LA GUERRA DE MYOTISMON

¿Careces de fe, hermano...o eres de los que aún cree en el milagro?

La siguiente historia es una ucronía, lo que popularmente se conoce como What if...?

En él planteó una realidad alterna (que no paralela) a la historia de Digimon Adventure. En ella Myotismon ganó, encontró al octavo niño, o sea, a Hikari. Realmente no lo encontró él sino Gatomon, al igual que en el anime. Va, no puedo callármelo, el punto en el que la historia se tuerce es en el capítulo: Skullmeramon y la ardiente torre de Tokio, cuando Gatomon pudo matar a Hikari pero no lo hizo, solo que aquí sí lo hizo, y a partir de ahí Myotismon mataría a todos los niños elegidos, incluidos los de 02, a excepción de Koushiro. ¿Por qué a él no? Lo descubriréis en el fic, tampoco os lo voy a destripar.

Una advertencia sobre la estructura del fic. Las partes en cursiva son los pensamientos de Koushiro, que pertenecen al presente de la historia (2005), mientras que las partes normales son lo que Koushiro escribe en su laptop: su testimonio de lo sucedido entre el verano de 1999 y el momento actual. Otro aspecto que me gustaría dejar claro es que no hay diálogos, todo va directo del cerebro de Koushiro a tu pantalla. He hecho esto para intentar acentuar la carga dramática, aunque pueda parecer y tal vez sea una chapuza.

Dicho esto, tengo que decir que Digimon no me pertenece y que la guerra de Myotismon empieza … ¡AHORA!


PRIMERA SANGRE

Miro al cielo y siento ganas de gritar. Tentomon está conmigo, aún está conmigo. No creo que se pueda tener un amigo mejor. Es también el único que me queda, pero no es por eso. Tentomon es uno de los tres seres que conocen la verdad. Otro soy yo mismo. Myotismon es el último. Es posible que Hiroaki Ishida, el padre de Yamato y Takeru, supiera la mayoría de la historia, pero siempre ignoró como murió su primogénito. Me lo preguntó muchas veces, y yo le mentí más veces aún, pero el sabía que había algo que no le decía. En los últimos días estuve tentado de confesárselo, pero acabó devorado por Venommyotismon. Por mi culpa. Dos Ishida sobre mi conciencia son demasiados. Me volvería loco. Puede que ya esté loco. ¿Estoy loco? Pregunto a Tentomon. Todos lo estamos, me contesta. No puedo decir que mienta. El señor Ishida siempre quiso saberlo. El señor Ishida siempre quiso contarlo. Sacó mi laptop. He conseguido que tenga batería ilimitada. En tiempos mejores eso me hubiera hecho sentir feliz. En tiempos mejores mi madre estaría viva. En malos tiempos al menos la hubiese dicho que la quería. En la era de Myotismon simplemente se la comió un digimon. El señor Ishida tampoco pudo decirle a sus hijos que los quería. Él no podrá contarlo, pero yo sí. Aunque no se a quién.

Taichi me había pasado toda la responsabilidad a mí. Si no averiguaba como colocar esas cartas, no podríamos regresar a nuestro mundo, y el octavo niño estaría perdido. Tentomon me sugirió que usara mi laptop. Lo hice. El analizador de digimons de Gennai me dió la clave. Nivel y atributo. Existen muchos digimons distintos con muchas características distintas. Pero lo que les define en última instancia es su nivel y su atributo. Años después, cuando vi a Gennai por última vez, este me dijo que nivel y atributo solo son datos, que lo que de verdad importaba eran las decisiones de uno mismo. En ese momento, no le creí.

Cuando volvimos al mundo real, logramos llegar a Hikarigaoka, donde Myotismon había instalado su cuartel general. No puedo decir que fuera muy sutil, pues Mamoothmon estaba destrozando todo a su paso. Garudamon le destruyó. Durante la batalla descubrimos que fuimos testigos de la pelea de Greymon y Parrotmon de cuatro años atrás. Eso nos definía. Ese era nuestro atributo. Teníamos ventaja sobre Myotismon. Él pensaba que el octavo niño seguía en Hikarigaoka. Nosotros sabíamos que, del mismo modo que nosotros nos mudamos de allí por (pensabamos) un ataque terrorista, el octavo niño también lo habría hecho. Era nuestra oportunidad. Creíamos en el milagro.

Pero aquella noche todo se torció. Intento creer que no fue culpa mía. Aunque dado lo que pasó después ¿Qué más da? Si existen Cielo e Infierno se de sobra a cuál voy a ir. Un error forzado por otros no excusa mis crímenes. Y fui muy feliz aquella noche. Había vuelto a casa.

Mi madre estaba hablando por teléfono. Le dije que sentía haberla preocupado. ¿Por qué dije eso? Para ella no había pasado ni un solo día. ¿Por qué no dije que la había echado de menos? Tal vez se hubiera puesto triste pensando que no lo merecía, porque no era mi verdadera madre. Pero se lo merecía. Y yo no tuve el valor de decírselo en ese momento. Nada más importaba. Ni Myotismon, ni el octavo niño. Pero no supe verlo a tiempo.

