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Discleime: Todos los personajes de esta historia NO ME PERTENECEN, son creaciones de la fabulosa Stephenie Meyer, yo solo los tomo y armo mi propia historia.

Advertencia: Este fic, puede contener escenas o lenguaje adulto, las/os menores que se animen a leerlo quedan bajo su propia responsabilidad, quedan advertidos.

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MY BIG LOVE THAT DOESN'T LOVE

SUMMARY: Bella descubre el amor más intenso en su adolescencia. Edward escapa de el. El amor en manos de los seres humanos puede ser tan complejo, ¿estamos preparados para amar y ser amados? ¿Cuán dispuestos nos encuentro el destino para enfrentarnos a ello? Ambos tendrán que encontrarse y decidir si una hija puede unirlos por obligacion o dejarán que florezca el amor más bello.


Chapter 1

Manzanas – E.C POV

Entre a mi oficina, lento, con paso medido, mientras la observaba correr la silla y sentarse frente a mi escritorio, saco todas las cosas que traía en su bolso. Me pare en medio de la habitación y la observé, cada uno de sus movimientos me cegaban, su cabello lleno de ondas, caía largo y suave, deslizándose por el respaldo, comencé a acercarme, y ahí estaba el olor, esa fragancia que me volvía loco.

Tanta dulzura. Cada día de mi vida se centraba en adorarla, todos sus gestos me embriagaban, sonrisas, sonrisas, sonrisas y nada más que sonrisas tontas eran lo que salían de mí, estaba hecho un idiota. Ella solo tenía que levantar un dedo para tenerme a sus pies y rogarle para que me dejara decirle a cada segundo cuan atrapado me tenía.

Me miró con el ceño fruncido, sabía lo que me esperaba, era momento de trabajar por ella, y hacer las cosas bien, hoy estaba enfadada, y no tenía idea como iba a solucionarlo, pero tenía totalmente asumido que iba a hacer de todo en el día para volver a escucharla. Camine hacia el escritorio y arroje mi maletín al sofá de la derecha, me quité el saco y lo colgué en el perchero, afloje mi corbata y me senté en mi lugar de trabajo.

─ Trabajo, trabajo, trabajo, sabes….nunca me gustó mucho este trabajo, pero debo admitir que es realmente nada extenuante…- me gire a mi derecha y observe la pila de sobres por abrir, siempre eran invitaciones a eventos, fiestas, premiaciones. Suspire, alcé la mirada mientras sostenía en mi mano una de las tantas invitaciones, ella solo escribía en su cuaderno de notas. Nunca la invité a ninguno de esos eventos, sabía que no eran de su agrado, pero también sabía que ella moría por presenciar alguno en el que este algún famoso, y poder babearse con alguno de ellos, lo que me hacía rabiar bastante.

─ Vaya, mira tengo una invitación a la fiesta Marriots, ¿no es el lugar donde van tus hermosos ídolos? – levanto la mirada y me dedico una media sonrisa, ahí estaba, ella solo tenía que hacer eso y Edward estaba a sus pies. Levanté una ceja alentándola a contestar, pero bajo su mirada y siguió en su cuaderno. Suspire y arroje los sobres al cajón, ya me encargaría otro día de contestarlas.

Decidí hacer una jugada malvada, y presione el botón del altavoz que me comunicaba con mi secretaría, Liz.

─ Ahm Liz, ¿estas ocupada?.

─ Sr. Cullen, no, no lo estoy, ¿qué se le ofrece? – la observé, ella intentaba descifrar cuál iba a ser mi próximo movimiento, detenía su escritura y medio levantaba la vista, pero cuando la pillaba mirándome volvía a su tarea.

─ Bueno, no desayune, quiero un café extra cargado, extra negro, extra todo, y tal vez algo de fruta, por favor.

─ De acuerdo, y que desea la Señ…- inmediatamente la interrumpí y sonreí con malicia.

─ Nada, solo el café y la fruta para mí – su rostro se elevó con tanta rapidez que tuve miedo que se hiciera daño, me clavo su temible mirada y yo sonreía con más arrogancia. Se levantó de un salto de la silla y sacó de su bolso la notebook, casi corrió al sofá y se arrojó para sentarse con las piernas cruzadas sobre el mismo, colocó el aparato en las piernas y comenzó a teclear.

─ Sr. Cullen disculpe, pero ¿está seguro que no pido nada más? Es que…. bueno….. ella siempre pide Donas glaseadas y es la primera vez que no me ha dicho…- decidí terminar con la maldad para enfrentarme a la furia de la joven en mi sofá.

─ Liz, estoy totalmente seguro, solo el café y la fruta nada más. – recalque cada una de las sílabas mirándola con mi sonrisa triunfadora.

─ De acuerdo Sr. en unos minutos llevo el desayuno. – solté el altavoz y me estire en mi sillón cruzando mis manos sobre mi estómago, me giré y la observé, levantó la mirada unos segundos y me vio con furia. Solté una pequeña risa y volví a mi escritorio, revise mi agenda y me levante a empezar con el trabajo diario.

De reojo vi como me seguía con la mirada, y podía sentir sus ojos clavados en mi nuca, probablemente insultándome o deseándome que me cayera algún piano sobre la cabeza. Abrí la puerta de mi despacho y salí a encontrarme con Liz que estaba en su escritorio haciendo una llamada. Me acerque a ella y susurre cerca de su oído.

─ En media hora, llévale las donas y una chocolatada – sonreí y me gire para dirigirme a la sala de juntas, Liz dejo salir un pequeña carcajada.

─ ¿Pelearon otra vez? – me di media vuelta, y sonreí ante su pregunta, ella era fiel espectadora de cada una de las peleas llevadas a cabo en el cuadrilátero que era mi oficina.

─ Digamos que no está de acuerdo con mi interceder en cierta situación y se enfadó porque dice que soy terco, entonces decidió aplicarme la Ley del Hielo – me carcajee ante tal confesión, a veces era tan infantil, lo que era realmente raro en ella, pero me alegraba que aún conservara esas pequeñas betas, después de todo era lo más normal – no es la primera vez que me hace esto, ella sabe que odio cuando lo hace, pero que puedo decir…no me voy a dejar vencer.

─ Tiene razón. – afirmo Liz, sonriendo mientras bajaba la mirada.

─ ¿En qué precisamente? – y la observé, mientras levantaba el rostro y con mirada airosa y el ceño elevado me dijo sin preámbulos.

─ En lo terco. – bufé, y continué mi camino hacia la sala.

─ El desayuno Liz, en la sala, no lo olvides.

