Los Secretos del Laberinto.

(The Maze Runner)

Alby X Gally

Capitulo I

La tarde en el Área comenzaba a caer. Los corredores llegaban a tiempo, antes de que las puertas cerraran porque como ya se sabe nadie sobrevive una noche en el laberinto. Alby daba vueltas por el Área observando que todo se encontrara en orden, siendo el líder debía ser su trabajo ¿no? Era hora de cenar así que no había mucha gente en el centro del lugar. Probablemente estarán en la cocina de Sartén esperando las "novedosas" comidas que el cocinero preparaba para sus amigos del Laberinto. Él no tenía mucha hambre así que decidió esperarse a que los habitantes degustaran el banquete y después poder ir él. Además debía pensar muchas cosas, como líder de los Habitantes y personalmente. El hecho de ser el líder lo comprometía a muchas responsabilidades. Se encargaba de mantener el orden del lugar, de velar por el bienestar de los habitantes (si se le puede decir así). En realidad de lo personal casi no se había preocupado. Ni siquiera piensa si lo que hace le hace feliz a sí mismo. Sabía que todos lo apreciaban y lo respetaban por su título y por su carisma para con los demás.

Pero había un hombre que le llamaba mucho la atención. Su nombre era Gally. Todos acostumbraban a decirle Capital Gally porque así él lo pedía. Pero eso no va al caso. Lo que pasaba es que el chico era muy… como decirlo… guapo. Era blanco, claramente lo contrario a él, poco pelo, alto más o menos de su tamaño, guapo, atlético y muy… serio. Alby todas las mañanas lo veía levantarse de la finca y le decía buenos días como a todo habitante. Pero él era especial. No sabía porque pero había llegado a pensar que se estaba enamorando. Claro, que ahí no había muchas opciones pero estaba seguro que él no era tan feo como todos tal vez piensen.

Saliendo de sus pensamientos, se percató de que la mayoría de Habitantes ya había comenzado a salir de la cocina, así que aprovechó y se aproximó a donde Sartén para que le brindara un plato de la comida de hoy. Cuando cruzó las puertas, en una mesa aparte estaba él. Con su plato medio vacío y las manos juntas pegando a su boca, codos sobre la mesa y piernas cruzadas. Todo su cuerpo hacia un ligero movimiento como si estuviera nervioso.

-¡Alby!- dijo Sartén – ¿Vienes por un delicioso manjar?

-Emmm… Sí- responde un poco… distraído.

-Bueno, estás de suerte porque hoy hice tu plato favorito: verduras con carne.

-Sartén… Es lo único que hay- dijo Alby riéndose.

Alby no podía dejar de mirar a Gally. Estaba preocupado por él. Debía hacer algo.

-Aquí tienes- le dijo Sartén- Provecho.

-Gracias- respondió Alby.

Sin pensarlo mucho fue hacia Gally para saber que pasaba.

-Mmm… ¿Se puede?

-Claro- le respondió muy amablemente, algo que nunca había visto en él.

-¿Se puede saber qué pasa? Estás muy tenso y nervioso.

-No es nada. Solo he estado pensando muchas cosas. Estoy un poco frustrado y confundido. Todos parecen estar contentos por buscar una salida pero yo no quiero salir de aquí sabiendo que allá afuera hay unos monstruos enormes llamados Penitentes que nos esperan con ansias. No es seguro para nadie aquí.

Alby entendía perfectamente lo que el otro quería decir. Ser el líder también conllevaba hacer asambleas donde se toman decisiones que beneficien a todos.

-Al parecer no solo el líder está estresado por ese tema- le dijo Alby en son de hacerlo reír y lo logró – Mira Gally, entiendo que estés afligido por eso pero debes acordarte que para eso hacemos asambleas: para tomar las decisiones que son correctas y beneficiosas para todos, así que ahí podremos exponer nuestros disgustos por el tema y ya- le dijo y le paso la mano por el hombro, aunque en realidad sólo le alcanzo el brazo para media espalda- Es imposible que un hombre como tú, con esa cara tan... tan…- empezó a tartamudear.

"¡Mierda!", pensó, "Creo que la cagué". Creyó que había abierto demasiado la boca.

-¿Tan qué?- preguntó Gally con insistencia.

-Nada… olvídalo- dijo Alby nervioso- ¿No quieres ir a la fogata? Creo que Winston contará una de sus sangrientas historias.

Ya había comenzado a levantarse pero algo lo detuvo. Era la mano de Gally sobre su mano. Alby se volvió y sus miradas se encontraron.

-¿Tan qué?- insistió Gally con cara de espera.

-Gally… Lo siento es que… no puedo decírtelo… Es que yo… Es que tú…- empezó pero no logró terminar.

Se zafó de la mano de Gally como pudo, tomó su plato y su vaso y se lo dio a Sartén. Acto seguido, salió corriendo del lugar y buscó la Finca, el dormitorio de los chicos, para ir a esconderse. Estaba tan aturdido, tan avergonzado. Tenía miedo de que el chico se diera cuenta que le gustaba. Podría agarrarlo a golpes y patadas y dejarlo peor que si lo hubiera agarrado un penitente. Lo que menos quería era que los chicos se enteraran de que él quería a los hombres, que le gustaban los hombres. Todos ahí eran tan masculinos que no se imaginaba la vergüenza de estar bajo una burla de ellos.

Se metió en su cama y se tapó con su cobija para evitar que alguien lo viera en el estado que estaba. Creía que estaba llorando pero no sentía las lágrimas caer.

Entonces escuchó la puerta abrirse. Luego la escuchó cerrarse. Pasos en el suelo acercándose a él. Un ligero hundimiento en la esquina inferior izquierda de su cama y sabía que él estaba ahí, que Gally estaba en su cama.

-Alby, ¿cuéntame que pasa? Puedes tener total confianza en mí y eso lo sabes- dijo Gally. Algo en su voz le decía que sabía por donde iba el tema.

-Gally, ese es el problema. No quiero perder tu confianza por algo que me está pasando a mí.

-Pero Alby, sabes que no me molesta que me cuentes tus problemas. Te repito que puedes tener plena confianza en mí, somos amigos- insistió Gally pero Alby sabía que si le decía, su amistad se terminaría, incluso podría ser que hasta su vida.

-Gally, es que… tú… Es que no sé como decírtelo sin que te vayas a enojar conmigo. No te lo he dicho antes porque sé que terminarás golpeándome o matándome.

-Alby no creo que sea tan fuerte como para yo hacer eso… contigo.

-Perdóname amigo. De verdad esa no era mi intención…- ahí fue donde empezaron a salirle lágrimas de verdad.

-Pero Alby, ni siquiera me has dicho qué es y ya me estás pidiendo perdón. Habla, por favor, me estás matando de la intriga.

-¡Es que me gustas! ¡Eso es lo que pasa! ¡Me estoy enamorando de tí!- dijo Alby casi gritando.

Ya. Eso era todo. Ya lo había dicho. Él seguía bajo las cobijas esperando alguna respuesta de Gally. Esperaba que le dijera algo. En vez de eso, se levantó de la cama, abrió la puerta y se retiró.