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-Reposo en cama por dos días. Deberá descansar y estar tranquila, señorita Weasley- dijo Madame Pomfrey haciendo especial énfasis en la palabra reposo- y con esto me refiero a nada de quiddicht y movimientos bruscos por al menos dos días.

- ¡Pero eso no puede ser!-protestó Rose consternada-¡Como se supone que ganaremos la copa este año!

-¡Señorita Weasley!- se escandalizó la anciana enfermera, que pese a su edad, aún lograba conservar su aspecto intimidante - ¡Acaba de sufrir una fractura muy grave en la rodilla!, ¡y todo por culpa de ese estúpido juego que les encanta!

Rose Weasley se dejó caer abatida sobre las mullidas almohadas de su cama. ¡Dos días!, eso era demasiado. Observó como la mujer se dirigía con paso energético a su despacho, murmurando cosas en contra de los deportes peligrosos, fracturas de huesos, y muchachitas que intentaban creerse chicos.

El resto de su equipo estaba parado frente a su cama esperando órdenes de su capitanía. Aun vestían las túnicas de quiddicht. Los colores azules, y bronce de su casa lograron controlar un poco la furia que sentía. Volvió a suspirar cansada, en cuanto saliera de la enfermería, alguien iba a morir, patearía gravemente al idiota que le había causado esa lesión…

-¿Entonces…? – la duda se veía reflejada en los ojos de su jugador más joven - ¿Qué haremos, capitana?

-¿Que haremos?- volvió a preguntar Rose, enfocando sus ojos azules a su equipo- haremos lo mismo que hacemos siempre, entrenaremos, más bien entrenaran, estos dos días sin mí.

-Pero tú no…

-¡Ya sé que no puedo entrenar!- exclamó la pelirroja perdiendo la paciencia, la rodilla le dolía horrores. – Pero el que este así no significa que vamos a dejar que Slytherin nos eliminen por segundo año consecutivo, ¡estamos dos pasos de ser campeones!.

Rose Weasley, era conocida en todo Hogwarts por su terrible fanatismo al quiddicht, deporte que se había dedicado a practicar, según rumores, desde que había tenido la edad suficiente como para volar. Ni siquiera en su familia había alguien que le hiciera competencia en cuanto a su afición.

Rowena observó unos instantes a su amiga, que se hallaba recostada en una de las tantas camas de la enfermería, su cabello rojo se había escapado de lo que antes había sido una coleta, y se extendía como un manto escarlata alrededor de su cabeza, contrastando perfectamente con la blancura de las almohadas.

-Tranquila Rose- dijo la chica, dándole una sonrisa cómplice a la pelirroja- Patearemos los traseros rojos de los Gryffindors mañana, jugaremos la final contigo, seremos campeones y podrás vivir una vida plena y tranquila hasta el final de este curso- finalizó la chica con un toque de humor.

Rose pensó un momento en la respuesta de su amiga, no dudaba de la capacidad de su equipo, ni de la palabra de Rowena, sin embargo, había lago que seguía molestándola…

-Ok, esto será lo que haremos- se incorporó de la cama con dificultad, su rodilla le molestaba- Rowenna, serás la capitana suplente, Harrison y Roberts seguirán siendo golpeadores, los cazadores, ósea ustedes – señaló con un dedo a Rowenna, y a los gemelos Scamander- deberán de crear una táctica de distracción. No sé, se me ocurre que podrían mandar a Rowena a cubrir a James…

-¿Yo?- preguntó su amiga con algo de inocencia- ¿Por qué yo?, los gemelos son más rápidos, y lo pueden marcar bien.

Un corrido de pequeñas risitas, incluyendo la de Rose, hizo que Rowenna juntara las cejas hasta que fueran casi una.

-Creo que todos aquí sabemos por qué, Wenna- se burló Lorcan.

-Sí, exacto- argumentó Rose, dándole una pequeña mirada de incredulidad a su amiga-. Ahora, volvamos al tema. Benny, te quiero atento a cualquier indicio de la snicht, Albus no se tragara el cuento de que las has visto, así que tendrás que pensar en algo diferente.

-Pero aún nos falta el guardián- la voz grave de Harrison sonaba preocupada -. Se supone que Scamander I es guardián, y tu una cazadora.

Rose curvo lentamente los labios en una sonrisa un poco maliciosa antes de contestar.

-Supongo que no tenemos opción- dijo con voz inocente que no engañaba a nadie- . Tendremos que llamar a Nate.

