AEra un nuevo día en París, la ciudad de las luces, aunque también mal denominada "la ciudad del amor". Y eso era algo que Félix le molestaba desde lo más profundo de su corazón, odiaba que la gente dijera "Vamos ¿cómo no amas a nadie? Esta es la ciudad del amor". No, no y no, nunca aceptaría que denominaran a su querida ciudad de aquella forma.

A lo lejos escuchó a los ruidosos de sus compañeros de clases, en donde se encontraba su acosadora número uno, Bridgette Dupain-Cheng. La odiaba por ser una tonta, ingenua y amante del romanticismo barato.

-Vamos, Brid, deberías conseguirte un novio, estamos en la ciudad del amor- al escuchar eso, Félix quería golpear al idiota que dijo eso, giró su cabeza disimuladamente para escuchar la respuesta de la azabache.

-No, te equivocas- respondió mirando al cielo, con una sonrisa encantadora.

-¿A qué te refieres?-

-París no es la ciudad del amor, es la ciudad de las luces. Venecia es la ciudad del amor y nosotros no estamos en Venecia. Así que es imposible que me consiga un novio- terminó de explicar. El rubio se sorprendió y anoto en una pequeña libreta que ese día su acosadora había dicho algo inteligente, a veces la azache podría ser interesante. Félix quería saber cómo lo sabía, pero Claude se le adelantó.

-¿Cómo lo sabes?-

-Ah...- todos se encontraban expectantes ante la respuesta de Bridgette -Es que el otro día lo vi en las portadas de los cuadernos, porque ese es el tema de este año- todos soltaron un carcajada. Típico de ella, Félix quería golpearse por tener una esperanza sobre la inteligencia de la muchachita. Soltó un suspiro y tachó lo que había escrito en la pequeña libreta.

-Aunque yo soy el tonto que busca algo de ella-

Después de todo, para Félix, París no era la ciudad del amor y Bridgette no era la persona más inteligente del mundo.

Aclaraciones: París si es la ciudad del amor, al igual que varias, como Venecia, Roma, Agrá, entre otras. Sólo quiero aclarar que no es la única.