Título: Iron Woman
Extensión: Long Fic.
Capítulos: ¿?
Categoría: Movies/Avengers.
Género: Romance, Aventura, Familia, Dolor/Consuelo, Drama (son las que puedo calcular).
Rating: B15, plus 16, T plus.
Disclaimer: Iron Man, The Avengers, y todos sus personajes pertenecen a Marvel, Stan Lee, Jack Kirby, etc etc. Nada me pertenece ni gano dinero con esto.
Advertencias:
Fem!Tony, Stony (¿esto se considera Slash?), OOC, WI. Este es un capítulo que puede considerarse un prólogo pues abarca desde mucho antes de que Tony naciera hasta el inicio de los eventos en Iron Man 1 —es decir, el secuestro—, así que tal vez puede ser un poco tedioso de leer. Este fic va de la mano con mi otro fic Loki, un destino diferente, que cuenta los eventos de Thor 1 con Fem!Loki, y en un futuro —que espero sea cercano— estaré escribiendo los eventos de Avengers.

Iron Woman

Por: Hana Usagi

¤°. ¸¸. ·´¯`» Prólogo «´¯`·. ¸¸.°¤

Howard Stark, después de su participación en la Segunda Guerra Mundial y de su obsesión por encontrar al Capitán América, quien dio su vida para salvar al mundo de una desgracia, encontró un poco de paz en la pequeña María Collins Carbonell, hija de uno de sus socios.

Ella era muy hermosa, de largo cabello color café oscuro y unos ojos color chocolate, con una sonrisa que era capaz de alejar los demonios internos de Howard.

En ocasiones, la pequeña acompañaba a su padre a la oficina, en donde casi siempre se escapaba de su cuidado e iba hasta donde Howard se encontrara. En realidad, a Howard no le molestaba, de hecho, en ocasiones se encontraba jugando con ella y a veces la miraba pensando en que le gustaría tener una hija igual a María.

Cuando la pequeña creció, se convirtió en una hermosa mujer. Sus profundos ojos color chocolate eran capaces de robarle el aliento a cualquier hombre, por lo cual, Howard trataba de cuidarla siempre que podía, incluso más que su padre, cosa de lo que no tenía que preocuparse, ya que, cuando María cumplió la mayoría de edad, anunció que estaba enamorada de Howard

A los señores Collins no les agradó mucho la idea, ya que Howard casi le doblaba la edad, pero después de mucha insistencia, les dieron permiso para casarse.

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Durante la primera década de matrimonio, María tuvo muchos problemas para embarazarse. No tuvo ningún aborto, simplemente no podía concebir.

Howard contrató como mayordomo a un viejo amigo que conoció durante la Segunda Guerra, Edwin Jarvis, quien se encargaba de la Mansión Stark y le hacía compañía a María cuando Howard tenía que salir a causa de sus negocios.

Con la llegada de más tecnología médica y nuevas esperanzas para los esposos, Howard y María se introdujeron a un tratamiento de fertilidad.

Entonces llegaron los abortos.

Cuando María perdió al tercero, se negó a intentarlo una vez más, pero Howard la convenció para intentarlo una última vez, pero en esa ocasión, Howard buscaría un tipo diferente de ayuda, la cual no le fue explicada a la señora Stark, sólo lo esencial.

«Le modificaremos un poco el ADN, María, nada peligroso, nada de qué preocuparse» es lo que le había dicho Howard.

Para cuando llegó el tercer mes María estaba muy asustada, ninguno de sus tres embarazos anteriores había superado el primer trimestre, pero en esa ocasión el tercer mes pasó sin ningún problema, dando paso al cuarto, luego el quinto y así hasta llegar a finales del tercer trimestre.

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Anthoniette Elizabeth Stark nació el 16 marzo de 1983, siendo una saludable bebita, de piel perlada y cabello castaño igual al de su padre. Cinco días después verían sus preciosos ojos color miel, los cuales se oscurecerían en sus primeros seis meses hasta tenerlos del encantador color chocolate como los de su madre.