─ Claro que no Sr. Cullen. – escuche de fondo como se reía y yo solo sonreí ante la escena.

Lo sabía, era terco, por eso estoy en esta situación, pero necesito mi tiempo, tal vez 8 años más, porque en estos 8 que han pasado no he aplicado bien la teoría.

Abrí la puerta de la sala y comencé mi día.

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Limones – B.S POV

Respira.

Quite con fastidio mi bufanda, y la enrolle con furia en mi mochila.

─ ¿Por qué estás tan molesta? – dijo mi papá.No estaba molesta, estaba nerviosa, inquieta, expectante, furiosa con mi ropa, no logré encontrar nada que me quedara cómodo. Estaba llegando tarde, me había demorado demasiado en levantar, interiormente sabía que estaba haciendo lo imposible para atrasar el momento, pero los gritos de Charlie por la mañana, no me dejaron olvidar que día era hoy.

Cuando decidí darle espacio a mi madre para que viviera su nueva relación con su segundo esposo Phil, jamás había pensado en las consecuencias que ello implicaba. Regresar a Forks…Lugar que visitaba una vez cada miles de años para saludar a mi padre. Claramente no era mi lugar preferido en el mundo, mi altruismo me cegó por el momento, y olvide pensar que las consecuencias eran más desastrosas que el tener que escuchar a mi madre disfrutar de su intimidad con mi padrastro. Eso sí era más desastroso, pero mi estadía en Forks era casi igual de terrible. Y hoy era mi primer día de escuela, nuevo instituto, nuevos compañeros…..hiperventilando.

─ No estoy molesta – dije esquivando la mirada de Charlie.

─ Pues…..desde que saliste de la casa, has estado bufando y traes la peor cara de sufrimiento.

─ Es la única cara que siempre llevo y no estoy sufriendo – largué con molestia, si, estaba ligeramente molesta, pero no con él. La idea de verme en un ambiente nuevo, intentando adaptarme era realmente escalofriante. Es exasperante estar presentándote miles de veces, ponerte al escrutinio de adolescentes desquiciados, eso iba a ser dificultoso.

El Centro de atención….

Eso no era para mí, tal vez tendría que soportar unos días hasta que deje de ser la nueva y todo volviera a la rutina escolar.

─ ¡Claro! no estas molesta…- dijo con sarcasmo.

─ Papá, ¿puedes dejarme a unas cuadras del instituto?- prefería cambiar el tema para dejar mi fastidio de lado. Él se volteó violentamente y me miró con el interrogante clavado en la mirada.

─ ¿Qué? ¿Por qué? No, no, Isabella, no soy tonto, crees que no se eso que hacen ustedes, de bajarse antes para no ir y dejarme como idiota pensando que entraste como niña buena a tus clases. De ninguna manera, te llevo hasta la entrada y espero a que entres.

Lo mire con incredulidad, como podía pensar que yo iba a hacer eso, realmente me estaba insultando.

─ Papá por dios, tengo 17 años, como puedes pensar que me comportaría de esa manera, jamás he hecho algo así, por favor, no tengo 12, esas cosas ya no se hacen. No voy a comportarme como una adolescente caprichosa y rebelde, ¿realmente crees que haría algo así?

Esta vez mi cara denotaba furia, en serio no entendía como Charlie pensaba eso de mí, siempre fui muy aplicada en el colegio, nunca le di problemas, como podía creer que iba a escapar de clases, tendría que pensar que quiero escapar del dichoso pueblo, eso sería más lógico.

─…..en serio estas rebajando mi inteligencia Charlie, creí que me conocías, y realmente no me conoces.- me arrepentí de lo que dije en lo inmediato, porque el gesto de mi padre paso de melancolía a dolor, no teníamos la mejor relación padre-hija, compartíamos algunas llamadas por año, casi nunca elegía venir a visitarlo y él tampoco se acercaba a Phoenix, no nos caracterizábamos por ser muy cercanos.

─….papá, no es que quiera escapar del instituto o algo parecido, solo que realmente es bastante difícil para mí lograr adecuarme a nuevos lugares, y ni hablar de nuevas personas, y el que llegue mi primer día de clases en el coche patrulla no me hará más fácil las cosas. – en realidad quería pasar desapercibida, Charlie no me lo facilitaba.

─ ¿Te avergüenzas de ser la hija del Jefe de Policía? – ¿qué? ¿Por qué esta conversación estaba virando de objetivo?

─ Charlie ¿qué dices? Dios, no, no es eso, en serio tengo problemas para relacionarme con la gente, ya todo mundo sabe que Isabella Swan es la hija del Sheriff, simplemente no quiero ser el centro de atención el primer día, hoy no por favor,

─ De acuerdo,….yo lo siento, sé que tú no eres de hacer esas tonterías, pero bueno, a veces olvido que no eres una adolescente normal, y tiendo a pensar que en algún momento te comportarás como una irracional joven consumida por la hormonas,…..creo que vivo esperando verte tener alguno de esos arranques… – me dijo con gracia, mientras lo miraba con sorpresa, ¿él quería que me comportara mal?

─ Eso no sucederá papá, ¿vas a dejarme bajar antes? – pregunte, esperanzada de que decidiera dejarme a unas cuadras.

─ ¡Claro que no! Te llevaré hasta la puerta del instituto, como buen padre que soy, y te acompañare hasta la entrada para que no te sientas mal. – mis ojos no pudieron abrirse más, ¿estaba bromeando verdad? Jesucristo, esto estaba realmente mal, si no podía siquiera cumplir esto, entonces mi día definitivamente iba a empezar peor de lo que esperaba. Decidí no emitir palabra alguna, y voltee mi rostro a la ventana para ocultar la ira, mientras seguíamos en el trayecto al instituto, crucé mis brazos y presione fuertemente mis puños debajo de ambos. Entonces nos detuvimos.

─ Baja. – me quedé tiesa mirando la ventana, aún no habíamos llegado al colegio, entonces mire a Charlie para buscar una respuesta, el solo miraba al frente.

─ Baja ahora antes de que me arrepienta y te lleve de la mano hasta tu profesor. – sonreí, y me estire hacia el asiento trasero para tomar mi bolso, cuando voltee un auto plateado pasó a la velocidad de la luz muy cerca de la patrulla, y oí como papá resoplaba. Ambos nos quedamos mirando la carretera observando como el auto se adentraba al aparcamiento del edificio escolar.

─ Ese niño no volverá a conducir nunca más en su vida, estoy harto de él, si no fuera porque su padre paga siempre todas sus multas, lo encerraría en el calabozo hasta que cumpla 30 años.