La sola mención de Nate hizo temblar al equipo. Nate era el hermano mayor de Rowenna.
Los hermanos Wood eran leyenda por sus constantes victorias juntos, al ser hijos de dos leyendas vivientes del quidditch, no era de extrañar que el juego más popular del mundo mágico estuviera grabado en su ADN. La directora Mcgonagall había considerado que aquello era injusto para los demás equipos, así que había prohibido la entrada de Nate como un miembro oficial del equipo mientras el chico no aumentara sus notas. La verdad es que a Nate no le había importado demasiado la noticia. Era tan bueno que incluso aun antes de terminar el colegio ya había firmado con uno de los grandes equipos del Reino Unido.

Cinco minutos más tarde el equipo se retiraba con su ya bien planeada estrategia y bajo amenaza de ser sumergidos en los lugares más turbios del Lago Negro si no hacían su mayor esfuerzo.

La pelirroja los observo marcharse, suspiro tranquila y con un sentimiento de calidez amistosa en su pecho, tomo el tónico que Madame Pomfrey le había dado para dormir y se dispuso a esperar a que hiciera efecto. Tenía un libro cerca de la mesita de noche, algún detalle de Rowenna, supuso.

"Emma"
by Jane Austen

Tomó el libro con curiosidad y lo observo, era viejo, pero muy bien cuidado. Frunció el ceño, y recordó a su madre hablando maravillas de aquella escritora, sin duda un clásico para los muggles. Abrió la cubierta y de esta resbalo una pequeña nota.

Es tiempo de que pienses amiga, no quiero que seas una Emma.

R.W

¿Qué se supone que debía entender por eso?

Aún estaba pensando en la nota de su amiga cuando una sombra le oculto de la luz artificial de las lámparas. Levanto la mirada lo suficiente para toparse con unos ojos grises que la observaban divertidos.

-Así que ¿disfrutando de tu convalecencia?

Ese tono de voz, pensó irritada. Obviamente Scorpius Malfoy se estaba burlando de ella.

-¡Tu!- exclamó Rose con furia- ¡Idiota!, por tu culpa estoy así.

-¿Mi culpa?, no es mi culpa que tu…- no terminó la frase, pero Rose supusó en que acababa. – .Deberías agradecerme, todo ese entrenamiento debe tenerte agotada.

Rose frunció el ceño, y sus inquietantes ojos azules se clavaron en los de su enemigo. Jamás le había prestado mucha atención. Lo odiaba desde segundo curso, y la lesión en su rodilla se sumaba a uno de los mil motivos que tenía para ser tan antipática con él.

-¿Qué quieres?- pregunto la chica con brusquedad.

-Quiero muchas cosas, Rose- dijo Scorpius, apartándose un mechón de cabello que le cruzaba por la frente.

-Y supongo que una de esas incluye hacer de mi existencia algo prácticamente insoportable, así que si no te vas…

-¿Qué?- la reto el muchacho- ¿Vas a ir corriendo con Scamander para que te defienda?-dijo mencionando el nombre de su amigo e tono acido- por si no te has dado cuenta, en ese estado no puedes hacer mucho.- finalizo con una sonrisita burlona.

-Primero,- la muchacha levantó un dedo, tratando de contener un bostezo- iba a decir que si no te vas, te dejaré una cicatriz en esalinda cara que tienes (cortesía de este libro), y segundo, hay dos Scamander así que no se a cuál te refieras, Scamander I o Scamander II, pero no me interesa, así que puedes irte por donde viniste.

Scorpius la miró con un brillo especial en sus ojos, Rose no supo identificar que era, pero es le causo una inquietud bastante incomoda.

-Eres una terca, y me refiero a Scamander II, a Lyssander. Rose…

-Weasley, para ti – dijo Rose secamente.

-Rose - repitió como si no la hubiese escuchado- ¿Es cierto que sales con él?

La pregunta la tomó desprevenida, obviamente el tónico comenzaba a hacer efecto, porque había procesado muy lentamente lo que el muchacho había preguntado antes de echarse a reír.

-¿Salir?- preguntó entre lágrimas de risa- , ¿Salir con Lyssander? ¿Acaso estás loco? ¡Por supuesto que no, idiota! ¿Qué interés podría tener el en una chica? además, ¿Por qué te interesa?. Aun si fuera cierto no es asunto tuyo.

