-Una semana pasa volando.- aseguró Phineas a Isabella por teléfono mientras se sentaba en su cama.

-Lo sé, pero necesito un rostro familiar. Es extraño todo esto de la universidad.- dijo ella. La práctica con las porristas terminó antes, lo que le daba un poco de tiempo libre para hablar con Phineas.

-Descuida. Para cuando te des cuenta, ya estaré allí.

-Hey, preciosa.- llamó a Isabella uno de los jugadores del equipo local.

-¿Y eso que fue?- preguntó el pelirrojo un poco incómodo.

-Espera un segundo.- pidió ella.- ¿No te cansas de eso?- gritó al chico.

-Tranquila, novata. Jaja, hasta enojada te ves linda.- aseguró este antes de retirarse. La muchacha gruñó antes de continuar con su llamada.

-Disculpa, Phineas.

-¿Estás bien? ¿Qué fue todo eso?

-Uno de los tontos jugadores de rugby. Me han fastidiado desde que llegué aquí. Esa es también una de las razones por la que ya quiero que llegues. Tal vez se calmen cuando estés aquí.

-Te aseguro que se detendrá pronto.- dijo él decidido.- Isabella, tengo que irme. Te llamaré luego, ¿sí?

-Está bien. Hasta luego.

-Hasta luego. Cuídate- dijo Phineas tiernamente antes de colgar. Ferb aún seguía con Vanessa en su viaje por Ucrania, así que tan solo tenía a su querido ornitorrinco como compañía.- Perry, ya sé que adelantaré para hoy.- le dijo al mamífero semiacuático con una sonrisa.

Luego de una tediosa reunión del consejo estudiantil, una cansada Isabella se retiraba a su habitación. Además del agotamiento, la desepcionaba el no haber recibido la prometida llamada de su recién confesado amor platónico.

-Hey.- exclamó alguien a sus espaldas.- Si, tú. La hermosa chica de cabello negro.- Justo lo que necesitaba para completar su tarde.

-Ahora no estoy de humor para más fastidiosos comentarios tuyos. Y, por si es que eso no te queda claro, te advierto que mis años como exploradora me enseñaron muy buena técniticas de defensa personal.- le aseguró muy seriamente. Mas su mirada se suavisó luego de que él continuara hablando.

-¿Qué estás haciendo?- Rápidamente volteó para encontrar frente a sí a nada más y nada menos que a Phineas. Con una gran sonrisa en su rostro, se lanzó hacia él en un abrazo. El chico inmediatamente rodeó su cintura con sus brazos.

-¡Phineas! Pero, ¿qué estás haciendo aquí?- preguntó ella echándose un poco hacia atrás.- Aún falta una semana más para el comienzo oficial de las clases.

-Sí, así es.- respondió él.- Pero te prometí que todo eso de los chicos terminaría pronto. Y yo mismo me aseguraré de eso. Además, la necesidad de un ingeniero creativo para preparar la bienvenida de los estudiantes fue suficiente para que lograra convencerlos de adelantar mi llegada.

A la mañana siguiente, luego de concluir el riguroso entrenamiento del equipo de animadoras, Isabella se acercó sonriente a una de las mesas por una botella de agua.

-Hey, ¿por qué tan feliz, preciosa?- preguntó su habitual fastidio.

-No pienso discutir más contigo.- dijo ella sin siquiera molestarse en voltear a verle.- De todas formas no creo continúes con tus insistentes intentos ahora que ya no vengo sola a los entrenamientos.

-¿De verdad? ¿Y quién te acompaña hoy que no haya visto antes?

-Llegó ayer. Él es mi...

-... novio.- agregó un tercero acercándoseles. Miró con ternura a la muchacha mientras tomaba su cintura.- Lo hiciste increíble.

-Gracias, Phineas.- respondió ella recostándose en su hombro.

-Ya veo.- murmuró el que ahora no hacía más que un mal tercio.- Los veré a ambos mañana entonces.- Intimidado, regresó con el resto de su equipo. Isabella sonrió y miró al pelirrojo.

-¿Novio?- preguntó con una sonrisa. Él rió algo nervioso.

-Bueno, pensé que sonaría más convincente.- respondió antes de inclinarse para besar sus labios.

¡Hey! ¿Les ha gustado? Quería intentar escribir algo diferente a lo usual, ya que me concentro en el fandom de BajoTerra. ¿Reviews?