Disclaimer: Todo de Katsura Hoshino *3*

Importante: Centrado en el ambiente creado entre los capítulos 38 y 39 del anime (por si no entienden algunas partes, ...aunque es tan cortito T_T). El Conde del Milenio ha decidido jugar su primera ficha y envía un ejército de Akumas a la cuidad española de Barcelona. Komui anticipándo el desastre moviliza una legión de buscadores hacia la zona pero no presentaron grandes desafíos y fueron mancillados por el ejército del Conde.

Allen y Lenalee solo tienen una misión, encontrar y proteger a uno de los cuatro generales. Son avisados de la situación en el sur de Europa pero para cuando llegan es demasiado tarde.


Nuevo Día

Lenalee caminaba con pasos pesados hacia la fuente que había encontrado seguida de Allen. No había razón por el cual estar feliz que cuando llegó hasta las ruinas de aquel parque se desplomó en la orilla de la fuente.

-Lenalee ¿Estas bien?-

¿Acaso podía encontrar una respuesta honesta a esa pregunta ahora que se acercaba el principio del fin? Le devolvió el silencio de la fría noche de Barcelona. Todo un día de viaje para nada. Para cuando llegaron lo único que reconocieron del grupo de buscadores fueron sus ataúdes.

Se llevó las manos al rostro cubriéndose de su amigo. La garganta le quemaba y la tristeza volvía a aflorar pensando en la familia que acaba de perder. No vio cuando Allen se sentó a su lado pero si sintió una mano tímida que le tomaba la suya y la alejaba de su rostro, alejando la barrera que contenía sus lágrimas.

-Lenalee…-

-Allen…-los labios trémulos le hacían tartamudear el nombre que tanto adorada - ¿Crees que si hubiéramos llegado más temprano…lo hubiéramos salvado?-

El joven exorcista se tomó un momento para mirar a su alrededor sin soltar la mano de su compañera. El silencio desolador de las ruinas de Barcelona le reportaba un informe detallado del desastre. Lo que hace horas había sido un pequeño mercado próspero parecía sumido en las miserias de la guerra. Y eso exactamente hacia lo que se dirigían.

Si era justamente eso, una guerra, resultaba inevitable que las personas resultaran muertas. Sin embargo no quiso decirle eso a la joven china y secó con el dorso del guante las tibias lágrimas que corrían por las mejillas de Lenalee, que se escurrieron intrusas entre la tela blanca.

-Yo…no lo sé- fue lo único que le pudo responder sumido en sus propios pensamientos – Tal vez podríamos haberlos salvado, es nuestra tarea después de todo. Me convertí en un exorcista para salvar a las almas dentro de los Akumas y también para salvar a las personas pero…no sé si mi poder…- se miró la izquierda, aquella extremidad que le servía de arma, aquella mano morada, su Inocencia -…será suficiente-

Lenalee lo miró arrepentida de haber preguntado, prefería tragarse su angustia y mostrar una sonrisa que sabía le sería devuelta. Apretó la mano de Allen que continuaba sosteniendo su mejilla, aún más contra su piel para sentir la tibieza aunque fuera a través de la tela.

Esbozó una curva en sus labios nerviosos y tomó aire a bocanadas tratando de calmar los espasmos del llanto.

-Lo siento-

-¿Eh?-

-Perdóname por haber mencionado esto. Lo que menos necesitamos ahora es estar deprimidos tenemos mucho todavía por hacer- comentó con aparente calma.

El de cabellos blancos asintió algo confundido.

-Pero no pude dejar de pensar que si tú hubieras estado en ese batallón…que si tu hubieras…- las lágrimas comenzaban a resbalar de nuevo. Allen comprendió y secó nuevamente sus ojos verdes. -…no sé qué hubiera hecho…no quiero vivir sin ti- terminó en un susurro acurrucándose en el regazó del exorcista, sintiendo la tibieza que desprendía su cuerpo a través del tapado negro y blanco. En el medio de su llanto sintió como unos brazos la envolvían.

A lo lejos el sol se levantaba en el horizonte anunciando un nuevo día. Todavía tenían una misión que cumplir: encontrar al General Cross y serles de escoltas. Y aunque las circunstancias parecían desalentadoras todavía tenían una razón para seguir viviendo.

-Siempre estaré Lenalee, te lo prometo- dijo acomodando su mentón entre las colitas de cabello verde.

-Gracias Allen. Yo también…permaneceré a tu lado- se perdió en el sopor de aquel abrazo que le brindaba el soporte y la protección que anhelaba. Cerró sus ojos y por un momento, que le parecieron un par de minutos, consiguió conciliar el sueño. Un sueño placentero y no aquella pesadilla recurrente a la que no le encontraba significado aún.

Al rato volvió a despertar con el sonido de unos pasos en la piedra. Desarmó, reticente, aquella posición acogedora entre el pecho de Allen para poder observar mejor quien se acercaba.

-¿Te encuentras mejor?- preguntó él.

Asintió.

-¡Hey! Ustedes dos-

-¡General Tiedoll!-

-Pronto saldrá el sol-


GrAcIaS Por LeeR! n_n