Observó a Scorpius de una manera como nunca lo había hecho, posiblemente porque no tenía otra cosa mejor que hacer, lo estudio de la cabeza a los pies. Scorpius Malfoy era un chico alto, incluso más que ella, su cabello rubio le caía desordenado sobre la frente y al parecer tenía algo en el que volvía locas a las chicas del colegio. Rose había encontrado sus ojos que parecía plata liquida mirándola con una expresión indescifrable en más de una ocasión. Aunque a ella le costara admitirlo, más de una vez Rose había tenido que admitir que el muchacho era bastante guapo y amable con la gente.

Rose se reprendió mentalmente por la dirección que estaban tomando sus pensamientos. Ella no podía pensar semejantes estupideces, nunca. Por eso culpó al tónico que había tomado, y que la estaban haciendo sentir vulnerable ante la presencia del rubio.

-Me interesa- afirmó el muchacho- y todo lo que tenga que ver contigo lo hace.

-¿Por qué?- preguntó la pelirroja con voz un idiota, y además ni siquiera te caigo bien.

-¿Cómo puedes asegurar lago que no sabes?- preguntó. La figura del muchacho le pareció cada vez más cerca, hasta que la tuvo junto a ella. – Yo no te odio, solo me gusta verte enojar.

Rose observó como su acompañante elevaba lentamente las esquinas de sus labios hasta formar una sonrisa amable.

Sintió que los parpados le pesaban, y el sueño comenzaba a hacer acto de presencia.

-Y tal vez, ahora pueda decirte esto- la voz de Malfoy sonaba lejana, como si le llegara a través de las paredes- por que mañana quizá no recuerdes nada.

Un suave quejido salió de los labios de Rose, ella no quería dormir, quería escuchar lo que Malfoy iba a decir, quería abrir los ojos, y verlo. Pero no podía…

Una mano cálida se posó sobre su frente, y con inusitada ternura quito un rizo pelirrojo que surcaba su rostro. Pasaron unos segundos de silencio que a ella le parecieron eternos, y nada pasó. ¡Estupido Malfoy!, ¿Por qué no hablaba de una vez?

-¿Sabes, Rose?- la voz de Scorpius sonaba cada vez más lejana, pero bastante clara-. Siento tanto, tanto no poder tener el valor de decirte esto cuando estas despierta, pero…lo cierto es que yo no te odio. Es irónico que de todas las chicas que me siguen en esta escuela, la única chica de la que he estado enamorado en silencio desde el tercer grado seas tú, precisamente tú.

Scorpius observó a la chica, sus brillantes ojos estaban ocultos bajo sus parpados, sonrío para sí mismo. Pasaría mucho tiempo antes de que Rose pudiera estar de nuevo en ese estado, y que el fuera el único afortunado capaz de contemplar la tranquilidad de su rostro.

El cabello de la muchacha estaba esparcido sobre la almohada, y su tez blanca se veía tan suave, acerco lentamente un dedo hasta su mejilla, quería tocarla, quería sentirla.

Suspiró, tratando de tomar valor.

-Rose, eres especial- el tono del muchacho era tranquilo, pero su respiración decía que estaba nervioso- desde que te vi en el andén durante nuestro primer viaje al colegio supe que había algo en ti algo especial.

Las palabras se amontonaban una tras otra en la cabeza de Rose, pero podía entenderlas perfectamente ¿a qué se refería Malfoy?, recordaba haberlo visto y también recordaba a su padre decir algo sobre desheredarla si se fijaba en un Malfoy, pero jamás lo había tomado en serio.

-Por eso, cuando me escuche a Flint hablando acerca de Lyssander y tu…- se había detenido, Rose quería saber más- sentí que debía verte, pero te encontré con él, y tú estabas riendo. Me sentí como un idiota, y por primera vez en mi vida quise golpear a alguien, porque él tenía algo que yo no, y eso, eres tu Rose- lo escuchó suspirar de nuevo antes de continuar.- .Siempre me pregunte que sería querer realmente a una chica, por eso, tal vez, cuando descubrí que te quería, me asuste, y comencé a tratarte de una forma inapropiada, porque cada vez que te veía, en el pasillo, en clases, hasta en el Gran Comedor, sentía temor, temor porque descubrieras lo que yo sentía por ti.

Si Rose hubiese podido fruncir el ceño, lo habría hecho porque sentía su corazón latir desbocado, pero había algo que no entendía. Él estaba hablando en pasado, ¿significaba eso que ya no sentía nada?

