"...que cada siempre lleva
su hueso de jamás
que los jamases tienen
arrebatos de siempres
así
incansablemente
insobornablemente
entre siempre y jamás
fluye la vida insomne
pasan los grandes ojos
abiertos de la vida..."
"Entre siempre y jamás"/Mario Benedetti.
Incierto
Capítulo 1: Grandes ojos abiertos por vida.
Edward POV
Recuerdo la primera vez que la vi hace un año y medio.
-Flash Back-
Nos acabamos de mudar a Forks, mi padre era un prestigioso oncólogo, por lo que junto a mi madre decidieron que nos mudáramos a este pequeño, frío y alejado pueblo, siempre tomaban las decisiones sin consultar mi opinión pero sabía en el fondo a pesar de que nunca lo reconocería que era necesario mudarnos en este lugar, Carlisle tenía que ayudar a los enfermos de cáncer porque aquí no había un médico de esa especialidad.
Me encontraba ordenando mi ropa y mis Cds en mi nuevo cuarto cuando llego corriendo mi hermano mayor, Emmett. Era divertido verlo correr al ser tan grande y musculando, logrando que las paredes temblaran a su paso como si fuese un pequeño gran terremoto.
-Detén lo que estás haciendo-estiro sus brazos como si estuviese deteniendo el tránsito-Ve a ducharte y arréglate-dijo con una sonrisa.
-¿Qué diablos te pasa? No ves que estoy ordenando mis cosas, no estoy para juegos Em-dije ligeramente irritado. Odio Forks, Odio ese cielo encapotado.
-Ya apareció Edward gruñón-saco la lengua- Hazme caso, hoy iremos a una fiestaaaaaaa-dijo alargando mucho la última palabra y con un tono agudo, intente no reírme.
-¿Recuerdas a Jacob?-asentí- Él vive aquí y me invito, fin de la historia. En 20 minutos nos vamos Sr. Preguntón-acto seguido se marcho cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria logrando que los vidrios de la ventana retumbarán. Tome una camisa azul oscuro, unos jeans negros y unas vans grises que estaban en la caja de mudanza, me dirigí al baño y trate de arreglarme rápidamente ya que Emmett era muy impaciente, muy parecido a un niño de 5 años.
-¿Estás listo?-grito desde el primer piso, ya me lo podía imaginar moviendo su pie repetidas veces sobre la alfombra, expresando su ansiedad.
-Sí-dije a la vez que bajaba los escalos de dos en dos.
-Al fin llegas, eres peor que una chica-me lanzó un objeto, era unas llaves pero no cualquiera sino las de mi moto, mi amada Harley Davidson.
-Increíble-sonreí-Llegaron muy pronto.
-Así es Ediiiiii-gruñí, odiaba ese apodo-Carlisle lo hizo para que estuviésemos más cómodos en este sitio- se encogió de hombros- Ahora si nos podemos ir- salimos gritando un "Hasta luego Mamá" y nos montamos en nuestras motos y manejamos por la carretera unos 5 minutos a 120km/hrs, la velocidad era algo vigorizante, la sensación del viento en el rostro eran indescriptibles, el subidón de adrenalina que sentía en mis venas era lejos la mejor droga que podía existir.
Aparcamos a fuera de una casa, de la cual se escuchaba música a un volumen elevado, Emmett tocó el timbre y a los segundos se abrió la puerta, asomándose un tipo alto, musculoso y moreno al que reconocí como Jacob, amigo de la infancia de mi hermano.
-Emmett, tanto tiempo-dijo a la vez que se abrazaban golpeándose la espalda.
-Lo sé, ahora seremos vecinos-sonrió-Invite a mi hermano, espero que no te moleste-dijo con un ademán de disculpa.
-Claro que no, pasen, tomen lo que quieran-dijo señalando una mesa llena con diferentes bebidas alcohólicas desde vodka hasta tequila. Me separé de Emmett a la vez que tomaba una lata de cerveza y me sentaba en una silla vacía alejada del resto.
