La luz del sol comenzaba a filtrarse a través de la ventana apuntando directamente a su rostro, volteó a ver el reloj que estaba en la mesita de noche y vio que estaba veinte minutos retrasado, intentó levantarse de inmediato pero sintió un mareo seguido de una fuerte jaqueca que lo obligó a quedarse cinco minutos más en la cama.
Después de una ducha helada estaba listo para comenzar su día, tomó sus llaves y salió del departamento con rumbo al trabajo, estaba de mal humor, tenía una reunión a primera hora y ya iba cuarenta minutos tarde, sufría los estragos de una fuerte resaca y es que últimamente solía llenar su vacío emocional con una botella de vodka. Leon nunca dejaba que sus conflictos personales lo afectaran demasiado aunque a veces era inevitable evitarlo, acababa de llegar de una misión en Europa y fue ahí donde volvió verla, era imposible para él recordar siquiera su nombre sin sentir un nudo por dentro, desde la primera vez que la vio quedó prendado de su encanto y desde entonces se convirtió en su tormento personal, de que sirve amar a alguien que no puedes tener se decía a si mismo, ese amor con el tiempo se estaba convirtiendo en un veneno cruel que lo mataba. Se preguntaba algunas veces si su lucha por librar al mundo de amenazas biológicas le estaba cobrando un precio alto, nunca tuvo problemas en lidiar con la soledad, pero no poda evitar pensar en que si no se hubiera comprometido con esa batalla ahora quizá tendría una familia y un trabajo normal.
El ruido de un claxon lo sacó de sus pensamientos, vio que el semáforo ya había cambiado a verde y aceleró el paso. Llegó a las oficinas centrales y subió a la sala de juntas, la reunión estaba a punto de terminar cuando entró
- Parece que alguien olvidó que debía llegar temprano- dijo el jefe de seguridad Evans con sarcasmo
- Tuve algunos problemas para llegar a tiempo, les pido una disculpa- dijo Leon
La reunión concluyó veinte minutos después, el motivo de dicha junta era discutir el diseño de un nuevo plan de seguridad para el presidente, no hubo muchos avances y acordaron reunirse nuevamente en tres días, Leon sintió que su dolor de cabeza era cada vez mas intenso y fue directamente a la cafetería por una taza de café. Llegó al lugar y ordenó a la cajera, mientras esperaba observó a las personas que estaban en las mesas y un rostro se le hizo familiar.
Ella tenía el cabello un poco mas largo, la miro por algunos minutos y vio que solo movía la cucharilla dentro de la taza, la notó ausente mirando hacia ninguna parte, la cajera volvió con su orden y él caminó hacia la mesa de ella.
- ¿Puedo acompañarte-
Helena salió del trance en el que estaba y vio al hombre que se acercó a su mesa, jamás se imaginó que se encontraría con Leon en su primer día de trabajo.
- ¿Leon?, Claro, siéntate- le dijo sorprendida
- Pensé que todavía estabas en Nueva York- dijo Leon
- Si, me transfirieron dos años allá pero hace unos días me dieron la orden de volver al Washington-
- Creo que nos veremos por aquí muy seguido- dijo él dando un sorbo a su café
- Es verdad, no te había visto desde … -
- Desde el incidente de China- dijo
- Iba a decir desde lo de Deborah- dijo ella con tristeza
- ¿Y cómo lo llevas?- preguntó él
- Bien, volver al trabajo no ha dado tiempo de pensar mucho, una de las razones por las que acepté volver aquí fue para estar cerca de la tumba de ella-
- ¿Eran muy unidas?-
-Sí, nos cuidábamos la una a la otra, pero dejemos ese tema ¿Y tu como has estado?- preguntó ella tratando de cambiar el tema
- Bien, sigo vivo y eso es lo importante- dijo él con una leve sonrisa
- Había olvidado lo irónico que eres- dijo ella con una sonrisa
- Deberíamos salir a cenar un día, tú sabes, para ponernos al día- dijo él
- Cuando quieras - tomó una servilleta y anotó su numero
- Este es mi número, llámame cuando estés libre- dijo ella
- De acuerdo- le dijo tomando el trozo de papel
- Bueno, tengo que reportarme, me dio gusto volver a verte Leon- le dijo ella dándole la mano
- Igualmente Helena- dijo
