¡¡Hola, aquí Táigrïn Dido ^o^!! Soy nueva en esta web así que espero que no me tratéis mal, eh¿? :P Jejeje, era broma... por lo que he visto sois gente mu wena y me gustarçia publicar los fafics que escribo así que... ^_^ Pos a lo que iba, después de esta mini presentación deciros que este es un fanfic de Conan que empecé a escribir, espero que os guste a todas y a todos!! ^_^ Y que me dejéis R/R pa saberlo, que vayan críticas también... que son constructivas xD

El día estaba oscureciéndose a causa de la tormenta que se acercaba, Conan caminaba como tantos otros que apuraban el paso para llegar cuanto antes a sus respectivas casas, alejadas de sus lugares de trabajo o estudio. Las hojas de los árboles se arremolinaban entorno a corrientes de aire que comenzaban a formarse, parecía que fuera a haber un tornado. El joven detective se detuvo frente a una tienda de electrodomésticos, en una de las televisiones estaban dando el parte del tiempo, según pudo distinguir por las imágenes que mostraba la gran pantalla parecía que la tormenta se estaba acercando. Sin más preámbulos echó a correr hacia la oficina del detective Mouri, a la que desde hacía casi dos años había adoptado como su propia casa.

Cuando entró en el portal y comenzó a subir las escaleras en dirección a la casa oyó hablar al detective Kogoro Mouri desde el interior, parecía bastante alegre.

- ... de todas formas no se preocupe señorita... haré todo lo que pueda para ayudarla... ¡¡Para eso soy el mejor detective de todo Japón, no lo olvide!! -en ese momento Conan irrumpió en la estancia, viendo cómo Kogoro se despedía dándole la mano a una mujer joven, de unos 30 años más o menos, con una larga melena oscura y gafas negras que ocultaban su mirada. La mujer miró al niño que acababa de entrar fijamente, desconfiada, interrogó, aún con los ojos ocultos tras los cristales oscuros, al detective Kogoro sin mencionar si quiera una sola palabra.

- Oh, no se preocupe por él, no dirá nada -le contestó a la pregunta no formulada moviendo la mano de un lado a otro para quitarle importancia.

La mujer asintió y se deslizó por la puerta de la oficina sin movimientos innecesarios, dejándolos solos de nuevo. Kogoro, después de dejar escapar un sonoro suspiro se tiró en el sofá y encendió un cigarrillo contento. Conan se sentó frente a él después de colgar en un perchero el abrigo que traía puesto. Se frotó las manos para entrar en calor.

- ¿Qué te ha parecido, pequeño? -preguntó Kogoro exalando humo por la boca- ¡¡Creo que este va a ser el mejor caso en meses!! -rió y miró a Conan, que no comprendía la situación- ¡Vamos, hombre! ¿Acaso no sabes ver la belleza de una mujer cuando la tienes delante? -le recriminó molesto- Menuda suerte he tenido hoy... justo cuando Yoko Okino me llamó para decirme que no podía venir a Tokyo esta semana aparece esta mujer pidiéndome ayuda para un caso... es preciosa, pero eso no es todo... ¡¡es rica!! -ahora rió con más fuerza que antes- Con lo que me pague por este trabajo podremos estar viviendo casi un año entero... -explicó regocijándose en su orgullo.

*Pues vaya* pensó irónicamente Conan hojeando una revista que había sobre la mesa *¿Dónde estará Ran?*. Miró el reloj preocupado, al perecer a Kogoro no le importaba dónde se metía su hija mientras tuviera el estómago lleno. Conan se asomó por la ventana de la oficina, esperando verla por algún lado pero esto no ocurrió. La lluvia había comenzado y el viento azotaba cruelmente a todo lo que se pusiera en su camino, apenas unos coches circulaban por la calle, de pronto sonó el teléfono insistentemente, varias veces, pero Kogoro no hizo ningún ademán de pretender cogerlo.