Preferí ignorar el comentario, le di un beso en la mejilla, y bajé velozmente del coche patrulla. Al cerrar la puerta, él se acercó a la ventanilla.

─ Bella, en serio te deseo mucha suerte, ¡nos vemos en la noche!

─ Gracias papá, ¡nos vemos en la noche!

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Odio ser la nueva, odio esta ciudad, y sobre todo odio el estúpido charco que se me atravesó y se estampo en mi cara. ODIO FORKS!

Nota mental, mirarme en un espejo después de que el barro se haya chocado en mi cara, nunca más limpiarme con la manga de mi campera.

Los ojos de todos los alumnos del salón eran platos enormes y profundos. ¿Realmente podían abrir los ojos tan grandes? algún nervio se le podía cortar. Inevitablemente las risas estallaron y los susurros eran más parecidos a gritos ensordecedores. ¿Creían que era sorda? ¡Podía escucharlos a todos!

El salón estaba casi completo, algunos alumnos volteaban a verme, y otros simplemente susurraban por lo bajo. Baje la mirada para evitar toparme con el rostro de cualquiera de ellos escudriñándome. Intenté concentrarme en otra cosa y mire hacia la ventana, comenzó a llover, otra vez. Escuche varias risas, y giré mi rostro hacia el sitio del cual provenían, me daba curiosidad saber de qué podían llegar a reírse.

Eran tres chicas, riendo a carcajadas por algo que una de ellas había dicho, una se tapaba el rostro y la otra seguía diciéndole cosas al oído. Rodé los ojos, imaginaba de quien podían estarse riendo, lo confirmé cuando una de ellas me envió una mirada de sorna. Moví mi rostro hacia otra dirección, y una chica de cabello corto y oscuro me dio una sonrisa cálida. Sentí su sonrisa como verdadera, sincera, y le devolví el gesto.

Cuando creí que estaban yendo mejor las cosas, una demasiada perfecta voz, me hizo alzar la vista.

─ Disculpa, ¿eres nueva verdad?... – asentí levemente.

─ Lamento decirte que estas en mi lugar… – elevó su mano y sujeto su cabello.

Baje la mirada y apreté mis libros en la mesa. No me jodas, ¿podía ser más hermoso?

─ Bueno, no sé dónde haya otro lugar, pero yo necesito sentarme, ¿podrías… …..moverte…. – Levante mi rostro, ¿estaba tal vez nervioso? se escuchaba balbucear, y yo…..¿por qué demonios no decía nada?

─ ¡Per..perdón! ¡Perdón! – solté con tanto nerviosismo que no me di cuenta que elevé un poco mi voz más de lo normal.

─ Señorita Swan ¿verdad? … – el profesor bajo la mirada y corroboró en su lista – si….Señorita Swan, ¿tiene algún problema? – me quedo mirando con una ceja levantada y con las manos medio elevadas esperando mi respuesta.

Por supuesto yo no dije nada, estaba petrificada, todos me veían, tenía a alguien sumamente hermoso clavándome esas esmeraldas y mi cara…..¡Dios! olvide que mi cara aún tenía rastros de lodo, ¡Oh por dios!

Genial Bella, si había esperanzas de que te volviera a dirigir la palabra se acaban de ir al tacho junto con tu femineidad.

─ ¿Señorita Swan? Estoy esperando que se acomode. Encontró algún lugar o ¿desea que lo busque por usted?... Sr. Cullen, llega tarde, es la cuarta vez en el mes, ¿qué pasó ahora? ¿Cuál es la nueva excusa? – espetó el Profesor, medio me levante de mi asiento y apreté mis libros contra mi pecho.

─ Lo se Profesor lo siento, el Jefe Swan me retrasó unos minutos, le explique que tenía clases pero no me dejo moverme hasta terminar con su sermón del día. – al decir el apellido de mi padre me dedico una mirada de burla. Así que era este el conductor apresurado que nos rebasó a gran velocidad, al parecer no era novedad su comportamiento.

─ ¿La velocidad? Cuando va a aprender Sr. Cullen, no entiendo cómo sigue con su licencia.

─ Algunos tenemos suerte. – dijo con una sonrisa torcida. Separé mis labios y deje entrar todo el aire que podía, para terminar mordiéndome el labio inferior, mientras no le quitaba la mirada de encima. Si, era guapo, muy guapo, demasiado, y esa sonrisa torcida aumentaba más su belleza. Le di una escaneada rápida a su torso, deleitándome con la vista, y quedé sorprendida al mirar sus ojos verdes, hermosos, profundos. Tenía una mirada cautelosa, peligrosa, me escudriñó de arriba a abajo. Baje mi vista y me inquieté, moví los ojos rápidamente por mi banco, mojé mis labios y los mordía nerviosamente sin saber qué hacer, estaba incomodándome, era muy penetrante.

─ Algunos, tienen dinero. – ambos levantamos la mirada hacia un rubio sentado al frente del aula que lanzó el comentario, seguía de espaldas a nosotros. El chico de ojos verdes, frunció el ceño y lo miró con odio, su mandíbula se tensó rápidamente, esperé que dijera algo, pero se quedó en silencio lanzándole dagas con los ojos.

─ Newton, quiere guardar silencio, Señorita Swan entonces ¿encontró su lugar? – lo reprendió y se dirigió a mí con fastidio.

Decidí moverme del lugar, para buscar un nuevo asiento. Mire mis pies rogando que se movieran bien y que la torpeza no haga acto de presencia, me gire y le di la espalda al joven buscando en el suelo mi mochila, cuando por fin la encontré mi incline y la tomé. Uno de los extremos estaba siendo sujeto por las patas de la silla, tire con fuerza de él y para mi mala fortuna, mi trasero dio de lleno en el muslo del chico a mis espaldas. Rápidamente me erguí, y toque esa parte de mi anatomía.

Me sentí realmente descarada, ¿cómo diablos no recordé que estaba detrás de mí? Claramente podría haberse visto como una invitación sexual a….

Mi rostro era una preciosa cereza, imaginaba que el escarlata era un color demasiado claro para el que ahora predominaba en el mío.

─ ¡Vaya, no lleva ni 10 minutos en el aula y ya se te ofreció Edward!

No aguanté más el ardor de mi rostro, mire hacia delante y vi a la dueña de la divertidísima frase.

Hermosa, cuerpo perfecto, uñas largas y esculpidas, jeans de diseñador, camisa sumamente ajustada, cabello de publicidad, y unos profundos ojos azules. OH! OH! Ya se su respuesta a Miss Universo ¡QUIERO LA PAZ MUNDIAL!

