Disclaimer: Inuyasha solo le pertenece a la gran mangaka Rumiko Takahashi.

Clasificación: long fic de tres partes... para mayores de 18 años y para los pervertidos, los que ya me conocen como escribo ya saben cómo es esto. (lenguaje y sexo bastante explícito, así que si no les llama la atención mejor aléjense!)

Pareja: se que no es algo tradicional pero será un Kagome/Inu-No.

Summary: Kagome ha estado teniendo sueños eróticos con su jefe y padre de su novio, pero ¿Qué pasaría si aquellos sueños se le convirtieran en realidad? "Quiero que me hagas tu mujer... Quiero... Deseo... Necesito que me hagas el amor". Cuando la barrera de las edades es superada por el deseo y el amor.

Notas de la autora: Por primera vez estoy haciendo un fic de Inuyasha y al final me salió esto. Inu-No me parece endemoniadamente sexy y no me pude resistir a hacerlo. Si no les gusta la pareja mejor ni se acerquen y si les gusta les agradeceré sus comentarios, se que no hay muchos fics así, pero como siempre soy muy original en mis creaciones no importa. Si encuentran OoC no me importa, ya que es un fic de universo alternativo, además no me pagan por hacer esto, cuando lo hagan voy a tener extra cuidado con el OoC.

Este es mi primer long fic, me fue imposible hacerlo más corto, hubiese querido pero necesité de más para establecerlo todo. Por primera vez (a diferencia de todos los demás) esto no solo se refiere al sexo y a la lujuria en sí, sino que hay contexto detrás de todo, ¿Será que gustará?


Sueños eróticos
Parte I

¡Oh sí Sr. Taisho!

Por favor Kagome, llámame Inu-No.

¡Ah! —vuelvo a gemir como posesa al sentir nuevamente que la presión de la lengua de mi jefe vuelve a caer directamente en mi clítoris que está haciendo arremetido por la rapidez con que me golpea.

Mi vientre hierve y puedo decir que mis entrañas piden a gritos que me posea, no... No sería tan simple, necesito que me coja, que me ponga a su merced, que haga que me ponga de rodillas implorando por su miembro que asumo que debe de estar sumamente erguido y ensanchado, porque a pesar que solo soy la que está desnuda encima de su escritorio el pantalón gris se ve sumamente apretado como si la bragueta pidiera a gritos que la liberaran de dicha presión.

¡Oh Kagome! Eres tan dulce, tan embriagante.

Me dice jadeante, su voz se vuelve más ronca y cautivadora, a pesar de tener 39 años es demasiado atractivo que tal parece de 30. Me vuelvo loca de deseo. Muerdo mis labios a punto de sangrármelos, aprieto mi sexo y su mano en el proceso.

¿Lo deseas princesa? —pregunta y baja lentamente la bragueta ante mi expectación, casi contengo la respiración, es la primera vez que veré su miembro.

Kagome... Kagome...

Nuevamente escucho voces, quizás mi maldita conciencia que me dice que no debería de estar en esta situación con mi jefe, el padre de mi novio... Pero ¿Qué mujer no se vuelve loca con solo verlo? Inclusive a veces pienso que es más atractivo que su hijo.

Kagome... Kagome...

Abro los ojos y maldigo soltando palabrota y media que se me viene a la mente.

—Kagome, despierta... Estabas teniendo una pesadilla.

La preocupación en el rostro de mi mejor amiga y compañera de apartamento es bastante evidente, aún no puedo reaccionar, aprieto mis muslos contra mi clítoris para conseguir algún tipo de fricción, nunca en mi vida tuve un sueño húmedo y tan realista como éste, aún puedo sentir su lengua moverse en mí.

—Te quejabas y repetías "no" una y otra vez, tu cara estaba compungida, por un momento pensé que soñabas que alguien te iba siguiendo para matarte —Tal vez de placer.

—Ah... Uh... G-gracias Sango. T-todo está bien —tartamudeo escondiéndome debajo del edredón, estamos en pleno invierno y a pesar de la calefacción el ambiente está demasiado helado.

