Sugar, Summer, Love

Primera Parte

Nuestra cama llevaba el aroma de la noche de nuestra boda, no fue una boda tan aparatosa ni costosa, fue como siempre la mantuve en mi cabeza, íntima y muy emotiva. Habían pasado cuatro meses de ese día, podía considerarme completamente un hombre feliz y enamorado. Thomas estaba durmiendo a mi lado, él aún no perdía la costumbre de venir a dormir con nosotros la mayor parte de las noches, Emma lo molestaba diciéndole que era una nenaza. Mi pequeño Robert era el dormión de la casa, no solía molestar por las noches, era casi un bebé independiente, sus prontos dos años que se avecinaban lo decían todo. Kristen quería que celebráramos el cumpleaños de Robert Jr en Los Angéles, hace mucho que no íbamos, ni siquiera para su cumpleaños y era bueno que los niños conocieran el lugar al que también pertenecían, el lugar donde todo había comenzado.

- ¿Papi? - Thomas había notado que yo estaba mirando el techo, mientras pensaba en estos últimos meses.

- ¿Qué pasa, mi pequeño? - Él colocó sus manos en mi pecho y se abalanzó para sentarse encima de mí.

- Tengo hambre. - Dijo colocando el puchero marca Pattinson. - Mamá parece estar muy dormida.

- Es domingo, Tom, no haremos que mamá se enoje. - Me dijo sonriendo traviesamente. Kristen últimamente estaba empeñada en escribir un guión, así como lo hacía su madre y luego llevarlo al cine, era su objetivo principal. Cada noche se dormía tarde, bebiendo y bebiendo tazas de café. Le propuse que lo mejor sería tomarnos unas semanas de descanso, más que nada ella, yo seguían en plan de pereza y vaguedad.

- ¿Hacemos waffles, papis? - Me abrazó con fuerza intentando convencerme. Mis waffles siempre quedaban flácidos y poco azucarados.

- ¿Y si mejor preparamos huevos revueltos? - Me levanté con mi hijo a cuestas. Él desordenó aún más mi cabello, haciéndome sonreír.

- ¿Waffles y huevos? - Dijo poniendo sus manitos en mi cara mientras se pegaba a mi espalda como una lapa.

- Está bien, grandulón. - Dije agarrando sus piernas que se enrollaban por mi espalda hacia mi cintura.

Salimos de la habitación dejando a mi mujer dormitar, esperaba que el aroma del rico desayuno que prepararíamos los hombres de la casa la despertaran. Hoy hacía un lindo día, posiblemente iríamos a ver a Tom para que mis niños jugarán con Marlowe y Jean en la piscina. Kristen había mandado a remodelar el jardín de nuestra casa, por lo tanto la piscina también lo estaba, los niños se enojaron muchísimo cuando supieron los planes de su madre y a veces, se lo recordaban cuando hacía mucho calor.

Junto a mi hijo en brazos pasé a mirar a mi bebé y a mi Emma, me dio gracia ver que la pequeña dormía echa una bolita con sus sábanas enredadas en las piernas, era exactamente igual de desordenada para dormir como mi Kristen.

- Emma, es muy revoltosa. - Dijo mi Tom agarrando mis mechones.

- Lo es. - Dejé la puerta junta de la habitación de Emma y me dispuse a bajar a mil por hora las escaleras, Tom reía porque decía que rebotaba con mi rapidez. Para él todo era una especie de aventura.

- ¿Papi, a dónde es que viajaremos? - Dijo cayendo por mi espalda, para volver a sostenerse en sus propios piecitos y verse un metro y algo más pequeño que yo.

- A Estados Unidos. - Le dije buscando en el mueble de la cocina la harina. - Hijo, busca huevos y leche en el refrigerador. - Dije antes de lavarme las manos.

- Nunca he estado ahí, papi. - Dijo abriendo la despensa y sacando cuidadosamente los huevos.

- De hecho si lo has estado, naciste allí. - Sonreí recordando esa calurosa tarde de julio.

- ¿Es en serio eso, papi? - Juré que alguna vez se o habíamos dicho, pero por sus ojos grandemente abierto noté que no lo recordaba.

- Sí, Tom, naciste en el mismo hospital en que nació mami. - Dije buscando su rostro, él se sentía emocionado por eso. Me entregó los huevos y luego fue por la botella de leche.

- Oh, por Dios, tengo dos nacionalidades, papi. Nací en otro lugar. - Dijo casi como si fuera una historia épica, yo mientras comenzaba a revolver algunos ingredientes.

- Tus hermanos también lo son, tu mamá es norteamericana. - Dije esperando ver alguna especie de descontento de su parte, pero en cambio colocó su mejor mueca de desdén y dijo …

- Pero soy el único que nació en otro país, papi, soy muy cool. - Dijo llegando a mi lado. Coloqué un pequeño pisito en el suelo para que él se subiera y el mesón estuviera a su altura. Tom comenzó a revolver y yo llevé la wafflera para colocar la masita.

- Eres el más cool. - Le dije.

- ¿Iremos a ver a los abuelos, papis?

- Sí, además tu hermano está de cumpleaños y se lo celebraremos allá. - Coloqué la masa en la wafflera y luego la enchufé.

- ¿Para mi cumpleaños iremos a alguna parte, papi?

- No sé, hijo, ahí veremos. - El cumpleaños de Thomas era en un mes y medio más, no es que no pudieramos hacer otro viaje, pero se avecinaba la promoción de los proyectos que me habían tenido ocupado antes de navidad, y Kristen probablemente estaría enfrascada en su trabajo. - ¿A dónde te gustaría ir?

- No sé, papi, me gusta ir a Isla. - Isla de Wight era el preferido de la familia, nadie se oponía cuando quedábamos ir unos día para allá, esperaba que mi Rob Jr no se opusiera, aún no hablaba bien, no sabíamos bien sus objeciones. Lo que sí hacía era decir 'Mami' y 'Papi' con más claridad, sobre todo cuando uno lo consentía entre los brazos.

- Entonces iremos allí para tu cumpleaños número siete. - Dije chasconeando su cabello dorado.

- ¡Síiiii! - Dijo Tom saltando.

- ¿Qué significa eshto? - Emma venía con su pelo revuelto y sus piecitos descalzo llegando a la cocina, observando cómo preparábamos waffles sin ella.

