Resumen: No siempre se puede tener lo que deseamos, sin embargo, lo intentamos a toda costa lastimando a otros, pero no es por odio que lo hacemos, si no por temor a perder algo valioso.

Autora: Sherry Cullen

Advertencia: Esta historia es Universo Alterno y contendrá OCC.

Disclaimer: Twiligth®es propiedad de Sthephenie Meyer y por lo tanto no me pertenece, en cambio, la idea y los ambientes de esta historia son ideas mías.


Pactando con el diablo

Capítulo 1: Corazón malherido

Llueve. Miré hacia la ventana donde pude contemplar como bellas lágrimas celestiales caían tristemente hacia el suelo. Dentro de mí, también llueve, sin embargo, no es por la misma razón. Cierro los párpados, y veo como todo mi vida pasa enfrente de mis ojos. Lo días pasan y aun sigo aquí quieta, sin moverme, esperando que se cree un milagro que me haga sonreír de manera verdadera. Me quitaron lo que más quería en el mundo, la persona amada, y yo, no pude hacer nada para impedirlo.

Jacob Black era y es mi mejor amigo desde muy pequeños, sus ojos y su carisma habían hecho que mi corazón latiera a mil por hora más de una vez, pero lamentablemente, él, nunca se fijo en mi, sino en ella...

Victoria James

Ese monstruo me arrebataba todo lo que amaba, siempre se interponía en mi vida como un parásito. Todas las chicas querían ser como ella, bella e inteligente. Todos la veían como la perfecta. Mientras que yo, era la única que la veía como una víbora. Sólo frente a mi y en soledad se mostraba tal y como es en realidad, mientras que con los demás mostraba la máscara de la perfección.

Y entonces llegó el día que hubiese deseado que nunca hubiera llegado: El día del anuncio público.

Recuerdo perfectamente el día, ya que ese día era ni más ni menos el día de mi cumpleaños. Entre mis padres y mis "amigos" habían decorado toda mi casa de cositas inútiles y carteles felicitándome por mi vejez. De acuerdo exagero, cumplía dieciséis pero no me gusta que me digan la edad y mucho menos que me feliciten. Bueno, continuo, aquel día fui a la escuela y después tuve que ir a la biblioteca para coger un libro para un trabajo de historia. Cuando acabé de todo, hice una vuelta cerca de mi casa con el coche. No quería volver. Pero se hizo tarde y tuve que entrar en aquella casa blanca llamado: mi hogar.

Cuando entré, mis ojos, se salieron de sus habituales órbitas al ver todo aquello. Había un montón de gente en mi casa, y no exagero si digo que a la mitad no la conocía.

Entre la multitud apareció mi madre Renée como por arte de magia.

- Hija, felicidades – me dijo dándome un beso en la mejilla – Hay te pinté – sonrió mientras me borraba la marca de pintalabios rojos – Tu padre se retrasará un poco – me avisó.

Mis ojos viajaron entre la multitud donde encontré lo que más temía. Victoria y mi mejor amigo, besándose. Mientras Jacob cerraba los ojos para besarla, ella tenía los ojos fijos en mí. Hasta pude notar que me miraba con burla y diciéndome sin palabras que ella había ganado.

En aquel momento quise llorar, salir corriendo y gritar pero no lo hice. Me costó asimilarlo pero en unos segundos pude aparentar felicidad y armonía. No sólo ella podía jugar a disfrazarse. Lo intenté hacer lo mejor posible, sonreía cuando creía necesario, hablaba con gente que ni siquiera conocía o a lo mejor sí, pero no estaba para pensarlo abiertamente.

Todos me felicitaban y me entregaban ordenadamente sus regalos mientras que yo, desgraciadamente, era el centro de atención. Me regalaron vestidos y joyas que nunca usaría, libros que nunca leería y otros objetos innecesarios aunque sonreí escondiendo todas mis reacciones mostrando falsa felicidad y agrado.

Entonces les tocó a ellos...

Se acercaron a mí, mi Jacob sonriendo alegremente mientras que Victoria iba cogida de su fuerte brazo, donde era yo quien debía estar. Él me entregó un paquete envuelto de un color granate el cual no pude más que agarrarlo de mala gana, aunque mi actuación fue tan buena, supongo, que nadie notó mi ataque de rabia.

—Ábrelo Bells —me animó mi mejor amigo— Es mío y de Victoria.

Lo abrí rápidamente, dejando a la vista un precioso jersey azul, el cual lo haría servir para encender una gran hoguera para quemar toda esa bazofia.

Sonreí con falsedad una vez más.

- Muchas gracias chicos – los abracé, acto que pillo de sorpresa a todos los invitados y sobretodo a ellos dos aunque lo simularon bastante bien, sobretodo, ella.