Al principio María no notaría nada anormal con su hija, era fuerte y saludable, lo único que le importaba. Pero después un comportamiento extraño se haría presente en la pequeña Tony —como le había puesto su abuelo materno de cariño—, bueno al menos extraño para una niña de dos años.

Primeramente, la pequeña no hablaba. Ni una palabra. Ni siquiera los balbuceos normales de los bebés.

«Ya lo hará, María, tal vez aún es muy pequeña» era lo que le decían siempre sus padres y Howard.

Tampoco hacía berrinches ni lloraba. Siempre que quería algo esperaba a que su madre o Jarvis se cruzaran con su mirada y lo "pedía" con señas. Un día cuando tenía aproximadamente dieciocho meses, simplemente se levantó sobre sus piernitas y caminó hasta Jarvis tendiéndole el vasito entrenador para que se lo rellenara de jugo.

Cuando cumplió los tres años María ya no hacía caso a los comentarios que sus padres y Howard le hacían sobre la habilidad de hablar de su hija, incluso llegó a pensar que Tony era sorda, cosa que pudo descartar pues cuando la llamaba siempre acudía a ella.

A Howard realmente no le importaba si hablaba o no. Él sabía que su hija no tenía ningún problema, ya lo haría cuando ella quisiera. Estaba seguro, pues María no había sido la única en analizar a su hija, él también lo había hecho, sólo que Howard al tener el razonamiento de un científico, había captado muchas más cosas, como la manera en la que su hija analizaba —analizar, su hija analizaba y observaba, no sólo miraba o veía, lo sabía porque sus ojos eran demasiado expresivos y fáciles de leer— todo lo que se interponía en su camino, ya sean objetos, aparatos, juguetes, insectos, plantas, animales e incluso personas.

También sabía que su hija era mucho más inteligente de lo que se imaginaba cualquiera, y no sólo porque él sabía sobre lo que realmente hacía esa modificación de ADN a la que la sometió cuando aún era un feto, simplemente lo sabía por su comportamiento. Como si fuera un adulto en el cuerpo de una pequeña.

Entonces, un día, en el laboratorio de Howard, dónde éste estaba trabajando y María y Tony estaban en una de las esquinas, la primera leyendo un libro y la segunda observando fijamente a su padre trabajar, pasó lo que María tanto ansiaba y confirmó lo que Howard sabía.

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Howard, después de mucho batallar con unas fórmulas de su nuevo invento, arrugó uno de sus planos con frustración, hasta hacerlo una bola de papel y arrojarlo a sus espaldas, para empezar con uno nuevo. Un cuarto de hora después, unas pequeñas manos asomaban el plano por la orilla del escritorio, extendido lo mejor posible a pesar de todas las arrugas.

—Ahora está bien, papi.

Howard se sorprendió al escuchar la melodiosa e infantil voz de su hija, pero no tanto como lo hizo cuando se dio cuenta que el plano, que había desechado por no poder conseguir los cálculos correctos, le había sido devuelto con todas las fórmulas y respuestas correctas para lo que buscaba crear.

Fue entonces cuando empezó a educar a Tony. Cálculo, física, química, cualquier libro de secundaria podía ser resuelto por su pequeña hija de casi cuatro años, y ya que su hija empezó a pasar mucho tiempo con él en su taller, también le empezó a enseñar un poco de mecánica.

Para los cuatro años y medio, Tony ya había construido su primera tabla de circuitos y podía resolver problemas de preparatoria.

Howard no podía estar más feliz y orgulloso de su hija. La quería demasiado, y en ella había encontrado una paz mucho más intensa de la que había encontrado en María tanto tiempo atrás. Entonces recordó ese ligero pensamiento que tuvo un día, mucho tiempo atrás, mientras observaba jugar a una María adolescente.

«Una hija igual de hermosa que María» recordó, «pero Tony es mucho más especial de lo que pude haberme imaginado» se dijo.

Y Howard, por fin podía sentirse completo.

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—No puede aprender sólo sobre números Howard, también tiene que aprender a leer y escribir textos —había dicho María una vez.

—Ya sé leer y escribir, mami, Jarvis me enseñó.

