Nota del autor: Este es mi primer fic; inspirado por mi novia quien también acostumbra escribir fanfics, y por un objetivo personal que tiene también que ver con ella. Le dedico estas líneas a ella, quien me ayudó a iniciar en este mundo al igual que yo la inicié en el universo de Gears Of War.

Me despido, no sin antes desearles que disfruten su lectura :3

Capítulo 1

Había sido un día fatal: tuvieron que salir de misión a buscar comida como siempre; ya estaba harto de esas misiones, siempre iban a lugares primitivos donde no había ni una mierda de tecnología que le pudiera servir para reparar a Jack.

–Ya habrá suerte, muchacho. –Murmuró Baird mientras miraba con seriedad la mesa de trabajo donde estaba desmantelado el robot.

La puerta del camarote se abrió repentinamente y entre las sombras del estropeado foco del pasillo se asomó una figura femenina. Era Sam, quien inmediatamente al ver al rubio frente a su máquina estropeada le habló fanfarronamente:

–¿Ya quieres repararla para casarte con ella?

Y no era del todo mentira, pues Baird parecía mostrar más preocupación por sus máquinas que por las personas, cosa que se había acostumbrado a ver.

El rubio gritó enfurecido, al tiempo en que señalaba a la morena.

–-¡Cállate zorra, este bebé es más útil que tu jodido trasero en batalla!... Cuando esté reparado le pediré al imbécil de Fénix que sea tu reemplazo. -Agregó.

La morena se alejó de la puerta, burlándose.

–Te dejo solo con tu novia; creo que la pasaran muy bien esta noche.

El rubio indignado no hizo más que cerrar la puerta de una patada a la vez que gritaba:

– ¡Sí, ya lárgate puta!

Después del tan desagradable encuentro, Baird se quitó la armadura junto con su ropa de combate y arrojó su cinturón de herramientas a la silla que estaba frente a la mesa de trabajo; quedando únicamente en calzoncillos, se recostó en la cama. (Si a eso se le podía llamar cama, pues no era más que un desgastado catre), y se puso a pensar en lo que haría al día siguiente.

–Maldita sea, mañana debo ayudar a los imbéciles de ingeniería; esos malditos inútiles no pueden hacer nada solos, todo el barco estaría hecho mierda si no fuera por mí…

Soltó un leve gruñido de desagrado y relajó su cabeza sobre la almohada.

. . .

Después de escuchar el grito de Baird y la puerta azotándose, Sam caminó hasta su camarote, el cual compartía con Anya. Al llegar, notó que la rubia no estaba en el camarote y que ya era muy tarde.

–Debe haberse dado una de sus escapadas con Marcus.

Y no se sorprendió, pues ya había dormido repetidas noches sin su compañera de cuarto.

-¿Quién soy yo para juzgarla?, con el mundo haciéndose mierda cualquiera tiene derecho a divertirse.

Mientras se preparaba para dormir despojándose de sus prendas pensaba en sus anteriores encuentros con el rubio; había tenido una relación libre con él, solo sexo, pero estaba interesándose en el, a pesar de ser un bastardo comenzaba a atraerle justamente eso, de cierta forma le gustaba ser maltratada. Mientras paseaba por el camarote con sus pechos desnudos y únicamente vistiendo unas bragas percudidas, un impulso la hizo recostarse y llevar sus manos a su intimidad; se había vuelto adicta al sexo, o al rubio, no sabía exactamente qué era, lo llevaba pensando algunas semanas pero estaba bastante confundida. ¿Qué podría esperar de ese bastardo?

Al poco tiempo se detuvo y se cubrió con la sábana para dormir; no valía la pena excitarse si no iba a pasar la noche en la cama de aquel hombre.