─ Señorita Swan, quisiera poder empezar ya mi clase… ¿encontró su lugar? O ¿tengo que asignarle uno? – porque fastidiaba tanto, acaso ¿no entendía por lo que acababa de pasar?

Edward pasó velozmente por mi lado, ¡Oh si! ahora ya sabía su nombre, Edward, el nombre más hermoso de todo el mundo. Empujó su asiento y dejo su bolso a un lado de la silla, mientras se cruzaba de brazos y miraba hacia el frente de la clase. Seguía en estado de shock pero mi rostro ya empezaba a tomar su color natural entonces di una vuelta entera al salón buscando con la mirada un lugar libre, pero…

─ Bueno, ya que no hay más parejas, y solo quedas tú Edward, tendrás que hacer grupo con la Señorita Swan. – ¡No! con él no, por dios no, tiene que haber otro, por favor.

─ Profesor. – pregunto Edward, me voltee levemente a verlo, tenía el ceño fruncido, las manos entrelazadas en sus dedos y no parecía estar muy a gusto –…¿recuerda que le pedí por favor hacer el trabajo solo? – ¿me estaba rechazando? Oh claro Bella, ¡que esperabas! El tipo es perfecto.

─ Si, lo recuerdo claramente Edward, pero la Srta. Swan es nueva, y no creo conveniente dejarla sin compañero…- el seguía hablando y yo de reojo miraba a Edward que bufaba, realmente molesto con la situación. Pero ¿qué le pasaba? es decir ni siquiera había cruzado palabra con él para que me rechazara.

─ Profesor, si me permite, yo estaba en un curso adelantado de Biología en mi anterior escuela, no tengo problema en hacer mi trabajo sola. – ¿Por qué diablos dije eso?

Edward me miró, y enarcó una ceja, hizo una pequeña mueca y bufó por lo bajo.

─ De acuerdo Señorita Swan, si usted cree que esta realmente preparada para hacerlo sola, adelante, tome asiento en el banco de atrás.- asentí y mi dirigí hacia mi sitio.

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Camine hasta el estacionamiento, llegue hasta un de los autos estacionados, me gire mientras me recostaba en la puerta del copiloto, mire hacia el cielo, gris, asqueroso, húmedo, horrible, odiaba tanto este lugar. Mis ojos se llenaron de lágrimas, los cerré fuertemente, y deje que dos lágrimas rodaran por mis mejillas. ¿Por qué lloraba? Había aceptado hacer esto por René, deseaba verla feliz y que disfrutara de su matrimonio. La había visto día tras día emocionada con su nueva relación, llevaba años con Phil y se veían realmente seguros y estables. Me alegré mucho cuando la noticia de su casamiento me sorprendió, esta vez ella se veía realmente segura de su decisión. Ya solo me quedaba un año para terminar el bachillerato, no creí que sacrificar un año de la comodidad que disfrutaba en Phoenix fuera tan complicado de afrontar. Este era solo el primer día, y sentía una aversión inmensa por el lugar. Supongo que es normal, tenía 48 horas en Forks, me iba a costar un poco más de lo que pensé. ¿Qué tan difícil podría ser vivir en un pueblo casi muerto? ¿Y Charlie? Él no era complicado, me dejaba ser….solo que había que trabajar más la relación. Era totalmente manejable. Claro que podía con esto, necesitaba darme valor.

Cuando abrí los ojos delante de mi tenía al mismo chico de Biología parado en la puerta del conductor del auto plateado, que resultaba ser el mismo que había elegido para recostarme y descansar, maldita sea mi suerte! Jamás podría olvidarme de su rostro, tenía unos hermosos ojos esmeraldas tan profundos y brillantes, su mirada era sospechosa. Me alejé del coche como si me quemara, observó mi rostro unos segundos, y se detuvo en alguna parte de él, recordé que estaba llorando previo a su llegada, seguramente veía las lágrimas secándose en mi mejilla. Pase mis manos con desesperación por mi rostro quitando cualquier rastro, di unos pasos hacia atrás alejándome del auto, dándole espacio para que arrancara. El seguía inmóvil observándome, abrió sus labios con intención de decir algo, pero terminó siendo solo una simple inspiración de aire.

Ceño fruncido, labios rectos, parecía enfadado, en serio ¿qué le pasaba a este chico? se metió en su auto, arranco y desapareció de manera bestial pisando el acelerador a toda máquina.

─ ¡Fue un gusto también… – medio susurre, medio hable –….idiota!

─ Generalmente sí. – me asusté y giré velozmente, busque la voz aguda que provenía a mis espaldas, y me maraville con la vista. Una hermosa joven de cabello oscuro, me miraba con ojos brillosos y una resplandeciente sonrisa. Creí reconocer esos ojos, ¿ya la había visto? Sentía que sí, no recordaba de donde, pero luego me enfoque en quien la acompañaba. Un muchacho alto, rubio, no muy musculoso, con semblante serio, y rostro cálido. Muy guapo, pero al parecer, ocupado, ya que sus manos estaban entrelazadas.

─ El que se fue…..es mi hermano. – soltó de repente, y yo quise morirme, que la tierra me absorbiera y me escupiera hasta la vía láctea ida y vuelta muchas veces.

─ Yo….yolosiento – lancé como estúpida sin siquiera separar las palabras –…de verdad no fue mi intención… – pero no me dejo terminar.

─ Hey hey hey no te preocupes…. – me dijo exaltada mientras se acercaba a mí y tomaba mis manos, el joven detrás de ella me miraba con una sonrisa amable –…mi hermano es idiota casi todo el tiempo, eres inteligente si lo notaste con solo interactuar unos minutos.

Yo sonreí a lo que me dijo, y empecé a sentirme cómoda, su voz era dulce y me sentía totalmente relajada después de su confesión.

─ Estaba en clase de Biología hoy, bueno….. estábamos… – se giró y miro al joven que sonrió ni bien sus miradas se encontraron, se notaba que algo había entre ellos, entonces de ahí la conocía, era la joven que me regalo la sonrisa amable a la cual correspondí –…él es mi novio Jasper.

─ Hola…. ¿Isabella? ¿Verdad? – asentí levemente y estrechamos nuestras manos – un placer, Bienvenida a Forks!

Si claro, ¡bienvenida! Pensé con sarcasmo, recordando las ganas infinitas que me invadían de largarme de ese lugar.

─ Gracias, disculpen, los vi en clase, no los recordé, lo siento.

