Titulo: Kid Curse 'Verse: A Beutiful Life.
Autoras: Vanessa e Ibrahil
Tipo: Wincest. Dean/Sam.
Rating: NC-17
Warnings: Pedofilia, Underage, Wincest, Incest. Sweet
Palabras: 20,000 aprox.
Plot: ¿Dean y su gran bocota?, ¿o Sam y sus grandes celos?, Quién sabe quien es el culpable de este embrollo, lo único que importa es que Sam tendrá que vivir con su hermano en miniatura, gracias a una bruja pelirroja.
Como sabia que NUNCA iba a escribir el fic con el mood que tengo ahora para escribir cosas ñoñas, pues le he pedido a Vane que lo escriba conmigo, y ella como buena esclava (que soy yo la esclava perod debo defender mi honor hahhahaha) pues ha aceptado, y junto con mi amor hemos escrito esta monada pervertida, (cuando no) y asi es como esta.
Gracias Vane! Por aceptar escribri esto conmigo! :D Soy tan feliz :O!
Aqui les va el capi uno hehehehe y sip, escribimos tanto que le llegamos casi a las 20.000 palabras con este fic.
Capitulo 1
Todo comenzó como casi todos los problemas de Sam, con la boca de Dean. El muy bastardo nunca podía mantenerla cerrada, en serio, era como una maldición por si misma, totalmente sin vergüenza y sin restricciones.
Fue toda su culpa, la culpa de Dean.
Era un lunes soleado, con mucho sol, mucho. Sam estaba sudando como un cerdo, y Dean, estaba sin camisa, sentado al lado del Impala, con su séptima cerveza en la mano. Sam por su parte estaba dentro del auto, moviendo de un lado a otro un trozo de papel, con el que se proporcionaba aire, intentando no sudar.
El Impala se había jodido, y por mas que el Winchester había intentado acomodarlo, había desistido hace unas horas, por que el calor era increíblemente fuerte.
- Tengo calor. - se quejo Sam, como por quinta vez en dos minutos.
Gimoteando como si de un niño se tratara, su cabello castaño pegándose asquerosamente sobre su frente.
- ¿Sabes Samantha? ¡Ya te escuche, yo y... -hizo una pausa -¡MEDIO MUNDO! - medio grito.
Sam se mordió las ganas de meterle un golpe desde donde estaba, pero la sola visión de su sexy hermano, recostado de la puerta del impala, tomando de su cerveza, le quita todas y cada una de las ganas de insultarle, al menos de manera inteligente.
- Cállate, Dean. - es lo que responde, acomodándose la camisa, que se le pega al pecho,
- ¿Por qué Samantha?, ¿El calor te pone de mal humor? -pregunto inclinándose por otra cerveza.
- No me digas así Dean. - se quejo el Winchester, dándole la espalda a su hermano en el asiento.
- Es que estas peor que una mujer, quejándote por esto y por lo otro, sal de coche, enano, que ahí morirás de calor, ¿No que eras el inteligente?
- No me importa, no quiero tostarme, y tampoco quiero escucharte quejarte de que tienes ronchas en la piel. - estaba siendo infantil, pero no le importaba en lo absoluto, Dean era un fastidioso, siempre lo era.
Ambos escucharon a los lejos el motor de una auto acercándose, pero ninguno de los dos le presto atención, debido a su pequeña "pelea".
- No me estoy quejando de nada, Samantha. – dijo, haciendo énfasis en el nombre - Eres tu, quien no deja de quejarse como nena, ¿Seguro que eres hombre? – provoco, dando un sorbo a su cerveza.
- Vete al infierno, Dean. - le gruño, saliéndose del Impala por el asiento contrario a donde estaba Dean, estúpido hermano mayor.
- Oh, eso es lo mejor que puedes decir. - dijo haciendo un tono de burla, rodeando el auto para seguir en su pequeña diversión de molestar al menor.
