Ya no soportaba más esta situación, necesitaba salir lo más rápido posible de aquel lugar que me hundía poco a poco. No importaba cuantos argumentos tuviera ellos simplemente parecían no escucharme, pues ya tenían la decisión tomada y ya no había nada, ni nadie quien pudiera ayudarme. A sí que salí a los jardines de aquella mansión que se ha vuelvo en mi ataúd. Nunca saldré de aquí. De eso estoy segura, seré solo una muñeca más, inservible, inútil, incapaz de defenderme o hacer algo. Estoy atada en una mansión donde cada muro es frio y soberbio.

Todos celebraban algo que ya daban por hecho. Lo "mejor" para el clan se decían unos a otros, pero que hay de ¡mí!... nada. Así que ahora me encuentro recibiendo una refrescante brisa que poco a poco me relaja, cierro los ojos para tratar de olvidar mi situación, me detengo en ese hermoso y elegante jardín que he cuidado con los años que llevo viva, eso es lo único que me mantendrá con vida… lo que me quede de ella. En ese momento escucho una explosión aunque sé muy bien de donde proviene así que no me preocupo.

Desde mi posición en ese jardín puedo observar como comienzan a lanzar los fuegos artificiales ya que la aldea entera no, mejor dicho las naciones están celebrando el fin de la guerra más sangrienta de la historia. Si… muchos murieron y otros lograron resucitar gracias a ese jutsu extraño. Naruto-kun y Sasuke-san dieron lo mejor de sí para lograr esta paz, esta tranquilidad que ha reinado por algunos meses. Todos resultamos heridos, más ellos dos. Estoy tan orgullosa de Naruto-kun ya que su sueño de convertirse en hokage al fin está dando la vuelta. Peleo con valentía y gran determinación… jamás retrocedió a su palabra y ahora todas las aldeas están aliadas y él mismo será el encargado de liderarlas a todas. A cambiado mucho a todos, nos ha dado esperanza y fuerza para cumplir lo que sea, a alcanzar nuevos objetivos, nuevas metas… en otras palabras renacer en algo mejor. Nos ha cambiado a todos ya nada es igual a como era antes.

Creí tanto en él, creí inclusive que también había cambiado y renacido en alguien mejor como los demás, que tenía la fuerza para echarme a volar pero, no esperaba que me cortarán las alas de nuevo, mucho menos mi propia sangre.

Ahora soy una simple sombra en aquella gran mansión, un fantasma paseando por aquellos hermosos jardines. No puedo dejar de observar aquellos hermosos fuegos artificiales, simplemente me tienen hipnotizada, hasta que otra suave brisa me hace cerrarlos para poder disfrutar mejor de los aromas de flores de aquel jardín. Siento como mis cabellos eran movidos y bañados con aquel dulce aroma, al abrir mis ojos elevo la vista y observo la blancura de una luna llena que brillaba a todo su esplendor. Realmente hermoso, perfecto. Quisiera estar así por la eternidad, por lo que me quedaba de vida.

El viento que hasta ahora creía que me consolaba se da la vuelta hipócritamente trayendo a mí esas voces, esas palabras, esos murmullos, recordándome de nuevo todo lo pasado estas últimas semanas.

Sin darme cuenta mi caminar era algo más apresurado, a pesar de traer un hermoso y lujoso kimono para la "celebración" que se daba mis pasos eran rápidos. Se podría decir que corría, y corría cada vez más aumentando la velocidad a cada paso que daba.

Realmente no sabía a donde me dirigía pero realmente no me importaba, solo quería alejarme de todo y de todos. Sentía que a cada paso un vacío se formaba en mi interior cada vez más grande, extenso y lúgubre. Pare en seco al escuchar otro fuego artificial, era de un hermoso color naranja. Curioso color….Nunca me había dado por vencida, me dije a mí misma muchas veces que mí camino ninja era no darme por vencida por nada y ahora… ya no puedo.