—Lo sé mi cielo, pero a lo que me refiero es que tienes que aprender más cosas no sólo a resolver problemas —le había respondido en un tono más dulce a como le había hablado a Howard.

—Me gusta resolver problemas.

Howard le dirigió una mirada a María como diciendo «¿Ya ves?», pero ella se la respondió con una más amenazante. Ante esto, Howard sólo había podido rodar los ojos, provocándole una risita a su hija.

Finalmente, Howard escuchó las palabras de María y contrataron a una institutriz para que le enseñara a Tony sobre todas esas cosas que Howard no podía, aunque claro, tenían que estarla cambiando cada pocos meses, ya que Anthoniette aprendía muy rápido.

Cuando Tony cumplió los doce años, Howard supo que ya era momento de que su hija se fuera labrando un buen futuro —de hecho, sabía que desde los diez podía hacerlo, pero no quería que se alejara de él tanto tiempo, a pesar de ser sólo las horas de clase—, por lo que la ingresó a la universidad.

Cuando había ido a solicitar la plaza para Tony con ella de la mano, no había sido tan fácil, incluso algunos soltaron la carcajada. Pero él se aferró e incluso propuso que le pusieran los exámenes ese mismo día pues confiaba plenamente en las habilidades de su hija.

Los profesores, al verlo tan seguro, y bueno, siendo Howard Stark el que lo proponía, aceptaron la solicitud y le aplicaron los exámenes a la pequeña Tony en ese mismo instante. Cuando la pequeña terminó, los despacharon rudamente diciéndoles que recibirían los resultados al mismo tiempo que los demás alumnos.

Un par de meses después, la mansión Stark recibía la visita del rector del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), con la carta de aceptación a la Escuela de Ingeniería para Tony y unas disculpas en nombre del profesorado que los había atendido. Tony había recibido una calificación perfecta en su examen, lo que le dio un pase directo sin importar que tuviera apenas doce años.

Una vez más, Howard no cabía en sí del orgullo.

Entonces pasó el accidente.

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En diciembre de 1996 Howard y María murieron en un accidente de auto en la carretera en medio del bosque donde se encontraba su mansión.

Iban regreso a casa después de un viaje de negocios, María lo había acompañado y a pesar de que Tony también había querido ir, ya que sería una presentación para lo más nuevo en la tecnología de su padre, no pudo hacerlo pues era un viaje de tres días y tenía que asistir a la escuela para presentar sus exámenes de fin de semestre.

—No por ser una niña de trece años vas a poder saltarte la escuela. Estás en la Universidad, es un grado de responsabilidad muy alto que tú aceptaste, Anthoniette —le había dicho su madre a lo que ella respondió con un puchero dirigiéndole esa mirada que le ponía a Howard y a Jarvis, los cuales terminaban cediendo a sus deseos. Ellos, no María.

» He dicho que no, señorita.

—Haz caso a tu madre, Tony —dijo su padre mientras salía del clóset arreglándose la corbata.

—Pero, papi.

—Nada de papi —interrumpió María, acercándose a su esposo para acomodarle la corbata (y de paso terminar con el contacto visual de padre e hija)—. Quiero que esta tarde vayas de camino a Massachusetts, ¿entendido?

—Sí mamá —dijo con resignación.

María le sonrió a su hija, se acercó y le dio un beso en la frente.

—Estudia muy duro.

Tony le sonrió. Howard se acercó hasta su hija, le abrazó y también le besó frente y le dijo, muy bajito porque a María no le gustaba que se expresara así:

—Patéales el trasero a esos inútiles, demuéstrales quién es la mejor.

Tony soltó una risita y abrazó con más fuerza a su padre.

—Sí papi. Te quiero.

—Te quiero —le respondió Howard.

Tony vio a sus padres marcharse en el auto desde la puerta de su casa y esa fue la última vez que los vio con vida.

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La muerte de sus padres fue un golpe muy duro para Tony. Sabía que no tendría a sus padres por mucho tiempo, pues ellos ya eran muy grandes cuando la tuvieron, pero nunca se imaginó que los perdería de esa manera. Fue demasiado pronto. Demasiado doloroso.