- ¡¿Quieres que haga yo todo mocoso?! -le bramó el detective Mouri- ¡¡Coge ese teléfono de una maldita vez!! -había momentos en los que Conan se preguntaba el motivo por el cual Ran era tan "normal" con respecto a su padre pero no lograba entenderlo nunca, ese era uno de esos motivos. Apesadumbrado se acercó y descolgó el auricular que tanta atención estaba pidiendo.

- Oficina de Detectives Mouri -dijo inmediatamente, cambiando el tono de voz con el que tenía pensado contestar- ¡¡Ah, Ran!! ¿Dónde estás? -preguntó aliviado al notar tranquilidad al otro lado del teléfono- Vale, se lo diré -y colgó.

- ¿Qué quería? -preguntó Kogoro rascándose la cabeza mientras se levantaba cansinamente a encender la televisión.

- Estaba en casa de Sonoko, dijo que esperaría a que la tormenta amainara un poco y que entonces la traerían en coche Sonoko y su hermana, que no nos preocupáramos.

Kogoro asintió y centró toda su atención a un programa sobre casos sin resolver que estaban echando en una de las cadenas que encontró después de estar haciendo zapping durante varios minutos, su mente se relajó y se quedó dormido, dejando que sus ronquidos se pasearan por el resto de la casa. Conan, aburrido, seguía mirando por la ventana hacia la calle. Las frías gotas de lluvia mojaban el cristal de la oficina y corrían en carrera para ver cuál de ellas llegaba primero a unirse a otras. La calle, gris a causa del agua que caía le daba a Conan una sensación de vacío, de soledad. ¿Era lo que realmente estaba sintiendo? No podía contestar a esa pregunta, llevaba tanto tiempo sin ser él mismo que simplemente no sabía decir con exactitud su verdadera identidad... ¿sería que acaso se estaba acostumbrando? No, eso era imposible, ¿quien, en su sano juicio, se acostumbraría a olvidar su perfecta vida, tal y como la veía ahora, para convertirse en un niño de seis años y aceptar su actual situación? Pero había momentos en los que sí creía eso, se sentía desanimado y completamente abatido, en especial cuando Ran sufría por su culpa. En esos casos siempre se decía a sí mismo que la llamaría son la voz transformada en adulto y le diría todo lo que sentía por ella, pero en el último instante no era capaz, se sentía impotente... ¿era porque en realidad no la quería lo suficiente? Tal vez fuera eso pero entonces... ¿por qué le dolía tanto verla sufrir? Lo que esperaba era poder recuperar su antigua forma algún día, después de todo... tenía amigos buscando el antídoto, el doctor Agasa, Haibara... Haibara... cada vez le resultaba más complicado entenderla, a veces lo trataba de forma extraña pero no sabría decir el motivo... sabía que las mujeres eran difíciles de entender, pero... ¿tanto?. En su rostro se dibujó una sonrisa sarcástica, definitivamente se le daban muchas cosas bien en la vida pero las mujeres y los sentimientos no eran una de esas cosas, si fuera así no estaría tratando así a Ran... Ran... ahora la veía, estaba sonriendo en la acera de enfrente bajando de un coche, pudo distinguir a Sonoko en su interior que se despedía de ella con la mano mietras el vehículo arrancaba de nuevo.

Ran cruzó la carretera sin apenas mirar a los lados, la lluvia caía con fuerza y lo primero que quería era llegar a su casa. Subió corriendo las escaleras que la separaban de un hogar caliente y seco y abrió la puerta casi con un golpe, su padre estaba durmiendo en el sofá con el mando de la televisión tirado en el suelo. Conan se giró al oírla entrar y la miró sin decir nada.

- Hola Conan, siento el retraso -se disculpó quitándose las botas, posando sus calcetines sobre el suelo, luego se desabrochó el abrigo y lo tiró a un lado, estaba completamente empapada, se pasó una mano por el pelo después de quitarse los guantes- ¡Cómo llueve! ¡Hacía tiempo que no me mojaba tanto! -rió cruzando la oficina para dirigirse a su habitación- Voy a cambiarme, luego preparo la cena, ¿vale? -dijo desde allí mientras cerraba la puerta.