No puedo más. Estoy… cansada de luchar en contra de la corriente. Desde que me confesé a Naruto-kun creí que todo iba a cambiar para mí. Creí que no quería una respuesta de su parte pero, realmente lo necesitaba. Necesitaba una respuesta, sentirme querida, acaso ¿yo no podía ser feliz con una persona que es sumamente importante para mí? Tal parece que no. Entiendo que Naruto-kun no me correspondiera porque el ama a otra persona y jamás me perdonaría que él estuviera conmigo solo por lastima. Así que lo deje ir. O eso creí. Siempre esperare una respuesta de su parte, inconscientemente me aferro a recordarle lo que yo siento por él. Que patética soy. Soy tal y como me describe mi clan, innecesaria.

Mi vida cambiará dentro de un par de meses, todo está dicho ya. No puedo hacer nada. Tengo que resignarme a lo planeado. Me gustaría tanto que Neiji-nisan estuviera aquí ahora, tal vez él sabría qué hacer. No puedo creer que aún después de muerto aún se crean con la suficiente autoridad de controlarlo. Sin tomar en consideración su memoria o su decisión.

Solo espero que me de fuerzas para este último tramo de camino que me queda tengo que ser fuerte por él. Al levantar un poco más la vista notó a esas hermosas y silenciosas estrellas que son opacadas por el brillo de la luna y los fuegos artificiales. Recuerdo que mi madre me decía que las personas éramos como las estrellas. Creo que ahora la entiendo. Seguramente yo sería la más pequeñas entre ellas, siempre opacada, nunca vista ni tomada en cuenta porque el brillo de las demás siempre la opacan, humillándola, excluyéndola. SI, yo soy la más pequeña de todas ellas.

Mi alma ya no lo soporta y comienzo a llorar, hace tanto que no lo hacía. Sollozo tras sollozo, y el dolor iba en aumento. Estoy tan cansada de andar. Me dejo caer de rodillas al piso y me dejo caer de espaldas, aunque no voy tan lejos ya que se encuentra tras de mi un enorme y antiguo árbol… un cerezo a decir verdad pero, no me importaba mucho en esos momentos, ni siquiera los hermosos fuegos artificiales podrían consolarme esa vez, ni el hecho que se me arruinara el poco maquillaje que llevaba. Ya que las sirvientas del clan me habían arreglado como una muñequita china, una geisha. Mi piel es muy blanca por lo que no necesite de mucho maquillaje. Después de todo eso era para el clan, una muñeca, un recipiente que usaran a su favor. Solo por ser la mayor, la heredera, por no deshonrar a mi padre estoy obligada hacer su voluntad.

Dure bastante tiempo llorando, tratando de calmar mi alma (cosa que no paso, solo se intensifico más la oscuridad que nacía en mí) hasta que levante la vista que la tenía agachada entre las rodillas, la oscuridad y el frio se intensifico y lanzaban ya los últimos fuegos artificiales. Los mire. Me encontraba perdida en mi misma sin saber qué hacer. Solo, seguiré ordenes por lo que me queda de vida eso sí no me la quitan antes. Si… me la quitarán antes lo puedo sentir, solo me dejarán vivir lo suficiente y después pasará. Nunca permitiré que me quiten algo así. Nunca. Así que me matan….

Aún no sé bien lo que pasará pero nunca permitiré que lo usen a su conveniencia. Después de todo ese será mi papel dentro de un futuro muy cercano. Tan metida estoy en mis pensamientos que no me doy cuenta de la persona que esta parada a un lado mío. Realmente no me importa mucho que me vea, sé que tengo los ojos hinchados de tanto llorar así que me limpio un poco la cara con las mangas del kimono, me levanto y sacudo mis ropas que se han llenado de pasto y polvo por estar sentada en el suelo y por ultimo me volteo para encarar a la persona que se encuentra a un par de metros de mí.