─ ¡Oh! Está bien, no hay problema, de todas formas nosotros te vimos llegar, con el lodo y todo – su carcajada me hizo hacer una mueca de disgusto y cruzar mis brazos delante de mi pecho –… lo siento no era mi intención bromear, pero en serio ¿qué te pasó?

─ Bueno, digamos que hoy un charco de lodo, decidió enfrentarse en mi camino, estaba enojado con la vida, porque no pudo ser río y se desquito en mi cara – Jasper sonrió y estrecho a su novia de la cintura. Mientras ella ahogaba su risa en el hombro del joven.

─ ¡Oh! ¡Diablos perdón! No me he presentado – se soltó rápidamente de su novio y me dio un abrazo, fue realmente cálido, no sabía si estrecharla también o simplemente quedarme quieta. Decidí estrecharla también para que no pensara mal de mí. – Soy Alice, Alice Cullen, la hermana menor del idiota.

Y volvió a carcajearse, yo reí con ella recordando como lo había llamado a Edward. Alice Cullen, que diferentes… pero ahora sabía de donde había reconocido esos ojos verdes. Ya tenía grabado algo en mi primer día de clases.

Los ojos de Edward Cullen.

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Dos semanas

Dos terribles semanas, en la preparatoria de Forks, chocando, cayendo, escuchando las risas, las miradas lascivas, una total mierda.

Pero gracias a Alice y a Jasper todo se hacía más llevadero, desde aquel día en el aparcamiento, me trataron muy bien, me acompañaban a clases, se sentaban a la hora del almuerzo conmigo, no me sentía para nada sola. Alice era genial y Jasper parecía un buen amigo, hablábamos de todo, sobre nuestras familias, nuestra vida social, bueno…. "Su" vida social, porque la mía no existía.

Pero eso sí, jamás Alice mencionaba a su hermano Edward, eso me inquietaba, cuando hablaba de su familia solo mencionaba a un hermano mayor llamado Emmet. Pero de Edward…nada. No es que yo esté buscando información del chico de ojos esmeraldas, pero realmente me llamaba la atención el que Alice lo omitiera de todas sus historias.

En los últimos días, una pareja de novios, Ángela y Ben, también se sumaron a nuestros almuerzos. Ambos eran agradables, y congeniaba muy bien con Ángela, era reservada y podía identificarme con ella en muchas cosas. Alice era genial, pero un torbellino de personalidad, que no podía empalarse con la mía.

Estábamos los 5 sentados en una mesa redonda con nuestros almuerzos, cuando sentí a alguien sentarse junto a mí.

Él, Edward, junto a mí, pero no mirándome precisamente a mí. Deje de respirar para observarlo detenidamente a tan corta distancia.

─ ¿Quién mierda te dejo tocar mí auto? – Se dirigió a su hermana con todo el odio explotando por su rostro – vas a pagar por la reparación lo juro.

─ Edward cálmate, fue un accidente de verdad, solo quería correrlo del camino para sacar mi Porsche, se descontroló…no quise estropear tu auto, perdón… – Alice lloraba en la mesa, con las manos en su rostro mientras Jasper acaricia su pelo y le dirigía la peor de las miradas a su cuñado.

─ Te pasaste Edward, yo estuve ahí, fue sin querer, ella no tenía intención de estropear tu adorado Volvo. – le escupió Jasper.

─ Cállate Jasper esto es entre mi hermana y yo… podías haber esperado que me despertara para sacarlo, ¿a donde mierda querías llegar con tanta prisa?, ¿porque decidiste chocar mi auto? Contéstame Alice, ¿tienes que ser tan estúpida siempre?

Me hervía la sangre, como podía hablarle así, ella no paraba de llorar, y él…..Él era un idiota, lo acababa de corroborar una vez más. Decidí interceder.

─ ¡Hey! ¡Creo que te estás pasando! – la mirada que me envió me hizo erizar la piel, pero no me aplaque y continué – ya te pidió disculpas ¿que más quieres?

─ ¿Disculpa? ¿Quién demonios eres tú? Y ¿por qué mierda te estas metiendo en algo que no te incumbe en lo absoluto? – empezaba a temblar, era realmente intimidante y su voz no perdía fuerza.

─ Solo digo que no vale la pena que la trates así, ya te pidió disculpas, estas dando un espectáculo delante de todos. No seas idiota ¿quieres? – creo que ya estaba perdiendo los estribos, genial Bella, ¿desde cuando contestas tan ofuscadamente?

─ ¡Oh sí! Ya recuerdo quien eres tú, Isabella Swan ¿verdad?, genial, no solo tengo que lidiar con el estúpido Jefe, sino que ahora envió a su hija para fastidiarme la estadía en el instituto. Si puedo con él, tú eres mucho más insignificante, hazme y hazte un favor ¡no te metas en mis asuntos! – escupió con furia en mi rostro, no me molesté por lo que decía de mi padre, era un verdadero imbécil, tal vez no tendría que haberme inmiscuido pero no iba a aplacarme tan fácil, ¿quién se creía? Respiré profundo y me preparé para contestarle.

─ Bella, no… – le hice un gesto a Alice para que no se preocupara y continué. Me pare en mi lugar para encararlo.

─ En serio, ¿a quién le quieres demostrar tu valentía? – un jalón de la muñeca me saco a rastras del comedor, de lejos escuche las voces de Alice y Jasper llamarme.

Acción, Reacción.

Huye Bella, huye.

Toda mi valentía se estaba esfumando rápidamente.

─ ¿Qué mierda te pasa? suéltame. ¡Suéltame! He dicho que me sueltes idiota. – nos dirigió hacia la salida del instituto por la puerta trasera. A rastras, al llegar a las afueras, me lanzó hacia los jardines del Instituto.

─ ¿Qué mierda quieres? ¿Por qué te metes en donde nadie te llama? No te tengo miedo por ser la hija del Jefe. – sus ojos estaban oscuros de odio, froté mi muñeca adolorida por el arrastre.

─ No te creas tan importante. Es solo que no me gusto como la trataste delante de todos, no hacía falta dar ese espectáculo. Ella te pidió disculpas y aun así seguiste maltratándola. Y olvídate que soy la hija del Jefe, no deseo que me trates diferente por eso. No necesito privilegios. – me quede mirándolo de reojo para esperar una respuesta mucho peor, alternaba entre sus ojos y mi brazo adolorido. Parecía estar procesando lo que le había dicho. Tomo una profunda respiración y contesto.

─ Está bien, ahora dime, ¿por qué mierda te importa mi hermana? tienes menos días en Forks que el sol en el pueblo.

