El primer y mas puro amor de Ares
Iba caminando por los maravillosos pasillos de ese gran santuario submarino.
Como me fui a meter allí debajo, con lo mucho que odio las aguas, pero bueno, compromiso es compromiso. Aunque pensándolo bien, era bello todo esto aquí debajo, los pilares de piedra brillaban sutilmente debido a la leve capa de hielo que los cubría, el suelo levemente húmedo, pero sin resbalar ni ocasionar un accidente.
Daba la impresión de estarse mirando en un espejo. Mire a la mujer frente a mi, no parecía uno de los seguidores del hombre y gran emperador con el que me iba a presentar, tal vez fuera una de las hijas del Dios de los Siete Mares, una de sus siete bellas hijas, la mayor a mi parecer.
Una joven de cabellos azulinos, ondulados, estos llegándole un poco mas abajo de la cintura. Sus vestiduras...
Propias en toda princesa, pero sin llegar a exagerar. Un conjunto de falda a la cadera, con un prominente escote que le llegaba a un poco mas arriba del muslo, una camisilla simulando un sostén, pero del mismo sobresalía la tunica que destacaba a los emperadores de los mares, con el símbolo de Poseidón en su superficie.
Llegamos frente a una gran puerta de cristal, pero que no permitía la visibilidad al interior. Esta me miro y me indico que prosiguiera a entrar, que ella no me seguiría. Así que tomando aire, tome la abriendo las grandes puertas entre en un gran salón, de gran tamaño y gran belleza, representando alguna gran belleza marina. Pues en sus paredes se adornaba lo que parecían ser sirenas.
En el gran trono en el centro de la sala se encontraba el hombre al que venia a ver. Poseidón señor de los 7 mares. Este me miro impaciente, claramente irritado ante mi presencia. Mi indico que me levantara y me dijo impaciente
- A que haz venido, en que te puedo ayudar"
yo dirigí mi mirada a su persona mientras le respondía
- Si no es mucha falta a su respeto señor de los 7 mares, eh venido a pedir la mano de una de sus bellas hijas de la cual eh quedado enamorado
Poseidón pareció sonreír satisfecho mientras me comentaba
- Claro la belleza de mis hijas es envidiada por diosas y mortales por igual
Sentí sus pasos dirigirse a mi y su mano en su hombro hacer que me levantara...
- Cual de todas es la que ocupa vuestro corazón
- Su hija mayor, Marina
- Prometes hacerla feliz y no lastimar una de mis mas grandes joyas...
- Te lo juro y te doy mi vida como garantía de esta promesa
- Me complace escuchar esas palabras
Los siguientes días se llevo a cabo los preparativos para la ceremonia. Con cada día que pasaba mas enamorado me veía de esa joven, joven mas bella no había visto y dudaba ver en mi existencia.
El día de la boda, ella estaba mas bella que nunca, su vestido blanco cubría la mayor parte de su cuerpo, pero a través de sus ojos yo pude ver claramente un amor que yo sentía y que era claramente correspondido por su corazón también. Con eso yo era mas que feliz, aun cuando ella no me amara y no me amara nunca. Lo que mas deseaba y vería cumplido con los años era el amarla y algún día verla enamorada de mi. Compartiendo este amor tan profundo que nunca había sentido por nadie nunca...
- Este día es el mas hermoso de mi vida. Soy el dios, el hombre mas feliz del planeta y deseo hacerte la mujer mas feliz del planeta. Si no deseas casarte conmigo...
Esta me cayó poniendo sus dedos en mis labios
- Deseo casarme con usted, y ser la dueña de ese amor tan profundo que veo en sus ojos...
- Así sea entonces...
De eso ya han pasado 500 años...
Felices y juntos
