Introducción:

Un bello día era en la hermosa ciudad de Tokio, soleado como se lo había pronosticado el día anterior y bastante tranquilo como hacía mucho no se vivía. Pero los habitantes de una cierta pensión no estaban acordes a esta linda y pacífica escena de la ciudad.

- Anna: ¡YOH VE A HACER TU ENTRENAMIENTO! –gritaba la rubia por toda la casa a su prometido que, como siempre, estaba de vago por ahí-

- Yoh: No voy a ir Anna ya te lo dije, así que deja de molestar –respondió tranquilamente mirando la televisión mientras comía unas… ¿galletas? (esperen, ¿Yoh contradiciendo y contestando a Anna? O.o)

- Anna: ¿QUE ME HAS DICHO? –gritó aun más furiosa- ¡Ven y dímelo en la cara si sos tan hombre! –y lo próximo que vio fue la cara seria y decidida de su prometido delante suyo- ¿Yoh? –dijo nerviosa, mientras se alejaba un poco con un notorio sonrojo en sus mejilla-

- Yoh: Te dije… –mientras la agarraba de la cintura y la atraía hacia èl- que no quiero ir a entrenar, no tengo ganas –y la soltó para irse a su cuarto-

Anna estaba anonadada, primero porque Yoh nunca la desobedecía y segundo porque él no era así con ella, era la primera vez que sentía… ¿miedo fue? No lo creía pero, se sintió bastante intimidada. (Esperen,, la poderosa Anna ¿intimidada? Osea ¿qué diablos es esto?). Pero ella no iba a dejar que esto quede así, por lo tanto se fue detrás del "atrevido" de su prometido.

- Anna: ¡Yoh, ven ahora! Y no me desobedezcas –dijo al subir las escaleras lo más rápido que pudo, pero el castaño no se detuvo en su andar- ¡YOH TE ESOY HABLANDO! –y más calmada- por favor ven no me desobedezca –mientras agachaba la cabeza en señal de vergüenza, (esperen una vez más ¿qué está pasando? ¿Anna pidiendo "por favor"?, eso es algo que no se ve todos los días, o nunca O.o), y ante este pedido el shaman castaño se detuvo y la miró, serio…. Más de lo que Anna pudo soportar y de nuevo esa sensación de miedo la invadió-

- Yoh: ¿qué quieres ahora? –preguntó secamente, mientras se acercaba a ella-

- Anna: Y-Yoh, vos… -pero antes que pueda dar su orden, su prometido ya estaba a pocos centímetros de ella como hacía unos momentos atrás, haciendo que retroceda un poco siendo perseguida por él hasta acorralarla entre él y la pared-

- Yoh: te pregunté que qué quieres, me vas a contestar o me voy a mi cuarto, tengo cosas que hacer Anna

- Anna: ¿Yoh? Emm,,, etto,, vos… tenis que hacer tu entrenamiento de hoy –dijo levemente y con su mirada al piso, realmente la situación la estaba poniendo muy nerviosa y temerosa, ¿desde cuándo su prometido la trataba de esa forma? ¿y desde cuando ella era tan… débil ante él?- tienes que obedecerme –y cuando quiso enfrentarlo con la mirada, la expresión de fastidio… ¿o era enojo? Del castaño la hizo bajar de nuevo- ¡po-por favor! –suplicó por último-

- Yoh: No voy a ir –como un desierto, así eran las respuestas del castaño… secas y concisas-

- Anna: pe-pero, ¿por qué? –preguntó sorprendida-

- Yoh: porque no tengo ganas Anna, ya te dije, es más -y la tomó por la cintura acercándola lo más que se puede a él- tengo ganas de otro entrenamiento, y para él…. Te necesito –le susurró esto último a su oído-

- Anna: ¿a-a qué te refieres? –preguntó nerviosa, la verdad que la actitud de Yoh empezaba a asustarla-

- Yoh: a qué me refiero me preguntas bonita, mira te voy a contestar con otra pregunta… ¿tu cuarto o el mío? –preguntó mientras mordía su blanca oreja-

- Anna: Yoh –dijo en un suspira la rubia- ¿qué dices? No seas pervertido

–dijo mientras trataba de soltarse, pero Yoh fue más rápido y la alzó en brazos y se la llevó al cuarto más cercano, en este caso el suyo-

Mientras tanto en otra en la montaña Ozore, una pelirosa Itako y su mentora, miraban la detallada escena en una bola de cristal. Y al perder la conexión Kino miró a Tamao:

- Kino: no te voy a reprender, pero… -mientras miraba a la peli rosa, que, avergonzada, agachaba su mirada- ¿por qué lo hiciste?

- Tamao: es una larga historia –dijo mientras veía a un costado como el espíritu de Hao era sellado momentáneamente por sus pensamientos….. tenerlo en su cuerpo todo el tiempo, y encima que nadie lo sepa, era muy agotador-

- Kino: tengo todo el día –dijo para que la Itako comience-…..

Continuará...