Aquel incomodo silencio le avisaba de un peligro inminente, haber robado ese artefacto de las manos de aquellos humanos había sido demasiado sencillo gracias a aquel bufón que poco o nada le interesaba, ahora corría por el bosque dejando atrás las alarmas que se habían dado a los guardias de aquella ciudadela, había logrado ver un poco de la luz resplandeciente que emanaban las antorchas, seguramente la estarían buscando para matarla, algo a lo que estaba acostumbrada, pero aquel silencio sepulcral donde lo único que podía distinguirse era el sonido del aire meciendo con una extrema calma las hojas de los arboles provocaba que se le erizaran las plumas
- Cálmate – se susurró a si misma, seguramente su paranoia de haber tenido una misión sencilla en mucho tiempo le estaban jugando una mala pasada, igual que creyó haber visto ese destello dorado seguirla cuando salió del festival realizado en la ciudad, fue tan momentáneo y desapareció tan pronto como lo había visto, preguntándose si era real o solo su imaginación – Aquel bufón – murmuro, no entendía como alguien de su especie se podía divertir haciendo reír y bailar a esos despreciables humanos, pero lo que menos comprendía era el hecho de que de alguna extraña manera la había cautivado, eran de la misma especie, tenía mucho de no ver un nuevo vastaya alado, o eso se seguía repitiendo en su mente, pero ahora solo debía llegar al límite de la frontera con Vlonqo y darse un tiempo para despejar aquellos pensamientos, solo a unos metros, ya podía ver aquellos extraños postes que se erigían alrededor, delimitando lo que le correspondía a ese pueblo, se comenzó a sentir libre de nuevo, después de eso sería difícil que la encontraran, e iban tan atrás que era imposible que le dieran alcance, o eso creyó hasta que algo salto sobre ella, un cuerpo realmente pesado…
- La linda pajarita creyó que podría escapar – su tono de voz era de una bestia, así había oído que hablaban los vastaya con características de lobo, pero ni siquiera podía contestarle, aquel impacto tan repentino había hecho que se quedara sin aire, sentía las garras y patas de su enemigo sobre sus brazos y ala, logrando que le fuera imposible hacer movimientos para defenderse, en su lugar solo gruño de rabia – Oh, no te esfuerces, seguramente tus plumas valdrán mucho más intactas –
- Amigo, tienes un pésimo tacto con las damas – una segunda voz provino desde detrás de su posición, reconoció su tono por haberlo oído cantar, pero "¿Qué hacia él aquí?"
- Lárgate antes de que te rompa el cuello, pajarito –
- Solo pediré amablemente que la sueltes una vez – su tono era decidido, pero aquel lobo se limitó a emitir un aullido que aturdió un poco al pavorreal, se tuvo que tapar las orejas, ella solo las pudo bajar ya que sus manos seguían inmovilizadas, un montón de sonidos de pelea se escucharon en seguida, no sabía quién estaba ganando, y aquel molesto vastaya encima de ella se había dedicado a sujetarla con unas cuerdas para evitar su escape, lo último que pudo escuchar fueron los quejidos de aquel pavorreal, parecía que le habían ganado pero no pudo auxiliarlo debido al golpe fuerte que le dieron en la cabeza, su visión se nublo rápidamente hasta quedar sumergida en la oscuridad…
- ¡Oye, Despierta! – una voz seguida del sonido metálico la despertaron de su letargo, la luz le pego de golpe haciendo que tuviera que parpadear repetidas veces para acostumbrarse, lo primero que pudo ver fueron los barrotes enfrente de ella "Genial, otra jaula" fue la primera frase que vino a su mente, sus manos y pies estaban atados, su boca amordazada, tenían suerte de haberlo hecho ya que su vocabulario no era el más amable cuando lograban atraparla