—Te dejo dormir un rato más, en 30 minutos tendrás que despertarte amiga.

Asiento con un leve quejido y me doy media vuelta, tal vez si me concentro fuertemente puedo llegar a continuar con mi sueño y en esta ocasión poder satisfacer mi curiosidad.

O.o.O.o.O.o.O.o

La nevada de la noche anterior ha cubierto varias calles, sacar los autos es demasiado peligroso por lo que muchos han optado por el transporte público al punto de colapsarlo. Llevo casi 40 minutos en la parada y ni siquiera he intentado en subirme a ninguno de los 5 autobuses que han pasado. ¡Odio llegar tarde! Refunfuño frunciendo mis labios decepcionada al ver como el 6º autobús pasa enfrente de nosotros —los usuarios— sin hacer la parada.

—¡Hola Kagome! ¡Buenos días! —me saluda un hombre desde adentro de su flamante audi negro del año con asientos de cuero al bajar el vidrio. Tardo unos segundos en reaccionar y de pronto mis manos que están envueltos en unos guantes negros y sumamente resguardados en los bolsillos de mi abrigo empiezan a sudar.

—Buenos días Sr. Taisho —intento saludarlo de lo más tranquila, veo como una mujer que está parada a un lado de mí se abre un poco su abrigo dejando ver su bien ceñido vestido rojo, si continúa con ese tipo de coquetería sus senos que están al punto del desborde se pondrán de color morado por la baja temperatura.

—Asumo que vas para la oficina ¿No es así?

—Así es Sr. Taisho aunque un poco tarde de lo previsto.

—Súbete, yo voy para allá también —me ordena abriendo la puerta del copiloto, no me deja ninguna otra opción más que aceptar, aunque siendo sincera ¿Con qué excusa puedo rechazarlo luego que le he aceptado que nuestro destino es el mismo?

Me sacudo un poco antes de entrar, la nieve continúa cayendo aunque en menor proporción que la noche anterior.

—¿Has esperado mucho?

—Sí, un poco —pone un poco más fuerte la calefacción.

—Se nota —acepta divertido—, tus mejillas están completamente rojas —¡Diablos! Llevo automáticamente mis manos cubiertas por mis guantes hasta ellas, quizás puedan recobrar su color natural—. No te preocupes, es totalmente natural.

Si supiera que mi sonrojo se debe a mi nuevo sueño de la madrugada cuando me hacía el amor con su boca y me llevaba al límite de cualquier excitación, estoy segura que me reprocharía por ser tan obscena. Me distrae comenzando a hablarme del día que tendremos.

Inu-No Taisho, es el presidente de todo un consorcio financiero compuesto por 115 bancos alrededor del continente, es soltero con un hijo de mi edad con quien de hecho tengo más de dos años de salir. Su novia de colegio lo dejó cuando dio a luz a Inuyasha a los 16 años misma edad que él tenía en esa época. Su apretada agenda es manejada por 4 asistentes, dos que consolidan las reuniones y/o quejas de todas las sucursales, otra que solo se encarga de la central y yo, la asistente final y que está a dos pasos de él, cualquiera que desee hablar con él primero tiene que hacerlo conmigo.

—Este día manipularé tu tiempo Kagome, tenemos demasiados puntos que tratar y solventar especialmente con la primera sucursal que inauguraremos en Dubai, así que por favor cualquier reunión que alguien desee conmigo te pido que la pospongas para otro día según mi agenda.

—De acuerdo Sr. Taisho.

Subimos al piso 85 de la sede central que tiene 97. La presidencia es la única que se encuentra ubicada allí, además de dos salas de reuniones, un comedor, uno de los servidores y cuatro habitaciones que son bodegas de archivos solo de él. Está sumamente custodiada y aparte de él solamente Inuyasha, una de las 3 asistentes y yo tenemos acceso al lugar. Mi estación de recepción es inmensa, con lugar para mi computadora de escritorio y una laptop, inclusive algunos piensan que es más grande que la oficina de algunos gerentes de sucursales. Tenemos 3 pantallas planas con diferentes noticieros, siempre tengo que estar pendientes de ellos.