Helena caminó hacia uno de los elevadores para reportarse con sus superiores, había llegado a las oficinas sintiéndose tan nerviosa como una novata, sin embargo su encuentro con Leon la había ayudado a relajarse un poco, ella era una persona muy reservada, no entablaba amistades fácilmente y era muy solitaria, los dos años que pasó en Nueva York le ayudaron a ordenar sus ideas y tomar de nuevo el control de su vida, Washington le traía muchos recuerdos y todos ellos tenían que ver con Deborah, solo visitaba la ciudad de vez en cuando para dejar flores en la tumba de su hermana, pero trataba de estar el menor tiempo posible. Nunca imaginó volver a ver a Leon, ella no tuvo oportunidad de agradecerle lo que hizo por ella y sobre todo por Deborah, estaba en deuda con él de por vida, durante los dos años que pasaron no se atrevió a ponerse en contacto con él debido a que estaba tratando de superar los incidentes de Tall Oaks y China, necesitaba estar alejada de ese ambiente por un tiempo, lo había notado cambiado, sus facciones eran más duras y en sus ojos pudo ver que algo lo aquejaba, sabía que no era una persona muy abierta en cuanto a sus emociones pero ella tenía la habilidad de leer el rostro de las personas y sabía que él estaba pasando por algo, es por eso que no dudó en darle su número para seguir en contacto.
Fue pasando la semana, Helena fue incluida nuevamente en el equipo de seguridad del presidente, ella creía que era no era capaz de desempeñar de nuevo su antiguo trabajo pero debido a su experiencia fue reincorporada al grupo. Paso los días adaptándose a su nueva rutina y a terminar de mudarse a su antigua casa, fue difícil para ella llegar de nuevo ahí, sobre todo tener que empacar las cosas de la habitación de su hermana, donó todo el guardarropa y los muebles a la caridad, solo conservó las joyas de ella y una caja con fotografías, cuando se llevaron sus cosas sintió que Deborah también se había ido de la casa.
Debido a que Helena fue integrada al nuevo equipo de seguridad, a Leon le fue asignada una misión, él sabia que era algo de rutina y no tardaría mucho tiempo en resolverse y así fue, tenían que detener a un traficante de armas que tenia en su poder armas químicas y estaba a punto de venderlas a un grupo de rebeldes, se logró la captura de los culpables sin embargo una de las muestras fue robada por una misteriosa mujer que se hizo pasar por agente del gobierno, cuando llegó a oídos de Leon la descripción de la mujer supo que se trataba de Ada Wong, ¿ahora para quien trabajaba?, se preguntó, Ada siempre fue un misterio para él, no sabia en que lado estaba, sin embargo ella lo ayudaba, mientras empacaba sus cosas en el hotel vio por la ventana la silueta de Ada, se acercó y antes de que ella huyera la alcanzó a tomar del brazo
- Si querías saludar solo tenías que tocar la puerta- le dijo él
- Eso es tan ordinario- dijo ella tratando de soltarse
- ¿A qué has venido?- preguntó
- Tú lo has dicho, solo vine a decir Hola-
- ¿Qué eres Ada?- le preguntó soltando su brazo
- Hay cosas que son difíciles de explicar- dijo ella dando un paso hacia afuera
- ¡Espera!- dijo él y en ese momento ella sacó su pistola de gancho y huyo del lugar
Leon llego a su departamento después de varias horas de vuelo, aunque la misión había sido un éxito, no podía dejar de pensar en Ada y en los fantasmas que últimamente lo atormentaban, dejó su bolso de viaje a un lado de la puerta y buscó en la cocina la última botella de licor que tenía, se sirvió un vaso y lo vio por un momento, ya no quería llenar su vacío interior con alcohol pensó, tiró el contenido del vaso así como la botella completa, necesitaba salir, recordó entonces que tenía una cena pendiente con Helena, buscó su número y marcó, después de tres intentos estuvo a punto de colgar y en ese momento ella levantó la bocina
- Diga-
- ¿Helena?- dijo él
- Leon, que sorpresa- dijo ella sorprendida
- Si lo sé, dime ¿Estas ocupada?-
- No, ¿Por qué?-
- Pensé que tal vez te gustaría ir a cenar, ya sabes para ponernos al día-
- Si claro, ¿Te parece si nos vemos en una hora en el restaurante de la avenida 3?
