― ¿En qué piensas? ―

La había escuchado con dificultad puesto que las gotas gruesas de la lluvia de verano golpeaban contra el techo de chapa.

Cambió el peso de su pierna derecha a la izquierda, que a esa altura de su vida dolía menos por ciertas y claras circunstancias de su pasado. Se remojó los labios pero continuó sintiendolos secos, volvió a hacerlo y seguro de que no se agrietarían, respondió:

― A mamá le hubiese gustado ―

Con los brazos cruzados, ella se colocó a su altura y con muchos menos centímetros que él, espetó:

― ¿No era que mamá odiaba la humedad?

― En contraparte, le gustaba la lluvia ― expresó rápidamente.

Su hermana no se movió, no dijo nada.

― Cuando vivíamos en King County ― absurdo sería agregar en la época en que los muertos no caminaban ―. Teníamos una ventana gigantesca en la parte de atrás, que daba al jardín ― en su cabeza, buscaba las mejores palabras relacionadas con las mejores imágenes que tenía en el archivo del recuerdo de su memoria― .En las tardes de lluvía, cuando tenía tiempo, lo pasaba allí.

― Parece la escena de un libro ―

― Lo era en cierta forma ― respondió sin emoción alguna. La joven no era ducha a las cursilerías, se le notaba y él...en realidad tampoco. Pero aquello formaba parte de lo que una vez había sido y en definitiva, le pertenecía.

― ¿Ésta nostalgia no tendrá que ver con la llegada de los nuevos?

Permaneció en silencio lo suficiente como para escuchar el trueno distante que había visto nacer como rayo segundos antes.

― Se parece mucho, físicamente ― se pasó la mano libre por el cabello desordenandolo recordando la figura de la única mujer adulta de los recién llegados ―. Aunque su cabello tiraba más a castaño, no tanto a pelirrojo.

Ella permaneció con los brazos cruzados sobre el pecho pero conociéndola, por el ceño fruncido y la leve inclinación de su cabeza hacia la derecha, estaba tratando de juntar las piezas para crear la perfecta imagen mental.

― No era muy alta ―

Carl rió soltando el aire que retenía sus pulmones.

― No, no tanto ―

Tras un nuevo trueno el granizo no se hizo esperar y el ruido que hacía al chocar contra la superficie de aquel modesto cobertizo impedía cualquier tipo de conversación que no fuese a los gritos. Y Carl la conocía muy bien, a Judith no le gustaba gritar. Para ella lo mejor eran los derechazos bien puestos.

La miró.

Bien, eso era todo.

― Te están buscando ― el viaje por el mundo de los recuerdos había terminado y era hora de regresar a la realidad. Carl se rascó la cabeza ―. Shelly tiene dudas de cómo repartir las vigas en las rejas traseras.

Asintió.

El aguacero comenzó a bajar de intensidad por lo que los hermanos se arriesgaron a correr hasta el edificio central y al poner la mano sobre la puerta principal, Judith se giró agitada por la carrera.

― ¿La extrañas?

La peculiar manera en que los ojos de Carl brillaron fueron la respuesta justa a la pregunta espontánea.

Sonrió levemente y él abrió la puerta, cediéndole el paso.

Ambos entraron sin decir más dejando bajo la lluvia de verano, tras la pesada puerta, el pequeño trozo de intimidad que se permitían de vez en cuando.


El corto salió por tres razones: Estuve leyendo a Hotarubi, también a Ekhi y por alguna razón, sentí la necesidad de plasmar como me los imagino de grandes a este par de hermanos.

Una pequeña contribución a este tan querido fandom. Espero hayan disfrutado.

¡Besos!