- ¡Dean! ¡Ya, déjalo! Eres como un niño, totalmente insoportable. - suspiro en frustración, dándole la vuelta al auto para tomar una cerveza de la pequeña cava donde las guardaban. - ¿Por qué no maduras?
- ¿Yo? ¿Un niño?, no es... ¡ohhhh que buena vista! – exclamo, recostándose en el Impala, al ver como un carro, un convertible, se detenía contiguo a ellos, con una pelirroja de conductora, sus ojos soñadores café claro, aunque eso no fue lo que mas llamo la atención del mayor, si no el buen par de senos redonditos, grandes y firmes que la chica portaba.
Fue como una cachetada para Sam, el darse cuenta de lo que estaba viendo su hermano, a la estúpida mujer que se había estacionado detrás de ellos. Frunció el ceño, visiblemente molesto, cuando la chica se acerco a ellos, su hermano levantándose de inmediato para recibirla, como si fuera lo mas importante en el mundo, no podía creer como el idiota de Dean no quería que se sintiera celoso.
- Señorita. - saludo adelantándose hacia la mujer que era de su misma altura, y que se movió sugerentemente delante de el, enseñando sus atributos. - Dean Winchester. - se presento, Dean relamiéndose los labios, sin reparar en que el menor lo veía.
- Un placer, mi nombre es Angélique. - la mujer inclino su rostro para ver mejor al Winchester, sonriéndole. - ¿Tienen problemas con su auto? - pregunto observando el negro Impala, sus ojos pasando por el rostro de Sam, que parecía bastante calmado.
- Algunos preciosura, tal vez si tienes algunas herramientas que me hacen falta en tu auto, podrías ayudarnos. - paso su mano por los hombros de la mujer en una caricia leve e intima, apenas los yemas de los dedos rosando los hombros. - O mientras mi hermano cuida el auto, podrías darme un aventón a la cuidad para buscar lo que necesito
Sam apretó los puños, viendo como la mujer asentía con placer, recostándose en el toque de Dean, quien le dio una sonrisa picara a Sam, poniéndolo mas enfadado de lo que estaba.
- Ahí algunas en mi maletero. - sonrió la chica, colocando una mano al rededor de la cintura de Dean.
- ¿Cosas... que me pueden servir?, bueno de seguro muchas cosas tuyas me pueden servir. - señalo bajando sus traviesos dedos del hombro al brazo, quedándose en el camino entre este y el seno, haciendo suaves círculos.
Eso fue como un golpe bajo para Sam, ver todo el coqueteo, al que Dean pocas veces le había sometido en todo lo que llevaban de relación, era como la peor traición que había visto, el bastardo cabrón que tenia por hermano, coqueteando con Miss sonrisa perfecta y senos perfectos y culo perfecto. Se gruño asimismo por su gran imaginación, caminando detrás de Dean, para asegurarse que la mujerzuela no pusiera a su hermano contra el coche.
La mujer enarco una ceja al ver al hombre detrás de Dean, que no solo imponía su altura, si no su presencia, los celos eran evidentes.
- ¿Sucede algo...? - pregunto dirigiéndose al menor todo sonrisas.
Dean voltio a ver al menor y rio.
- No, nada, Sam quédate aquí, veré si Angélique nos puede ayudar en algo.
- Solo vas a revisar en sus herramientas, y dudo que pueda ayudarnos en algo, por que tenemos todas las herramientas aquí Dean. - dice, con esa voz cortante de lija, esa que le permite a Dean saber que esta jodidamente enfadado, pero el mayor parece estar en una nube con esa mujer al lado.
La quijada de Sam esta tensa, como si fuera a romperse en cualquier momento.
-Oh Sammy, Sammy, el que sabe de mecánica soy yo, no tu. - dice bajando el brazo hacia la cintura de la mujer, tomándola con cuidado, lo que termino por casi volver loco al menor de celos, porque la forma en que su hermano acerco a esa mujer a su cuerpo, no es cualquier caricia: pasas el brazo lentamente, atrayendo con un leve apretón, mientras su mano abierta acaricia de un lado a otro... es como siempre... siempre le atrae a él, y solo a él.