La puerta se abrió, dejando a mi padre a la vista.

- ¡Cariño! – exclamó alegremente viniendo hacia mí para abrazarme – Ya dieciséis... – susurró contando con los dedos - ¡Qué mayor mi pequeña!

- Papá – avisé.

Charlie bufó resignado.

- De acuerdo, ya te dejo con tus amigos – me dijo mientras se iba a por mamá.

Todos rieron.

La fiesta siguió, la música comenzó y volví a ser invisible para los demás. Afortunadamente no volví a ver a la "súper pareja"

Pasaba sin rumbo fijo por la habitación. Entonces lo ví, a él. Jacob cogió el micrófono y lo único que escuché en aquel preciso momento fue "Yo Jacob Black y Victoria James hacemos oficial nuestro noviazgo".

No escuché más, veía como Jake seguía moviendo los labios con una sonrisa divina mientras que los demás gritaban, reían alegremente y aplaudían eufóricamente.

Mi corazón se había roto, sus trozos debían estar esparcidos por el suelo. Pero... aguanté sin llorar ni patalear. Aguanté que todo el mundo charlará del "tema", hasta que la fiesta terminó y todo el gentío se fue por donde había venido.

Dando así por finalizada la tarde de teatro bajando el rojizo telón.

Así hasta el día siguiente o sea hoy. Miro al reloj marca las siete de la mañana pronto deberé levantarme y empezar nuevamente con la función. No soy la clase de persona que oculta lo que siente, soy bastante expresiva, si digo la verdad.

Toc-Toc

- ¿Sí?

- Bella cariño, ves preparándote – susurró mi padre desde el otro lado de la puerta.

- Sí, papá me visto, me aseo y bajo enseguida.

- Te espero.

Me levanté pesadamente, mis músculos estaban agarrotados por la mala postura y por no haber descansado ni dos minutos. Debajo de mis ojos se podían apreciar marcas violetas, mientras que éstos estaban rojos e hinchados. Me lave la cara y me tape las ojeras con un poco de maquillaje. Para mis pupilas lo único que pude hacer fue ponerme una lentillas simulando estar bien.

Suspiré pesadamente.

No quería preocupar a mis padres.

Mis pies se dirigieron al armario, cogí una falda verde fuerte y una camiseta también verde, pero, clarito. Me puse las sandalias a conjunto con la ropa. Y una pulsera normal y corriente que me había regalado Renée.

Me miré en el espejo y lo volví hacer. Suspiré, hoy no era mi día ideal.

Con pasos lentos fui hacia las escaleras, las baje lentamente y con cuidado, pero, mi mala suerte volvió haciéndome caer por ellas.

- Otra vez Bella – Charlie negó con la cabeza – Se nota que has heredado la misma torpeza y mala suerte de tu padre.

- Eres tu, mi padre – le acusé – Es tu culpa – le volví a acusar.

- A lo mejor tengo un poco...

Fue interrumpido por mí.

- ¿A lo mejor? – pregunté con el ceño fruncido.

- Vale, vale culpa mía – me dijo levantando las manos.

Sonreí, sonreímos y luego soltamos una gran carcajada. Con mi padre todo era más fácil. Me daba mi espacio, respetaba mis pensamientos y decisiones. Mi madre, bueno, es mi madre y como tal la respeto aunque se mete demasiado en mi existencia.

Charlie me extendió la mano mostrando su gran sonrisa.

- Va desayuna que llegarás tarde – me recordó.

- Sí y aún no he preparado los libros.

- Eres un caso, madura para algunas cosas e inmaduras para otras... – susurró - ¡Esta es mi hija! – otra vez estallamos a carcajadas.

Todas las mañanas pasaba algo similar, sin embargo, aunque parecía rutina, yo, nunca me cansaba de esas risas matutinas ya que gracias a ellas podía continuar de pie y seguir con mi vida. Aun con una sonrisa, los dos, nos dirigimos hacia la cocina donde me esperaban un vaso de leche con cereales y una tostada con mantequilla.

- Bella, come rápido que sino Jake... – no pudo continuar ya que el timbre sonó – Hablando del rey de roma.

Corrí hacía la puerta de entrada olvidando lo del día anterior.

- ¡Jacob! – grité al verlo para luego lanzarme en sus fuertes brazos, que por cierto, el correspondió de buena gana.

Detrás de Jacob alguien tosió era Victoria.

- ¡Ah! hola tú – la saludé de mala gana.

- Amorcito – no vomité por el apodo estúpido por educación a mi amigo porqué sino... – Llegaremos tarde – anunció mientras daba "golpecitos" con el enorme tacón de sus zapatos en el suelo.