- Te preparábamos los waffles más ricos, mi regalona. - Dije abriéndole mis brazos para que corriera hacia mí.

- Mentira, no son para ella, son para todos. - Dijo Tom, poniéndose un poco celoso de mi comentario.

- Cállate. - Le dijo Emma a Tom cuando comenzaba correr hacía mí haciendo sonar sus piecitos en la baldosa. - ¡Papi! - No podía negar que Emma me volvía loco, era mi pequeña preciosura, mi niña más amada.

- No le digas así a tu hermano. - Le dije mirándola seriamente.

- Esh que me moleshta, papi. - Me abrazó como buscando consuelo.

- Papi, iré a despertar a mami. - Dijo Tom corriendo por la cocina, no sin antes darme un beso en la mejilla y sacarle la lengua a Emma. Definitivamente, ellos eran como el gato y el perro.

- Bueno, mi campeón. - Le dije a mi hijo. Emma me lanzó al suelo jugando con mis manos, esta era una guerra de cosquillas. - Detente, pilluela, los waffles se quemarán.

- Yo no quello waflaifa, papi. - Dijo buscando mi boca para salpicarme besitos. - Papi, quello milk-shake.

- Se dice waffles, nena. - Reí por sus palabritas. - Y dile a mami, no soy bueno haciendo milk-shake, amorcito.

- Pello, papi, yo quello milk-shake hecho pod ti. - Dijo mirándome con sus ojazos.

- Está bien, está bien, te lo prepararé si me sueltas. - Sonreí y ella saltó sobre mí dejándome un poco dolorido.

- Papi, quello de flutilla, muuuuuuucha flutilla, papi. - Dijo saltando a mi lado mientras buscaba el helado en la nevera.

- Mucha frutilla para la más hermosa. - Ella aplaudió feliz. Saqué suficiente helado como para dejarla dopada con dulzura y eche la ración de leche de cada mañana. La juguera batió todo en unos segundos y dejé la mezcla en su tazón de princesas. Rocié un poco de crema encima y se la dí.

- ¡Oh, poll Dios! - Dijo al beber el primer sorbo de batido. - Elles el mejol, papi.

- Te lo mereces por ser la más bonita. - Dije besándole la frente de manera cariñosa.

Emma disfrutaba su milk-shake sentada en su taburete y yo colocaba pan a tostar, mientras hacía mi especialidad: huevos revueltos. Adorné un poco el mesón de la cocina y coloqué cubiertos para cada uno y acerqué la mesita de comida de mi Rob Jr. Dejé un vaso en la esquina derecha de cada plato para los cinco, para dejar jugo de naranja recién exprimido. Quizás no estaba tan mal para ser un-aún- novato de la cocina.

- ¡Papi, papi! - Tom llegó casi agitado a la cocina. - Mami, no se quiere despertar.

- ¿Pero la despertaste? - Le pregunté un poco preocupado, solo un poco … jamás dejaría de ser un preocupón.

- Sí, pero quería seguir durmiendo, creo que no anda de buenas. - Dijo apenado, todos sabíamos en casa como era la dinámica cuando ella amanecía de malas. Eso siempre de debía a que había dormido mal o que un horrible dolor de cabeza la aquejaba. Preferí subir e ir a agradarle un tanto el comienzo de día.

- Está bien, quédate cuidando a tu hermana, iré a ver a mamá. - Tom obedeció y se sentó a su lado.

Subí las escaleras, en cierta parte sabía que esta sería una batalla difícil, Kristen no era muy dócil cuando se enojaba o como hoy, cuando amanecía sin buen humor. Entré a la habitación y estaba tecleando algo en su celular, al verme esbozó una pequeña sonrisa, muy leve y casi forzosa.

- Hablo con mi mamá. - Dijo antes de que pudiera decirle buenos días. - Dice que nos espera en unos días.

- Mándale saludos. - Dijo buscando espacio en la cama para saludarla. Busqué su boca pero ella ladeó su rostro. - ¿Qué pasa?

- Nada. - Odiaba cuando decía que no pasaba nada cuando en realidad si pasaba algo, seguramente hoy era dolor de cabeza o su período.

- Vamos, dime qué te pasa. - La abracé y ella intentó deshacerse de mí.

- ¡Rob, estoy hablando con mi mamá! - Dijo casi degollándome con la mirada. La solté.

- Ya, pero hablas por whatsapp, mientras podrías decirme qué es lo que te pasa. - Dije sentándome con las piernas cruzadas a su lada sosteniendo mi cuerpo con los codos.

- No sé, anoche me bajó el período, no ando de buen humor. - Dijo mirando atenta la pantalla del celular. Creo que los tres días que más odiaba eran esos en que sus días de mujer se hacían presentes, se ponía odiosa. Yo también tenía días en que me ponía detestable, pero ella me ganaba. - No quiero molestias.

- Odio que te pongas así. - Sabía que con decir eso agrandaría el dilema.

- Me conociste así, Robert, no me vengas con cosas. - Dijo mirándome con cara de pocos amigos.

- Como quieras, iré a desayunar con los niños, si quieres venir hay un asiento. - La indiferencia funcionaba muy bien con ella, no sé como con todos los años que llevábamos juntos ella seguía cayendo. Era simple, yo no la tomaba en cuenta o hacía que no me importaba por un rato y ella volvía casi suplicándome. Siempre en 'sus días' la situación era así. No obstante, creo que lo peor era cuando mis hormonas se revolucionaban justo cuando ella estaba con su período, esa si que era la peor agonía.

Salí de la habitación y ella ni se inmutó. Fui en busca de mi doble en versión miniatura, estaba con los ojitos bien abiertos mirando con atención los estampados de animales que habían en el techo. - Supongo que tu no me harás la desconocida. - Le dije sacándolo de la colcha. Su sonrisa salió a flote y un pequeño besito de su parte me impresionó.

- Pappppi. - Dijo con su vocecita. Este era nuestra ternura con patitas, como le decíamos.

- ¿Cómo durmió el regalón de la casa? - Le dije haciéndole cosquillitas en su pancita.

- Eche, papi. - Se me apretujaba el corazón cuando lo oía decirme 'Papi'. Mi niño quería leche, así que bajé rápidamente para prepararle su leche.