No tenía dudas de mi respuesta, Alice era una buena persona, y sin ninguna obligación, me dio la mano y permitió que mi estadía en el Instituto de Forks fuera menos desagradable de lo que lo fue el primer día. Ella era amable, desinteresada y sincera, deseaba encontrar la manera de retribuirle.

─ Porque se ha ganado mi amistad, es una buena amiga, y me ha ayudado mucho desde que llegue a Forks. – suspire pesadamente y me di vuelta Dándole la espalda.

¿Porque tenía miedo de su reacción? Aún de espaldas podía percibir los movimientos nerviosos que seguro estaba realizando, lo escuche bufar un par de veces, y me tense cuando sus pasos se acercaron a mí.

¿Iba a golpearme? ¿Insultarme?

─ Escúchame, no se quien mierda eres, ni me interesa conocerte, no me gusta que se metan en mis asuntos. – giro mi cuerpo con brusquedad tomándome del antebrazo y clavó sus hermosos ojos en los míos, a centímetros de mi rostro -… ¿me escuchaste? – me sujetaba con mucha fuerza y remarco las últimas palabras con voz fuerte.

─ Eres un idiota – escupí en su rostro, con todo mi desprecio.

¿Quién diablos se creía que era para dirigirse a mí con tanta prepotencia?

Su vida debería ser un total desastre para tener semejante personalidad.

─ Realmente no me importa. – me soltó bruscamente haciéndome caer en la hierba, mojándome el trasero con el agua de lluvia acumulada en el césped. Coloqué mis manos a un lado de mis caderas impulsándome para levantarme del suelo, mientras desaparecía del jardín para adentrarse al patio contiguo del instituto.

Realmente era un hombre hermoso, pero ¿qué mierda sucedía con él? Su personalidad era detestable, la maravilla que me había envuelto ese primer día cuando lo conocí, se había ido por el mismo caño de donde él provenía, caño de desechos.

Lo observé de lejos mientras veía como prendía un cigarrillo y se iba dando grandes zancadas al estacionamiento. Me observó una última vez, con rostro enfurecido, absorbiendo con mucho ímpetu su cigarro.

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Manzanas – E.C POV

─ No tuviste que llamar a la policía, bomberos, defensa civil, ¿algo? – le pregunte a Liz acercándome a la puerta de mi despacho, y plantándome delante de su escritorio. Ella me sonrió, y removió un poco sus papeles mientras buscaba algo en ellos.

─ Claro que no, le lleve el desayuno, corrió desesperadamente a las donas cuando se las deje en la mesa – yo reía por lo bajo, sabía que disfrutaba tanto comer esos dulces, ahora tenía que continuar con mi maldad, Liz tenía que ayudarme a triunfar en mi plan.

─ Voy a hacerme el sorprendido, tu solo actúa como si no entendieras nada, no voy a ser agradable, así que lo siento por eso – dije levemente apenado, Liz era extraordinaria, Ella sabía soportar todas mis locuras y discusiones sin juzgarme. Amaba de ella que siempre fuera tan fiel a su personalidad y no tuviera miedo de decirme lo que pensara solo por ser mi empleada

─….en una hora tal vez se vaya, no estoy seguro, pero probablemente llame Esme, tengo exactamente ese tiempo para jugar mis últimas cartas y hacerla hablar – me acerque a Liz, tenía la perfecta actitud de niño travieso y taimado tramando la peor de las travesuras.

─ ¡Ja! Yo no creo que sea tan fácil, tiene mucho carácter y no se deja vencer tan fácil. – afirmo ella. Y vaya si estaba en lo cierto, yo lidiaba día a día con ella, sabía lo temible que podía ser, aunque tuviera los ojitos chocolates y la mirada de cachorro atropellado más hermosa del mundo. Era de temer, pero nada muy complicado de sobrellevar.

Con el tiempo aprendí trucos, palabras, gestos y movimientos que sabía que la desarmaban, pero no podía jugar esas cartas, hoy la situación era más difícil, tenía que jugar un poco más sucio.

Le di mi mejor sonrisa torcida a Liz, asumiendo que tenía todo fríamente calculado, gire mi cuerpo y sostuve el picaporte de mi oficina mientras practicaba mi cara de enojo frente a la madera terciada de la puerta. Liz reía detrás de mí, sí, ¡siempre quise ser actor! Algo más para infartar a mi familia, definitivamente hoy tenía que desempeñar mi mejor papel.

Me adentré a la oficina, y cerré de un portazo, por el rabillo del ojo la vi sobresaltarse, caminé dando grandes zancadas hasta mi escritorio sin siquiera levantar mi rostro y mirar en su dirección. Sabía que me estaba mirando, sentía sus ojitos clavados en mí. Decidí comenzar con el teatro.

Mire en su dirección, y pase la vista por la mesa central que se encontraba entre los sillones de mi oficina a mi izquierda. Ahí estaba todo el desayuno a medio terminar que le había pedido a Liz traer para ella. Tome aire sonoramente y me acerqué a ella.

─ ¿De dónde sacaste todo eso? – le hable con el peor tono de enojo que podía sacar, ¡eso Edward muy enojado, saca el sonido más varonil que tengas. Su cara no tenía desperdicio, miro a todos lados, encogiéndose en el sofá, apretando sus piernas contra su pecho con sus manos. Parecía que iba a hacerse un bollito en el mismo asiento.

¡Ay! Inmediatamente pensé en ella, exactamente iguales.

Quise sonreír al recordar eso, pero tenía que mantener mi actitud. Levanté una ceja exigiéndole una respuesta, ya sabía que no iba a emitir sonido alguno. Decidí poner en funcionamiento la continuación de mi plan. Resople, y metí mis manos en los bolsillos de mi pantalón, mirándola con mucho enojo, entonces con todas mis fuerzas grite por su nombre.

─ ¡LIZ! LIZ VEN AQUÍ INMEDIATAMENTE! – note como se sobresaltó y soltó sus piernas para extenderlas fuera del sillón. ¡Si! Sabía que esto tenía que funcionar. Me miró asustada, como pidiéndome que no hiciese nada. Pero ¡no! Yo iba a demostrarle que podía ganar esta batalla.

─ ¡LIZ! ¿QUÉ HACES QUE NO VIENES AQUÍ, AHORA? – volví a gritar dirigiendo la mirada a la puerta, cuando la vi asomarse débilmente. Tenía cara de susto y preocupación. ¡Ja! Éramos dos los buenos actores, sí que sabía desempeñar su papel. Terminó por entrar al despacho, mientras alternaba su mirada entre ella y yo, se acercó a mí con paso temeroso y hablo.