- ¿A que es una belleza? No te saldrá barata amiga – frente a ella un vastaya con rasgos de reptil se encontraba, su sonrisa con dientes afilados le daba algo de repulsión, no sabía cómo podían comerciar con los de su propia especie, la "compradora" también parecía ser parte felino, una mujer de curvas marcadas, orejas y cola gatuna además de los colmillos que sobresalían un poco de su boca, y el pelaje creciéndole en los antebrazos, quiso gritarles en el idioma que solo ellos conocían, maldecirlos por atreverse a tratarla como simple mercancía
- Oh, es una Lhotlan, créeme que valdrá cada centavo, esta avecilla me generará mucho dinero –
- Si no es indiscreción –
- Si lo es amigo, recuerda que no debe haber más charla entre el vendedor y comprador – saco una tarjeta de su pantalón – Pero si gustas divertirte un rato ven a buscarme – en la cara del reptil se dibujó una sonrisa de satisfacción
- Sígame señorita, si es que sus compras de hoy han finalizado – se fueron perdiéndose de su vista, hasta ese momento se dio cuenta de la gran cantidad de jaulas en aquel lugar, todas con vastayas en su mismo estado, algunos completamente golpeados, hombres y mujeres igual de inmovilizados, unos llorando por clemencia, otros dormidos aun, y un montón más resignados a su suerte, no era su primera vez en ese tipo de mercados, un olor a pescado llego a sus fosas nasales, estaban lejos de Vlonqo, el único lugar que conocía donde se dedicaban a estos comercios quedaba a varias horas de aquella ciudad, aquel artefacto ya no estaba con ella, al igual que parte de sus ropajes, su capa y sus muñequeras, tenía que ir a recuperarlos "Y con la suerte que había tenido" suspiro cerrando sus ojos momentáneamente, cuando los volvió a abrir un par de hombres mitad reptil abrían su celda, colocaron grilletes que le permitían movilidad en sus pies unidos con cadenas, y la obligaron a pararse mientras una hilera de vastayas mujeres se acercaba, la terminaron encadenando al final de la fila, aquella felina lideraba el grupo viéndolas de reojo como apreciando su compra, eso solo le hizo hervir la sangre, se vengaría y liberaría a todas esas vastayas que seguramente también estarían luchando por la causa de proponérselos
- Ishan, que no se escape ninguna esta vez – le hablo a uno de sus cuidadores que también tenía rasgos como de tigre, con poderosas garras en sus manos, las observo a todas ferozmente dándoles a entender que serían sus presas si intentaban huir, algunas emitieron pequeños gritos, otras como ella ni se inmutaron ante la provocación
- Vaya día, al menos pudimos conseguir una buena oferta, servirán bien a donde irán – las subieron a uno de los botes que se encontraba en el puerto, cada vez se alejaban un poco más de las tierras conocidas, sentía que iban a ir a dar a alguno de los límites de Jonia, aquellos lugares con poca magia eran ideales para mantenerlos a raya, los vastaya dotados con extremidades fuertes eran los que sobrevivían, no así los dotados con magias poderosas, ya que dependían de la magia de todo su entorno, las colocaron en nuevas jaulas, sin oponerse ni un momento analizo e ideo algún plan de camino a la base de esos traidores, un viaje de no menos de 3 horas la separaban de su objetivo, su "cuidador" como lo había llamado la felina estaba sentado en la entrada de aquella habitación, al menos 15 vastayas había en ese sitio, además de contados humanos que se veían andrajosos, no los había notado hasta ese momento
- Muni, prepara la mercancía, llegaremos en 10 minutos – la voz de la mujer al mando le hablo abriendo la puerta levemente, el susodicho obedeció sin más, de nueva cuenta fue jaula por jaula comenzando a unir sus cadenas para que avanzaran todas juntas, a estas alturas las cuerdas que mantenían sus manos estaban aflojadas gracias al roce con sus plumas, era su oportunidad de salir de ese sitio, espero pacientemente hasta que fue el turno de ella, esta vez no sería la última, cuando abrieron sus barrotes salto encima de aquel lobo encajando sus pies en su estómago, rápidamente le tapó la boca y uso su pluma para hacer presión sobre su cuello