Almorzamos juntos en el comedor del piso 85, ambos con nuestras laptops y papeles regados por toda la mesa que es para 12 personas. A pesar de su negativa, se reúne con 4 posibles candidatos que podrían ocupar el puesto de gerente general, me pide que me quede con él y luego pregunta por mis impresiones.

O.o.O.o.O.o.O.o

Mi celular suena y hasta en ese momento me doy cuenta de la hora, Inu-No y yo hemos estado tan enfrascados que no me he percatado que son pasadas las 9.00 pm.

—Hola amor ¿Todavía siendo explotada?

—Hola Inu, sí lo siento, con la inauguración de la nueva sucursal casi en puertas tu papá y yo decidimos sacar toda la documentación pendiente ¿Cómo está todo por ahí? ¿Pudiste alcanzar el vuelo?

—Me fue imposible, se pospuso una reunión y justo acabo de hablarle a mi asistente para que reprogramara el vuelo hasta para pasado mañana, lo siento amor.

—No te preocupes cielo ¿Son las 4.10 pm, verdad?

—¡Correcto! ¿Ahora les llegaron a colocar los relojes? —asiento, de ahora en adelante la diferencia de 5 horas entre un país y otro será más fácil de visualizar.

Conversamos mientras imprimo unos documentos y los compagino para dejárselos listos al chico de la mensajería. Inuyasha se queja conmigo por todas las reuniones de las personas en Dubái, siendo finales de enero nuestro clima es bastante helado, esto adicionando a los excesivos cambios climáticos que de hecho hoy tenemos -10º C mientras que Inuyasha se encuentra en un soleado día a 25ºC, obviamente no deja de quejarse de ello.

—Esta noche saldré con unos empresarios a una cena, estaré llegando como a las 11.00, creo que sería difícil hablarte a esa hora —me dice tristemente y a pesar que me gustaría hacer un video chat estar despierta a las 4.00 am creo que me sería difícil.

—Si gustas podríamos programarnos para mañana en el almuerzo si tienes tiempo, solo me envías un correo y me quedo a almorzar aquí, traeré mi tableta.

Así quedamos. Entre estar arreglando documentos y comiendo unas chucherías que las chicas del piso 75 de contabilidad me han enviado, mi estómago no se resiente conmigo, alrededor de las 10 Inu-No sale de su despacho.

Me regaña por quedarme hasta tan noche, especialmente cuando yo no tengo vehículo propio y solo suelo desplazarme en transporte público o a pie, a pesar que nuestra zona es bastante segura, pero siempre hay uno que otro atraco, además me dice que una mujer tan bella como yo está expuesta a que no solo me roben la cartera. Demanda que me retire con él y me invita a cenar. Me lleva a un lugar italiano exclusivo. Conversamos de trabajo una vez más mientras tomamos una copa de vino tinto.

—¿Todo bien con Inuyasha? —asiento saboreando la deliciosa bebida, él conoce a la perfección mis gustos por el vino rojo—. Siento mucho que estén tan apartados, con ésta ya será una semana.

—No se preocupe Sr. Taisho, Inuyasha y yo somos bastantes responsables con ello, sabemos que por el momento el trabajo es lo primero y con la nueva sucursal y siendo él su único hijo tiene que encargarse de ello, después de todo está cuidando su propio legado.

—No quisiera que esto afectara su vida —me dice tristemente—, Irasue no pudo resistirlo, inclusive a la edad de 16 años sabía que a pesar que le podría poner el mundo a sus pies me era imposible darle mi tiempo ¿Estarías dispuesta a eso Kagome?

—¿A qué? ¿A que Inuyasha trabaje como obseso igual que usted? —veo la facción de sorpresa y finalmente me doy cuenta que le acabo de decir "obseso" a mi jefe y en su cara—. P-perdone Sr. Taisho, es decir... B-bueno, c-comprometido... —Inu-No se empieza a reír tomando un nuevo sorbo de su copa.