Realmente no deseaba verlo, todo lo hice tan calmadamente que creí que se iría por ser tan lenta pero, no fue así. Sentí su mirada fija en cada uno de los movimientos que hacía. Me di la vuelta de la misma forma en que me levante y lo vi. Realmente nunca espere que fuera él. Me sorprendí al verlo pero mi rostro no reflejo tal asombro, lo mire por un momento a esos ojos y luego agache la mirada meditando lo que vi en ellos reflejados… a mí.

Levante de nuevo la mirada y le sonreí cálidamente mientras le reverenciaba cortésmente – Buenas noches Sasuke-san…- me levante y camine en su dirección. Hasta ese momento me percate de donde me encontraba, me encontraba en lo más alto del monumento de los kages, era realmente un hermoso lugar se podía ver toda la aldea desde ese lugar. Sé que mi mirada reflejaba vacío no fue esa mi intención pero no podía ocultar por más tiempo mi angustia. Pase por un lado de él sin darme cuenta ya yendo asía las escaleras para bajar a la aldea, suspire pesadamente al pensar que tenía que regresar a la mansión.

Me detuve en seco. Mi asombro se reflejó en mi rostro por un momento, me di la vuelta encarando a la persona que había respondido a mi saludo. Él me estaba mirando e hizo una leve reverencia con la cabeza – Buenas noches Hinata-san- yo no esperaba un saludo de su parte, nunca hemos cruzado palabra porque sé como es, le conozco de vista. Al parecer se dio cuenta de eso y frunció el ceño un poco. Nos miramos por un momento más, y luego yo le sonreí de manera dulce y volvía reverenciarlo para darme la vuelta e irme a mi distrito. Realmente no sé por qué pero me siento mejor ahora, tal vez el llorar me sirvió esta vez de algo o simplemente fue por ese gesto gracioso que hizo él al darse cuenta que no esperaba nada de él.

Llegue a casa hasta altas horas de la noche, la celebración aún se llevaba a cabo pero nunca nadie se dio cuenta de mi ausencia. Tan insignificante soy o simplemente tienen la nariz tan alta que no se dan cuenta de lo que pasa a su alrededor, pude haber hecho lo que me placiera y ellos jamás se darían cuenta de ello. Reí divertida ante tal descubrimiento.

La velada paso más rápido de lo que esperaba sus palabras hasta cierto punto de la velada me parecieron aburridos y monótonos. Hablar sobre el reglamento del clan no creo que sea una buena conversación. Sus palabras iban y venían en mi mente. Sus falsas felicitaciones igual. Inclusive sus palabras hirientes y comparaciones con Hanabi-chan me hacían daño ya. Que más me podrían hacer que no me hayan hecho ya.

Lo bueno todo de esto es que me dejarán un tiempo libre antes de comenzar con la "mejora" al clan. No tendré responsabilidades ni con la aldea ni con las reuniones del consejo por unos meses. Eso era para asimilar el futuro "destinado" para mí.

No me retractaré de mi palabra, ya no traeré más la deshonra a esta familia. Así que cumpliré con lo dicho. Solté un suspiro de resignación y me fui a la cama. Después de todo me levantaría temprano al día siguiente para ir a esa tienda que me encantaba. Su té y postres son los mejores que he probado. Al cerrar los ojos lo volví a ver devolviéndome el saludo y como fruncía su ceño. Porque pensaba en él, porque lo recordé, realmente me quede muy sorprendida. Sonreí ante eso. Soy rara no lo negaré pero, feliz. No me entiendo ni yo misma. Bueno ya el sueño me llama y yo lo seguiré sumisamente, al volver a cerrar los ojos lo volví a ver. Es raro tener una imagen de alguien que si apenas conoces antes de dormir pero, eso me tranquilizo de sobre manera. Alcanzando al fin el anhelado sueño. –Buenas noches… Sasuke-san…-.