Después del funeral se había encerrado en su habitación y se había negado a salir. Ni Jarvis ni su tía Peggy —que quería cuidar de ella— pudieron hacerla cambiar de opinión.

Dos semanas después, Tony salió de su cuarto y fue hasta la cocina, donde estaban Jarvis y Peggy tomando un té. Tony se acercó hasta el hombre y lo abrazó con fuerza por la cintura.

—Me quiero quedar contigo —fue todo lo que había dicho.

Su tía Peggy aceptó su decisión, pues sabía perfectamente que, para Tony, Jarvis era como un segundo padre y él, al nunca haber tenido familia, la quería como a su propia hija. Pero no se fue de la mansión hasta que a Tony le hubiera quedado claro que podía contar con ella para cualquier cosa, cuando lo necesitara.

Tony regresó a la escuela, manteniendo siempre presente las palabras de aliento de su padre, y continuó siendo la mejor de su generación. A los quince años se terminó la carrera de Ingeniería eléctrica, y dos años después se graduó con dos maestrías.

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Como Tony aún no podía hacerse cargo de la empresa de su padre —que en esos momentos se encontraba en las manos de Obadiah Stane—, Tony empezó a hacer algunos estudios independientes, hasta que Jarvis falleció.

Fue una muerte natural. Tony entendió y aceptó más rápido la muerte de Jarvis, que las de sus padres, y no porque el hombre no fuera su verdadero padre, pues lo amaba como si lo fuera. Era sólo que ya lo veía venir.

El hombre era casi de la misma edad que Howard, algunos años más grande. Tony podía notar cómo Jarvis cada día se encontraba más y más cansado. En ocasiones se quedaba dormido en el sofá del estudio de Tony cuando le hacía compañía —pues él sabía que a Tony no le gustaba estar sola—, con un libro en la mano que se suponía estaba leyendo.

Un día, Jarvis simplemente ya no despertó.

Se despidió del hombre que había amado como un segundo padre, con su tía Peggy a su lado. La mujer le volvió a ofrecer que se quedara con ella, a pesar de que tenía ya dieciocho años y según Tony, se podía manejar perfectamente. Pero Peggy lo hacía porque también sabía que no le gustaba estar sola, aun así, no aceptó.

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Con el atentado del 11 de septiembre del 2001, Tony decidió que usaría su intelecto para ayudar a proteger a su país, por lo que empezó a diseñar armas, tomando como bases y principios los de su padre, pero no podía trabajar en su taller. Simplemente no podía entrar a ese lugar, era como un santuario a su padre. Todo le recordaba a él. En cada rincón, con cada pieza de mobiliario o herramienta en el sitio, un recuerdo diferente se presentaba ante sus ojos.

Entonces abandonó la mansión.

Se compró otra en la otra punta del país, en Malibú, California. Justo sobre el precipicio de un peñasco, con una vista del mar de más de ciento ochenta grados, llena de lujos y lo más nuevo en tendencias. Una casa muy de acuerdo a su estatus, pero después de haber pasado la primera semana ahí, se dio cuenta que era demasiado solitaria.

En el sótano instaló su propio laboratorio y en él empezó a diseñar algo que la ayudara y que no la hiciera sentir tan sola en esa gran casa —aunque nunca lo admitiría—.

Empezó como un simple programa que respondía a su llamado y hacía unas cuantas funciones más. Poco a poco lo fue ampliando para tenerlo en toda la casa.

Cuando despertaba, el programa le daba los buenos días, cuando Tony le pedía la información como el estado del clima, el programa se encargaba de buscar en internet y cuando lo encontraba se lo decía. En ocasiones una respuesta era un poco tardada, pero Tony seguía trabajando para mejorar a la inteligencia artificial.

Ya que era como tener un mayordomo nuevamente, decidió llamarla J.A.R.V.I.S, en honor a su segundo padre y porque no quería tener a ningún otro a su lado.

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Cuando Tony cumplió los veintiún años, por fin pudo estar al frente de la empresa de su padre. Obadiah Stane se hizo a un lado y volvió a su puesto de subdirector y Tony se convirtió en la nueva CEO de Stark Industries.