- Y esta tarde, en el partido, cuando te vi caer de tu escoba, sentí un temor diferente, y quise ser yo el que te sujetara en mis brazos, y no Lyssander. Lo cierto es que… lo cierto es que te amo Rose Weasley. Y tal vez esto jamás lo sepas, por qué ahora estas dormida y no puedes escucharme y porque muy en el fondo soy un cobarde y no soy capaz de decirte esto. Quizás así estamos bien.

¡Por supuesto que puedo oírte, idiota!, quiso gritar Rose, pero no podía, la impresión era demasiado fuerte. La persona menos imaginada para ella le acababa de decir "Te amo", eso era algo digno de recordar, porque nadie jamás le había dicho lo mismo.

-¿Sabes de que trata "Emma"?- preguntó Scorpius, como si pudiera oírlo- trata de una chica, que se ocupa de los sentimientos amorosos de los demás, pero siempre se olvida de ella misma, y al final descubre que está enamorada de su amigo.

Rose sintió la mano se Scorpius sobre la suya, al parecer estaba acariciando el dorso de la mano de Rose con su pulgar. Sintió como la sangre fluía directa a su cara, y aunque no pudiera verse, podría asegurar que estaba sonrojada.

-Es por eso Rose, que estoy de acuerdo con Wood, no quiero que te conviertas en una "Emma".

Unos segundos después, Rose sintió algo cálido posarse sobre sus labios, fue un leve roce, pero fue suficiente para que su pulso cardiaco se acelerara al mil, podía imaginarse estar echando humo por la cabeza, y no, lejos de molestarle todo eso, más bien le agradaba.

-Estás completamente sonrojada- dijo el muchacho- , llamaré a Madame Pomfrey, tal vez algo anda mal contigo

Escuchó como se levantaba, y segundos después la enfermera regresó.

-Tiene el pulso acelerado- observó la mujer - ¿estaba despierta?

Madame Pomfrey miró inquisitivamente a Scorpius, y luego dijo.

-Como sea, es tarde señor Malfoy, y el horario de visitas terminó, así que será mejor que se retiré- dicho esto, la enfermera paso a su lado con un fru fru de su túnica, para desaparecer detrás de la puerta de su despacho.

Scorpius observó un momento más a Rose, sabía que ella podía oírlo, y que no se le olvidaría, así que se acercó nuevamente junto a la chica, y le susurró al oído.

-Yo solo vine a disculparme por haberte tirado de tu escoba, sé que cuando salgas querrás hablar, así que te veo a las tres, detrás de los invernaderos- sonrió antes de continuar- , pero si vas a patearme el trasero, será mejor que no lo intentes, o podrías quedarte sin jugar la final.

Dicho esto deposito otro suave beso en los labios de Rose, y se alejó en dirección a la puerta, con ese andar despreocupado que tanto exasperaba a la paciente.

Rose, no podía moverse, pero podía pensar, y por supuesto que iba a patear traseros, por una y por otra razón.

Pero antes, debería recuperarse y afrontar a Malfoy.

¿Qué resultaría de aquello?

Nadie lo sabía, pero con el tiempo tal vez algo se ocurriría.

Rose sonrió mentalmente, ante ese inexplicable pensamiento.

¿Malfoy y ella?... eso nunca ¿verdad?

Nunca digas nunca Rose.

Las sabias palabras de su amiga vinieron a su mente. Porque aunque jamás lo admitiría, ese casto e inocente beso, le había gustado, mucho.

Notas de la Autora.

Oficialmente este es mi debut en el fandom de Rose/Scorpius. No había escrito de la pareja nunca, pero si lo he imaginado. Así que dado que estoy convaleciente, con una lesión en la rodilla y no puedo caminar, decidí pensar un poco y entretenerme, obviamente sacando provecho de mi herida.

Esto va dedicado para todos los que pasen a leer, tal vez les guste, o tal vez no, de todos modos, cualquier comentario es bienvenido.

¡Un saludo!

¡Besos!

26/02/15: Nota de edición: Este pequeño One-shot sigue con la misma trama, lo único que ha sido editado es la ortografía y algunos dedazos que se me pasaron cuando lo escribí hace algunos ayeres.

Decidí darle una pequeña corrección porque soy de esas personitas que piensa que como lectores merecemos algo de calidad en lo cual podamos invertir nuestro tiempo, y también porque estoy harta de tareas sobre modelos lineales regresivos y necesitaba algo para sacar el estrés.

¡Espero que sigan disfrutando leerlo tanto como yo disfrute escribirlo!