─ ¿Si Sr. Cullen? – estaba divirtiéndome a lo grande con esta payasada, que bueno que tenía estos momentos en la oficina para bromear, si ella no estuviera aquí, de seguro mi trabajo sería más tedioso, deseaba que pasara todas las mañana a mi lado, amaba verla hacer cualquier cosa con tal de acompañarme. Se aburría lo sabía, pero de igual manera insistía en pasar tiempo conmigo.

Tenía la mirada preocupada y desesperada, miraba a Liz con súplica, y sujetaba con fuerza el borde del sillón con las manos a cada lado de sus muslos. Odiaba que vistiera jeans a su edad y tan entallados como los llevaba, consideraba realmente innecesario que tuviera actitud de joven adolescente, sobre todo cuando no lo era en lo absoluto. Se acomodó en su lugar y me miró detenidamente, ¿con furia? Si, definitivamente era con furia.

Decidí continuar con el plan, quite las manos de mis bolsillos y me posicione delante de Liz. Ella era una señora adulta que no pasaba los 55 años de edad, pequeña, delgada con el cabello hasta los hombros y sumamente ondulado de un color rojo cobrizo. Siempre tan perfecta con sus trajes ajustados y sobrios, tacones medios, carteras brillantes y hermosas, siempre renovadas de acuerdo a la estación. Alice seguramente había aportado en su vestimenta, estimaba mucho a Liz, y siempre la molestaba en horario laboral para hacerle cualquier acotación sin importancia sobre su atuendo o lo que sea que pase por la cabeza de mi hermana. A veces me sacaba de quicio que molestara tanto a mi secretaria, realmente necesitaba a Liz y en varias oportunidades, me encontré discutiendo con mi hermana por la atención de mi asistente.

─ Claramente hoy en la mañana pedí mi desayuno, ¿estoy en lo cierto? – vi como Liz asintió con pánico en su rostro – … pero de lo que estoy totalmente seguro es de que jamás hice tal pedido – y señale la mesa del centro donde estaba el desayuno a medio terminar – …¿tienes algo que decir sobre eso? – enarque una ceja y demostré mi perfecta actuación de hombre ofuscado. Liz se frotaba las manos a mitad de su cuerpo, sumamente nerviosa, miraba la mesa y luego miraba el suelo, bajaba la mirada con culpa, y se movía en su lugar inquieta. ¡Vaya que era buena actriz!

─ Lo siento Sr. Cullen, me tome el atrevimiento de traerle el desayuno a la Señorita,….pensé que tal vez tendría hambre…porque bueno era temprano…..y generalmente desayunan en la oficina…..yo…disculpe…. – hice un gesto de incredulidad, y resople fuertemente, esto iba a doler.

─ ¿Tú te tomaste el atrevimiento?... ¿Dispusiste una orden que tú sola demandaste? Creo saber perfectamente quien es la empleada y quien esel jefe – afirme con vehemencia – …y por si no lo sabías tu eres la empleada…..esto realmente es….no puedo creerlo Elizabeth…tu comportamiento…estoy totalmente decepcionado de ti – puse mi mejor cara de decepción y la observé. Allí en el sofá, ella pasaba su mirada entre nosotros con el rostro totalmente compungido, ya me estaba apretando el corazón verla así, tampoco quería que sufriera, aceleré el plan. No iba soportar verla sufrir o llorar, lo que era peor, se me estrujaba el pecho de imaginarme su rostro en lágrimas.

─ Esto lo voy a tener en cuenta el día de tu pago Elizabeth, realmente estoy muy enojado, creí que se me respetaba en esta empresa, no imagine que me desautorizaras de esta manera. ¡No puedo creerlo! ¿Qué más haces sin mi autorización? – elevé mi manos con disgusto y vi como Liz medio sonreía de costado –...es increíble, ¿qué sigue mañana, harás una fiesta en mi ausencia y brindaras sobre mi escritorio? – en un movimiento rápido vi como ella se levantó del sofá y corrió Hacia Liz, la tomo de la mano y me lanzó la mirada más terrorífica que tenía. Me miraba con odio, furia, ira, ¡ja! Ya sabía de donde era eso, Cullen, solo eso pensaba, y como tal, sabía de memoria como enfrentar esas miradas.

─ Yo…lo…lo siento Sr.…lo siento mucho, no quise desautorizarlo, es que pensé en ella….yo pensé que tenía hambre…..entonces – decidí cortarla y continué con lucimiento.

─ Tu no pensaste Elizabeth, si lo hubieras hecho, tu inteligencia habría hecho acto de presencia, ¡pero no! Error, decidiste actuar como tú querías, y pasaste por encima mi palabra… – me gire exasperado dirigiéndome a mi escritorio, tomé asiento y me recosté en el sillón de cuero.

─….puedes irte Liz, no quiero verte.

─ Discúlpeme nuevamente Sr. Cullen, le prometo no volverá a suceder…voy a continuar con mi trabajo.

─ ¿Perdón?...No, no escuchaste bien Liz, no te quiero ver…..eso significa que tomes tus cosas y te vayas a tu casa, ya pensaré luego si vuelvo a llamarte para que te reincorpores… – mientras terminaba de pronunciar esas palabras, ella me miró con ojos llameantes, podía imaginarme qué cosas me estaba dedicando en su linda cabecita. Así que solo reitere aún más mi último discurso para dejar clara mi postura y ver crecer la ira en su interior –….sólo retírate y en la semana hablamos, te llamaré luego.

─ Pero Sr. ¿Y el trabajo? ¿la agenda semanal? hay muchas cosas para hacer…yo….en serio lo siento….no quise desautorizar su…

─ Elizabeth por favor no me hagas perder la paciencia, retírate en este mismo instante, mientras considero llamarte en la semana o te retiras con los guardias a la fuerza y con tu telegrama de despido. – era malo, lo sabía, estaba jugando realmente sucio, pero ya estaba cansado de su actitud, llevábamos unas 2 semanas juntos oficialmente y solos. De las cuáles una de ellas, había sido un total martirio sin escuchar su voz, por ese tonto enojo. Era jugar el todo por el todo, solo tenía que decir algo y ¡listo! Se terminaba su jueguito, ella sabía que si pronunciaba una palabra el juego se terminaba y tenía que enfrentarme con palabras, mas no con silencios.

─ Por favor Elizabeth, ya sabes dónde está la puerta…terminemos las cosas de buena manera. – Levante la mano señalándole la salida. Asintió y se soltó de su mano para girarse y caminar hacia la salida. Observé como miraba caminar a Liz y sus manos apretadas en puños a sus costados me demostraban la encrucijada en la que se encontraba. Ella quería interceder, siempre lo hacía, siempre opinaba, y le molestaba seriamente el no poder hacerlo libremente, esa estúpida Ley le estaba dificultando su accionar.

