Descargo de responsabilidad: No me pertenecen ni los personajes ni la historia, la historia cuyo título original es Tales of Fairies le pertenece a RicardianScholar Clark-Weasley quién me permitió traducirla.

Capítulo 1

Cortejando a un dragón

Resumen: Estaba viendo una maratón de Shrek y justo cuando Burro conoce a la dragona pensé… esto es tan NaLu, y este fic nació.

Parejas: Natsu/Lucy implicado, un poco de Erza/Gray, menciones de Jellal/Erza, Juvia/Gray no correspondido, y Gray/Lucy (solo en la imaginación de Erza XD).

Idea para YouTube: Me siguen llegando ideas de lo que me gustaría ver (porque no hay muchos AMVs de Fairy Tail) pero no sé cómo hacer videos. Así que decidí poner una idea por cada capítulo; es su decisión si quieren usarla o no. La idea para este capítulo es un video Natsu/Lucy con 'Total Eclipse of the Heart' de Bonnie Tyler, porque me parece que la canción es perfecta para Lucy, especialmente en los arcos de los Juegos Mágicos y el Rey de los Dragones.

Lucy maldijo su predicamento.

Su mejor amigo (sí, mejor amigo, ¡no interés romántico, por el amor de Dios, Juvia!), el malhumorado Gray, la había arrastrado a una misión para rescatar a una princesa. Era la única manera en que podían salvar al gremio, ya que el malvado, y bastante narcisista, Lord Jellal estaba atacando magos y desbandando gremios. El Maestro se las había arreglado para negociar por la seguridad del gremio, acordando enviar a sus mejores magos para que rescataran a la hermosa princesa Erza de un dragón.

Dicho dragón estaba a punto de devorar a Lucy mientras que Gray estaba quién sabe dónde.

—Mm, erm, ¡Hola! —chilló Lucy—. Qué… hermosos dientes tienes. Apuesto a que te lo dicen todo el tiempo pero debes lustrarlos o algo, porque sí que tienes una sonrisa brillante, ¿eso que huelo es una pizca de menta? —El dragón pausó y ella juraría que lo había visto arquearle una ceja. Decidió continuar balbuceando como una tonta, después de todo, al parecer los cumplidos lo habían confundido por un momento. Quizás si continuaba él se aburriría lo suficiente como para dejarla en paz… al menos eso esperaba.— Y… erm… ¡tus músculos! —balbuceó ella. ¡¿Sus músculos?! En serio, ¿qué le estaba pasando?—. Son tan grandes, y fuertes, y… erm… ¿lindos?

El dragón se inclinó hacia ella. Oh por Dios, este era el fin, ¿verdad? ¡Iba a morir! ¡Se la iba a comer! No, ¡iba a rostizarla y después comerla! Aaaaaaaa...

Él resopló.

Ella parpadeó.

Entonces, él se rio.

—Eres rara —dijo alegremente.

—¡¿PUEDES HABLAR?! —gritó ella.

—Aye —dijo el dragón—. Y tú eres rara, pero eso no es malo, me agradas.

—Erm… tú también me agradas —dijo Lucy titubeante.

Bueno… le agradaría si tuviera la seguridad de que no iba a comerla o freírla como a los muchos otros cadáveres que se apilaban en esa torre.

—¡Genial! —el dragón exclamó—. Te conservaré entonces.

—¿Conservarme? ¡¿A qué te refieres con conservarme?! —chilló Lucy con indignación. ¿Creía que ella era un juguete que conservar? El dragón no le respondió; sino que la recogió en una de sus enormes y escamosas patas, y empezó a avanzar lentamente—. ¡Oye! —Lucy aulló—. ¿Qué demonios crees que estás haciendo? ¡Bájame en este instante! ¡Te dije que me sueltes!

—¡Oye, Happy! —el dragón gritó, ignorándola—. ¡Te encontré una madre!

—¡AYE!

Por Dios, ¿en qué demonios se había metido?


Gray se preguntaba si existían las princesas normales.

Bueno, no conocía a muchas princesas; de hecho, Lucy, que era una heredera, era lo más cercano que conocía, y ella era muy rara. Pero esta, la princesa Erza, se ganaba el premio, y lo hacía preguntarse si existía alguna chica que fuera bonita, rica y al menos relativamente normal.

La princesa Erza era una impactante pelirroja, vestida como toda princesa que se respete, y por un breve momento antes de que Gray la sacudiera para despertarla, su rostro le había parecido hermoso y sereno. Fue entonces cuando todo remoto parecido a una princesa normal de cuentos de hadas terminó, y empezaron las rarezas. Primero lo había golpeado por no despertarla con un beso (¿No debería alegrarse por no haber sido víctima de acoso sexual?), y ahora estaba en medio de un discurso sobre… bueno, estupideces.

—…debisteis haberme tomado en vuestros brazos ,y entonces, haber emprendido nuestro descenso por una cuerda atada a la ventana, para luego montaros en vuestro noble corcel recitándome un épico poema —continuó ella, inconsciente de que él hasta ahora le había empezado a prestar atención—. Un soneto romántico sería lindo, o quizás una balada sobre cómo derrotasteis al dragón con el fin de rescatarme. —Gray se tensó al escuchar eso. La princesa Erza ya estaba de mal humor, y él estaba seguro de que si se enteraba de que no había enfrentado al dragón lo mataría. Desafortunadamente, ella notó su reacción. Sus oscuros ojos se entrecerraron, y una horrible, malvada aura pareció irradiar de su interior.— Sí habéis derrotado al dragón, ¿no?