Conan la admiraba, era fuerte a pesar de estar prácticamente sola, pues su padre no le prestaba demasiada atención, o por lo menos no la que debiera... y Sonoko... podría ser su mejor amiga pero no la comprendía, no sabía ver que detrás de esa apariencia de valor y resistecia se escondía una persona que necesitaba cariño y apoyo. Él siendo Shinichi tampoco se había dado cuenta de eso, sólo ahora, como Conan, sabía cómo era Ran en realidad. Su cara era transparente y era un buen ejemplo del dicho 'La cara es el espejo del alma', en especial sus ojos, tanto alegres como tristes en apenas segundos, aunque lo que verdaderamente le preocupaba al joven detective era que a veces hasta a él mismo lograba engañarlo.

Ran salió de su cuarto con otra ropa, llevaba el mojado uniforme del instituto en una mano mientras que con la otra se secaba el cabello húmedo con una toalla que le cubría casi toda la cabeza. Pasó hacia la cocina para dejar las cosas allí, luego se acercó a su padre, que continuaba roncando sonoramente.

-Nunca cambiará, ¿eh, Conan? -comentó arropándolo con una manta que había sacado de debajo del sofá, precisamente para esas ocasiones- ¿Y tú? -le preguntó acercándose al niño que la observaba sentado junto al gran ventanal con una extraña mirada, le cogió una mano- ¿No tienes frío? -sonrió- ¿Te traigo un jerséi?

-No Ran, no tengo frío -dijo el reducido detective adolescente devolviéndole la sonrisa. Ran siempre era así, siempre se preocupada por todos y por todo pero, a pesar de eso, nadie era así con ella, incluso él la rechazaba de esa manera, ahora se sentía culpable.

- ¿Te pasa algo? ¿Por qué me miras así? -le preguntó la joven agachándose para ponerse en la misma línea visual que él. Le tocó la frente, al comprobar que no tenía fiebre se alegró y le frotó el pelo.

- Ran... -comenzó Conan dudando- ¿Puedo hacerte una pregunta? -ella asintió sin saber a qué venía esa seriedad repentina- ¿E-eres... -el niño la miró a los ojos, agradecía que estuviera agachada- ...feliz? -concluyó tragando saliva, Ran lo miró sin comprender.

- ¿A que viene esa pregunta? -dijo poniéndose de nuevo de pie y girándose para ir a preparar la cena.

- ¿Lo eres? -insistió Conan no aceptando el cambio de tema. Se acercó otra vez a ella, que se había detenido en el umbral de la cocina. Ran lo miró.

- No lo sé, supongo que sí -respondió con un brillo en los ojos, aguantando las lágrimas se revolvió el pelo para saber si aún seguía mojado.

- ¿No lo sabes? ¿Por qué? -preguntó Conan sabiendo casi de antemano la respuesta, aunque su corazón se resistía a escucharla de sus labios. Ella tardó unos segundos en responder.

- La gente mayor necesita cosas... y... -dudó- ... a mí... bueno, hay cosas que me faltan -finalizó con una sonrisa fingida. A veces no entendía por qué le contaba cosas tan íntimas a un niño de seis años...

- ¿Qué cosas? -quiso saber, el pequeño detective ahora quería oírlo, para salir de dudas o para que éstas se hicieran más claras, tenía una especie de necesidad morbosa.

- Pues... que le demuestren su cariño, por ejemplo -le explicó Ran controlando una ola sentimientos que casi no le permitía hablar. Conan sintió que algo se clavaba en su pecho, oprimiéndoselo, cuando distinguió una lágrmia resbalar por su mejilla. Tenía que reconfortarla, quería reconfortarla.

- Ran, yo... yo te quiero -soltó por fin, sabía que no quedaría contenta si lo escuchaba en boca de 'Conan' y no de 'Shinichi' pero por lo menos había sido capaz de decírselo. Ran lo miró con los ojos llenos de lágrimas de agradecimiento.