Jacob la miró, para luego sonreír.

- Claro cariño – asintió - ¿Vienes Bella?

La excusa perfecta para destrozar el momento e intentar que la verdadera Victoria saliera a la luz. Sonreí con malicia para dentro.

- Claro Jake, espera – le respondí viendo la mueca de decepción y de asco de la chica pelirroja.

Avancé sin perder mi sonrisa hasta la cocina donde mi padre sorbía el café lentamente. Cogí la mochila vacía y le robé una tostada que me metí rápidamente a la boca.

- ¡Eh! Era mi tostada – me reclamó - ¿Ya te vas?

- Si, me voy ya papá.

- Antes me has dicho que no te habías preparado los libros.

- Era un broma – dije nerviosamente.

- Bueno si tu lo dices...

-Adiós papá – me despedí dándole un beso en la frente – Dale un beso a mamá de mi parte – le guiñé el ojo y salí disparada hasta llegar a la puerta donde me esperaba mi amigo y la lagarta apodo que le había puesto.

- Pues vamos.

El camino hasta el infierno había empezado, la lagarta, quiero decir, Victoria, todo el rato hablaba sin tapujos, pero para su desgracia, me metí en la conversación.

- Jake, creo que deberías hacer un cambio de vestuario – le dijo.

Jacob, se miró la ropa.

- ¿Tu crees? – preguntó inocentemente.

Ella asintió.

- Vicky, no creo que lo necesite yo lo veo bien así. – expliqué – Creo que es tu estilo Jake.

Victoria iba ha replicar pero yo no la deje.

- Bueno chicos ¿Cuándo comenzasteis?

El tema me hacia daño, pero debía hacerlo, debía ponerla en evidencia y delatarla para que él se diera cuenta.

- Pues hace unas semanas – respondió Jacob mirándome fijamente.

- ¡Y no me lo dijiste! – le chillé mientras le daba un suave golpe en el hombro – Vicky estoy segura que seremos buenas amigas – le dije sonriendo, por supuesto, falsamente.

- De eso estoy también muy segura de ello – esa chica era la persona más hipócrita que conocía – ¿Jake puedes traerme un café de la cafetería?

- Vale, pero no os vayáis.

Las dos miramos como Jake se iba hacia la cafetería, iba a grandes zancadas así que pude calcular que tardaría unos cinco o siente minutos.

- Eres una buena actriz Swan.

- De ti puedo decir lo mismo Vicky - le contesté.

Nuestras miradas se encontraron, todo a nuestro alrededor desapareció. Parecía como si sólo estuviéramos ella y yo. Pero no pudimos continuar con nuestra batallita de miradas porqué Jacob nos interrumpió.

- Chicas, volví – nos regaló una sonrisa – Cariño, tu capuchino; Bella, tu batido de chocolate y para mí, un gran croissant.

- Gracias – dijimos las dos al mismo tiempo para luego mirarnos mal, como de costumbre.

- ¿Interrumpí algo? – preguntó.

- No – le respondí – Me tengo que ir que Ángela me espera – mentí.

- Te acompañamos.

- ¡No, cariño que lo demás nos esperan!

- Bella, discúlpame;

Se fueron, lo seguía mirando hasta que desaparecieron. Meneé la muñeca dejando a la vista mi reloj el cual marcaba las nueve menos cuarto, iba bien. Pensé en algo para fastidiar la relación de mi amigo y esa serpiente, pero llegaba nada.

Caminaba sin un rumbo fijo a la vista, y entonces lo vi. Sonreí maliciosamente. Ya sabía quien me iba a ayudar en mi plan.

Era tan divino como letal.

Edward Cullen


¿Rєviєws?



+[Author's Note]+

PRIMERO

¿Qué puedo decir? La idea vino a mi mente y... no me resistí a escribirla. Sé que notaran que este no es el carácter normal de Bella, pero es que piensen, que cuando uno pierde lo que más idolatra, tiende ha hacer cosas que luego tienden a tener consecuencias. Este relato el cual será larguito, se verá como se puede amar y odiar a la misma persona por diferentes cosas que irán pasando.

Por favor es mi primer fic publicado, una oportunidad y si pueden déjenme críticas constructivas para mejorar. También quiero decir que este fic sólo lo tengo aquí si alguien lo vé en otro lugar haciéndose pasar por mí acusenlo porqué no lo subiré en otro lugar. Al menos de momento.

Segundo:

¡DEJEN REVIEW¡, si lo lees y te gusta deja tu opinión y si te interesa tanto como para añadirlo a tu lista de alertas o favoritos por favor también deja review. TODOS DEJEN SU REVIEW.

Muchas gracias.

Atentamente.

Sherry Cullen