Ya no hay vuelta atrás...
En su rostro se enmarcó una amarga sonrisa. El cabello lacio y oscuro se balanceaba al son del viento. Ella seguía andando hacia las rocas.
Two Faces's Mirror
Cap. I
¡Va ha hacerse tarde! - Más rápida que un relámpago bajaba las escaleras una joven con rostro alegre, su mirada esmeralda estaba llena de brillo y desprendía energía por todo el cuerpo.
Ya vamos Misao, estoy buscando la tarjeta.. estoy seguro que la dejé en el salón - Un hombre de rostro sereno apareció por una de las puertas de la casa. Ella hizo una mueca impaciente.
¿Y se queda tan tranquilo! a veces me desespera Aoshi-san - Fue deprisa a buscar la tarjeta, él no dijo nada, una pequeña sonrisa surcó su rostro, mas se borró al instante al notar una presencia familiar a su espalda.
Qué haces aqui - siguió de espaldas mientras sus musculos se tensaban.
Un trato es un trato... - Una voz grave apareció de la nada tras una sombra.
Ella está cerca
¿Una simple muchacha prevalece ante el trato?
Eso no te incumbe
¿Aoshi-san? - Misao estaba con la tarjeta en la mano y mirada confusa, él la recogió y abrió la puerta a la chica
Tu primero
Gracias - Ella sonrió de nuevo y salió de la casa. El hombre miró una vez más a sus espaldas y cerró la puerta acompañando a la chica.
Está bien señor Fujita, tendrá el pedido en menos de treinta minutos - Colgó el telefono y suspiró cansada. La mujer comenzó a anotar en un cuaderno, el ruido del ventilador era aún más insoportable que el calor de aquel lugar. Una pequeña oficina de correos situada en un barrio nada acorde a su gusto.
¿El último pedido? - Un joven entraba en la oficina mientras se secaba el sudor de la frente, su cabello rojizo estaba sujeto por una coleta baja.
Sí, el último al fin - La mujer murmuraba cansada, había sido un duro día de trabajo, el sonrió levemente y tomó la nota.
No te preocupes Megumi, te prometí que iriamos ha cenar hoy ¿verdad? - sonrió de nuevo- así nos tomamos un descanso
Claro, Kenshin - iba a sonreir cuando vio que el pelirrojo le miró nervioso - ¿ocurre algo?
¿No te importará que venga Sanosuke, insistió mucho - sonrió de nuevo, ella suspiro y cabeceó. Sabía que ese día no iba a poder acabar bien acompañada del odioso compañero de piso del pelirrojo.
¡Kaoru-chan te olvidas el cambio! - La dependienta llamó a la joven, pero ella ya había salido de la tienda a toda prisa. - ¿Qué le pasará hoy?...
Se comporta como todos a su edad Tae-san, no se preocupe
Fujita-san no le vi llegar - La mujer se sonrojó levemente y se colocó de nuevo tras el mostrador. Aquel hombre alto y con la mirada helada era conocido en ese barrio y parte de Kyoto por su manera de imponer la ley. Se hacia llamar inspector Fujita.- ¿Ocurrió algo?
No, claro que no - se sentó en una de las sillas que solía tener ella en esa libreria pequeña - sólo mande un pedido a esta dirección, espero que no le importe Tae-san
No, no me importa, siempre es bien recibido por estos lugares - ella sonrió y se acercó a la maquina de té para servirle al hombre - ¿Y cómo le fue todo en la capital?
Lo de siempre Tae-san, pero no hay nada como llegar a territorio conocido
Es cierto - sonrió y le pasó una taza con té, su expresión cabió levemente
¿Le preocupa la joven Kamiya?
¿Se enteró de lo ocurrido?
Sí. No pude acudir al funeral pero pase por el cementerio.
Ella me preocupa, cuando era pequeña se le veía tan alegre... paso un tiempo y todo cambio.
Su tía le quería mucho, ella empezo a cambiar cuando supo que estaba enferma.
Lo sé...
El tiempo cura todo¿no lo cree? - dió un último sorbó al té
Sí... - susurró, el sonido de la puerta al abrirse le interrumpió sus pensamientos. Un chico con rostro cansado pero mostrando una sonrisa estaba con un paquete pequeño en el brazo y el casco en el otro
¿El señor Fujita?
Soy yo - se levantó del asiento y firmó una hoja que el pelirrojo le pasó. Kenshin entregó el paquete y salió de la tienda.
Justo al pisar el asfalto vió una pequeña fotografía tirada, la recogió con curiosidad y observó a una joven de intensos ojos azules. Guardó la foto en un bolsillo y subió a la moto de nuevo.
¡Me encanta este lugar Aoshi-san!
Me alegra - Misao y él estaban sentados cerca de un acuario grande de peces tropicales mientras degustaban una comida deliciosa de aquel restaurante.
¿Y después podemos pasear en la playa? - la joven le miró alegre, él asintió sonriendo y continuó con su plato.