- ¿Dónde encuentro una salida? – el vastaya aterrado señalo una puerta pequeña – Por tu bien espero que me digas la verdad – hizo más presión con sus garras, el lobo ahogo un grito de dolor y volvió a asentir con dificultad – Buen chico – lo dejo levantarse sin quitar su pluma daga del cuello, y posteriormente le dio un fuerte golpe en la nuca que lo dejo inconsciente
- Volveré por ustedes, iré por ayuda de mi tribu – las pocas vastayas asintieron algo temerosas, parecía que muchas de ellas no habían visto una pelea en su vida, sin perder más tiempo salió por la puerta indicada, un pasillo se extendía hacia enfrente seguido de unas escaleras que parecían dar al exterior, apresuro su paso sin hacer ningún sonido
- Los pájaros no deberían escapar de sus jaulas – escucho una voz detrás de ella, tres plumas se dirigieron casi de manera automática a su objetivo, pero fallaron debido al movimiento del felino
- Ishan, patético y traidor vastaya –
- Xayah, bella y rebelde vastaya – la conocía, aunque eso no le sorprendía del todo – Quizá esos idiotas del puerto no te reconocieron, por fortuna, ya que de haberlo hecho habrían triplicado tu precio, o hubieran vendido tu cabeza al mejor postor, jajajaja – una risa estruendosa salió de sus labios – Debíamos tomar precauciones extras teniéndote a ti entre nuestra mercancía –
- No somos mascotas, y si tengo que matarte para obtener mi libertad no dudare –
- Oh, eso lo sé, pero ¿Cuánto podrás resistir? – se lanzó sobre ella, un simple salto y logro esquivarlo, extendió sus garras dirigiéndolas hacia la espalda del felino, pero este salto hacia un lado con agilidad, comenzó a lanzar sus plumas, pero aquel tigre no parecía esmerarse al esquivarlas - ¿Estas cansada cariño? Debe ser incomodo dormir de esa forma – señalo las cadenas que aún mantenía en sus pies – Te daremos chocolate caliente y una manta cuando lleguemos – le hablo con fingida ternura, enseguida una pluma rozo su mejilla provocándole un corte – Pero antes te enseñaremos modales, tenerte a ti impulsara el negocio – siguió persiguiéndola, mientras lentamente se acercaban cada vez más a la salida
- ¡Ahora! – grito cuando faltaban unos pocos pasos y de una abertura del techo una pesada red cayó sobre ella haciéndola tropezar y resbalar unos metros por las escaleras – Tendremos que disciplinarte mejor – se acercó a ella tomándola de su mentón – Y te juro que me divertiré haciéndolo – lamio su mejilla provocando una completa repulsión por parte de ella, rápidamente la envolvió en aquella red que parecía hecha de algún metal y la cargo como si fuese un saco, salió con su cuerpo en hombros y se apresuró a alcanzar a las otras vastayas
- Veo que tenías razón Ishan, ahora le debo unas monedas por tu culpa, jodida arpía – hablo con desprecio, provocando que Xayah le escupiera en la cara, recibiendo una cachetada como respuesta – Espero que la próxima vez que la vea muestre un poco de respeto – el felino sonrió por la mirada asesina en su compañera
- Me encargare personalmente de esta, seguramente preferirá servirte a seguir en donde este, o puedo destrozarla mentalmente y volverla una pajarita obediente –
- Me agrada más lo segundo – sonrió malévolamente antes de retirarse
- Se llama Kaur, y si sabes lo que te conviene harás cualquier cosa que ella diga –
- Veo que tú también eres su mascota –
- Es mi hermana, un lazo de sangre nos une, no como a ti que ni siquiera te extrañaran en Jonia, seguro ya deben estarte dando por muerta – siguióavanzando junto a las otras vastayas, solo podía ver el puerto alejarse cada vez más, ni siquiera sabía a donde la llevarían, pero de igual manera lograría escapar