- Lo sé, Conan, yo también te quiero mucho a ti -dijo abrazándolo con todas sus fuerzas y dándole un beso en la mejilla- Desde que estás aquí no me siento tan sola, tú has reemplazado muchas cosas... -Conan entendió claramente, se estaba refiriendo a Shinichi.

- ¡¡Ran!! -gritó Kogoro despertándose de golpe, sin darse cuenta de lo que estaba pasando- ¿Y la cena? ¡¡Tengo hambre, las tripas me rugen tanto como un león!! -concluyó reincorporándose en el sofá y apoyando los pies sobre la mesa- Por cierto, creo que nuestros problemas se han arreglado... -le dijo a su hija, haciendo que ella se interesara por la conversación y se acercara a él- Hoy ha venido una mujer, se llama Misao Akime, es la esposa de un rico funcionario que al parecer está teniendo una aventura con otra mujer y quiere averiguar quién es... es guapísima y rica... ¡¡un buen partido!!

Ran soltó un ligero suspiro... *Siempre igual...* -¿Qué quieres cenar, papá? -dijo para cambiar de tema, no le gustaba que su padre viera a otras mujeres, para ella su madre siempre sería Eri, aunque estuvieran divorciados, no pensaba darse por vencida, ni mucho menos.

- ¿Cenar...? Pues... -se quedó pensando un segundo- ¡¡Sushi!! ¡¡Hay que celebrar este cambio de suerte!! Puedes ir a comprarlo a "Sushi´s special" -sacó la cartera de su bolsillo y le entregó dinero- Trae el que más te guste...

- ¡¡Pero papá si está diluviando!! -protestó ella señalando hacia la ventana, pero su expresión de enfado cambió en poco tiempo- ¡¿Nieve?! -dijo acercándose al ventanal- ¡¡Está nevando!! -gritó alegremente dando un pequeño salto de satisfacción- ¡¡Mira, Conan!! -llamó al niño, que permanecía quieto junto a Kogoro- Hacía muchísimos años que no nevaba en Tokyo... -explicó. En ese momento recordó que la última vez que había nevado estaba con Shinichi en su casa y sus padres los llamaron para ir a jugar con la nieve al jardín, luego a causa del mal tiempo se había tenido que quedar en su casa a dormir esa noche...

- ¿Ran? -Conan la detuvo en sus pensamientos tirándole suavemente de la manga.

- ¿Vienes conmigo a comprar el sushi, Conan? -le preguntó volviéndose para coger su chaqueta roja, el niño asintió- Vamos -dijo después de abrocharle su propio abrigo- Volvemos en seguida, papá -gritó antes de cerrar la puerta de la oficina.

Al llegar a la calle un viento frió los heló, Ran sonrió- Esto hace que me sienta más viva -comentó agarrándole la mano a Conan y comenzando a andar- ¿A ti no? -él no supo qué responderle, solo se limitó a asentir.

- ¿Ran? -dijo alguien frente a ellos, Ran, bruscamente soltó la mano de Conan, que la miró extrañado por la expresión que tenía su rostro, seguidamente siguió la mirada de Ran hasta un chico de unos veinte años, de ojos azules y cabellos cortos cubiertos por un gorro de lana color morado, a conjunto con los pantalones. El muchacho los observaba, mejor dicho, observaba a Ran detenidamente, se corrigió Conan sin entender la situación- Ran Mouri, ¿verdad? -dijo el joven dando unos pasos hacia ellos con una magnífica sonrisa en los labios- ¡¡Vaya, sí que hacía tiempo que no nos veíamos!!

NOTAS: Qué os ha parecido¿? ^_^ Espero que os haya gustado!! Este es el 1º capítulo, la historia se irá complicando... quién es ese chico¿? De qué conoce a Ran¿? Cómo irá la relación Conan/Ran después del "te quiero"¿? Jejeje, en el próximo capítulo tendréis las respuestas... ^_~ Ah!! Y dejad review porfiiiiiiisssssssss!! Sino no sabré si os ha gustado para continuar el fic o no... o sino podéis escribirme a akima_chan@hotmail.com poniendo como asunto "Fanfic Conan"

Un besiñu a tod@s!! Táigrïn Dido