Una chica de espeso cabello castaño dormía plácidamente hasta que varios gritos la despertaron.
-HERMIONE DESPIERTA- gritaba su madre- Ayer hubo cambio horario y todos los relojes están retrasados. El expreso de Hogwarts sale en una hora.
Al oír Hogwarts se levantó de un bote y miró su calendario. Al fin había llegado el día, ya era 1 de septiembre y volvía a su segundo hogar, el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Porque sí, Hermione Granger era una bruja y hoy comenzaría su sexto curso junto a sus mejores amigos Harry Potter y Ronald Weasley.
Vio que no tenía tiempo de lavarse el pelo, así que se lo recogió en una coleta y se duchó rápidamente el cuerpo. Se vistió de una manera cómoda pero elegante a la vez, poniéndose un vestido vaporoso con estampados étnicos que su madre le había comprado en Túnez y unas botas de piel de estilo vaquero. Finalmente cogió su cazadora vaquera y su baúl, que gracias a Dios terminó ayer por la noche, y bajó al salón.
-Cariño- le dijo su padre- la señor Parker se ha roto la cadera y la tengo que llevar al hospital.- Hermione reprimió un grito ahogado, la señora Parker era su vecina de enfrente y había hecho de niñera de Hermione desde siempre.- No te preocupes, está bien. Toma- le pasó una cartera- Aquí tienes dinero para un taxi, lo siento mucho Hermione.
Hermione se despidió afectuosamente de sus padres y se dispuso a bajar al Soho, que estaba a cinco minutos de su casa, para llamar a un taxi. Gracias a un encantamiento de extensión indetectable pudo ir mucho más rápida, ya que no tenía que ir cargando con el baúl. Por el camino pudo apreciar que era un día muy soleado, y que las calles estaban a rebosar de turistas.
Un taxi paró justo enfrente suyo y cuando abrió la puerta un hombre se coló y entró antes que ella. Indignada le empezó a decir que ella había llegado antes hasta que le vio la cara:
-¿MALFOY? ¿QUÉ COJONES CREES QUE HACES? ÉSTE ES MI TAXI –no podía creer que frente a sus narices tenía a Draco Malfoy y que encima el muy descarado se hubiese metido en su taxi.
-Vaya Granger, veo que no has cambiado tu vulgar vocabulario- le dijo Malfoy arrastrando las palabras- Aunque veo que algunas cosas si han mejorado- y tras decir esto miró lascivamente el muslo de Hermione que entre el viento y lo furiosa que estaba había quedado al descubierto. Al ver hacia donde fue su mirada Hermione se bajó furiosamente el vestido y acto seguido entró al taxi.
-De todo el mundo con quien me podía tocar compartir taxi me ha tenido que tocar con el más pervertido.- dijo Hermione bajo la mirada atónita de Malfoy, que pensaba que no subiría al taxi. Realmente Hermione no quería pero prefería aguantar 20 minutos con Malfoy a perder el Expreso.
Malfoy iba a replicar pero el taxista habló:
-No tengo todo el día, ¿dirección?
Amablemente Hermione le indicó que les llevara a King's Cross. Malfoy se arrinconó lo más que pudo en la dirección opuesta a Hermione, y cuando ésta sin querer la rozó la pierna siseó un "estúpida sangre sucia" que no pasó imperceptible para ella.
-Cállate maldito hurón, que sepas que estoy aquí contigo porque no puedo permitirme llegar tarde, no por nada más.
-Cómo no, la prefecta perfecta- dijo él con sorna
-No es muy difícil ser perfecta estando a tu lado.- dijo ella retándolo. No fue muy buena idea, ya que Malfoy le cogió de la muñeca con fuerza y acercó su rostro al de Hermione para decirle:
-¿Cómo te atreves a decir que tú, una asquerosa sangre sucia eres mejor que yo, un Malfoy? Tu no deberías existir, eres un engendro de la naturaleza.
-No te tengo miedo- Aunque Hermione, en su fuero interno, admitió que Malfoy podía asustar si quería. En ése momento estaban los dos bastante juntos y Malfoy la miraba con una cara de repugnancia que hizo que le entraran ganas de llorar, aunque por nada del mundo dejaría que él viera como le afectaban sus palabras.
-Deberías.-dijo él mirándola con más odio aún y apretando con más fuerza la muñeca de Hermione. Y justo en ese momento, el coche giró bruscamente haciendo que Hermione cayera encima de Malfoy, quedando su cara justo encima de su paquete y la mano con la que Malfoy sujetaba a Hermione bajo el pecho de la chica.
En ese momento, momento que por años recordaría como el momento más incómodo de su vida, lo único que pudo pensar fue tierra trágame y deseó con todas sus fuerzas que el taxista no mirara por el retrovisor. Cómo pudo Hermione se levantó, muerta de vergüenza, y miró a Malfoy que, para su sorpresa, también estaba rojo como un tomate. Éste soltó el brazo de Hermione y durante los últimos cinco minutos de trayecto evitaron mirarse directamente, aunque de si lo hicieron de reojo.
Cuando llegaron, antes de que Hermione pudiera siquiera hacer el amago de sacar la cartera Malfoy le tendió al taxista una tarjeta de crédito. Salieron los dos del taxi y mientras se adentraban a la estación, mantuvieron una "conversación"
-Gracias por pagar, pero podía hacerlo yo, no soy una muerta de hambre.
- ¿Así que el único pobretón del trío de Oro es Weasley? Entre eso, la fama de Potter y tu inteligencia debe estar un poco deprimido. –Y cuando Hermione sonrió, se dio cuenta de había dicho lo de inteligente en voz alta.
-No te metas con Ron, Malfoy- Y no dijo nada más, ya que estaba contenta por el alago involuntario que le acababa de hacer el hurón.
-No sonrías tanto sabelotodo, hay inteligencias como la tuya que han sido creadas a base de comer libros y luego está la mía, que es de nacimiento y superior. Es cosa de sangre, no sé si me entiendes- dijo desdeñosamente
-Desde luego que te entiendo, sólo hay que ver la inteligencia de Crabbe y Goyle para darse cuenta- dijo sarcástica Hermione, y contrario a lo que pensaba, Malfoy se rió. Hermione tenía que admitir que cuando no era sarcástica o era ella el motivo, su risa era bonita. ¿Espera, estaba pensando en que la risa de Malfoy era bonita? Sacudió la cabeza y vio que solo quedaban cinco minutos para que saliera el tren.
- Bueno Malfoy, el tren está a punto de salir, así que me voy. Supongo que, desgaciadamente, tendré que verte dentro de poco. Por cierto, como le cuentes a alguien lo que ha pasado en el taxi cuando ha dado el volantazo, bueno, que hemos compartido taxi, estás muerto.
-¿La santa y puritana Hermione Granger se avergüenza de la postura en la que ha acabado? Y yo que pensaba que era a lo que te dedicabas cada noche en tu sala común con Weasley y Potter- dijo él con maldad.
PAM. Hermione le dio un fuerte puñetazo en el ojo que casi le tumba y después le susurró al oído:
-Disfruta del curso Malfoy- Y se fue.
Unos ojos azules escondidos tras unas estrambóticas gafas vieron toda la escena, y la dueña de estos ojos se preguntó cómo podía ser ella llamada rara.
