Los Personajes de este fic no me pertenecen. Los derechos correspondientes pertenecen a NINTENDO y a los creadores de THE LEGEND OF ZELDA.

Este fic no está hecho con fines de lucro solo es por entretenimiento y diversión.

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El Valle de los Lobos es propiedad de Laura Gallego.

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Los sueños aparecerán en cursiva precedidos y seguidos por dos puntitos.

"Pensamientos"

Recuerdos

[***] Cambio de escena.

»Continuación de un dialogo

... (entre párrafos) pequeños cambios de escenas


(Secuela de "Kai 4")

(FIC INSPIRADO EN EL LIBRO DE "EL VALLE DE LOS LOBOS")

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"Kai"

El Epiritu Acompañante

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oOoOo

Quinta Parte: Un Viaje en Busca de la Felicidad

OoOoO

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Capítulo 1: El comienzo

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El sonido del martilleo le causo cierto malestar en su estómago, el mar de arbustos había desaparecido dejando a su paso miles y miles de astillas, el agujero también estaba por ver su ultimo rayo de sol.

A su lado el Lobo pardo gruñía en silencio, los ojos azules de la bestia se habían clavado de forma fiera y sombría sobre aquel hombrecillo diminuto y ridículo, la rabia le creció desde las entrañas y entonces dio la media vuelta. Con paso lento escuchó a sus espaldas como su padre hablaba alegremente.

—Bien hecho Makivelo, ¿Quién sabe desde cuando estaría allí ese agujero?, es una suerte que no se nos haya colado ningún intruso.

Cerca de ahí otro par de ojos también observaban la escena, el rojo escarlata se fundió con el violáceo en un mar de emociones que también se arremolinó dentro de ellos.

Todos quienes presenciaron semejante escena se habían quedado atónitos, incluso la madre de Zelda. La reina presentía que algo malo pasaría, desde la distancia vio a su hija emprender un viaje sin regreso. Un viaje plagado de peligros y también lleno de mucha tristeza.

Aun así, la mujer permaneció firme, tal y como lo había hecho durante años, desde el silencio observó como Zelda se adentraba en el palacio seguida de ese viento cálido y a la vez indomable, era como la furia de la naturaleza, y también, como el propio destino, ese destino que la había acompañado desde el día en que había visto por primera vez la luz de éste mundo.

[***]

La puerta azotó detrás de sus pasos y Link respingó un poco, también ensordeció sus oídos porque sabía que se aproximaba algo peor que un tornado.

El grito de la princesa resonó a lo largo de la estancia y la frustración salió disparada del modo más inesperado, la magia dormida dentro de su cuerpo dio un vuelco sorprendente y todo aquello cuanto fue tocado por su esencia también sintió al mismísimo caos desde sus entrañas.

—Ya… ya basta— gruñó él mientras tomaba su forma humana, la abrazó de manera tierna por la espalda y fue sólo entonces cuando Zelda dejó de hacer berrinche.

— ¡Ya me tiene harta!, ¡HARTA!— rugió dejando escapar los últimos rezagos de sus emociones.

—Shhhhh.

Respiró hondo, muy, muy hondo.

—Shhhh,— y el sonido embargó su cuerpo como si le hubieran echado agua bendita al mismísimo demonio— ya mi cielo… ya... contrólate.

—Sí. — musitó ella recobrando la compostura.

—Eso es.

Entonces se hizo el silencio, los brazos de Link la rodearon para estrujarla con un poquito más de fuerza y Zelda suspiró de nuevo, había cerrado los ojos para tratar de clamarse y después cuando los abrió vio un mar de hojas volando por todos lados.

Las anotaciones y hechizos de magia con los que había estado trabajando en las últimas semanas ahora revoloteaban por la habitación sin rumbo alguno.

—Bien… respira— escuchó que Link le decía mientras le daba un tierno beso en la comisura de sus labios.

—Gracias.

—No pierdas la cordura, cielo. Mira, por poquito y arruinabas todo tu trabajo. ¿Crees que Makivelo merece esa satisfacción?

—No— musitó en voz muy triste casi al borde del llanto, se viró y se acurrucó en sus brazos. Por poquito y de verdad echaba meses de trabajo a la basura, por suerte Link había estado ahí para detenerla.