─ NO! – gritó.

Me maraville con su única palabra, ¡Si! ¡POR FIN! Gané. Erguí mi cuerpo en la silla y me quede mirándola con las cejas levantadas y una sonrisa triunfadora en mi rostro. Liz inmediatamente se giró y me regalo una media sonrisa.

─ Retírate Elizabeth. – esbocé una mueca burlona, mientras me acomodaba en mi sitio y me preparaba para la batalla.

Liz salió a prisa de la oficina. Entonces ella se acercó a mi escritorio y pateó la silla que estaba en frente. Además de tener carácter, a veces se ponía ligeramente violenta, pero ninguna de sus actitudes me infundaban temor, le quitaría esos berrinches en pocos días.

─ Aquí tus berrinches no me conmueven, así que deja de patear las cosas en mi oficina, y compórtate. – Ahora si le hablaba en serio, esos ataques no me causaban ninguna gracia –….y por si no lo sabes, acabas de perder, así que empieza a hablar en lugar de ocultarte en el silencio. – acerque mi silla aún más al escritorio mientras ella lo rodeaba y se paraba a mi costado. Decidí ignorarla, no le temía, ella esperaba que rogara por sus palabras, y yo no era Isabella Swan.

─ ¿Por qué hiciste eso? ella no tiene nada que ver con nuestras peleas. – gire mi silla y la mire a los ojos. La tome de la cintura y la acerque a mi cuerpo, sentándola en mi regazo, me acerque a su oído con la intención de susurrarle. La sentí totalmente rígida en mis brazos, la tome por sorpresa, estaba bastante reticente a mi contacto.

─ No voy a hacerle nada, no te enojes tanto…. – y relajo su cuerpo, se dejó caer naturalmente entre mis brazos y suspiro profundamente. El sonido del intercomunicador me sorprendió y recibí la llamada de Liz.

Sr. Cullen, la señora esta en planta baja esperando, dice que tiene prisa y no puede subir, pero que la espera en el auto.

─ De acuerdo Liz, dile a Esme que enseguida baja – corte la llamada, acerque mi rostro a su cabello, llenando mis pulmones de su hermosa fragancia a fresas, la estreche por la cintura, y ella dejo caer su cuerpo en mi pecho, mientras colocaba sus manos sobre las mías, acarició mi anillo del dedo anular, lo observó y giró varias veces.

─ Te extrañé – soltó de repente, volteo su rostro para encontrar mi mirada, la gire para que quedáramos frente a frente, descanse mis manos en su cintura. Ella poso las suyas en mis mejillas, cerré los ojos y me deje llevar por la calidez de su piel, su olor, su tacto todo era igual a ella.

─ Esme te está esperando, date prisa. – embelesado, la estreché con mucha fuerza, hundí mi rostro en su cuello, y deposite un beso en su hombro, y otro muy sonoro en su mejilla. Ella se apartó un poco de mi pecho, y lleno mi rostro de besos húmedos, para terminar con uno muy pequeño en mi nariz. Y sonrió junto con una carcajada, ¡dios! Amaba tanto escucharla reír, era tan preciosa.

Se bajó de mi regazo, y comenzó a juntar sus pertenencias, me levante y la ayude a colocar su cuaderno en el bolso junto a su portátil.

─ ¿Vienes por mi después? – pregunto, mientras se colgaba el bolso al hombro.

─ Esta bien, dile a Carlisle que paso a buscarte más tarde, no es necesario que te traiga – Asintió, y se dirigió a la puerta, me quedé viéndola caminar con pasos cortos, unos metros antes de irse, volteó a verme y soltó.

─ Te amo.

Me regalo su hermosa sonrisa torcida y me quedo viendo con ojitos brillantes.

Me quedé estático, ella nunca me había dicho algo así, solía decirme que me quería mucho, y algunas veces, que me quería mucho mucho mucho, pero nunca que me amaba, luego pensé. ¡Claro! Ya sé porque. ¡Que idiota!

¿Era tan difícil decir algo así? Yo tenía muchos temores con esas palabras, pero con ella estaba seguro que no había problema, la amaba mucho más que a mi propia vida, solo era ella y nada más en mi mundo, bueno…ellas. Claro que la amaba, todos los días en mi mente recalcaba cuanto la amaba. No tenía que pensarlo demasiado, era ella…con ella era todo más fácil, bueno…..no sumamente fácil pero si un poco más sencillo. No había porque temer, siempre me amaría y yo siempre la amaría.

─ ¡Yo también te amo!...ve, te esperan abajo. – asintió y me lanzó un beso en el aire, salió corriendo del despacho. Mi mirada se perdió en la madera de la puerta y recordé algo que tenía en mi escritorio, al cual le agradecía cada vez que la miraba.

Me senté nuevamente y mire a la derecha de mi portátil.

- ¡Te amo...gracias, ella es perfecta!

Me sobresalte al escuchar mi móvil sonar y lo saque de mi bolsillo, mire la pantalla, y fruncí mi ceño, esto iba a ser difícil, sabía de donde venía la llamada aunque no reconociera el número, identificaba la característica. Tome el puente de mi nariz, pase mi mano un par de veces por mi cabello, suspire y contesté.

No alcancé a saludar cuando ya escuche su voz atacarme.

¿COMO ESTÁ?


Hola :) Bueno este es mi primer fic, decidí escribir porq amo leer fics y me dieron muchas ganas de crear mi propia historia, no se si llegará a ser del agrado de todos, pero les aseguro q es un escape artístico q necesitaba y si entretiene y gusta mucho mejor. Esto es genial, aún tengo mis dudas al atreverme a subir algo q escribo, es realmente muy personal, pero bueno me insitaron a hacerlo y aca estoy, publicando mi primer capítulo. Ojala les guste y sino bueno les recomendaré otras historias jajajaja : D... Tengo varios caps en puerta pero bueno, veremos como aceptan mi historia. Simplificando, yo solo escribo sobre amor y amor y amor y mucho drama, por supuesto con mi pareja favorita ! Quiero agradecer a Pam q me enseño como es todo esto de FF para subir una historia y a mis amigas Vale y Noris q me apoyaron a seguir con esto y leyeron mi historia y me incentivan a mas ! Gracias ! Bueno nos vemos en 2 semanas maso menos, es el tiempo q me voy a tomar para escribir mas y mas! Chaito ! Morditas !