Y recuerda pequeña, nunca te sientas mal por lo que digan de ti, porque aunque ellos no lo vean tú tienes algo maravilloso…

La castaña despertó abruptamente mientras respiraba agitadamente, cuando pudo calmarse un poco llevo una de sus manos a su cabeza ya que esta le había comenzado a doler. Con calma salió de su cama y fue a tomar un poco de agua y ver de paso la hora que era. Las cuatro de la mañana.

Aun con el dolor que tenía la chica volvió a su habitación y miro por la ventana aquel cielo estrellado y la luna más brillante que nunca y suspiro, al parecer esa sería otra noche sin poder dormir.

Haru Miura era una chica normal, ella iba a la secundaria como todo chico de su edad, así como también salía y cosas por el estilo. Pero desde hacía un tiempo había comenzado a tener extraños sueños, en los cuales siempre terminaban con esa frase que no podía sacar de su cabeza.

"Tú tienes algo maravilloso…"

Volvió poner su mano en su cabeza, pensar en eso solo hacía que el dolor se intensificara más, así que se recostó en su cama y trato de despejar su mente para aliviar un poco el dolor. Sin embargo, parecía que su mente no opinaba lo mismo y fue llenada de recuerdos como lo hacía todas las noches que no podía dormir.

Cuando ella tenía 14 años ella conocía al chico más maravilloso que pudo conocer, y aunque no era aquel príncipe en armadura que en ese tiempo hubiera deseado tenía algo mejor que cualquier caballero de armadura dorada, tenía la mirada y la sonrisa más hermosa que hubiera visto, y como era de esperarse se había enamorado.

Aun con la mano en su cabeza giro un poco para poder ver aquel marco de plata el cual siempre veía antes de dormir y después de despertar, uno en donde aparecía un gran grupo de personas, en el cual también se incluía ella. Sonrió amargamente mientras volvía a cerrar sus ojos.

Después de conocer a aquel castaño su vida había dado un gran giro, había conocido a personas maravillosas, había viajado a lugares los que jamás pensó ir pero más que todo, encontró un lugar en el cual se sentía amada, en el cual sentía como pertenecía a una familia.

Resignada al no conseguir que el dolor disminuyera se levantó y se sentó mientras veía hacia ningún lugar en específico. Sentía como sus ojos comenzaban a arder así que los froto un poco mientras seguía dando pequeños masajes en su cabeza.

Ella confiaba ciegamente en los Vongola, tanto que si le hubiesen dicho que la luna era cuadrada ella no hubiese dudado si no hubiera afirmado, pero tuvo que darse cuenta muy tarde de su error.

Flashback

Haru caminaba tranquilamente hacia la casa de Tsunayoshi, pues había ido a una pastelería y le había comprado un pastel especial para él. Desde hace varios años seguía enamorada de él como el primer día que la salvo de ahogarse en aquel lago, y por ello le apreciaba tanto al punto de enamorarse de él.

La castaña había llegado a la casa Sawada y había golpeado, y en menos de nada por la puerta salió una mujer castaña de rostro amable quien la miro sorprendida.

Haru-chan hola. —Saludo Nana Sawada con una sonrisa la recién llegada, quien le devolvió la sonrisa.

Nana-san es un gusto verla. ¿De casualidad esta Tsuna-san? —Pregunto mientras estiraba sus brazos con la pequeña caja. —Haru le ha traído un pequeño detalle.

Oh querida si, Tsu-kun está arriba junto con todos. —¿Todos? Pregunto mentalmente Haru. —Pensé que estabas con ellos Haru. —Ella hizo una pequeña mueca desapercibida.

Creo que lo había olvidado Nana-san. —Quizás era una reunión importante y por eso olvidaron invitar a Haru. Siguió pensando la castaña.

Pasa querida, los demás te deben estar esperando. —Haru le agradecía y siguió. Nana debe tener razón, deben estar preocupados por Haru. Siguió pensando una excusa la castaña.

Ella avanzo por las escaleras hasta llegar al frente del cuarto de Tsuna, pero se detuvo al oír unas risas provenientes del mismo. La castaña pensó que estarían hablando sobre alguna batalla así que no se preocupó, y puso su mejor sonrisa y abrió la puerta e ingreso con el pastel en manos. Lo que no supo fue que cuando ella llego todos callaron, y un silencio incomodo se formó.

¡Buenos días a todos desu! —Saludo mientras se acercaba y dejaba el pastel sobre la mesa, y cuando miro a todos los presentes vio como sus rostros estaban sorprendidos, incluyendo a Kyoko a quien no había visto desde bastante tiempo. —¿Pasa algo chicos? —Los demás reaccionaron a su pregunta.

Haru, no esperaba verte por aquí, creí que estarías ocupada porque no te he visto en las otras reuniones. —Dijo de manera despreocupada el guardián de la lluvia. Haru parpadeo confundida.

¿Reuniones? —Pregunto confundida. —Haru no ha sido invitada a más reuniones Yamamoto-san. —El nombrado solo la miro extrañado y luego miro a Tsuna, quien tenía una mirada nerviosa.