- Estúpido... - susurra, bajo su aliento.
Siente la caliente rabia en su cuerpo, junto con el débil escozor en sus ojos. Dean no puede estar haciéndole esto, no, no puede, esta mujer tiene que ser un demonio, uno realmente molesto como un succubus, ¡eso es!
Sam regresa por su chaqueta y saca su botella de agua bendita, no le importa mucho en ese momento, la verdad ni lo piensa, en lo que pueda pasar si esa mujer no es un demonio.
Es estúpido, pero lo hace, rociándola con agua bendita que no le hace ni un escozor, al menos que cuentes la manera en que el rostro de la mujer de rojo se tuerce en enojo, ira, que sorprende un poco a Dean.
- ¡Aléjate de el! - le grita a zorra frente a el.
Dean mirándole incrédulo por lo que ha hecho.
- ¡Sam! - grito el mayor, sin saber que hacer. - ¿Qué demonios haces, enano?
Pero, antes de que pudiera decir algo mas, unas palabras susurradas salieron de la boca de la mujer, cuando ambos se volvieron a verla, sus ojos cafés son rojos ahora, igual o mas que su pelo y su cara se deforma en una ira sorprendente.
Mierda, la pistola de ambos esta en el puto auto, que esta lo suficientemente lejos como para llegarle, antes de que una cegadora luz blanca les deslumbré a ambos, haciendole gritar.
Todo se detiene tan rápido como comenzó, y Sam se da cuenta de que esta allí, tirado sobre el ahora frio asfalto, en la mas vasta oscuridad, se levanta sobre sus pies, sintiéndose mareado, un poco ido de si mismo.
No recuerda con claridad lo que paso, al menos hasta que se da la vuelta, y se da cuenta de que solo el impala esta allí estacionado, y donde antes estaba el convertible rojo, ahora no hay nada mas que la vacía carretera.
Unos pequeños sollozos llaman su atención, y al parecer están un poco cerca, así que se acerca al auto y lo enciende, encendiendo con el los faros, para ver mejor el lugar, no olvidando esta vez, tomar su beretta.
Se da la vuelta, acercándose a donde escucha los sollozos, ni siquiera ha tenido tiempo de preocuparse por el paradero de Dean.
Puede ver un montón de ropa en el suelo, y al parecer dentro de el hay lo que parece ser, debe ser, un niño, sollozando. Lo que es mas extraño, es que las ropas son de su hermano.
- ¡Deja de hacer eso de una maldita vez! - grito Sam, al darse la vuelta para verificar el estado de su hermano, quien tenia su dedo metido, por vez mil, hasta el cerebro por la nariz.
Dean se saco el dedo y le vio con sus ojos verdes acuosos, luego llevo su manita a restregarse los ojos, las primeras lágrimas cayendo de estos.
- ¡Tu no me quieres Sammy!
Sam se contuvo de no pegarle la paleta, con la que removía la leche que calentaba, en la frente.
Dio un largo suspiro, apagando la cocina de la cabaña que habían allanado hace unos días, cuando se dio cuenta de que no podía hacer más que investigar desde un lugar seguro, ya que con Dean en ese estado, era un poco difícil andar de hotel en hotel, aun se pregunta como su padre lo hizo.
- No llores, Dean. - le pidió acercándose, colocando sus manos sobre las redondas mejillas. - No llores.
- ¿Cómo no quieres que…snif…llole…?, si tu sholo me gritas y no me quieres… - dijo limpiándose las lagrimitas. - Nunca me lo dices. – acuso, pegándole con la manita en el pecho.
Sam suspiro, nuevamente si, mirando a Dean con una pequeña sonrisa.
- Te quiero, Dean. - le dijo, buscando así calmar las lagrimas, que parecían querer seguir brotando. - Se lo estresado que estas con esto, lo se, pero dame un respiro. - sus manos soltaron el rostro del pequeño para dirigirse a su cintura, tomándolo así en brazos y cargándolo hasta la cocina.