El joven héroe sabía muy bien lo que ella sentía y también hervía en rabia por no poder hacer nada ante lo sucedido.

—Ya no quiero Link… ya no quiero tenerlo cerca.

—Nadie quiere mi amor.

—Pero tiene embabucado a mi padre

—Lo sé amor…

Nuevamente respiró muy hondo, la suave esencia de Link la tranquilizó por completo y después de un rato sintió que se adormilaba entre sus brazos.

—Link…— musitó de forma tierna y él volvió a regalarle un beso

Después ambos recogieron el desastre ocasionado por la magia de la princesa.

Abajo en los pisos inferiores Impa y Aragón habían escuchado a la tempestad acercarse, pero como siempre prefirieron quedarse en su sitio, atentos y fieles a que ella misma los llamara por cuenta propia.

Los años habían pasado y su magia se había vuelto sumamente poderosa, a veces cuando perdía el control solamente Link podía tranquilizarla. Era extraño de sobremanera, aunque Aragón había llegado a la conclusión que esos "pequeños" desequilibrios se debían al estrés y al miedo acumulado durante largo tiempo.

Cosas extrañas habían estado pasando en Hyrule, sucesos que anunciaban que el gran mal pronto se cerniría, eso tenía a la princesa contantemente nerviosa y además…

—Ya pasaron dos años— musitó Impa con tristeza.

—Sí, pero tranquila, ya casi lo logra, el señor héroe también se ha puesto valiente, es decir, más de lo que ya era, la verdad yo no sabría si me animaría a soportar todos esos experimentos mágicos.

Impa soltó una risita

—Sí, es cierto…

Ambos bajaron a los jardines directo a las caballerizas, tomaron sus respectivos corceles y salieron a dar una vuelta, seguramente Zelda necesitaría de tiempo para respirar y aclarar sus ideas.

Al cruzar por los límites de la ciudadela los inspeccionaron de pies a cabeza, esa burda vigilancia aún seguía operando todos los días.

—Es el miedo, ¿verdad?— soltó la Sheikah de la nada.

Aragón detuvo a Kelpie justo al llegar a la pradera de Hyrule.

—Sí. Olvida lo del gran mal… eso es lo de menos, pero el tiempo pasa y no ha logrado hacer el kai correctamente, intuye que algo falta aunque antes faltaban muchas más cosas, va mejorando, pero aun así puedo ver que tiene mucho miedo, cada vez que falla se pone a llorar desconsoladamente porque el tiempo pasa y teme que no logre hacerlo antes de que el señor héroe tenga que partir de nuevo hacia el otro lado.

Impa suspiró con tristeza. Veía el amor inmenso de Zelda hacia Link y a veces también tenía miedo de que Link desapareciera, ¿Quién cuidaría a la princesa si él no estaba?, el corazón de ella ya no tenía lugar para otra persona a su lado.

—Y por si fuera poco…— gruñó de forma sonora nada más de recordar aquello.

—Si… la ley de la salida de los dieciocho años… esa de verdad que nunca se había rotó.

Hace dos días que la princesa hacia cumplido su mayoría de edad, se había hecho una gran celebración y todos estaban sumamente felices, pero cuando llegó la hora de que el rey decretara que la princesa podría salir y conocer el reino, simple y sencillamente anunció que la ley quedaría suspendida temporalmente por "asuntos de seguridad primaria".

Todos y cada uno de los presentes se habían quedado helados al escuchar aquello, ¿Qué cosa era tan grave como para que la princesa se quedara encerrada?, incluso la reina había puesto los ojos como platos, había hablado con su marido pero él no había querido dar razones.

El día más feliz de Zelda, el que había esperado durante toda su vida se había convertido en uno sumamente triste, y desde entonces se había quedado encerrada en sus aposentos, abrazando a su joven Lobo tratando de no ahogarse en la tristeza.

Y para terminar de hacer la celebración en grande, Makivelo había encontrado el agujero y había mandado a sellarlo a cal y canto.