—Jamás en mi vida nadie me lo había dicho de frente —acepta entre un ataque de risa, siento mi cara arder, la competencia entre un tomate y yo, mi persona estaría en clara ventaja.

—L-lo siento Sr. Taisho.

—No tienes porqué Kagome —me dice tomándome de la mano, siento una chispa al momento de nuestro contacto y estoy segura que él también la siente porque su rostro cambia de inmediato ¿Sería posible que él también sintiera la misma atracción que yo?

Me siento agitada, quizás sea el vino o toda la confusión de mi sueño más reciente. Mi clítoris vibra y mi sexo se encoge de deseo, necesito que me toque... Lo necesito a él.

—Buona notte signor Taisho.

La dueña del restaurante nos interrumpe. Su piel es blanca, igual que la de mi jefe, aunque a diferencia de la cabellera plateada ella la tiene dorada tanto como el sol. Sus ojos azules y su cuerpo de modelo logran que sienta una terrible envidia, sus nalgas son redondas y muy bien formadas, sus senos exuberantes quizás más de una copa D, casi puedo ver sus pezones como salen del escote celeste de su vestido, sin embargo Inu-No no se inmuta ante tal belleza, solo se levanta y la saluda hablando con ella en un perfecto italiano.

La rubia me brinda una sonrisa para luego tocar disimuladamente los pectorales de mi jefe, él toca su cintura. Si estuviera en otra situación diría que la pareja que reflejan es perfecta y quizás ella lo sabe porque lo disfruta en sus ojos. Se retira al momento en el que el mesero entra para dejarnos el postre, dos tiramisú.

Me conservo callada disfrutando la delicia culinaria, aunque mi mente vuela preguntándose si esa mujer y mi jefe han tenido algún tipo de romance en el pasado. Por alguna razón me siento celosa e insegura.

—¿Muy dulce para ti Kagome? —vuelvo a verlo sin entender la pregunta—. El postre, ¿Está muy dulce? Creo que en esta ocasión monsieur Maurice se volvió loco con el azúcar —niego con mi cabeza.

—¿Desea un café Sr. Taisho?

—Solo si tú lo haces Kagome —sonrío de oreja a oreja.

Nos retiramos del restaurante y en el camino a mi apartamento él me cuenta un poco de su vida. La madre Inuyasha, Irasue y mi novio siempre han estado en contacto desde que él nació a pesar que ellos dos como pareja no. Intentó salir con algunas mujeres pero su trabajo siempre lo consumía, así que ninguna tuvo paciencia para él. Su preocupación que yo fuese igual que Irasue la puedo notar en cada una de las palabras que sale de su sensual y deseable boca.

—Entiendo a la perfección en qué me estoy metiendo al estar en la vida de un hombre tan importante y con tanto dinero Sr. Taisho, mientras él no me deje como una simple ama de casa creo que no tendremos problemas, pero si desea que me quede las 24 horas del día, los 7 días de la semana, los 365 días del año en una casa es probable que no resista.

—Es bueno saberlo Kagome.

Inu-No me vuelve a ver aparcando el audi a un lado, hemos llegado a mi apartamento. Se acerca a mi rostro como si fuese a besarme, mi corazón late fuertemente y mojo mis labios mordiéndolos. Pasa su dedo gordo en la comisura de mis labios desplazándolo por debajo de mi labio inferior. Me mojo, mi sexo retumba y arde, si fuese posible me desnudaría en este mismo instante introduciendo lo que estoy segura, sería una erección inolvidable.

—Tenías parte del tiramisú —asegura sonriendo bajándose del auto para rodearlo y abrirme la puerta. Es todo un caballero, sonrío ante la acción a pesar que siento morirme de vergüenza ante tal descuido de mi higiene—. ¿Estás segura que a tu compañera no le importara que entremos a esta hora? —niego.

—Sango estará de turno de noche toda esta semana, por lo que tengo el apartamento para mí sola —no sé porque sueno a coquetería pura.