- Lo siento, es que me da miedo quedarme así. - dijo abrazándose con sus manitas al cuello del menor, era otra cosa al que este no se acostumbraba, esa búsqueda de cariño y sinceridad tan impropia en su hermano, este Dean de escasos siete años quien parecía necesitar ambas.
Sam le miro un momento, antes de acercase y besarle la sonrojada mejilla.
- Te devolveré a la normalidad. Por ahora déjame servirte un poco de leche. - su mirada se desvió a la leche que ya se había enfriado un poco. - Si te bajo, ¿prometes no tocarte la nariz?
- Si me dejas dormir contigo, la noche entera. - decía mientras movía sus manitas haciendo simulación de algo grande. – Si, acepto.
- ¿Toda la noche? - pregunto sonriéndole al pequeño. - No se si pueda hacer eso, Dean.
- ¿Por qué? - pregunto con un puchero. - Yo quiero, me hace falta dormir contigo Sammy.
- No puedes, Dean. - respondió Sam, haciendo una mueca de dolor ante la necesidad de las palabras de su hermano. - Te aplastaría. - le aseguro, mordiéndose los labios, resistiendo a duras penas las ganas de besarle esos pequeños labios, que ahora hacían ese puchero tan adorable.
- Mentira, tu no te mueves mucho cuando duermes, Sammy. - señalo cruzándose de brazos. - No me gusta dormir solo.
- Y tampoco te gusta dormir con la luz apagada. - murmuro Sam, poniéndolo de una vez en el suelo, y dándose a la tarea de colocar la leche en un vaso.
El primer día de todo, cuando Dean le había dicho que quería leche caliente, Sam se la había puesto en un tetero, y Dean se lo había arrojado a la cabeza, así que desde ese día se lo ponía en un vaso.
- Ten. - le dijo ofreciéndole el vaso.
- Gracias, Sammy. - dijo tomando el vasito entre sus manos. - ¿Entonces, no puede dormir contigo?
Sam le miro triste.
- Deannie... no puedo. Ahora tienes una habitación para ti solo, ¿Por qué no te gusta allí? - pregunto suavecito, tomándolo de nuevo en brazos, su hermano...mayor, tomando con sus manitas fuertemente el vaso, para que no se le cayera.
- ¿Por qué?... ¿Bromeas Sammy? Primero, no estas ahí, y me haces falta por las noches, segundo, me da miedo que alguna criatura... tu sabes… - dijo bajito, tomando un trago pequeño de su vasito
- ¿Tu asustado? - Sam soltó una corta risa, caminando a la habitación que había preparado para Dean, esta quedaba justo al lado de la sala, donde Sam pasaba la noche, y estaba protegida contra demonios. - No bromeo, Dean. Me quedare hasta que duermas. ¿Te parece?
- Siempre tuve miedo, Sammy, pero, si lo demostraba, ¿Cómo haría que te sintieras seguro, cuando eras niño? - aseguro serio, lo mas serio que su edad le permitía - Me parece. – respondió, terminándose su leche de un solo sorbo.
Sam le apretó fuerte contra su cuerpo, haciendo que el vaso casi se le cayera al suelo. Sus fuertes brazos abarcaban fácilmente ese pequeño cuerpo, sosteniéndolo. Se dejo que por un momento, el olor a inocencia de Dean le inundara.
- Cuidare de ti Dean, es mi turno de hacerlo. - sonrió, besándole la mejilla antes de colocarlo en la gran cama. - Metete debajo de las sabanas, va a haber frio. - le advirtió, colocando el vaso en la mesita de noche.
- Que se arreglara si me das un abrazo… - señalo con un puchero. – Pero, no uno rápido, si me abrazas un ratote mientras me duermo…
El Winchester rodo los ojos en un gesto exasperado, lo de menos que quería era quedarse mucho tiempo pegado a ese pequeño cuerpo.