¿Y porqué me invito a mi? - ella preguntaba entre que comía una salsa especial con marisco - quiero decir... había más alumnas en el dojo - sonrió a su entrenador, él hizo una pausa mirándola
Veo un potencial que hay que pulir en ti, Misao, para eso necesito conocerte en otros aspectos - el continuó comiendo tranquilo mientras Misao se confundía más.
¿Otros aspectos? - retorció su servilleta en su mano izquierda bajo la mesa, estaba empezando a ponerse nerviosa
Para pulirlo de una forma correcta necesito conocer más sobre
Un estruendo se formó al otro lado de aquel restaurante. Un chico alto y con el cabello hacia arriba se peleaba con un camarero y había tirado los platos de una mesa cercana. Misao frunció el entrecejó al ver la interrupción de aquel muchacho.
Lo siento señor, él no vio y... - Kenshin sonreía nervioso frente al dueño de aquel restaurante al ver los desperfectos que había causado su amigo.
"Ésto no podía acabar peor..." - Megumi miró de reojo Sanosuke que se encontraba retenido por un guardia de seguridad y frotándose los nudillos.
¡No me mireis así, fue culpa de de ese idiota! - El chico alto se quejaba mientras Kenshin y Megumi cansados caminaban por el paseo de la playa. Les habían hechado del restaurante.
No importa Sano, ya iremos a otro lugar otro día.. que tenga dinero - Kenshin miraba hacia el mar pensando en el dinero que le costó las reservas a aquel restaurante
Si tan sólo no fueses tan idiota... - Megumi murmuró entre dientes
Sanosuke se detuvo de pronto y el pelirrojo le miró extrañado.
¿Qué pasa?
El chico miraba a un punto fijo de la playa.
Vamos Kenshin, no le hagas caso - Megumi continuó andando enfadada.
¿Sano? - Kenshin miró hacia la misma dirección - sólo son rocas
No.. ¿no ves ahí a alguien?
¿Y quién iba a estar a estás horas de la noche y con este frío en unas rocas idiota? - Megumi chasqueó entre dientes impaciente
Sin que ninguno de los dos se percatase, Kenshin salió corriendo saltando la valla hacia la playa
¡Kenshin espera!
Hoy no - Aoshi se lavaba las manos en los serivicios del restaurante. La misma sombra que hacia unas horas estaba cerca de la ventana.
No hay opción, el trabajo es lo primero.
Ella puede verlo...
No debes dejar que ocurra. Ve deprisa o la perderás.
De quién se trata - él sabía que no podía escapar del trato, y aunque le costase aceptarlo, ése era su trabajo.
El mar se la llevará pronto.
¿Está aquí? - tan pronto como se dió la vuelta la sombra desapareció. Aoshi no se lo pensó dos veces y salió del servicio, tenía que encontrarla.
Detengase por favor - Kenshin observaba nervioso a escasos metros de la chica que vió en aquella foto. Estaba muy cerca del borde, los pies le sangraban y llevaba un uniforme medió roto. Su cabello oscuro hacia contraste con su piel pálida. Él no sabía como detener a esa joven.
"Solo un paso..." - Kaoru movió levemente su pie, observaba las aguas profundas y revueltas. Su mirada azulada estaba cristalizada. Ya no le quedaban más lágrimas que derramar.
Por favor, no haga eso...
Ella escuchó una voz a sus espaldas, no le importaba. Dió el último pasó y cerró los ojos. El grito de aquel hombre fue lo último que oyó a lo lejos.
¿Qué crees que estás haciendo?
"¿Qué?" - La joven abrió los ojos. No notaba el mar ni ningún golpe. Parecía estar flotando en el aire. Pero a su alrededor no había absolutamente nada. Un hombre con rostro serio apareció frente a ella.
No hay mucho tiempo
Aoshi juntó sus manos frente a la chica y cerró los ojos.
"¿Qué hace?" - Kaoru se dió cuenta que no podía pronunciar ninguna palabra, el hombre comenzó a susurrar en bajo algo que ella no entendía.
Vuelve.
La joven sintió un vacío en su estómago, poco después no vió nada más.
¡Kenshin, qué haces allí abajo! - Megumi y Sanosuke estaban en lo alto de las rocas buscando al pelirrojo hasta que lo encontraron en el mar con algo en sus brazos.
¿Qué fue eso?
¡Necesito que bajes Sanosuke¡creo que aún respira!
¿Quién?
Llama a una ambulancia ahora - Megumi se mantuvo seria al ver un cuerpo de una joven ensangrentado, no tendrían mucho tiempo.
¡Ya voy Ken! - Sanosuke fue a toda prisa hacia el restaurante en busca de un teléfono.
Casi la pierdes.
Llegué a tiempo
Aoshi observaba a un hombre frente a él. Eran exactamente iguales, como dos gotas de agua. Lo único que les diferenciaba era que el hombre llevaba una sotana negra que le ocultaba todo el cuerpo.
Que no se repita. - El hombre de mirada helada desapareció de su vista. Aoshi frunció el ceño y volvió a estar en los servicios del restaurante.