Los jóvenes protectores de la princesa ahora debían de estar más atentos, porque Link había visto a la sombra del diablillo cerca, husmeando y hurgando. Ninguno de los tres sabia como interpretar aquello, pero el espíritu del héroe intuía que aquello era parte de su juego sucio, si se la pasaba por ahí haciendo desastre, influyendo en la gente que amaba a la princesa y debilitando a Zelda desde la parte más prístina de su alma. La princesa no podía concentrarse con tanto estrés esparcido por todos lados y además cierto miedo solía invadirla durante las noches cuando el diablillo se ponía a rondar cerca y Link salía a buscarlo regresando siempre con poco más que malas noticias.

Los sucesos de los últimos días eran la gota gorda que había derramado el vaso, las consecuencias comenzaban a notarse porque el alma de la princesa cada día parecía más frágil y quebradiza…

[***]

Ese día cuando despertó todo a su alrededor era grisáceo pardo, esponjoso y peludo, bostezó mientras lo rodeaba con sus brazos y le susurró palabras tiernas en los oídos. El gran lobo también se desperezó para después dar un salto de la cama.

Últimamente Zelda pensaba que tenía por "novio" más a una mascota que un antiguo héroe de leyenda, pues de manera extraña Link cambiaba de forma involuntariamente durante las noches, y aunque al inicio eso le hacía gracia, en últimas fechas comenzaba a preocuparse, a veces se preguntaba si no le estarían haciendo mal las pruebas mágicas a las que a veces lo imponía.

Esa mañana desayunó en silencio junto con su familia y a pesar de las miradas furtivas del rey, Zelda omitió preguntar lo que cualquier otra persona en su lugar habría preguntado y no dejaría de preguntar hasta obtener una respuesta lógica. "¿Por qué?", la pregunta había dejado de vagabundear en su cabeza porque bien sabía que el pequeño malvado ministro había estado metiendo las narices. La verdadera pregunta era ¿Qué ganaba Makivelo al tenerla ahí encerrada?

Link bostezó de forma linda y tierna, y entonces el malestar desapareció por completo, se despidió con una sonrisa de sus padres y fue a leer un rato a los jardines.

—Link

—Si

— ¿Qué pasa contigo?

— ¿Eh?

— ¿Te sientes cómodo siendo lobo?

—Si…— musitó sin poder ocultar sus nervios

Zelda gruñó un poco pero él corrió a su alrededor de forma divertida, sin saber cómo siempre lograba sacarle esa sonrisa tonta. Entonces entre sus tonterías se detuvo de manera un poquito brusca.

Nuevamente sentía esa presencia, se acercaba más y más, hasta que simple y sencillamente sus pasos fueron audibles incluso entre la mullida hierba. Zelda sonrió de forma agradable y Link sólo le dedicó una mirada curiosa como cada vez que ese ser aparecía y se adueñaba de la princesa.

—Madre— musitó Zelda cuando los brazos de la reina la rodearon por completo.

Había suspirado acongojadamente y eso hizo que la princesa se entristeciera un poco, la tomó de la mano y la paseó por los jardines.

—Conozco un lugar lindo.

— ¿Aquí adentro?

—Si… incluso aquí adentro, ¿Algún día me mostrarías tú los de afuera?

—Algún día, si es que llega.

— ¿También te ha dejado encerrada?

—No… pero pareciera, porque carga con el ministro a todas partes

— ¿Le tienes miedo?

—Si.

El silencio invadió el escenario, Link meneó un poco la cola y Zelda se viró para abrazarla con ternura.

—Entonces quédate conmigo.

—Si— masculló de manera realmente casada.

Llegaron hasta el bosquecito trasero y se internaron hasta la parte en la que casi alcanzaban la primera muralla. Zelda se sentó en el césped y la invitó a que hiciera lo mismo, después de mucho tiempo la reina pareció poder volver a respirar de nuevo y con gusto se recostó sobre el hombro de la princesa.

Zelda se sacó su libro sin preocuparse demasiado.

— ¿Qué es eso?— preguntó curiosamente al ver tantos y tan complejos caracteres.

—Magia. — contestó ella sin disimulo alguno

— ¿Magia?, ¿Para qué?— era curioso que no hubiera puesto una cara extraña o alguna típica expresión incrédula.