Al interior de la casa habían muchas personas, todos disfrutando de la fiesta, ya fuese bebiendo, conversando o fumando. Miré de forma distraída el interior de la estancia hasta que en el centro de la sala mis ojos se posaron en una chica, era realmente preciosa, no, era más que eso. No tenía la típica belleza clásica sino que tenía una larga cabellera marrón ondulada que parecía sedosa y te invitaba a enredar tus dedos entre esos mechones achocolatados, una piel pálida como la nieve pero aun así se veía lozana, sus ojos estaban cerrados y estaban delineados tenuemente, sus labios eran rojos como una cereza y estaban estirados en una amable sonrisa, su cabeza se movía al ritmo de la canción que sonaba en la habitación. Era de contextura delgada pero se veía saludable, vestía unos shorts negros dejando al descubierto unas largas y cremosas piernas, llevaba puesta una polera con el estampado de The Beatles que estaba anudada arriba de sus caderas dejando al descubierto un pequeño trozo de piel y encima una camisa manga larga a acuadrille verde botella y unas converse rojas. Era hermosa...una diosa.
-Vamos ¿Baila conmigo?-le dijo a la chica que estaba a su lado.
-No, pareces una borracha, varios te están mirando de forma extraña-dijo entre risas.
-Ven Ness-dijo con la mano estirada, la chica que estaba a su lado la tomo y comenzaron a dar vueltas a la vez que reían sin parar de algo que dijo su amiga. En una de esas vueltas pude ver sus ojos y sentí como mi respiración se atoraba en mi garganta. Eran grandes y expresivos, de forma almendrada y de un extraño pero atractivo color marrón achocolatado, quedé embobado. La chica se dio cuenta que la observaba, levanto su lata de cerveza y me sonrió, conectando nuestras miradas por unos segundos, le devolví el gesto, luego de eso desapareció de forma súbita, la busque con la mirada pero fue en vano, no encontré ningún rastro de ella. Pff.
Llevaba 30 minutos en la fiesta y conversaba con una chica guapa, pero rápidamente me aburrí de todos sus evidentes intentos de flirteo, me disculpe y salí de la casa, necesitaba respirar algo de aire puro además de que estaba aburrido ya que ella no aparecía, saqué un cigarro de mi bolsillo y lo prendí, aspiré lentamente.
-Vaya vaya, aquí te encuentro-dijo una desconocida y melodiosa voz femenina, mi giré sobre mis talones, además del susto que me había llevado. Era ella.
-Me asustaste-dije botando algo de la colilla del cigarro.
-Lo siento-susurro, su manos rozo la mía por un ínfimo segundo, quitándome el cigarro, se lo llevo a los labios, aspirando lentamente, disfrutándolo Me llamo Bella, ladrona de cigarros-dijo con una gran sonrisa, dejando al descubierto una hilera de dientes blancos.
-Soy Edward, víctima de asalto-sonreí.
-Uhhh, eres nuevo aquí ¿Verdad?-pregunto con una ceja alzada.
-Sí, acabamos de llegar a este pueblo-dije con desdén.
-Oh ya veo, con el tiempo te acostumbras a este planeta alienígeno, bueno bienvenido al infierno verde, mejor conocido como Forks. Llevo 8 años viviendo en este lugar- estiro su mano, la estreche.
-Uhh, eso bastante tiempo, generalmente no vivimos por periodos muy largos de tiempo en el mismo lugar-La historia de mi vida pensé.
-Ojalá que sea el suficiente para conocernos-susurro en un volumen tan bajo que no estoy seguro si fue real o lo imaginé-Es esa una Harley Davidson o estoy demasiado ebria-refregó sus ojos.
-Lo es, es mía-dije con orgullo.
-Wow, ge-ni-al-dijo dando saltitos como una niña pequeña-Esta increíble ¿Es verdad que llega a 250 km/hrs?
-Sí, es genial, lo hice una vez hace un par de años en una carretera desierta en California, fue lo más adrenalinico y jodidamente alucinante que he experimentado en mi vida-sonreí al recordarlo.
-Mmm…suertudo-golpeo suavemente mi hombro, sonreí de manera engreída y sus ojos me miraron entrecerrados, haciéndola verse tan jodidamente sensual.
-Tú no pierdes el tiempo Bella-dijo una voz gruesa acercándose a nosotros, era Jacob-Terminamos hace poco y ahora le coqueteas al hermano de mi mejor amigo, eres una descara-dijo con rabia.