Digito los números en el panel de control de la entrada principal del complejo de apartamentos. Llamo al elevador que nos llevará al 5º piso en donde está el mío. Al abrirse la puerta en el momento en que llegamos a nuestro destino me tambaleo como tonta tropezándome con nada, la vergüenza me invade pero al momento en que él me toma por la espalda puedo sentir como sus manos están completamente heladas y debido a su altura y a nuestra cercanía algo duro me roza la terminación de mi espalda ¿Podría ser que él también estuviera excitado y nervioso?

—¿Estás bien Kagome? —asiento como colegiala enamorada—. ¿Demasiadas copas de vino?

—No, no se preocupe, solo torpeza genuina —ambos reímos con el comentario y entramos en la oscuridad del apartamento, estoy tentada a tambalearme nuevamente para ver si en esta ocasión puedo tocarlo con mi mano y así asegurarme de la dureza que minutos atrás sentí, pero me contengo—. ¿Un café irlandés? —la picardía va incluida en mi pregunta, aunque no sé si pueda notarlo—. Inuyasha me ha comentado que es una de sus bebidas preferidas Sr. Taisho.

—Podría aceptarlo si solo por esta noche podrías eliminar el "señor", me siento totalmente incómodo en la casa de un empleado, pero si estoy en la de una amiga sería mejor.

—Entonces como ordene... Inu-No —le acepto la familiaridad con toda confianza, especialmente porque desde tiempo atrás deseo llamarlo por su nombre—. Tome asiento mientras regreso, está en su casa —grito emocionada colocándome un delantal blanco para no mancharme en el proceso.

Escucho que enciende la televisión, no me extraña en lo absoluto que sean noticias lo que ponga. Preparo el café y busco el whisky irlandés que Inuyasha me regaló una vez que me contó que el café favorito de su padre era ése. Saco de la nevera la crema, coloco una mezcla especial en el café que estoy segura le gustará y luego lo dejo un par de minutos mientras termina de cocerse.

—Tienes un apartamento bastante acogedor Kagome.

—Gracias, Sango tiene un gusto exquisito. Por cierto, gracias por los cuadros que me envió con Inuyasha —agradezco a pesar que lo hice en su ocasión.

Me cuenta en qué viaje los compró y que con solo verlos decía que le recordaba a mí. Son de un pintor famoso francés que no recuerdo el nombre, tres cuadros para la sala de estar y uno especial para mi recámara. Discernimos un poco sobre la figura del lienzo en blanco y negro, a mi parecer el rostro de un oso al suyo unas flores.

Suena la alarma de mi Smartphone indicándome que el café está en su punto exacto. Hago la mezcla con el whisky, coloco un poco de nuez moscada y decoro con la crema para llevar los dos a la sala en donde se ha vuelto a acomodar para ver televisión.

—¡Está delicioso Kagome! Creo que en mi vida he probado uno tan exquisito como el tuyo, gracias —me toma de la mano y me da un pequeño beso en el dorso, mi clítoris vuelve a vibrar. Siento su perfume, una mezcla entre bosque y pino, vainilla y él, un aroma demasiado típico que toda mujer que lo ve logra que las hormonas se alboroten.

—Es un gusto Inu-No —muerdo mis labios, mi corazón late tan fuerte que casi no puedo escuchar ni mis pensamientos, se me dificulta prestarle atención. Comienza a cambiar los canales y por lo que puedo observar se va directamente a mis canales favoritos.

—Jamás pensé que a alguien tan joven como tú le podría gustar TCM —se admira quedándose en dicho canal que es famoso por pasar películas antiguas.

—Un clásico de clásicos —le aseguro sentándome en la cama a un lado de él—. Podría decir que mis películas favoritas son de los años 70 para abajo.

Los comerciales terminan y la película continúa. Marlon Brandon aparece y de inmediato puedo saber de qué película se trata, mi corazón continúa latiendo fuertemente y me tomo un trago de mi café.