- ¿Y mami? - Dijo Tom cuando me vio entrar a la cocina.

- Mamá no quiere bajar, está cansada. - Le dije para que no fuera a molestarla.

- Rayos, le hice una carita feliz con su waffle y la miel. - Tom se veía decepcionado.

- Déjaselo allí, a lo mejor en un rato más decide bajar. - Dije sentándome entremedio de Tom y Emma con Rob Jr en mis brazos. Le hice su leche y dejé que él tomara el biberón con sus manitas.

- ¿Illemos donde Marlowín? - Emma aún no aprendía a decir bien el nombre de su prima.

- Sí, creo que sí. - Le dije pellizcando su mejilla.

- Yupi, pollque le preshataré mis barbies. - Dijo llenadose la boca con waffle.

- ¿Me alcanzas huevito, papi? - Le cedí una porción de huevo a Tom, mientras yo me preparaba mi waffle con mucha miel.

- Tom, tu abue Jules quiere hablar contigo. - Le dijo Kristen a Tom. Me sorprendí ver que hubiera bajado hasta la cocina para eso, solía mantenerse en la habitación en 'esos días. Tom corrió y le quitó el celular de las manos, y ella caminó hasta mi lado. - ¿Ese waffle es para mí? - Sonó un poco más animosa, lo sabía, la indiferencia funcionaba.

- Sí. - Dije mientras comía sin darle mucha bola a su pregunta. Rob Jr pidió sus brazos y se lo entregué sin mirarla. - Te lo hizo Tom. - Dije con la boca llena.

- Podrías comer con la boca cerrada, Rob, no se te entendió nada. - Y esa era otra cosa que sucedía cuando andaba de mal humor, todo le parecía mal.

- Si tanto te molesta me iré a comer al living. - Dije agarrando mi plato y mi taza de café. - ¿Acompañas a papi, vida? - Le pregunté a Emma.

- Shi, papi. - Emma bajó de su taburete y agarró su tazón con leche, su batido ya había sido devorado.

- Eres un mal educado. - Me dijo ella mientras le daba la espalda para marcharme a la sala.

- ¿Yo? - Me di la media vuelta. - No soy yo la que amanece con el pie izquierdo y anda desparramando pesimismo por todas partes. - Noté que llevaba una camiseta mía puesta y unos boxers también míos. Si no fuera porque estábamos un tanto hostiles le hubiera dicho que se veía jodidamente sexy, pero me guardaría el comentario.

- Nada que ver. - Dijo irónicamente. Tomo bien a Rob Jr de los brazos y remojo una galleta en leche para dársela. - Vine a hacer compañía y te vas de la mesa.

- De todas formas andas antipática. - Le dije pesadamente.

- Bien, ándate entonces si te molesto tanto. - Dijo mirándome ardidamente.

- Me voy. - Me di la vuelta y Emma me siguió. Nos sentamos en el sofá y encendí la televisión para ver dibujos animados.

- ¡Esas, papi, pofavoh! - Dijo cuando el zapping cayó en Mickey Mouse. - Esh el mejol día de mi villa, papi.

- Ven con papi, hermosa. - Me recosté en el sofá y ella vino a mis brazos dejando su tazón en la mesita de centro. - Vamos a regalonear. - Ella se acunó en mí, reía cuando algo le parecía divertido y saltaba cuando se impresionaba. Comentaba todo lo que le parecía novedoso, para ella esto era un gran tema de conversación.

Nos quedamos al menos dos horas viendo dibujos animados hasta que la princesa de la casa comenzó a aburrirse, vi el reloj y ya era de mediodía.

- Es hora de bañarse, nena. - La mecí un poquito.

- No quello. - Dijo haciendo un puchero. - No quello.

- Vamos a jugar con el patito de hule. - Le dije para convencerla.

- Ya no me busta el patito de hule. - Dijo rezongando. - No quello bañarme.

- Si quieres ir a ver a Marlowe y a Jean debes bañarte, o no habrá tarde de juegos.

- ¡Ahhh! No quello. - Dijo cruzándose de brazos.

- ¡Papi! - Tom apareció en la sala con unos autos en las manos.

- ¿Qué pasa, hijo? - Deje a Emma en el suelo y ella se fue caminado a no sé dónde. De seguro escapaba del baño.

- Mami no quiere jugar conmigo. - Sus labios se curvaron hacia abajo.

- ¿A qué jugamos? - Me levanté del sofá y lo tomé a él en brazos. Estaba más grandote que hace unos meses y pesaba más, pero nunca dejaría de sentir esa rica emoción de tener a mi primera pequeña razón que llevó a alegrar nuestras vidas.

- Juguemos algo de béisbol, yo ocuparé el guante, tu lanzas, papi. - Eso era muy norteamericano, pero Kristen le había pegado un poco el gusto al béisbol. Y no sé por qué desde qué él nos vio actuando en Twilight que pensaba que yo era demasiado bueno en los deportes, cosa que estaba muy lejos de ser verdad.

- Bueno, hijo. - Desordené su cabello. Salimos al patio trasero, y nos quedamos en el pasto. Yo lanzaba y él agarraba, así por un largo rato … hasta que la Doña, nos sacó del juego.

- Robert, Tom está al teléfono. - Dijo con el teléfono de la casa en mano. Le lancé la pelota a Tom y él la agarrón con éxito. Entré a la casa y Kristen me pasó el aparato, su cara era inexpresiva, no me dijo nada.

- ¿Tom?

- ¡Oh, Robert! ¿Cómo estás? - Tom al menos parecía más animado que mi esposa.

- Bien, ¿Y tú?

- Bien, ¿Todo bien?

- Sí, algo así. - No podía decir mucho, Kristen se había quedado cerca y sabría que estaba hablando de ella y su super humor.

- ¿Están peleados?

- No, no exactamente.

- Ahhhh, ¿Está en sus días? Porque esos son los peores, quizás debamos juntar a Sienna con Kristen en esos días y ¡CABOOM! - Me reí ante eso.

- No sería mala idea, me tiene lateado.

- Lo imagino, amigo, pero se le pasará.

- Mmm, oye iremos a tu casa en un par de horas.

- Genial, ¿Vienen a almorzar?

- Siempre que no haya problema. - Sonreí. - Aparte Emma quiere jugar con Marlowe.

