Disclaimer: Noragami y todos sus personajes pertenecen a Adachi Toka.
Este fanfic participa en el ritual de iniciación de Noragami del foro "Mar de Joyas Escondidas"
Calidez familiar
Era curioso. La simpleza que embelesaba a los humanos, las pequeñas cosas que hacían saltar sus corazones de gozo, y la habilidad para hallar la belleza en la rutina, en las insignificancias de la vida, eran virtudes que despertaban su interés. Era eso lo que lo hacía, precisamente, él. Sin embargo, en facultad de su poder como dios de la fortuna, de su insaciable curiosidad, y, admitámoslo, sus deseos caprichosos, declaró que, una vez terminadas las labores del día, en la cena, todos se reunirían para disfrutar de un banquete digno de su título.
A pesar de que todos estaban reacios al principio por la extrañeza de adoptar una costumbre humana, porque todos estaban demasiado ocupados en sus actividades como para "perder el tiempo"; y, sobretodo, porque para una regalía, cuya virtud principal era la humildad, sonaba descabellado equipararse con la grandeza de Ebisu.
Pero, al final, terminaron cediendo a la adorable mirada existencialista de un Ebisu adolescente enfrascado en la idea de acabar la tarea que su antecesor le dejó.
Cada vez que se reunían para la cena, la familiaridad y amistad salían a flote y embojotaban el ambiente. Ebisu estaba seguro que parte de esa calidez dependía de la comida y, por ello, decidió convertirla en una de sus cosas favoritas; hasta se aseguró de escribirlo en un diario para que cuando renaciera, esa persona se encargara de continuar con la tradición.
Luego, ocurrió lo inevitable. Ebisu murió después de regresar del inframundo. Y volvió a nacer. Sus pupilas brillaban con la curiosidad que lo caracterizaba. Pero aún no se le era permitido leer los reportes que el anterior Ebisu había dejado y, dadas las circunstancias, sus regalías decidieron posponer a una fecha indeterminada la próxima cena familiar.
Pero Ebisu seguía siendo Ebisu, reencarnado o no, su esencia habitaba en ese pequeño cuerpo y aunque muchos no lo comprendían, Yatogami estaba seguro de que aquel hombre obstinado y retraído aún estaba allí. Sin embargo, Ebisu no lograba encontrar indicios de su existencia en los confines de su memoria, a pesar de que su actitud extrovertida y el brillo atrayente de sus orbes zafiro le llamaban la atención.
Aunque no lo reconocía por completo, la entonación suave de su voz y la sonrisa confiable que le ofrecía eran suficientes para seguirle la corriente y ver con otros ojos una parte del mundo que desconocía. No sabía por qué, pero lo minutos que compartían comiendo ramen eran los que más apreciaba de sus paseos. Un sentimiento que se le hacía conocido empezaba a tomar control de su cuerpo al punto que un deseo incontrolable hizo mella en su infantil cerebro y, después de meditarlo por varios días, decidió exponer su deseo a Kunimi:
—¿Está bien si nos reunimos a cenar de vez en cuando?
No se necesitaron palabras, la mansión entera celebró en diligente silencio el poder disfrutar nuevamente junto a su pequeño dios favorito. Quizás, entre todos, lograrían que Ebisu tuviera una larga y satisfactoria vida por muchos años.
¡Qué nervios! Es la primera vez que escribo sobre Noragami y quise arriesgarme con Ebisu, espero haberlo hecho bien. Ahora, los invito a leer el siguiente drabble :D