- ¿Qué si no quiero abrazarte? - pregunto sonriendo, sabiendo que seguramente le haría llorar de nuevo, después de todo, Dean parecía estarle demostrando que también tenia un lado mimado.
El labio inferior tembló un poco y Dean cogió las sabanas y se metió en ellas con un enorme puchero, el temblor de su cuerpo minutos después le delataba que estaba llorando.
-Vete, entonces. - medio dijo entre lo que pretendían ser gruñidos.
Sam se enterneció con la actitud de su hermano, se quito los zapatos rápidamente y se apresuro a meterse debajo de las sabanas, pegando su cuerpo al pequeño. Sus labios dejaron un beso mariposa sobre el diminuto cuello de Dean, que comparado con el Dean de treinta y dos años era bastante mas pequeño.
- No te enfades, baby Dean.
- No me digas así. - replico bajito, pero volteándose para acomodarse entre los brazos de menor -Eres tan cálido... eres como mi casa…
- ¿Lo soy? - pregunto casi en un susurro, apoyando su frente contra el suave cabello. - Baby Dean.
-Si, lo eres. - susurro en respuesta. -Te quiero mucho, Sammy. - dijo bajito, cosa que a Dean le había costado mucho decir desde que habían comenzado su relación.
- Yo también te quiero, Dean. - respondió, con un poco de dolor, Samuel. Su mano acariciando la espalda de su hermano. - ¿No quieres dormir? - le cuestiono, el cuerpo del pequeño niño se notaba bastante relajado.
- No tengo mucho sueño, Sammy. - contesto mientras sonreía y sus ojos verdes casi resplandecían.
- ¿No?, ¿Por qué no querrías dormir? - pregunto, contagiándose de la sonrisa del pequeño, se veía tan hermoso allí, tan provocador aunque no lo supiera.
- Porque te iras cuando me duerma, y no quiero que te vayas. - respondió subiendo sus manitas a la cara del menor. -Tus mejillas están frías, Sammy, pero si siempre pareces estufa… ¿Por qué será?
- Por que tu estas mas caliente que yo, y sabes que no podemos dormir en la misma cama. - sonrió, recostándose en el toque del pequeño, toque que hacia mucho por su cuerpo.
- Pero, - dijo pasando la yema de sus pequeños dedos por las mejillas. - Prometo gritar si me aplastas. – sugirió, pero al ver la mueca del menor estallo en risas. - Supongo que no funcionara ¿Verdad?
- Oh por dios, creo que será muy tarde para cuando lo hagas. - dijo Sam entre risas, luego de ver lo hermoso que lucia Dean con esa sonrisa en sus pequeños labios. - Eres muy lindo así. - Sus largos dedos tomaron entre ellos uno de los cachetes de Dean, pellizcándolo.
- No soy lindo... ¿O si?- se pregunto a si mismo, como meditándolo. – Ouch, Sammy, me dejaras sin cachetes. – se quejo, tratando de morder uno de los dedos del menor cuando este lo iba a retirar pero en vez de eso termino con el alrededor de la boca.
Sam trago saliva con el movimiento, sacando el dedo de la boca de su hermano de inmediato.
- Dean... ¿estabas tratando de morderme? - pregunto sonriendo a medias, pasando por alto, mas bien escondiendo, el temblor que termino con un jalón doloroso en su polla.
-Si. - contesto con un puchero, ese que parecía no querer desaparecer nunca de sus labios. – Pero, tus dedos son muy grandes Sammy -se quejo aumentando el puchero.
Sam alzo una ceja, fingiéndose sorprendido.
- ¿Ah si? ¿Son largos? - su voz era pura fingida sorpresa. Dirigió sus dedos a la mejilla de su hermano, haciendo círculos en sus mejillas y luego detrás de su oreja, haciendo el pequeño revolverse por las cosquillas.
-Si Sammy, como… - soltó una risita. – Tu… son muy… largos. - contesto entre puras risas, que ya no podía contener.