- ¿No quieres que pase a recogerte?- le preguntó él
- No, está bien, te veo allá- le dijo
- Nos vemos- y colgó la bocina
Helena estaba un poco sorprendida, pensó que él la había invitado a cenar aquel día en la cafetería solo por ser gentil, sin embargo aunque la llamó dos semanas después la invitación seguía en pie, se vistió de manera muy informal, puso unos jeans algo desgastados, unas botas negras de tacón, una blusa de botones blanca con una chaqueta negra, tomó su bolso y salió de su casa esperando llegar puntual.
Leon se quedó sorprendido del lugar que ella había elegido, no era un restaurante elegante, las mujeres con las que alguna vez salió elegían siempre lugares costosos, sin embargo Helena había elegido un café que estaba abierto las 24 horas en el centro de la ciudad, él entro y la buscó entre las personas que estaban ahí, al ver que todavía no llegaba, buscó una mesa y la mesera le sirvió un café, esperó por casi veinte minutos hasta que la vio entrar
- ¿Tienes mucho tiempo esperando?- dijo ella
- No, llegué hace apenas cinco minutos- mintió
- Solo por curiosidad ¿Por qué elegiste este lugar?- preguntó Leon intrigado
- Porque es tarde y es viernes así que sería un poco difícil encontrar una mesa en un lugar más elegante además una vez que pruebes el pastel que sirven aquí sabrás porque lo elegí- le dijo con una sonrisa tímida
- Tendré que probar ese pastel- dijo
Volvió la mesera y les tomó la orden, una vez que se fue con el pedido ella dijo
- Supe que estabas en medio de un trabajo-
- Si, de hecho tiene muy poco que acabo de bajar del avión- dijo él
- ¿Y cómo estuvo todo?-
- Era un trabajo de rutina-
- Menos mal- dijo ella dando un sorbo a su bebida
- Dime ¿La has vuelto a ver?- preguntó
- ¿A quién?- contestó Leon nervioso
- Ada Wong-
Ada era un tema que Leon no tocaba con nadie y Helena no sería la excepción
- Mejor dime cómo va el nuevo plan de seguridad- le dijo cambiándole el tema
Helena notó que a Leon todavía le afectaba hablar de Ada Wong, decidió ya no seguir preguntando acerca de ella. La cena resultó agradable, ella le contó detalles de su vida en Nueva York y de cómo estaba se estaba adaptando de nuevo a vivir en Washington, él habló solo del trabajo aunque por momentos estuvo tentado a hablar de asuntos más personales, estuvieron en el lugar por más de dos horas hasta que el cansancio comenzó a vencerlo.
Una vez afuera él le dijo
- ¿De verdad no quieres que te lleve?-
- No, vine en mi coche-
- Es muy tarde para que estés sola-
- Toda mi vida he vivido aquí, sé que sitios no debo visitar a estas horas, por cierto, gracias por la cena-
- Gracias a ti por aceptar salir conmigo-
- De nada -
- Sabes estaba pensando en que deberíamos repetir lo de esta noche, podría ser aquí mismo, tenías razón acerca del pastel- dijo él con una sonrisa
- ¿Qué tal en mi casa?- dijo ella
- ¿Estas segura?- preguntó
- Por supuesto, entonces ¿El próximo viernes?
- De acuerdo- respondió-
Leon volvió a su departamento más relajado, la cena con Helena resultó mejor de lo que esperaba, a pesar de mostrarse un poco tímida algunas veces, era muy buena conversadora, se dio cuenta de que era una mujer muy inteligente y madura para su edad, se tomaba el trabajo en serio al igual que él y su vida social era muy tranquila. Se acostó en su cama con una sonrisa, esta noche los fantasmas no lo visitarían más.