Inmediatamente empezó con la producción de algunas de las armas que había diseñado en los años anteriores. Gracias a sus diseños Stark Industries creció en fama y fortuna, convirtiéndose en la empresa número uno en armamento a nivel mundial y sus acciones estaban por los cielos en la bolsa de valores.

Tony muchas veces iba a las presentaciones de sus armas al ejército, en una de ellas es donde conoció al Teniente Coronel James Rupert Rhodes III con el que empezó una curiosa amistad, y es que Tony no sabía si lo que tenía con Rhody —como le había apodado— era amistad pues nunca había tenido una.

Se llevaba con sus primos, los hijos de tía Peggy —no tenía tíos con lazos de sangre, pues sus padres habían sido hijos únicos—, y con algunos de sus sobrinos, pero nunca había podido conectar con ellos. Tal vez un poco con Sharon, una chica de más o menos su edad, con la que más hablaba en las reuniones familiares, pero, aun así, no era una relación muy estrecha al tener pocos intereses en común.

También, como no había acudido a una escuela como cualquier otro niño, sino que había sido educada en casa, no había podido tener amigos de su edad. Cuando entró al MIT fue peor aún, pues estaba rodeada de personas, pero mucho mayores que no les interesaba relacionarse con niñas genio. En las maestrías fue un poco mejor, la gente le hablaba, pero Tony podía darse cuenta que era por compromiso y para tratar de ganarse su favor, pues sabían perfectamente que, cuando fuera mayor de edad, tomaría el cargo de la empresa de su padre.

Con Rhody fue la primera vez que sintió esa conexión, como si hubiera encontrado un hermano mayor. El Teniente era amable con ella, platicaban sobre todo y nada a la vez, era un poco estirado, lo cual le fascinaba a Tony pues daba pie a fastidiarlo y a ella le encantaba hacerlo.

Con la llegada de más fama, más trabajo había para Tony. No podía con todo y la asistente que Obadiah le había dejado era una inútil, por lo que la despidió y buscó a alguien más.

Después de pasar una eternidad entrevistando a chicas tontas —quería encargarse de eso ella misma— y para nada diligentes —según su punto de vista—, llegó Virginia Potts.

Una chica rubia, alta y delgada. Tenía buenas referencias, era amable y en el instante en que Tony terminó con la entrevista, supo que ella era la indicada. Le dio el puesto y desde ese instante se convirtieron en uña y mugre.

Más que jefa y empleada, se convirtieron en hermanas.

Pepper —como le había empezado a decir de cariño— la acompañaba a todos lados, incluso a las presentaciones de sus armas. En una de ellas es donde Tony presentó a Pepper y Rhody, empezando desde ese momento una maravillosa amistad/hermandad entre los tres.

A Happy Hogan lo conoció un día que iba caminando por las calles de Nueva York. Un hombre le había arrastrado a un callejón y le había intentado robar y Tony sospechaba que quería algo más que su dinero.

Asustada, le había dado todo lo que tenía y cuando estaba a punto de confirmar las intenciones del ladrón, un hombre alto y robusto tomó al tipo del brazo, lanzándolo contra la pared opuesta y golpeándolo repetidas veces hasta que el tipo se levantó y terminó huyendo. El recién llegado se acercó a ella y le tendió la mano para ayudarla a levantarse —ni se había dado cuenta de que se había dejado caer al suelo—.

—¿Se encuentra bien? —le preguntó su salvador cuando ya estaba de pie.

—Sí.

Tony trató de tranquilizarse, se sacudió la falda y el saco y se giró nuevamente al hombre frente a ella.

—¿Cuál es tu nombre?

—Happy Hogan.

—¿Tiene trabajo señor Hogan?

El hombre frunció el ceño y negó con la cabeza.

—Le ofrezco trabajo como mi guardaespaldas.

El hombre primero la había visto como si le estuviera tomando el pelo, pero asintió lentamente. Le pidió que la siguiera y llegaron hasta las oficinas de Stark Industries, donde le pidió a Pepper que hiciera el papeleo necesario para emplear a Hogan.