—Para sacar a Makivelo, en cuanto descifre el hechizo seguro que lo convierto en algo desagradable.

La reina se rio con ternura ante tal idea loca.

— ¿Con abra-cadabra no basta?

—Es un mito má, la verdad es que los cuentos de hadas lo hacen parecer simple, pero un hechizo de metamorfosis es sumamente complicado.

— ¿Lo has intentado?

—Lo intenté con una piedra, pero era terca y difícil, solamente le gustaba estar ahí pegada en la tierra, también lo intenté con una rosa pero era sumamente vanidosa y no quería cambiar su aspecto. Creo que debo ir con alguien más amable, no sé, tal vez algún árbol.

—Sí, los árboles son muy amables— musitó Link, mientras su mirada se perdía de manera curiosa entre el follaje.

Entonces la pobre mujer se había quedado semidormida "que curioso" musitó entre sueños.

—Zelda…

—Si…

—Lees cosas curiosas.

—Si…

— ¿Sabes leer sueños…?

—Más o menos

—…

— ¿Qué soñaste?

—No sé si es un sueño…

— ¿Qué era?

—Un lobo pardo…. Grande…Majestuoso,… tenía unas curiosas marcas en la cabeza y además parecía seguirte a todas partes.

—Hummmm.

Link miró a la reina directo a los ojos, dio unos cuantos pasos y se le posó enfrente, tenía esa sonrisa amable y meneó la cola como si quisiera decir "hola".

La reina levantó un brazo y se lo pasó por la cabeza, su mano se quedó en el aire y después volvió a cerrar los ojos.

—Si… es un sueño, después de tantos años, sigue siendo un sueño, ¿habré enloquecido?

—No, — musitó Zelda— no es locura— susurró mientras le acariciaba la cabeza— sólo es Link, se la pasa de un lado a otro, de aquí para allá, siguiéndome y cuidándome…

[***]

Y la pregunta era simple y sencillamente "¿por qué?"

Esa misma semana azotó por ahí en los jardines y cuando la princesa se puso a buscarla se espantó al verla en semejante estado, estaba pálida y descolorida, Link la olfateó y gruñó con severo enfado.

—Necesitamos ayuda— murmuró sumamente preocupada.

Pero el joven héroe negó con la cabeza, le hizo señas a Zelda para que la llevara al bosquecito.

—La esencia mala se le ha pegado— clamó. Y después se posó junto a la reina para aullar una melodía.

Poco a poco la soberana recuperó el color y despertó un poquito asustada, le dijo a la princesa que se había muerto y que tenía miedo de volver a morirse. Sin más remedio Zelda se quedó a su lado.

Después de aquel día se le había pegado como una sombra, había dormido en su habitación y hasta mostraba interés por leer hylian antiguo.

—Instinto. —Masculló el espíritu del héroe, porque su naturaleza de aquella mujer era como la de la princesa y porque de verdad le tenía miedo a la sombra que se paseaba por las noches. Pero Zelda no podía cuidarla todo el tiempo. Y después de algunos días terminó por hacerle un curioso brazalete con el cual podía compartirle su esencia.

La carga se volvió ligera para ella, pero pesada para Link, ahora necesitaba ampliar su terreno de purificación y en su estado a veces sentía que ya no podía, de un momento a otro le dio miedo de que la princesa se enterara y pese al malestar decidió no volver a tomar su forma de hylian mientras no fuera necesario.

Zelda lo miró con preocupación, entendía que en el fondo tras la sonrisa que siempre le dedicaba Link se ocultaban malas noticias…

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Continuara...

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Comentarios del Fic:

Hey Que tal !

Nuevo Comienzo, la verdad es que el titulo es una de las claves mas importantes para ésta parte xD, jeje asi que pongan atención a mis pistas sueltas.

.*~ En fin, bueno supongo que ya nadie se acordaba de la Reina jajaja, bueno es normal ya que sólo apareció en una pequeña partecita de "Kai 1" ¿Y por qué ahora vuelve así como si nada?

jeeee, es sorpresa xD, tiene algo que ver con el punto ciego de esta historia, que bueno se narrara más adelante en la parte Siguiente