- No sé por qué no lo dudo.

- Entonces estaremos allí a las dos, Tom.

- Genial, los esperamos, nos vemos.

- Nos vemos, adiós. - Corté la llamada.

- Yo no quiero ir, Rob. - Me dijo Kristen. Diablos, lo que me faltaba.

- Entonces no vayas. - Lancé un poco disgustado el teléfono sobre el sofá y me fui a las escaleras.

- No me preguntarás por qué. - Dijo siguiéndome. La idea era buscar una pelea, siempre terminábamos así en aquellos días.

- Mira, Kristen. - Me paré en seco en medio de la escalera, ella estaba a dos peldaños más abajo que yo. - Si quieres andar de mala es problema tuyo, si no quieres ir es problema tuyo pero no me busques pelea, porque no quiero discutir. - Se me quedó mirando en silencio y un poco triste.

- ¡No ando buscando peleas, Rob!

- ¿Entonces? Tu manera de actuar no me dice otra cosa más que eso, ¿Qué quieres? Te fui a buscar de a manera más amable y no dijiste nada agradable, bajaste a desayunar y ni siquiera pudiste comerte el waffle que te hizo Tom, ¿Quieres que te aplauda cada vez que amaneces con tu mierda de humor?

- ¡Tú también amaneces con el humor hecho añicos a veces! No me vengas con que eres el perfecto que todo lo hace bien. - Seguí subiendo enojado, no quería gritarle ni terminar diciéndonos cosas feas. - Hey, te estoy hablando. - Ella me alcanzó y me tomó del brazo.

- Suéltame. - Le dije enfadado. - Me molesta que te pongas así, no es culpa de nosotros que te baje el período.

- No puedo evitarlo, para tu información, no puedo evitar ponerme así, si tanto te molesta cómo soy, déjame entonces. - La miré, miré para saber su expresión, quería ver cuál era su cara al decirme eso. ¿Ella quería que yo la dejara?

- ¿Te gustaría que te dejara? - Le dije muy seriamente y casi dolido.

No me respondió.

- Responde. - Insistí.

- Vete a la mierda. - Me dijo pasando por mi lado y golpeando mi hombro. Cerró la puerta de nuestra habitación de un golpe, quise golpear la pared. Tom subió de inmediato.

- Hijo, ve a bañarte. - Quería un trago ahora, quería partir una muralla ahora.

- ¿Papi, se pelearon? - Dijo acercándose a mí y dándome un abrazo. - No peleen, papi.

- Así es la vida de los adultos. - Le dije poniendo una sonrisa fingida.

- No quiero ser adulto, entonces, quiero ser un niño siempre. - Lo tomé en brazos y lo llevé a su habitación.

- Siempre serás mi niño. - Le dije bajándolo para que buscara su ropa y se bañara.

-o-

- ¿Pollque mami no va? - Dijo Emma sentada en su sillita en los asientos traseros.

- A mami le dolía la cabeza. - Le dijo Tom antes de que yo pudiera contestar. Como Tom sabía que habíamos peleado hicimos un plan, no le diríamos a los niños porque se apenarían.

- Oh, rayos. - Dijo Emma agarrandose la cabeza, me pareció gracioso. Coloqué la radio y sonaban The Beatles, no podía hacer otra cosa que acordarme de ella, maldita sea. Esto me recordaba a las mil peleas que teníamos cuando recién llevábamos un par de años juntos. Todos los días había una razón para enojarse, aunque nos reconciliábamos altiro … bueno, excepto las veces que ella se quedaba en LF2 y yo me iba a LF1 y pasaban una o dos semanas sin vernos hasta que uno de los dos cedía. Creo que seguíamos siendo los mismos inmaduros.

- Papi, tengo mucha hambre, mucha mucha. - Dijo Emma mientras le lanzaba una pelotita a Rob Jr.

- Llegaremos a almorzar donde el tío Tom. - Dije mirándola por el retrovisor.

Tomé la carretera para no demorarnos tanto, Emma a cada rato preguntaba cuanto nos faltaba por llegar y Rob Jr parecía que estaba hecho popo. Mi celular vibró y era Kristen, no quise mirar si era una llamada o un mensaje de texto. Esperé hasta llegar a la fila del peaje y revisé el iPhone. Era un texto … "Lo siento, soy muy tonta, vuelve, ¿Sí" … mi orgullo era muy grande para caer ante un simple mensaje, conduje un poco, pagué el peaje y seguí conduciendo. Thomas se divirtió jugando un videojuego en mi celular y Emma balbuceaba con Rob Jr.

- Papi, mamá está llamando. - Tom me mostró el celular y decía 'Amor … llamando'.

- Desvía la llamada, hijo, voy conduciendo. - Le dije acelerando más, tenía un poco de rabia. Siempre era lo mismo, odiaba esta situación.

- Pero es mami … - Dijo con un puchero.

- Contestale, pero no me la pases.

- Aló, mami. - Dijo Tom. - Va conduciendo, mami.

- Pfff. - Protesté. Poco quedaba para llegar a la casa de Tom, quería algo de beber, solo un vaso y que se me fuera el tiempo charlando con mis amigos, quería olvidar la pelea con ella.

- Mami dice que la llames cuando lleguemos donde el tío Tom. - Seguro la llamaría.

- Dile que bueno. - Así la dejaría tranquila por un rato.

- Sí, mami, yo también te quiero, sí, le diré, chao, mami, nos portaremos bien. - Tom dejó el celular en sus piernas y me miró. - Mami dijo que te quería.

- Mmm. - Apreté mi mano sobre el manubrio.

- ¿Papi, fallta mucho? - Preguntó Emma.

- No, mi amor, falta muy poco. - Le sonreí.

Un par de minutos y ya estaba aparcando fuera de la casa de Tom, solté a Emma de su sillita y salió corriendo a tocar la puerta de la casa de Tom, Thomas la siguió a pasos cortitos. Saqué el bolso de cambio de Rob Jr y de ahí lo llevé en mis brazos, iba medio dormido.

- Papi. - Soltó mi Rob Jr. Lo apreté con más fuerza y sentí ese olor peculiar, estaba hecho, llegaría a cambiarlo.

- ¡OH, han llegado! - Gritó Sienna agachándose a la altura de los niños para recibir un abrazo afectuoso de parte de ellos.