Entré en mi habitación y abrí la ventana para que Tentomon pudiese entrar. Me dijo que seguro que era muy feliz. Tenía tanta razón. Mis padres oyeron voces. Dije que era ¿Para un monólogo de la escuela?¿Y yo era el portador del conocimiento? Pude salir indemne de ello. Ya en mi habitación repase los programas que había instalado Gennai. El primero era un vídeo de Monzaemon, Frigimon y Numemon bailando el cancán. Curiosamente años después vería a Monzaemon bailar el cancán en vivo y en directo, descubriendo la razón por la que Gennai instaló ese programa. Era para que no olvidara las cosas buenas de la vida, o para gastar una broma pesada. Hoy en día veo el vídeo todas las noches antes de dormir, si fuera una broma tendría gracia. El segundo era un Chuumon hinchando un globo. Con el tiempo lo he usado múltiples veces buscando un efecto oculto. A día de hoy aún no lo he descubierto. El tercero era un radar de digimon malvados. Uno estaba atacando la bahía. Cómo todos estaban dormidos, tuve que ir yo. Una vez en los muelles mi dispositivo reaccionó.¡Sólo podía ser el octavo niño!Estaba muy equivocado, y todo el mundo pagaría por mi error. La mayoría con su vida. Mientras Kabuterimon peleaba con Raremon, el digimon que había atacado la bahía, yo buscaba al octavo niño. Debí darme cuenta en ese momento de que se movía de forma extraña. Rápida e invisible, cercana y lejana al mismo tiempo. Tal vez lo habría hecho si Demidevimon no hubiese aparecido. Por suerte para mí, y por desgracia para el mundo, Kabuterimon apareció para asustarle.

Koushiro,¡Koushiro!Son los gritos de Tentomon. Me fijo en lo que le preocupa. Es Venommyotismon. Puede ir a donde se le antoje, pero por algún motivo siempre vuelve a Odaiba. No soportaría pensar que vuelve por mí, como ocurriera en el pasado. Miró a mi alrededor. Escombros hasta donde alcanza la vista. Nada nuevo bajo el Sol , digo en voz alta.¿Qué Sol?Me pregunta Tentomon. Es cierto. Todo el cielo está cubierto de oscuridad.¿Todo?¡No!Podía verse claramente el mundo digital veteado en aquella noche sempiterna. Estaba cambiado, eso podía verse desde aquí abajo. Y aunque nunca volví al mundo digital, lo había visto en las imágenes que robé a Machinedramon. Era espantoso. Espantoso. Es sorprendente que esa palabra no carezca de sentido, pienso mientras miro a mi alrededor. Tentomon me dice que volvamos a la Guarida antes de que nos convirtamos en su cena. Asiento. Regresar era la opción más segura...

Estábamos todos reunidos.¿Por qué nos habíamos reunido?No lo recuerdo muy bien...¡Las listas!Oigo que dice Tentomon mientras corremos hacia la Guarida Cierto, en ese momento no sabíamos que la hermana de Taichi era el octavo niño. ¡Es verdad!¡Ya lo recuerdo! Le encasquetamos a Jyou que llamase a todos los de las listas para comprobar si alguien estuvo la noche anterior en los muelles, excepto Taichi, porque no las había encontrado(pero eso no se lo dijo a Jyou). Yo aún ignoraba que lo que había localizado era el dispositivo digital y me parecía un buen plan. Luego nos repartimos por la ciudad buscando que nuestro dispositivo reaccionase. Huelga decir que no lo hizo. En eso estábamos Taichi y yo cuando notamos torcida la torre de Tokio. Mirando por su catalejo, Taichi descubrió a Skullmeramon. Fuimos hacia allí montados en Kabuterimon. Cuando llegamos, Metalgreymon destruyó a Skullmeramon. Nos felicitábamos, ignorantes de lo que había sucedido mientras tanto.

Tentomon y yo hemos llegado a la Guarida. Una puerta protegida por un potente virus digimon que responde a una contraseña de 43 dígitos que solo yo conozco nos cierra el pasó. Introduzco la contraseña. Venommyotismon se acerca. Siento la garganta seca. La puerta está tardando en abrirse...

Acompañe a Taichi a su casa. Recuerdo que llamaba a su hermana desde la puerta una y otra vez. Preocupado, ordenó a Agumon derribar la puerta. Lo hizo. Entramos en el salón.

Allí estaba Hikari tumbada en un charco de sangre.


Este capítulo ha sido más una introducción que otra cosa, por esa razón es algo corto. Principalmente, se narran los sucesos entre que regresan al mundo real y derrotan a Skullmeramon desde la perspectiva de Koushiro, sabiendo este las consecuencias de cada acto. Lo único que cambia es el final, por las razones que he indicado más arriba.

Espero que les haya interesado, y ya sea para bien o para mal, dejen un review con su opinión.