequeño tropiezo y se quedo allí, arrodillado, apoyado sin parar de sollozar

-¡Shun!- una voz llena de angustia le llamo, no se movió, la nieve ocultaba su silueta. Tembló al sentir un cálido abrigo cubrir su desnuda espalda, volteo entonces. A su lado, arrodillado y preocupado, susurrando su nombre, una bella cara adornada de rubios mechones -¿Shun?

No espero a mas, se levanto de golpe y gritando al mismo tiempo -¡Ya no mas!- se alejo corriendo sin ver hacia atrás ni una sola ves.

El joven rubio, se quedo mirando aquella huella en la nieve, mientras era cubierto con un manto suave por los copos blancos, cerro sus ojos, sabiendo el ultimo intento fallido. Una lagrima escapo acompañada de un susurro, mas para la nieve silenciosa testigo que para si mismo -lo siento.

La dulce melodía interpretada ingeniosamente por el semáforo de peatones, era muy alegre, algunas personas tarareaban su melodía en esa esquina, se detuvo indicando el fin del paso de los transeúntes, eran pocos los que estaban, solo uno no lo oyó. Shun debía escapar de ese dolor que le ataba el corazón a una terrible obscuridad, debía huir, no puso atención al señalamiento, hubo gritos de advertencia.

Un teléfono bastante lejos repico varias veces con una hermosa melodía, algunas personas alrededor molestas vieron al dueño del teléfono que parecía no darse cuenta que este sonaba

-¿no va a contestar?- pregunto amablemente uno de los tantos pasajeros de elevador, el chico de cabellos azul obscuro, Ikki primero le miro detenidamente, después se dio que tenia razón

-ee si, disculpe - añadió con cierto tono forzado de agradecimiento, saco el teléfono de su funda. Una vos seria y eternamente calmada hablo

-¿Kido Ikki? - pregunto

-Si- respondió fríamente

-Hablamos de la clínica Izumi