- Tía Sienna, tenemos hambre. - Dijo Emma. Ella era muy sincera, como su madre.

- Hay carne al jugo y patatas. - Le dijo colocando los mechones rubios de mi niña detrás de su oreja.

- Hola, Rob, OH por Dios, ese pequeñín está más grande. - Dijo pidiendo tomarlo.

- Sí, está más grande, ¿Cómo estás? - La abracé y le di a Rob Jr por un rato.

- Bien, ¿Y tú? ¿Y Kristen? ¿Por qué no vino?

- Estoy bien, no me la recuerdes. - Dijo un poco despacio para que los niños no me escucharan.

- ¿Peleas? - Dijo mirándome con detención.

- Sí, ella no quiso venir. - Dije de mala gana. Una parte de mí quería correr, tomar el auto de vuelta e ir a buscarla, pero mi otro lado quería simplemente olvidar el mal momento. - Anda en "sus días". - Hice las comillas con mis dedos.

- Ahhhh, pero eso se resuelve con una sola cosa, gran idiota. - Dijo Sienna dejando pasar a Thomas y a Emma a la casa, los que se fueron corriendo a buscar a sus primos.

- ¿Qué cosa, gran pensante? - Dije burlón.

- Regalonear, darle cariño, esos días una anda más sensible, me extraña que con tantos años al lado de ella aún no sepas como remediar la situación.

- No creas que es tan simple. - Dije al fin entrando en la casa. - Ella es diferente.

- Inténtalo cuando llegues a casa. - Sienna cerró la puerta y caminamos al living. Estaba revuelto de niños y mi pequeña Marlowe se acercó a saludarme. - Wow, pero qué grande estás. - La abracé fuertemente, olía a fresas.

- Tío, exageras, solo voy a cumplir ocho años. - Dijo Marlowe. A pesar de sus casi ocho años era del mismo tamaño que mi Thomas, por eso compartían muchas cosas juntos. Marlowe seguía teniendo esos bonitos ojos azules y un largo cabello castaño claro que llegaba hasta su cintura, caía en ondas. Su flequillo hacía que su rostro se viera más redondeado pareciendo completamente una Sturridge.

- De todas formas estás bonita. - Le dije apretando sus mejillas.

- ¿Y tía Stew? - Preguntó un poco afligida, miré a Tom que me miraba.

- Se sentía mal, por eso no vino, pero ya vendrá a verte. - Le dije agarrando sus manitas.

- Super, ¿Tom, quieres jugar mi nuevo juego de wii? - Le dijo la pequeña de ojos azules a mi hijo.

- Oh, sí quiero, pero tengo hambre. - Lo reprendí con la mirada, no estaba bien que anduviera diciendo que tenía hambre en una casa ajena, por más que fuesen sus tíos. -

- ¿Llonde eshtá Jean? - Emma apareció corriendo y preguntándole eso a Marlowe.

- Creo que está en el patio, Em. - Le dijo sonriendo. - Pero ya vamos a almorzar. - Tom mientras se sentó en el sofá agarrando su panza por el hambre, era un exagerado. Marlowe se sentó a su lado y Emma también. Estaban listos para una foto familiar.

- ¿Y Tom? - Le pregunté a Sienna que ordenaba la mesa para sentarnos.

- Estaba duchándose. - Dijo agarrandose a cabeza. - Es un flojo.

- ¿Puedo ir a cambiar a mi bebé arriba? - Le pregunté.

- Claro. - Dijo Sienna doblando las servilletas.

Me gustaba la casa de Tom, tenía ese toque de las casas de Notting Hill, era hermosa por donde se le mirase y estaba muy bien decorada. Rob olía fuertemente a popo, debía ser porque en la mañana se había llenado de galletas, leche y un poco de fruta. Subí las escaleras y él me comenzó a conversar algo que no le entendí, pero parecía ser muy serio para él. Mi celular vibró en mis pantalones, era una llamada esta vez.

- ¿Aló? - Respondí con el mayor de los desdenes. Abrí la puerta del baño que siempre ocupaba para cambiar a Rob Jr.

- ¿Ya llegaste a casa de Tom? - Su voz sonaba de lo más normal, sabía que eso solo se debía a arrepentimiento.

- Sí, Kristen debo colgarte voy a cambiar el pañal de Rob.

- Oye, de verdad lo siento. - Dijo con su vocecita suplicante. Me gustaba cuando colocaba esa voz de niña buena, pero ahora no.

- Me mandaste a la mierda y eso hice. - Dejé a Rob sobre el mesón que había dispuesto para cambiar pañales y al lado deje el bolso. Mi pequeño comenzó a gatear encima, sacando los envases de colonias y cremas que había al lado suyo.

- No debí decir eso.

- Pero lo dijiste, así que me vine a la mierda a pasar un rato con Tom, no quisiste venir … aparte, siempre es lo mismo, Kristen.

- Lo sé, es que … diablos, me pongo tan hormonal.

- Sí, claro, siempre es culpa de las hormonas, mira mejor hablamos en la noche.

- Pero no te enojes …

- No estoy enojado, estoy molesto.

- Eso es lo mismo.

- Como sea, hablamos cuando lleguemos. - Dije esperando alguna respuesta.

- Está bien, te amo. - No acostumbraba a cortar la llamada sin decirle te amo de vuelta, pero no estaba con las ganas. Solo corté.

- Ñegh hasj buu baa. - Rob Jr tenía un envase de crema en la boca, poco le faltaba para abrirlo.

- ¡hey, no! - Se lo quité de las manitos y me miró afligido, la diversión se había acabado. Estaba a punto de ponerse a llorar pero lo tomé en brazos. - No,mi niño, no llores.

- ashsj jasj ba. - Me respondió. - Papi.

- Papi, te cambiará ese pañal. - Arrugué la nariz y él se rió a carcajadas. Abrí la llave del lavamanos para lavar sus pompas prolijamente, dejé listo su pañal y un poco de talco.

- ¡Quién te viera y quién te ve, sexy vampiro! - No podía ser alguien más que Tom burlándose de mis labores de padre.

- Apareciste. - Dije sin verlo. Secaba las piernas de mi hijo mientras este las movía como un loco haciéndome la tarea más difícil. - Calma, hijo. - Le hice cosquillitas en la panza y ¡Rayos! Más se movía.