—Erm… define derrotar —dijo Gray, empezando a alejarse de la furiosa, y francamente aterradora, pelirroja—. Porque en mi opinión es un término muy ambiguo, y mi amiga pensó que sería mejor simplemente distraerlo...

Fue interrumpido por un fuerte rugido y un grito agudo.

—¡Oh Dios, Lucy! —él exclamó preocupado. ¡Mierda! Sabía que debería haber traído refuerzos. Cana lo iba a matar, y luego Mirajane lo reviviría solo para rematarlo, y ay, ni siquiera quería pensar en lo que Levy y Juvia le harían después—. ¡Sabía que no debería haberla dejado sola!

—¡¿Trajiste una mujer a mi rescate?! ¿Es tu esposa? ¿Amante? —La princesa Erza estaba prácticamente echando humo.— ¿Estás tratando de formar un harén? ¡¿Qué clase de Príncipe Azul eres, patán infiel?!

¡¿Qué demonios?! —espetó Gray—. No soy un príncipe, solo fui contratado por el Lord que quiere casarse contigo.

—Oh —suspiró Erza con alivio, y entonces se desplomó avergonzada—, qué decepcionante. Me disculpo por mi comportamiento, puedes golpearme en retribución.

—¡Diablos, no! —gruñó Gray. Dios sabría cuánto caos haría Jellal en el gremio si Gray golpeaba a su futura esposa—. Y este no es el momento, ¡Lucy está en peligro de ser devorada por ese maldito dragón tuyo!

La Princesa Erza asintió. —Por supuesto. —La mujer convocó una espada que salió de la nada, dándole a Gray el susto de su vida.— Rescatemos a tu amiga. —Y se fue sin él, sorprendentemente preparada para la batalla.

Esta, en definitiva, era la última vez que Gray se ofrecía para salvar a una princesa. Era endemoniadamente extraño y muy malo para su cordura.


Lucy no estaba segura de cómo había terminado en esta situación, pero aquí estaba, sobre una pila de oro, con un precioso, aunque algo despistado y grosero, muchacho con cabello rosado encima de ella ¡haciéndole cosquillas! ¡Y un gato azul parlante sentado cerca, animándolo!

—Por favor —suplicó ella con lágrimas cayendo por sus mejillas—, ¡detente!

Natsu (alias el precioso, aunque despistado y grosero, muchacho con cabello rosado, alias el Dragón) se limitó a sonreír maliciosamente. —¿Tú qué crees Happy? ¿Debería detenerme? —le preguntó a su irritante gato azul.

—No —sonrió Happy—. Deberías hacerle cosquillas hasta que se orine.

—¡Debería arrancarte los bigotes! —siseó Lucy amenazadoramente.

—¡Ah, Natsu! —Happy lloró—. ¡Lucy quiere comerme!

Natsu se rio entre dientes y siguió haciéndole cosquillas sin piedad. Sin importar cuánto Lucy gritó, forcejeó y suplicó, él no se detuvo, hasta que cierta guerrera pelirroja y Gray con su espada de hielo en mano irrumpieron bruscamente en la torre. —¡Lucy! —gritó Gray preocupado.

La pelirroja entrecerró los ojos.

—Natsu —gruñó ella—, ¿estás mancillando a esta bella doncella?

—Erm…

—¡Prepárate para morir!

Lucy gritó, rodando para esquivar la espada de la pelirroja. Natsu se levantó de un salto y se echó a correr tan rápido como pudo mientras que la enloquecida mujer lo persiguió para darle caza. —¡Eek! —gritó Happy, por alguna razón desconocida abrazándose al pecho de Lucy—. ¡Erza se volvió a enojar! Va a convertir a Natsu en un esqueleto como lo hizo con los demás.

—Espera, ¡¿me estás diciendo que todos estos muertos son obra de Erza, no de Natsu?!

—Aye —dijo Happy con aire conocedor—, Natsu prefiere comer pescado. No humanos.

Fue entonces que Lucy y Gray decidieron que era mejor dejar los locos a solas y volver a casa. De seguro el gremio entendería cuando les contaran por lo que habían pasado. Desafortunadamente, Natsu, Erza y Happy lo tomaron como una invitación a seguirlos, y después de unos días de locura terminaron por hacerse un lugar en sus corazones. También fallaron en su misión, ya que Erza se unió a Fairy Tail en vez casarse con Lord Jellal.

Gray tuvo que lidiar con las lágrimas de Juvia, quien pensó que se había enamorado de Erza (esto duró solo cinco minutos antes de que Erza le probó lo contrario con ayuda de sus espadas), Lucy terminó viviendo con un dragón y su gato parlante (lo que a TODOS les causó mucha gracia), y Lord Jellal finalmente obtuvo la mano de Erza en matrimonio después de mucho suplicarle y disculparse.

¡Y todos vivieron felices por siempre!