Es noche cerrada de un sábado. El humo de los focos de colores de la discoteca Dominus tapa la luna gris de Gardenia. El local está repleto de jóvenes sudorosos que bailan frenéticamente al ritmo de la música tecno. Sin embargo, el ambiente de fuera es muy distinto. A pesar de los gritos de los borrachos que discuten con el fornido portero para que les permita volver a entrar, reina una extraña calma; exactamente la misma que hay siempre que algo malo va a suceder.

Apoyado en la pared fosforito de la Dominus, un hombre vestido de negro de la cabeza a los pies observa el panorama con atención, su figura iluminada tan solo por la luz de los neones. Como tantas otras veces, ha tenido un mal presentimiento y ha acudido al lugar exacto. Ya solo queda dejar que los minutos pasen y evitar un nuevo crimen. Ansioso, el hombre mira el reloj. Son las tres y cuarto de la mañana y no ha pasado absolutamente nada. Aun así, el mal presentimiento sigue ahí, oculto en algún oscuro rincón de su cerebro.

No quiere pensar que se ha equivocado, no le gusta pensarlo. Su intuición nunca falla. Espera un poco más, pero no se produce ningún cambio. Le echa un nuevo vistazo a su reloj y, finalmente, decide marcharse cuando este marca las tres y media.

Avanza expectante por la calle desierta. No es normal que siendo viernes por la noche no haya nadie. En realidad, ni siquiera hay coches aparcados. Algo explota en ese momento dentro de su mente. Súbitamente cae en la cuenta de que no hay ni un alma porque todo el mundo está en la discoteca. Ese es el lugar.

El hombre vuelve sobre sus pasos, que se tornan más rápidos conforme se acerca a la puerta que, por cierto, está cerrada desde dentro. Como la Dominus carece de ventanas, se ve obligado a buscar otra vía de acceso. Rodea el edificio y termina por encontrar una escalera metálica que lleva a la azotea. Sube los peldaños con cuidado y, una vez arriba, localiza la puerta que hay sobre el suelo.

Se cuela en el interior con un ágil salto. El olor a alcohol y tabaco reconcentrado invade sus fosas nasales. Cuando el humo de las luces se dispersa repara en el panorama desolador. La multitud de jóvenes que antes bailaba ahora está esparcida por el suelo. El hombre acerca su oreja al pecho de uno de los chicos. El silencio revela que la vida le ha abandonado, de hecho, ha abandonado la de todos los que estaban allí con él. Por primera vez en mucho tiempo, ha llegado tarde.

En ese momento nota una presencia. El hombre consigue girase a tiempo para esquivar el puñetazo. Una patada en la boca del estómago logra desequilibrar a su adversario. Así, tumbado en el suelo, examina su cara deformada por el dolor. Un tatuaje le cubre la piel del rostro casi por completo.

-¿Quién te ha contratado?

El hombre recibe un gruñido por respuesta. Probablemente el sujeto que se retuerce bajo su bota pertenezca a alguna mafia.

Justo cuando va a repetirle la pregunta nota algo contra su nuca. Aunque no lo ve, sabe que se trata de una pistola Desert Eagle de 1979. Intenta bloquear al que le está apuntando con una patada hacia atrás, pero un tercer hombre se abalanza sobre él. En una fracción de segundo se ve acorralado por tres individuos semejantes a tigres a punto de atacar con las garras por delante.

Incapaz de defenderse, ahora es él quien recibe un puñetazo y luego otro, y otro más…

El hombre nota que se lo llevan de la discoteca. Seguramente aquellos tipos le han dado por muerto. Intenta levantarse, pero no puede. Las magulladuras se lo impiden. Se siente extrañamente mareado. Es ahí cuando repara en el pinchazo que tiene el antebrazo izquierdo. Le han inyectado alguna clase de droga. Nervioso, busca cualquier objeto cortante que se encuentre a su alrededor. Recoge un cristal verdoso y se hace un corte profundo allí donde está el pinchazo. Luego se anuda un trozo de su camiseta en torno a la herida a modo de torniquete. Todavía no ha terminado. Antes de perder la consciencia corta de nuevo su antebrazo, esta vez trazando una secuencia de números.

NOTA: Winx Club no me pertenece, ni tampoco sus personajes. Este fic está basado en la serie Los hombres de Paco, que tampoco me pertenece. Los capítulos no serán muy largos, ya que no quiero hacer la historia demasiado lenta. Espero que la disfrutéis y no dudéis en dejar reviews con cualquier tipo de opinión o sugerencia.