- Estaba vistiendo a Jean. - Jean era un pequeño de cuatro años, idéntico a Tom, eran dos gotas de aguas.

- Y así te burlas de mí. - No veía a Tom hace un par de meses, creo que ambos podíamos ir al concurso de quien llevaba la barba más larga, aunque él me ganaba con creces. - Pareces Papá Noel, Tom.

- Soy el más sexy. - Dijo tocando su larga barba. A mi también me gustaba dejar mi barba crecer, a Kristen le encantaba, pero me decía que Rob jr podía asustarse si me la dejaba muy larga o si me afeitaba por completo me desconocería, asi que me dejaba algo prudente.

- ¿Papá, ha visitas? - Jean se había acercado a Tom y este lo había abrazado.

- Sí, hijo, está tu tío Robert con tus primos.

- Genial, ¡Hola tío! - Jean se acercó a mí y me dio los cinco. Luego saludó a mi bebé dándole la manito.

- Vamos a almorzar. - Dijo Tom tomando a su hijo de la mano. Le coloqué el pañal a Rob Jr y luego su bermuda encima, lo tomé y bajamos.

- Papi, papi, poll Dios, tengo que dechirte algo. - Me dijo Emma anclándose a mi pierna.

- Dime, princesa. - Sienna había colocado una mesita de comer para mi pequeño, Thomas ya estaba sentado junto a Marlowe que conversaban muy animadamente de algo, Jean se les unió y los tres rieron.

- Tengo un shequeto. - Coloqué a Rob Jr en su sillita y luego tome a Emma en mis brazos.

- Pues dímelo.

- Te quello mucho, papi. - Mi pequeña mujercita favorita, no es que quisiera más o menos a mis otros hijos, los quería por igual, pero Emma era mi única hija mujer y la adoraba tanto como era posible.

- Y yo te amo. - La agarré columpiándola un poco y la senté en mis piernas para almorzar.

- Hice papilla para Rob, así no tienes que preocuparte de darle de comer. - Dijo Sienna dejando el platillo delante de los ojitos azules de mi bebé.

- Papi, yo quello comel lo mismo que tu. - Dijo Emma. Corté un poco de carne para ella en mi mismo plato. Tom sirvió vino para los adultos, fue bueno, debía beber algo.

Marlowe contó que ahora que estaba de vacaciones entraría a clases de ballet y Emma no quiso quedar atrás, ella también quería ser una princesa con tutú. Thomas le pregunta a Marlowe cómo era el primer año de escuela porque él entraría el próximo año y se ponía nervioso por aquello. Rob jr en cambio comenzó a balbucear una y otra vez 'Mami', él era muy apegado a Kristen, se pasaban las tardes jugando, así que claramente la extrañaba … yo también, pero aún me quedaba orgullo.

- ¿Vamos a la terraza, Rob? - Tom y yo siempre matábamos el tiempo conversando afuera mientras los niños jugaban.

- Claro. - Dejé a Rob Jr con Sienna quien se lo llevó a dormir.

- ¿Todo bien? No dijiste ni pío en la mesa. - Dijo sentándose en un juego de terraza que había en su gran patio, estábamos a la sombra, los niños en cambio estaban alistándose para lanzarse al agua.

- Sí, o sea estoy un poco peleado con Kristen, pero fuera de eso nada.

- O sea, todo, porque si te peleas con ella siempre todo está mal.

- No es cierto.- Dije a la defensiva.

- Hombre, he estado allí desde que te empezó a gustar y siempre ha sido así.

- ¿Tu encuentras?

- Sí, son un par de inmaduros. Mira, yo también me enojaba así con Sienna porque se ponía odiosa, pero ahora tenemos una dinámica, simplemente nos decimos lo justo y preciso y en el momento en que pueda llego y la abrazó y todo se acaba, y si no, conversamos, ustedes se van a los gritos de inmediato.

- No fui quien mandó a la mierda al otro.

- ¿Te dijo eso?

- Fue lo último que me dijo. - Recordé la última pregunta que le hice, qué haría ella si la dejara. Su mirada se había llenado de dolor, era la misma pregunta que le había hecho siete años atrás antes de que nos diéramos un tiempo.

- Mierda, entonces ella debería pedir disculpas, pero tampoco te hagas tanto de rogar, no es tan malo.

- Qué incentivo, Tom.

- Le dije que íbamos hablar en la noche.

- Llévale algo, al menos que los niños se lo regalen.

- Siempre has sido el cable a tierra, Tom. - Por eso era mi mejor amigo.

- No te pongas nena. - Dijo pestañeando coquetamente.

- Estúpido, ¿Pero qué le regalo?

- Ay, Robert, eres tu el que está casado con ella, tu eres el que la conoce.

- Papi, papi, ven conmigo, vamosh al agua. - A Emma no se le podía decir que no, era una pequeña Kristen.

-…-

- Estoy agotado, quiero dormir. - Dijo Thomas cuando bajamos del auto para comprarle algo a Kristen. Eran pasado las ocho de la tarde y Rob Jr comenzaba a balbucear mami otra vez.

- ¿Papi, me complalas una muñeca? - Emma me tomaba la mano y Thomas iba a su lado, ambos de la mano. Rob jr iba en mis brazos apoyando su cabecita en mi hombro.

- No, nena, compraremos algo para mami, bsuquen algo que crean le guste. - Emma y Tom corrieron por los pasillos del centro comercial, directamente a la tienda que siempre frecuentaba Kristen. Saqué el celular de mi bolsillo y la llamé para decirle que ibamos en camino, ya habían pasado muchas horas de odiosidad ya.

- ¿Robert? - Su voz sonaba a dormida.

- Sí, en media hora estaremos en casa. - Dije un poco más relajado que las llamadas anteriores.

- Hice pastel. - Dijo también más armoniosa. - ¿En qué andan?

- Emma quería una muñeca.

- ¿Qué te dije de comprarle caprichos? - Ay, no quería que se enojara de nuevo.

- Kristen todos tendrán algo, además quería comprar algo, de allí nos vamos.

- Está bien. - Suspiró. - Hice pastel de naranja, el que te gusta. - Si era con comida la guerra yo perdía.

- Los niños estarán felices. - Dije como si no me importara, era un pendejo.