¿Tsuna olvidaste invitar a Haru? —El castaño al oír aquello tembló, pero miro nervioso a todos. Antes que pudiera articular alguna palabra un peli gris gruño molesto.

Cállate idiota del beisbol. ¿No ves que el décimo no invito a esta mujer para que no causara problemas? —Las palabras de la tormenta, causaron un vacío dentro de Haru.

¡Tsuna-san no haría algo así Bakadera, solo estas celoso que me preste más atención que a ti. —Dijo de manera infantil Haru mientras lo veía desafiante. —¿Verdad Tsuna-san? —El nombrado parecía querer encogerse en su lugar, y cuando iba a hablar fue nuevamente interrumpido por su guardián de la tormenta.

¡Cállate mujer estúpida! —Todos se sorprendieron por el grito del peliplata, quien a pesar de siempre hacerlo este fue uno de enojo total mientras veía a la castaña con lastima. —¿Qué no ves que el décimo no quiere nada contigo y solo lo estas molestando con tu presencia? —Haru lo miro sorprendía, y miro a Tsuna en busca de explicaciones, y solo obtuvo que él bajara la cabeza.

Haru-chan. —Kyoko se levantó de su lugar y se acercó a la castaña. —Por favor déjame explicarte esto. —Haru se tensó, de alguna manera sentía que lo que le diría la peli miel no le seria agradable. —La razón por la cual Tsu-kun no te ha invitado es porque… —¿Tsu-kun? En definitiva no le agradaría. —Él y yo estamos saliendo. —El silencio no se hizo esperar, y Haru veía asombrada, dolida y con ganas de llorar a la chica frente a ella. —Tsu-kun solo quería darte espacio para que lo asimilaras. —Haru sintió como sus ojos ardían, y miro a Tsuna quien seguía nervioso.

Tsuna-san… ¿Por qué no me dijiste nada? —La pregunta hecha por la castaña asombro a la peli naranja quien miro al chico sorprendida y a los demás por oír a Haru no hablar en tercera persona.

Tsu-kun ¿no le dijiste a Haru? —El chico solo negó nervioso. —No puedo creerlo, se supone que le dirías. —El castaño bajo su mirada triste. —Haru-chan yo… —Pero no pudo terminar de hablar cuando Haru puso una mano frente a ella señal de que no dijera nada.

No pasa nada Kyoko-chan. —A pesar de sonar tranquila, por dentro se estaba desmoronando. —No me debes explicaciones, ni tu ni Tsuna-san. —Dijo aquello intentando hacer una sonrisa, cosa que no logro salirle, Kyoko la miro preocupada.

Pero Haru-chan… —Haru negó con su cabeza.

No te preocupes, Haru solo esta dolida porque molesto a Tsuna-san cuando estaba saliendo contigo, Haru se disculpa por eso. —Ella hizo una reverencia. —Espero sigan disfrutando su pequeña celebración, les dejare el pastel aquí. —Iba disponerse irse, pero el Castaño se levantó.

H-Haru, lo siento por no decirte. Puedes quedarte aquí y así… —Antes que pudiera seguir hablando la primavera lo interrumpió sin voltear a verlos, porque sabía que si lo hacía se pondría a llorar ahí mismo.

Lo siento Tsuna-san, pero Haru vino a traer el pastel solamente porque tiene deberes pendientes de Midori. —Aunque ellos no lo veían sus labios temblaban al igual que sus ojos. —Nos veremos después. —Y sin esperar respuesta salió corriendo de ahí llegando a su hogar lista para desahogarse.

Fin Flashback

Haru tomo unos pañuelos y limpio las lágrimas que caían por su rostro, cada vez que recordaba aquella reunión a la que no fue invitada le traía el mismo dolor. Eso fue hace un mes, y en ese tiempo había visto desde lejos a la familia del décimo como siempre, felices y ajenos a la falta de su presencia como si se hubiesen librado de una enfermedad.

En todo ese tiempo no había salido de su cuarto sin parar de llorar, y para peor con esos sueños solo hacían que su cabeza quisiera estallar. Un pequeño golpeo en la ventana de su habitación la hizo salir de sus pensamientos, limpio todo rastro de lágrimas y se acercó viendo a un pequeño pajarito amarillo. Con una sonrisa ligera abrió la ventana dando paso al ave, la cual voló alegre a sus manos y comenzó a saltar.

—Hibrid, no deberías estar aquí, si Hibari-san te descubre morderá a Haru hasta la muerte. —Aun al recordar al malévolo prefecto la hacía deprimirse, Hibrid lo noto y voló a su cabeza.

—¡Haru, Haru! —ella sonrió alegre y lo bajo para dejarlo junto a un tazón con comida.

—Muy bien, puedes quedarte pero Haru debe dormir, tiene escuela más tarde. —La pequeña ave solo asintió y Haru fue a su cama y se recostó.

La pequeña ave había terminado de comer y voló al lado de Haru y comenzó a cantar el Hitmo de la amada escuela de su dueño. De alguna manera eso basto para que la castaña olvidara sus dolores físicos y mentales y pudiera conciliar el sueño. Solo esperaba que ese día fuera diferente, algo le decía que pasaría algo para bien, o para mal.