En Happy encontró también a un nuevo amigo, su amistad era también muy especial para ella, a pesar de que Happy siempre se retenía debido a sus posiciones —jefe y empleado—, pero aun así era una de las relaciones más bonitas que Tony hubiera pedido.

Entonces llegó Ezequiel.

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Ezequiel Stane un día llegó a Stark Industries a aprender del "negocio" pues su padre estaba pensando en jubilarse. Tony se lo topó nada más al llegar. El hombre le había tumbado unos papeles y le había ayudado a recogerlos.

Para todos podría parecer cliché, el típico chico que trata de llamar su atención y le bota los libros, pero no para ella. Para Tony no era algo conocido, pues ella nunca había pasado por eso, ni tampoco había sido espectadora. En ningún momento se le pudo haber pasado por la mente que ese era sólo un truco para que se fijara en él.

Pero Pepper si se pudo dar cuenta.

Desde el primer instante a Pepper no le gustó Stane hijo, la manera en la que miraba a su amiga era demasiado… peligrosa. Era como si mirara un objetivo, un blanco en el que, en cualquier momento le caería una bomba.

Para su gran alivio, Tony no le hizo mucho caso, simplemente soltó uno de sus comentarios irónicos y se marchó. Pero el tipo era insistente. En la sala de juntas se sentaba a un lado de Tony, acudía a sus presentaciones de armas —cosa que no tenía nada que hacer ahí, pero el alegaba que quería aprender—, incluso a veces, entraba a su oficina buscando su consejo en algunas cosas y sus sugerencias en otras.

Siempre con una sonrisa en el rostro para Anthoniette, siempre amable, siempre caballeroso, siempre siendo el hombre perfecto. Y Tony, que nunca había tenido relación alguna con otro hombre más que su amistad con Rhody, cayó en sus encantos.

Empezaron una relación y con ella vinieron las fiestas, los viajes, las compras de propiedades carísimas en ciudades de lo más excéntricas, las fiestas sociales.

Rhody y Happy tampoco estaban muy felices con Ezequiel. Para Rhodes era un imbécil más que trataba de desviar del camino a su amiga. Para Happy, Ezequiel no era muy diferente del idiota del que la había salvado tiempo atrás.

Lo único que aliviaba a Pepper era que su amiga no se había dejado llevar hasta un exagerado extremo. Tony no había aceptado la solicitud de Stane de vivir juntos y, afortunadamente, tampoco habían pasado juntos ni una noche.

Entonces sucedió el secuestro.

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Sé perfectamente que, la versión oficial de Tony como mujer —y quien se casa con Steve— se llama Natasha Stark, y realmente pensaba escribirla, pero siempre que escribía "Natasha" me imaginaba a Romanoff y se me iba la inspiración. Sorry.

Ahora, la fecha de nacimiento oficial de Tony no la encontré, sólo supe que su primera aparición en los cómics fue en marzo del 63, y cómo la necesitaba más joven —no sé ustedes, pero a mí me gustan más las relaciones donde la mujer es menor que el hombre— atrasé un par de décadas su nacimiento. María también es mucho más joven, pero su edad la modifiqué para que Tony también lo fuera.

La modificación de ADN a la que Tony fue expuesto por Howard cuando todavía era un feto es real, en Tierra-616. Howard le pide ayuda a El Registrador 451 para que el embarazo de María llegue a término, él acepta a cambio de mejorar genéticamente a Tony, porque algunos alienígenas —llamados Los Grises— están poniendo su atención en la Tierra, y mejorando el intelecto de Tony, éste puede crear armas que puedan combatir a esos alienígenas.

Si se preguntan por qué agregué a Zeke Stane fue simplemente para agregarle drama xD.

Creo que no tengo nada más que aclarar. Cualquier duda o sugerencia pueden mandármela en un PM.

Muchas gracias por llegar a leer hasta aquí. Si te gustó no olvides agregar a Favoritos o Seguir la historia. Y si decides dejarme un hermoso review te amaré con toda mi alma.

Nos leemos en el siguiente :*

::: (_( :* .¸¸.•Hana
*: (=' :') :* .¸¸.• Usagi
.. (,(")(")¤°.¸¸.•´¯`» 15/12/2016