- Mmm, ya, nos vemos. - Sabía que le había molestado algo el que no le alabará su pastel hecho para mí. Y cortó. Otra vez, problemas.

- Papi, mira a mami le gushtará eshta muñeca. - Dijo mostrándome una fabulosa muñeca.

- A tu mami no le gustan las muñecas, a ti te gustan y vinimos a comprar algo para ella.

- Pero, papi … - Dijo agitando la caja en que venía la caja.

- No, Emma, ya quedamos en que buscarán algo para mamá. - Dije yendo al lado de Tom que miraba una remera.

- Pero, pero, yo, sholo quellia una muñeca. - Sus mejillas se sonrojaron. Emma agachó la mirada y sus lagrimitas comenzaron a brotar. - Ya no me quelles. - Oh, diablos.

- No, hermosura, no es eso, pero papi no anda con tanto dinero ahora, así que la compramos mañana, ¿Sí?

- ¡Nooooo! - Gritó haciendo que la gente que estaba cerca nos mirara.

- Amor, baja la voz, mañana compraremos la muñeca y se acabó. - Dije tomandola en brazo y dejando a Tom a cargo de Rob Jr. - Sabes que te quiero, eres mi adoración, pero si te digo que ahora no puedo es porque de verdad papi no puede. - Emma me miró con sus ojitos llenos de lágrimas, me partía el alma.

- ¿Y pollque mami tiene degalo?

- Porque estuvo todo el día sola y se sentía mal.

- Eshta bien, pello mañana shi que shi.

- Si, mi amor. - Le di un beso en la mejilla y la bajé para que fuera a donde sus hermanos.

- Mira, papi, creo que está blusa azul le puede gustar a mami, Rob eligió esa pulsera. - Tom era muy bueno para hacer regalos, regalos hechos según los gustos de las personas.

- Se ve genial, ¿Emma le elegirás algo?

- Shi, eshe. - Apuntó un labial de Bobbi Brown. A mi mente vino esa vez que Emma tomó el maquillaje de Kristen y comenzó a pintarse, por ahí habían algunas fotos de ese día.

- ¿Qué color?

- ¡Dojo!

- Está bien, uno rojo. - Emma sacó el labial y lo sumó a los demás regalos. Al caminar hacia la caja vi la zona de lencería, no podía negarme ver a Kristen con alguno de esos juegos puestos. - Tom llevarías esto mientras a la caja. - Apunté el lugar en donde la fila era más larga. Esperaba nadie me viera eligiendo esto, toda la gente me miraba al pasar, sabían bien quién era yo, y si veían qué era lo que le elegía a mi mujer … maquinarían cosas. Elegí un conjunto rojo, no había nada como ese color puesto en ella. Por suerte venía en una caja muy discreta, así los niños no lo notarían. Llegué al lado de mis hijos para poder pagar.

-o-

- ¡Maaaaaaami! - Los niños entraron como unos locos buscando a su mami, Rob Jr en cambio venía en mis brazos hecho un hurón.

- ¡Hey! - Kristen apareció de la cocina y los abrazó a ambos, estos la llenaron de besitos. - Los extrañé mis niños.

- Papi, no me quisho comprar una muñeca. - Pequeña traidora, pensé.

- Otro día, nena. - Le dijo Kristen acariciándole el cabello a Emma, Tom seguía arremolado en los brazos de su mami. - ¿Y dónde está su hermano?

- Aquí, dormido. - Respondí. Al menos se notaba en el semblante de Kristen que estaba mejor ánimo. Quise besarla. Ella caminó hacía mí pidiendo al bebé.

- Mira, mami, te trajimos regalos. - Dijo Tom. Kristen me miró con buena cara, al menos esta vez no dormiría en el sofá como otras veces.

- No tenían que molestarse. - Kristen recibió las bolsas de parte de Tom, excepto la mía. Ella los recibió contenta. - ¿Por qué no van a darse un baño y luego cenamos?

- ¡Síiiii! - Dijo Tom y Emma. Rob Jr se fue a los brazos de su hermano mayor.

- No tenías que comprar tantas cosas, Rob. - Dijo ella dándose la vuelta para volver a la cocina. - Es un gasto innecesario.

- No es innecesario gastar en ti. - Le dije tomando su mano, ella se tensó y me quedó mirando con miedo … quizás dolor. - ¿Qué pasa? ¿Por qué esa cara?

- Mmm, nada, tonterías mías. - Dijo golpeando tiernamente mi pecho.

- No, no, dijimos que conversaríamos, dime antes de que los niños bajen. - Agarré su helada mano y la entrelacé conmigo.

- Es que … - Pestañeó estrepitosamente, eso era signo de lágrimas. - Me sentí horrible cuando te dije eso …

- ¿Te acordaste de …

- Sí, pensé que otra vez las cagaría, Robert, tuve miedo de perderte otra vez. - Me miró lamentando su comportamiento. Sequé sus párpados y tomé su pequeño rostro.

- Estoy aquí, testaruda. - La abracé y ella comenzó a llorar. - No, mi vida no llores.

- Siento ser tan insoportable a veces. - Volvió a abrazarme con fuerza, como si ella quisiera estar segura de que me tenía allí.

- Mírame, de ahora en adelante cuando tengamos alguna discusión o las cosas estén difíciles, conversaremos. - Ella asintió. - Ya no somos los niños de veinte años que fuimos, eres mi esposa y yo soy tu esposo, y no podemos pelear por cosas tontas.

- Lo sé, soy muy idiota, Rob, de verdad lo siento, tienes razón.

- Sí, ¿Estás mejor?

- Sí. - Me besó de improviso, su boca sabía a naranja.

- ¿Y mi pastel? - Mecí sus caderas un poquito.

- Está allí encima. - Dijo apuntándolo. - Lo hice solo para ti.

- Entonces comenzaré a comérmelo. - Besé otra vez sus labios. - Ah, sí, te traje un pequeño presente.

- ¿Otro? ¿Qué no te bastó comprar los demás?

- Esos son de parte de tus hijos, este es de mi parte. - Le entregué la enigmática bolsita negra.

- ¿Y esto? - Me miró curiosa.

- Solo ábrelo. - Dije ansioso. - Ábrelo antes de que bajen los niños. - Ahora me miró de la manera que no le hacía bien a mi cuerpo.