Terminaron en una especie de habitación después de pasar por muchas puertas y corredores, donde pudo ver a las vastayas ir y venir por todo el lugar, algunas saludaban a Ishan de manera encantadora, otras parecían realmente asustadas con su presencia, más de una les lanzo una mirada aterrada a todas ellas, algunos humanos y vastayas estaban también en aquel sitio, platicando con otras mujeres y provocándolas de alguna manera
- Aquí comenzara tu… como llamarlo… ¿entrenamiento? – volvió a reírse provocando un gesto de asco de parte de Xayah, lo siguiente que sintió fue como una aguja era encajada en su brazo – Muy bien chicos, tenemos mucho trabajo que hacer con esta belleza - su vista se volvió borrosa y de un momento a otro perdió el conocimiento
Cuando volvió a despertar e intento moverse no lo logro, sus manos y pies parecían atados a alguna especie de estructura que la mantenía con sus extremidades abiertas sin posibilidad de movimientos, su ala aún estaba inmovilizada, un pañuelo cubría sus ojos, se sentía aletargada aun, quizá por haber dormido tan mal esas noches previas
- Te ves tan diferente – la voz de Ishan resonó en aquel lugar – Solo son cuerdas y un poco de magia especial, no deberías tener forma de escapar – acaricio su mejilla
- Voy a matarte –
- Claro que si lindura – se acerco a ella depositando un beso en sus labios que rechazo al instante, la tomo con rudeza obligándola a juntar sus labios, su sabor era a alcohol del mas barato que vendían en las cantinas – Pero primero debo comprobar algo – sintió como tocaba la parte inferior de su vestido y emitió un gruñido furioso – Tranquila, es algo de rutina – aquellos dedos hurgaron en su interior sin ningún reparo, haciéndola emitir gruñidos y gritos contenidos, no le iba a dar el gusto de verla sufriendo – Vaya… una belleza rebelde y aun no has estado con ningún chico, seguro los matabas antes de llevarlos a la cama – se rio de nueva cuenta – Al menos valdrás más de tu peso en oro, veamos quien tiene el placer de pagar por ti – aquellas palabras le hicieron sentir un escalofrió, sabía a qué tipo de lugar había llegado pero confiaba estar fuera de esas paredes antes de tener que pasar por eso
- Vete a la m… - su garra tapo su boca de inmediato
- Tranquila cariño, prometo no tratarte mal – se acercó a su oído para susurrarle – Pero no aseguro nada de tus clientes – retiro su garra justo cuando ella estaba a punto de morderla – Vaya que eres ruda, pero aun así para mostrarte que te aprecio dejare una pequeña ayuda, seguramente están peleándose por ti en estos momentos, y no queremos una mala primera experiencia – sintió como volvía a hurgar entre sus piernas con alguna especie de líquido frio que le hizo erizar las plumas, no pudo evitar soltar varias maldiciones en su idioma natal, pero al vastaya poco o nada le importo – Ahora espera unos minutos, iré a pactar el precio, no tardo lindura – su mente que inicialmente iba a volver a insultarlo sintió una sensación realmente rara en su cuerpo, como si estuviera algo quemándole por dentro, tenía que irse de ahí enseguida, o sería demasiado tarde para hacer algo, pero aquella magia seguían haciendo efecto en ella, seguramente no pasarían hasta después de algunas horas, suspiro intentando mantener la compostura
Escucho mas de una vez que la puerta se abría dejándola oír voces diferentes, de personas que la maldecían y aseguraban darle su merecido, pero había cometido tantos delitos buscando las cosas de su pueblo y restaurando la magia de tantos lugares que no se acordaba de ninguna de esas voces, seguía intentando mover bien sus manos, sobre todo cuando osaban tocarla para según ellos comprobar que fuera realmente la vastaya que estaban buscando, nadie tocaba sus alas sin su permiso, y solo podía gruñir molesta cada vez que sentía sus roces, el día termino sin ningún aviso y después de otra dosis de aquella magia la dejaron ahí hasta la mañana siguiente