Sam le miro con malicia, muy mal disimulada, que termino en el llevando ambas manos al estomago de Dean para comenzar un ataque despiadado de cosquillas, que arranco mas risas de su pequeño hermano mayor.
- Eres tan niñita, Dean..
-No, no…soy una niñita, Sammy. - trataba de contestar, entre las profundas carcajadas. - ¡Soy un chico!
- Eres un chico, ¿Uh? - pregunto con burla, no notando que tenia a ese pequeño y tembloroso cuerpo debajo de el. - Demuéstralo, baby Dean.
- ¿Cómo? - pregunto con la respiración agitada de tanto reír.
- Haciendo una cosa de chicos. - alzo sus cejas sugerentemente, solo quería jugar este juego, y ver que tanto Dean podía seguir en el.
- ¿Qué cosa de chicos? - pregunto emocionado casi brincando en donde estaba.
Sam se encogió de hombros, pero sin perder su sonrisa.
- No lo se, tu enséñame.
-Noooo Sam, no es justo, no se que hacer. – chillo de forma aguda. Golpeando suavemente el pecho del menor, a la altura del pezón. – Dimeeeeeeee… - berreo sin notar otro estremecimiento del menor.
Esas pequeñas manos hacían mas por el, que lo que la suya propia había estado haciendo esos últimos y fatales días.
- Enséñame, o ya muy bien puedo mandarte a dormir, sin la luz encendida. - realmente sonó como un padre, y eso solo logro encenderlo un poco mas.
- ¿Enseñar que? -pregunto ya enojado, con una mueca. - ¡Te enseñaría a disparar pero me quitaste mi arma! - señalo con resentimiento en su pequeña voz.
- ¡No te daré un arma! - le regaño, viendo como el cuerpo de Dean se paralizaba, probablemente de miedo. - Baby...vamos a dormir. - se recostó al lado de Dean, colocando su brazo sobre sus ojos, y así no poder ver ese pequeño cuerpo con esos hermosos ojos.
- Lo siento… - dijo unos minutos después con voz a punto de llanto. - No quise enfadarte, Sammy, perdóname, no durmamos mejor enséñame algo, tu a mi… - sollozo, tratando de no llorar, pero unas lagrimas bajaban de sus ojos. - ¿Estas enojado conmigo?
Sam se acostó de lado para mirarle mejor, la forma en que las lagrimas bajaban por sus mejillas no podía ser mas hermosas de lo que ya eran, especialmente en la forma en la que resaltaban el verde de sus ojos.
- No estoy enfadado, Dean. - se aseguro de hacerle saber primero, estirando su brazo para dejar al pequeño refugiarse en su pecho. - Solo estoy...tu sabes,...lo quiero, pero es difícil, de esta forma.
- ¿Qué quieres? - pregunto aun sin entender. – Sam, se mas directo. – le exigió, en un tono como casi su hermano mayor de nuevo.
Eso a Sam le causo gracia, haciéndole sonreír.
- Quiero hacerlo. ¿Ahora lo entiendes?
- ¿Quieres, quieres tener sexo?... hacer cositas. - pregunto algo sonrojado.
- ¿Hacer cositas? ...¿Que...que has estado viendo en la Tv? - se burlo Sam rodando los ojos. - Si Dean, eso, por eso no puedo dormir contigo.
-No molestes. – le regaño, dándole un empujoncito. – Pues… intentémoslo.
El bufido de Sam, le dejo bien en claro que ni se atreviera a pensarlo.
- No, no hay manera de que tenga ya deseos de intentarlo...una cosa es tener sexo con tu hermano y la otra con un...niño. - patética excusa
- Sam, Primero, no soy un niño, tengo 32 añotes, y segundo, estas mintiendo. - dijo tocándole la nariz con un dedito. - Tu fuiste al que le valió la parte moral, cuando me besaste aquella vez.
Sam suspiro, su hermano tenia mas que razón con eso, el había sido quien le había abordado luego de un caso en que casi le arrebatan la vida a Dean.
Continuara, posiblemente mañana. :)