- Oh, ya veo por qué no quieres que los niños vean esto. - Kristen abrió la bolsita y vio el contenido sin sacarlo. - Esto es un regalo para ti, no para mí, suertudo.

- Soy muy inteligente. - Le sonreí gustoso de al fin verla sonreír. Me agarró del cuello y me volvió a besar.

- Perdóname, perdóname. - Tomé su fina cintura y la acoplé a mi cuerpo.

- Perdonada, perdonada. - Volví a besarla, me tranquilizaba estar bien ahora y no tener esa bola de preocupación en la cabeza.

- Iughh, besos. - Ese era Tom.

…-…

Hoy era el día en que los pasajes y el asunto del viaje debía quedar completamente organizado, salimos como familia directo al aeropuerto para comprar nuestros pasajes para el día siguiente.

- ¿Mami, así que yo nací en donde tu naciste? - Tom hablaba fuerte para que se escuchara mientras Emma cantaba.

- Sí, amor, en el mismo hospital. - Dijo sonriéndole de reojo. Yo mientras conducía.

- Qué cool. - Respondió él.

- ¿Quieres conocer L.A.? - Le preguntó mi mujer a Tom.

- Si quiero, mami. - Tom era el más emocionado con conocer L.A.

- ¿Mami, allí hay pichina? - Preguntó Emma dejando de cantar, hoy llevaba un lindo peinado.

- Hay playa, la abuela Jules vive en Malibú, allí hay una hermosa playa.

- Yo quello ir a Mallibúuu, mami. - Extrañaré el día en que Emma comience a hablar bien.

- ¿Y eso queda en L.A., mami? - Preguntó Tom.

- Van a conocer bastante. - Dije yo. - Iremos a varias partes.

- Partiendo por Los Feliz. - Dijo Kristen. Miré a mi mujer al momento en que pasaron años de mi vida allí junto a ella.

- Ya quiero que sea mañana. - Dijo Tom levantando los brazos de felicidad.

Aparqué el auto en el estacionamiento del aeropuerto.

- Mi amor, ¿Traes los documentos? - Kristen se acercó a mi lado mientras cargaba a Emma.

- Sí. - Dije colocándole una gorra a Rob Jr. - ¿Llevarás tu al pequeño?

- Obvio, ven acá mi vida. - Kristen tomó a Rob Jr en sus brazos y su pequeño bolsito en donde llevaba los documentos. Tom vino a mi lado y agarró mi remera con fuerza.

- El aeropuerto está lleno de gente, niños, así que Tom no te separes de nosotros, por más que quieras explorar. - Le dijo Kristen poniéndole una gorra también.

Caminamos, los cinco juntos en dirección a la entrada principal del aeropuerto, debíamos hacer el papeleo y listo, aunque nos demoraríamos porque viajábamos con tres niños y el asunto se hacía más tedioso. Luego iríamos al centro de Londres a pasear y comer golosinas.

- Mierda, Rob, hay pappz en la entrada. - Hace tiempo que no nos hostigaban esas ratas, aquí en Londres no era tan grande el acoso como en ., quizá alguna celebridad venía llegando y por eso había al menos unos tres tipos con cámaras esperando.

- ¿Y si entramos por otra parte? - Dije como solución rápida.

- No hay otra entrada. - Agarró a Tom fuertemente. - Tampoco podemos dejar a los niños en el auto, hay que hacer el papeleo con ellos.

- Ve detrás de mí, Kristen … Tom colócate entremedio de papi y mami y agacha la mirada. - No me gustaba esto, nunca quise exponer a mis hijos a esto y aquí estaba, enseñándole como esquivar a esas mierdas. - Nena, abrázame fuerte.

-Marlowe dijo que esos eran unos hombres muy malos, papi. - Comentó Tom.

- Lo son, hijo, caminaremos rápido. - Dijo mi mujer, agarró mi mano y solo la miré y le di seguridad.

Caminamos rápidamente y uno de esos imbeciles nos captó, lo que hizo que de inmediato los otros que habían se acercarán a nosotros.

- ¿Kristen es cierto que tu madre pondrá una demanda en contra de tu padre? - Sentí como Kristen apretó mi mano, sudaba como nunca, solo quería sacar a los míos de allí.

- ¿Kristen estás embarazada? - Era estúpido que después de tantos años siguieran preguntando eso.

- ¡Paaapi! - Tom me gritó y me alarmé, una de esas lacras había agarrado a mi hijo de la polera para fotografiarlo, Kristen siguió caminado con Rob Jr en sus brazos.

No sé en qué momento perdí el control pero con un solo golpe envié al suelo a esa cucaracha, nadie se metía con mi familia, nadie, menos esas mierdas que se metían en nuestras vidas. Me hervía la sangre, era capaz de matarlo con mis propias manos, pero Emma comenzó a asustarse así que me controlé. Tom escondió su rostro encima de mi abdomen y lo abracé, porque se había puesto a llorar. Los demás pappz aprovecharon de fotografiar aquello, sabía que esto estaría en cosa de minutos en la red, malgastando mi reputación. Me daba igual, era mi hijo, y era capaz de derribar y matar a quien sea que quisiera hacerle daño.

Estaba en problemas, los guardias del aeropuerto habían llegado para saber qué había ocurrido, pero mi hijo estaba a salvo, en mis brazos. Kristen llegó a mi lado y agarró a Tom en sus brazos, y comenzó a palabrear a los tipos que seguían fotografiando. - No te preocupes, amor, explicaremos todo. - Kristen agarró mi mano y me tranquilicé un poco, sostuve a Emma con fuerza y a Tom. Por un momento me sentí impotente, un simple flash podía desarmar nuestra armonía, desarmaba nuestra burbuja familiar … la mano me dolía por el golpe, pero no importaba, era el único escape que tenía.

Continuará …


¿Les gustó? Espero sus opiniones, les juro que me enternece pensar en esos pequeñuelos, son tan aasdfjkl ustedes me entienden. La primera parte completamente RPOV *-* ¿Qué piensan de la pelea de los tórtolos? Lo que hace un simple período, jajaja ... en la segunda parte ya se van a L.A. y sabremos que pasó con el gran combo que le dió Rob a un pappz :D Un beso y un abrazo, Mary.

Disfruten.