-Detén el show-susurro Bella, evidentemente fastidiada-Para con tu melodrama patético y ridículo, superalo, además nosotros nunca fuimos nada, metetelo en la cabeza –bufo por lo bajo.
-Eres de lo peor, no sé como pude estar con alguien como tú-dijo de forma dramática.
-Entonces vete con tus putitas baratas, esas que le abren las piernas a cualquiera y déjame a mí en paz-dijo con sorna.
-Sí así lo quieres, bien, ahora tendrás que irte sola a tu casa-sonrió de forma amarga y cruel.
-Mira que miedo-dijo sarcásticamente y poso sus ojos achocolatados en él que ahora lo miraba de forma seria, sin atisbo de broma- Si me metí contigo soy perfectamente capaz de caminar los 3 kilómetros hasta mi casa-se giro sobre sus talones, alejándose de nosotros.
-¡PERRA!-grito Jacob mientras golpeó una pared aledaña de un puñetazo, me miro enojadísimo por una cantidad inverosímil de segundos le devolví la mirada con la mayor frialdad posible y entro a la casa sin más.
Me subí a la moto y conduje un pequeño tramo, no tuve que manejar demasiado ya que Bella se encontraba cerca, sus brazos rodeaban su torso tratando de conservar el calor en esta fría noche.
-¿Te llevo?-le pregunte cuando llegue a su altura.
-¿Viniste por qué no me crees capaz de llegar hasta mi casa? Pues veme-avanzo un par de pasos, sonreí a la vez que negaba con la cabeza.
-Vamos Bella, no seas testaruda, sube-dije tratando de no sonreír.
-Pues-vi la duda en su ojos-No puedo decirle que no aun conductor como tú y a una Harley Davidson, es imposible-se subió y sus brazos rodearon mi cintura, sentí como su mejilla se apoyaba en mi espalda.
-Gracias Edward-susurro en mi oído logrando que me estremeciera, me costó mucho evitar no salirme de la calzada pero aun así lo logre gracias a mi autocontrol.
-¿Por qué?-pregunté desconcertado. Ojos en la carretera me repetí varias veces
-Por literalmente salvar mi noche-dijo a la vez que sus brazos apretaban más mi cintura.
-Fin Flash Back-
-Señorita Swan, le toca quimioterapia-susurro la enfermera con una sonrisa compasiva. Me levante de la silla y me acerque a la camilla.
- No es necesario que me acompañes-susurro sin mirarme a los ojos a la vez que sus manos jugaban con la sábana de manera nerviosa.
-Quiero hacerlo-respondí honestamente, me acerqué y la tomé delicadamente en brazos, no me costaba nada ya que producto al tratamiento mi Bella estaba muy delgada, con cuidado la coloqué en la silla de ruedas, puse una frazada encima para que no le diese frió. Bella tomo mi mano, reteniéndome.
-Sé lo duro que debe ser verme así en este estado-tomo aire-...tan decadente y enferma, no tienes que hacerlo, me duele ver como esto te afecta- sus ojos estaban humedecidos, tratando de retener las lágrimas que pugnaban por salir de esos ojos que tanto amaba.
-Eso no importa, quiero estar contigo-dije y maneje la silla de rueda con cuidado por los desiertos pasillos del hospital.
-Hola Bella-susurro amablemente la enfermera a la vez que le inyectaba en la intravenosa aquel líquido que la podía ayudar a sanarse a pesar de lo mucho le dolía y los efectos secundarios que provocaba como los vómitos y que su cabello, que en el pasado era una cascada marrón, se cayera.
-Hola-contesto en un hilo de voz, sus ojos se cerraron por el dolor que le generaba la inyección, me acerqué y tome su mano libre, besando suavemente el dorso y luego entrelace nuestros dedos.
-Gracias-susurro con una sonrisa débil en los labios.
-¿Por qué?-pregunte sin entender a que se refería.
-Por ser, por estar, por amarme, por todo-ahora fui yo quien sonreí.
-Por siempre mi amor-bese su frente.
Hola, nuevo fic
¿Qué les parece?