Aquel proceso se repitió un par de días, la mantenían a base de una especie de avena con un sabor horrible, sentía sus fuerzas perderse entre más tiempo pasaba en ese sitio, llevaba 5 días y de nuevo hubo más visitas, más insinuaciones y ofertas que solo le hacían sentir asco, al menos unas horas la estuvieron "presentando" y después de una pausa larga la puerta volvió a abrirse
- ¿En verdad es ella? – un tono de voz levemente familiar, seguramente lo había escuchado en aquel pueblo pero no podia reconocerlo del todo por lo adormilados que estaban sus sentidos, lo más probable es que alguno de sus enemigos estuviera viéndola con mirada lasciva, eso le hacía querer vomitar en ese instante
- No encontraras otro Lhotlan en cien kilómetros a la redonda, y el precio es bajo si somos sinceros –
- ¿Puedo preguntar la razón? –
- Es una rebelde, no podemos garantizarte que la puedas domar como a otras chicas, y no nos hacemos responsables si pierdes un dedo – el sujeto se rio al escuchar aquel comentario
- Entonces me la llevo – soltó de pronto
- Me alegra escu… ¿¡Qué!? –
- La quiero para mí –
- Oh mi amigo, no podemos vender mercancía reciente, al menos no sin antes domarla –
- Yo me encargare de eso –
- No dudo de tus capacidades, pero… -
- ¿Cuánto pagaste por ella? –
- 20 mil monedas de oro - mintió
- Ofrezco 200 mil – aquel felino parecía haberse quedado con la boca completamente abierta ya que no emitió más que algunos balbuceos, recobro su compostura rápidamente
– Lo la-lamento, pero no puedo hacer nada sin pruebas – en sus manos cayo una pequeña bolsa llena de monedas de plata
- Eso es por tus servicios, ve y coméntaselo a tu colega, no tengo prisa por irme de aquí y podemos llegar a un acuerdo de buena manera, tienen una hora para decidir, pero dudo que alguien ofrezca más que eso, todos la quieren torturar, pero yo solo quiero hacerla mía – aquellas últimas palabras le provocaron un nudo en el estómago, escucho como después de una pequeña pregunta sobre cuánto le duraría el efecto se cerró la puerta no sin antes despedirse con un "que te diviertas" el silencio inundo la habitación por unos segundos, ni siquiera se movió de su lugar, si iba a pasarle algo lo haría con la mayor dignidad posible, un peso extra se sentó justo al lado de sus caderas en la cama, su perfume inundo sus sentidos… ¿perfume? Vaya que le había tocado un tipo extravagante, tenía un leve toque de almizcle mezclado con un aroma floral, a su favor al menos no era un ebrio, sintió unos labios muy cerca de los suyos, pero ningún beso, como si estuviera pensando por donde comenzar
- Ya déjate de juegos, si vas a hacer algo que sea de una vez - su voz salió cargada con una pizca de miedo aunque intento por todos los medios que no fuera así, el sujeto se alejó de su cara un momento
- Tranquila – sintió sus manos ir detrás de su nuca buscando el amarre de la tela que tenía sobre los ojos, la desato con sumo cuidado sin dañar su cabello, lo primero que pudo ver fueron esos ojos azules que resplandecían a pesar de la oscuridad en el cuarto – Hola – le decía un divertido Lhotlan con una sonrisa que en cierta medida la reconforto, era un vastaya, no un humano, pero dejando eso de lado…
- ¿Qué carajos haces aquí? - empezó a pensar que seguramente era un acosador, y ahora mismo la tenía completamente a su merced, era algo patético para la asesina que había librado tantas batallas, ese bufón continuo con su sonrisa en la cara mientras le respondía
- Yo también me alegro de verte -
- Responde –
- Eh…¿Salvarte? – el chico rasco su nuca pensativo, le resulto lindo al hacer ese gesto, pero seguro era efecto de lo que sea que le habían dado, despejo esos pensamientos y volvió a hablar
