Resumen
El señor Trent, o más bien Víctor Darius, un hombre de negocios, persuasivo, inteligente, calculador, astuto, solitario y sobre todo y muy importante, un enigmático. Un hombre se que se une a una larga y peligrosa batalla, quien solo juega con sus propios términos. Pero es una lástima que solo una mujer, su asesina personal, sea capaz de reconocer lo afortunado que es el mundo de tener a alguien como Trent para salvar a la humanidad de las manos de Umbrella.
Advertencia
Los personajes son propiedad de la novela de Resident evil y su autora S. D. Perry
Comentario:
Hola a todos los fanáticos de Resident evil! Aquí les traigo algo diferente.
Más de alguno se preguntara, ¿Quién diablos es Trent?, pues si no has leído la novela de Resident Evil, será difícil que lo reconozcas.
Un personaje MUY IMPORTANTE a mi opinión, que merece un poco de atención femenina, así que… quise dedicarle este único capitulo (partido en dos partes) al multimillonario Víctor Darius.
PD: Encontraras mayor información sobre su trabajo y personalidad en Resident evil wiki.
PD2: No puedo dejar de cantar "Es hermoso y desconocido", creo que es una buena canción para Trent.
Prologo
Mis ojos azules miraban por última vez el alfombrado suelo que tenía el ascensor de uno de los edificios más altos y más caros de todo Nueva York, observaba su textura y su magnífico color rojo y pensaba, lo afortunado que era que solo lo pisaran los hombres más importantes y asquerosamente ricos que eran capaces de comparar un apartamento en estas paredes de mármol.
En mi mano derecha apretaba muy firmemente una maleta, una maleta que costaba muchísimo dinero, dentro de ella, estaba el pedido que el señor Trent me había encargado hace más de un mes.
"Esta vez, tendrá el agrado de conocer China, ¿ha viajado antes a China? Tiene unas preciosas cordilleras, espero se tome un tiempo para verlas y admirar de su belleza…
Su trabajo consiste, en recuperar las últimas muestras del virus-G de nuestro amigo, el señor Birkin, debe traerlas intactas y cerciorarse… de que no existan otras iguales a esas.
Ah… por cierto, no debe dejar ningún rastro, espero China se deleite con grandes fuegos artificiales."
No debe dejar ningún rastro… y así fue, destruí por completo los laboratorios de Umbrella que estaban instalados en China, no fui difícil, pero me había llevado más del tiempo que el señor Trent me había dejado, desde luego, ambos estábamos en contacto por medio de teléfonos satelitales.
El ascensor emitió un leve sonido, parecido a la de una campana, donde indicaba junto con una elegante y antigua manecilla la llegada de mi destino, suspiré, las ganas de querer bajar del ascensor eran… muy pocas.
Primero se abrieron unas puertas y luego las rejas, salí del antiguo ascensor y me encontré con un corto pasillo que tenía como destino, una puerta de color oro, brillante y reluciente. Caminé lentamente, mis tacones resonaban entre las paredes y observe a medida que caminaba, que la puerta estaba media abierta. Mi llegada había sido anunciada por medio de una secretaria personal que tenía el señor Trent en el primer piso.
Mis manos enguantadas apretaron con delicadeza la manilla de madera reluciente de la puerta, la empuje y me encontré con su departamento.
Un elegante piso de color azabache brillaba a lo largo de todo el lugar, cerré la puerta detrás de mí y camine con lentitud.
Cada vez que entraba, me era difícil saber si de verdad había subido a un edificio, el departamento resultaba ser una casa por dentro, tenía un segundo nivel, las altas ventanas que median casi 7 metros dejaban que el sol del atardecer entrara y así iluminara cada rincón del lugar. Había dos escaleras a mis costados que llevaban a un segundo piso que solo tenía dos puertas. A medida que caminaba, me encontraba con el corazón del gran departamento, en él, había una chimenea electrónica, donde la pantalla mostraba nítidamente las pequeñas lenguas de fuego moverse, y claramente que emitía calor. Varios sofás estaba en su alrededor, cuadrados, de cuero blanco, estaban impecables e intactos. Pero antes de seguir queriendo ver por última vez el elegante lugar, la figura de un hombre alto que media aproximadamente un metro ochenta me había dejado sin respiración por unos segundos, era un hombre que estaba vestido de traje, estaba apoyado en la baranda de su balcón, un balcón en donde no cabían más de cinco personas, el hombre parecía relajado, quieto y pensativo, en su mano derecha poseía una taza que humeaba, ese debía ser su acostumbrado café. De pronto, sus ojos negros interfirieron con mi análisis, miré su boca y sus comisuras se movieron significativamente.
- Señorita Batch… lamento no haberla oído - el hombre camino de forma elegante hasta salir del balcón, dejando su tasa humeante en la baranda - es un placer tenerla por aquí nuevamente.