—¡Oh! Ese si era un gran actor —alaba al hombre—, aunque no recuerdo la película, dudo mucho haberla visto.

Último tango en París, una película que jamás hubiese esperado ver en compañía de él por el alto contenido sexual. Nos quedamos callados a medida avanza. Él toma en sus brazos a la mujer llevándola hasta las cortinas de la ventana, le baja la ropa interior y empieza a hacerle el amor de manera salvaje. Me escucho jadear, para ser sincera me estoy excitando de manera que jamás pensé hacerlo. Los gemidos de ambos actores se incrementan y veo de reojo el pantalón de Inu-No, aquella dureza que creí sentir todavía se conserva.

Toma un trago de su café pareciendo inmutable y deja un poquito de crema a un lado de su boca. El licor me desinhibe o quizás solo sea mi excusa para actuar. Le chupo la crema pasando mi lengua por la comisura de la boca, Inu-No pareciera no inmutarse por ello.

—Kagome... —intenta decirme pero no quiero pensar solo actuar.

Me pongo a horcajadas sobre él pegando nuestros sexos y a pesar de la ropa siento el tremendo bulto debajo de mí. Me excito aún más para luego besarlo con salvajismo acariciando su cuello.

—Soy... demasiado viejo para ti Kagome... —me toma de las caderas impidiendo que me continúe moviendo.

—¿Crees que soy una niña?

—Eres toda una mujer y muy bella además.

—Entonces, no te atraigo ¿verdad? —empleo el juego más viejo de todas las mujeres, hago un puchero esperando su respuesta pero no llega—. Quizás tu tipo de mujer sea alguien más como la dueña del restaurante italiano, alguien más voluptuosa y modelo que yo.

—Me conoces mejor que eso Kagome —asegura y sus manos comienzan a amasar mis nalgas yo me muevo excitando más su miembro y el mío también.

—Pensé que podría... excitarte... no como una niña, sino como mujer...

—Y lo haces, ¿No has visto como me pongo estando a solas contigo? Intento evitarte pero hay ocasiones en que definitivamente no puedo, justo como ésta. Solo tengo sueños eróticos contigo Kagome, te deseo como nunca lo he hecho con otra mujer —me alegro al escucharlo, ahora sé que no solo soy yo la que me encuentro en la agonía.

—Y yo... te necesito a ti —aseguro bajando mi mano abriendo la bragueta para meterla y acariciarlo—. ¡Oh por Dios! —grito jadeante de alegría, es inclusive más grande de lo que nunca imagine.

—K-Ka...gome... —jadea él también y me acerco a morder su lóbulo izquierdo.

—Eres más grande inclusive de lo que he soñado —susurro para meter mi lengua en su oído y colar inclusive más mi mano adentro de su pantalón.

—No bromees conmigo Kagome.

—Jamás lo haría en esta situación.

—Estás haciendo que me deshaga de deseo por ti.

—Yo me estoy deshaciendo porque me lo hagas aquí, quiero que me la metas toda Inu-No... Quiero que me hagas tu mujer... Quiero... Deseo... Necesito que me hagas el amor —mi mano alcanza su pene completamente endurecido y erecto, su grosor es incomparable, inclusive tiemblo al sentirlo.

Me quita mi blusa y luego el centro negro para dejarme solo con mi sujetador, uno en color rojo, me levanto y quito mis botas para luego bajarme el pantalón, quedo con mi conjunto rojo, uno muy sensual que me hace ver más voluptuosa de lo que soy.

Se levanta del sillón y me carga en sus brazos para besarme en la boca, un beso tierno introduciendo su lengua mientras yo jugueteo con ella. Atraviesa la puerta de mi recámara con cuidado de no golpearme y me acomoda en mi cama. Se inclina a mí para tomar mis senos y comenzarlos a besar.

—¡Ah! ¡Sí! ¡Así! —gimo intentando buscar su pantalón para tocar aquella erección, pero no me deja.