- ¿Qué buscas? – ninguna persona actuaba gratis, y no se iba a tragar esas palabras, no lo conocía, no era alguien que su clan hubiera mencionado, Rakan el magnífico era lo escrito en uno que otro anuncio que vio en la ciudad, pero sus plumas doradas no eran algo común, las recordaría fácilmente… y ahora que lo pensaba al verlo bien llevaba una molesta capa que cubría completamente estas
- Solo eso, me dejaste cautivado cuando te vi, así que te seguí, seguramente escuchaste como luche contra esos vastaya, pero desafortunadamente los números estaban en mi contra, después de eso fue algo difícil localizarte, pero lo hice y di hasta este sitio –
- ¿En verdad esperas que me trague ese cuento? –
- No es mi decisión si aceptas mis palabras – mientras decía eso comenzó a desatar sus manos con la misma delicadeza – Pero ahora mismo lo único que importa es salir vivos de aquí – observo sus ojos, se habían quedado viendo fijamente sus dedos – Te quitaron tu capucha y tus lindos adornos, además de inmovilizar tu ala, ¿Debería golpearlos por eso? – aquella pregunta parecía estar dirigida mas a si mismo que a ella, se mantuvo en silencio mientras desataba sus pies, solo masajeo sus muñecas que dolían un poco por aquel roce de cuerda, en cuanto sintió su última extremidad libre salto de la cama rodando por el piso e invocando 3 plumas en su mano
- Xayah, sigues adormecida, además estas demasiado débil, no deberías hacer eso – ignoro su comentario, se levantó dispuesto a atacarlo pero en cuanto estuvo de pie sintió un mareo que casi la hizo caer al piso, de un instante a otro aquel vastaya la tenía sujetada entre sus manos – No te sobre esfuerces, siéntate por un rato por favor – su voz cargada de cariño hizo que dudara un momento de sus palabras, nadie le había hablado así, más que en ciertas y contadas ocasiones Coll, cuando volvía de sus misiones casi moribunda
- No necesito descansar –
- Es por tu bien, solo hasta que se pase un poco más el efecto – la sujeto con firmeza y la ayudo a sentarse en la cama
- Y bien ¿Cuál es el plan? – inmediatamente después de preguntar eso Rakan la observo nervioso sin decir palabra por varios segundos, tardo en comprenderlo - ¿Viniste aquí sin tener ni idea de cómo saldríamos? –
- El hacer un plan es algo complicado, además me llevaría mas tiempo, no podía dejar que cualquier hombre te tocara ¿viste los chicos que se estaban peleando por ti? Todos mencionaron cosas que es mejor no comentarte, solo me hacia hervir la sangre el imaginarte siendo ultrajada – sus puños se apretaron indicándole que estaba realmente furioso, su mirada también cambio a una mas asesina
- Así que decidiste comprarme – con eso el semblante de Rakan se relajó, giro a verla con una sonrisa encantadora
- Cariño, quiero comprar tu libertad, no tu cuerpo, una Lhotlan debe elegir a su pareja, soy un encantador, pero tengo principios –
- No intentes que me crea esos cuentos, me los han dicho demasiadas veces –
- Hablando de eso tenemos que parecer convincentes, el sujeto que me trajo dijo que pasaría a verificar que no estuviera muerto – de nuevo esa mirada algo nerviosa
- ¿A qué te refieres? –
- Solo fingir que tengo todo bajo control, intente convencerlo, pero fue imposible, políticas del lugar me dijo – Xayah no parecía nada convencida – No pienso tocarte, lo prometo por mis plumas – ella no respondió, pero pudo sentir como se puso tensa – Un simple hechizo, tu no tienes que hacer nada, y es solo unos minutos –
- Si tocas mis plumas te arrancare esa ala – eso lo hizo sonreír, se acercó a su oído, una sensación nueva le recorrió su espalda, sintió un escalofrió cuando le susurro
- No puedo prometerlo, pero gracias por tu confianza –
Y despues de un fin de semana sin internet y de haber avanzado lo suficiente esta idea me he decidido a subir la historia
Ojala les guste, continuare en cuanto haya pulido la siguiente parte
Saludos de nuevo y gracias por leer :)