Se aleja un poco y se quita la ropa. Sus pectorales son perfectos, sumamente definidos y duros, el calzoncillo se lo deja pero inclusive la punta de su pene sobresale, me acerca para intentarlo agarrar pero me detiene.

—Kagome... todavía podemos parar...

—¿Deseas hacerlo?

—No lo quisiera por nada en el mundo... Pero... —me levanto y cierro la puerta con doble llave, enciendo mi aparato de sonido poniendo a INXS.

—Nadie vendrá ni nos escuchará... —aseguro y le bajo la ropa interior de un solo tirón— ¡Guau! —le digo boquiabierta al ver tremenda erección, no solo en grosor sino en tamaño también, si lo pienso detenidamente inclusive me da miedo que pueda partirme en dos.

Me arrodillo y lo tomo desde la raíz masajeando su erección, meto la cabeza en mi boca y la succiono con vehemencia. Su sabor es incomparable. Inu-No gime e inclusive puedo ver como aquel hombre tan poderoso literalmente gime por mi boca. Me agarra el cabello acariciándome, me toma de los hombros para besarme. Me acuesta en la cama bajando mis bragas y comienza a buscar mi orgasmo tras succionar, chupar y lamer mi clítoris y mi sexo.

Soy puros gemidos y quejidos los cuales se incrementan al momento en que introduce un dedo en mi vagina.

—¿Te gusta? —asiento confirmando con un gemido, él incrementa su velocidad—. ¡Oh Kagome! ¡Estás toda mojada!

—Hazme el amor… por favor… estoy… más que lista… para ti.

Toma mis tobillos y los lleva hasta sus hombros comenzando a lamer mis dedos, me retuerzo al sentir el contacto y empiezo a sentir como la punta de su miembro roza mi entrada. Me estremezco.

—N-no te preocupes… tomo anticonceptivos… y tu…?

—No he tenido relaciones durante mucho tiempo… espero no decepcionarte Kagome…

—Nunca lo harías —le aseguro y siento como su miembro va entrando lentamente en mi vagina. Mis paredes se contraen y lo aprieto.

—¡K-Kagome…! —gime al sentirme e introduce lo que yo creo es todo— ¿Estás bien?

—Si… por favor… hazlo… te necesito… —le aseguro y él se relaja para introducir el resto. Me arqueo gimiendo, empieza a embestirme más y más rápido, siento como golpea mi útero y es un aliciente para indicarle que continúe inclusive con más fuerza.

Me levanta con toda sus fuerzas sin sacar su miembro de mi interior y me eleva sentándome en sus rodillas embistiéndome con más fuerzas. Mis senos que están por fuera de mi sostén bailan con el mismo compás, los agarra y toma uno de mis pezones mordiéndolos con suavidad.

Los dos gemimos al mismo tiempo. La fricción inclusive se siente mejor en esa posición, tanto que puedo sentir que mi orgasmo se acerca empezándome a embestir con más fuerza. Saca su miembro con fuerza y me acuesta en la cama.

—¡Por favor Inu-No…! Te necesito… —suplico y solo abre mis piernas para lamer mi clítoris con rapidez— ¡Oh por Dios! —grito— ¡Así! ¡Métemelo por favor! ¡Méteme tu enorme pene!

Y mis órdenes son cumplidas. Me mete nuevamente su enorme falo y en esta ocasión ambos alcanzamos el orgasmo entre gritos, menciones a todas las deidades que se nos viene a la mente y el nombre de cada uno en la boca del otro.

Saca su miembro y se acuesta jadeante a un lado.

—Jamás… había hecho el amor así…

—Fue… exquisito… —le aseguro para luego darle un tierno beso en la boca. Me gira para luego envolverme en un abrazo.

—Me gustas mucho Kagome… —me dice para luego darme un beso entre el cuello. Siento como su miembro roza mis nalgas volviéndose a endurecer.

Me levanta mi pierna izquierda y vuelve a introducirse en mi interior. Después de casi media hora llegamos a un nuevo orgasmo para quedar abrazados completamente desnudos y yo quedarme dormida con sus brazos alrededor.


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