REVANCHA:

Esta historia cuenta con algunos cambios del manga original. La noche que Naruto nació nunca hubo un ataque. Minato y Kushina siguen vivos. El clan Uchiha no fue exterminado e Itachi no se convirtió en un ninja renegado.

CAPITULO 1: UNA MUERTE TRÁGICA

La cena en la casa Namikase nunca había sido tan silenciosa o tensa. El lord Hokage hacia casi una hora que había llegado y mientras su esposa estuvo en la cocina, todo pareció a una noche normal. Sin embargo cuando los tres integrantes de la familia se sentaron frente a frente, la situación dejó de tener el aspecto de algo cómodo o natural.

Ni siquiera la cena favorita de Kushina y Naruto (el ramen) tuvo algún efecto conciliador. Minato Namikase no podía permitir que la situación se saliera de control. Ser líder de Konoha era mucho más que llevar un sombrero y sentarse en una oficina a luchar contra el papeleo. Ser Hokage implicaba tener un equilibrio de poder que garantizara el orden y la estabilidad del pueblo.

El hombre observó frente a si como su único hijo, a la edad de 17 años cenaba con la inconciencia propia de su despreocupada forma de ver el mundo en general. Su hijo, Naruto Namikase quien estaba considerado un ninja promedio entre su generación, en donde despuntaban algunos brillantes exponentes. Cuando las cabezas de los clanes hablaban sobre Naruto, exponían una falta de talento e inteligencia necesaria para emular a su padre. En resumen, se lo consideraba un sucesor mediocre que solo aportaría a la aldea casándose y teniendo hijos. Había muchos brillantes jóvenes que podían ser candidatos potables para suceder al Yondaime antes que Naruto. Por supuesto nadie quería el retiro de Minato como cuarto maestro. Pero siempre los ninjas más jóvenes y destacados en cada familia de la aldea, eran observados para una eventual sucesión.

-Naruto….-dijo con voz neutral el líder, tratando de no mostrarse ansioso- tu madre y yo estamos invitados a una importante reunión este fin de semana. En necesario que vengas con nosotros.

El joven continuó comiendo su porción de ramen como si fuera lo más interesante del mundo. Aunque con una leve mirada dio a entender que había escuchado. Kushina, sentada en la punta de la mesa siempre entre los dos hombres, no pudo disimular la tensión que sentía. La mujer no estaba para nada de acuerdo con las decisiones de Minato. Durante noches enteras discutieron en el cuarto matrimonial. Kushina tenía mucha pena por el futuro de su hijo Naruto, pero después de rabiar y luchar a brazo partido para evitar la determinación de su esposo el Hokage, tuvo que admitir que Minato tenía razón. Era la única opción para mantener la paz en la aldea. Mal que les pesara a todos en esa casa.

-Tienes que venir, -dijo el padre- a la mansión de la familia Hyuuga. Lord Hiashi nos ha invitado para estrechar lazos con nuestra familia.

Naruto no demostró ningún gesto de resentimiento o molestia. Era como si no hubiese identificado la intención tanto de su padre, como del líder Hyuuga. Sin embargo, el joven tenía mejor noción de la situación de lo que sus padres pensaban. Subestimar a Naruto Namikase era el deporte favorito de su padre, y por añadidura de todos los líderes en Konoha.

-¿Sera el sábado? –consultó el joven ante el simple asentimiento de su padre- De acuerdo entonces, supongo que tendré que avisarle a Sakura-chan para que me acompañe.

Todo el comentario final estuvo acompañado con una tibia pero irónica sonrisa. Kushina dejó de respirar por un segundo al ver como su marido enfurecía sin poder controlarlo de modo alguno. Minato intentó por todos los medios conservar la calma, pero realmente le fue imposible. ¡¿Cómo podía Naruto bromear en esas circunstancias?! ¡¿Cómo pretendía llevar a esa chica a una reunión donde supuestamente se arreglaría su matrimonio con la hija mayor del anfitrión?!

-Esa niña no es bienvenida a esa noche…-señaló duramente Minato- ni a esta casa tampoco. Creo que es hora que dejemos las niñerías de una vez y te toca tomar las responsabilidades del caso Naruto. Tienes la posibilidad de desposar a la hija de Hiashi, y creo que será conveniente para todos.

-Naruto…-susurró Kushina muy preocupada por la reacción venidera de su hijo.

El joven sorbió la última parte de su tazón bebiendo el caldo con prontitud, lo asentó con firmeza habitual en la mesa y mirando a su madre declaró:

-La cena estuvo deliciosa Ka-san….-indicó poniéndose de pie- y en cuanto a tu bendición sobre Sakura-chan….Minato…-dijo cortante y lo miraba con frialdad orgullosa- si mi novia no es bien recibida en esta casa, me temo que yo tampoco lo soy. Iré por mis cosas a la habitación y hoy mismo me retiro para siempre de este lugar.

Minato le gritó y lo persiguió por el comedor ofuscado. Naruto no entendía las consecuencias de ese capricho. No entendía lo importante que era ese matrimonio arreglado. Simplemente no podía casarse con quien quisiera, era lamentable pero no podía. Era demasiado importante para Konoha. Pero el joven Namikase no iba a negociar los asuntos de su corazón. Desde que era un niño había amado y seguía amando a su compañera de equipo. Hasta hacia poco tiempo ella había ignorado esos sentimientos, pero hace seis meses Naruto consiguió una oportunidad. Y no la desaprovechó. Ahora ella era su novia, y en cuanto pudiera se casarían. Naruto la amaba a ella, solamente a Sakura Haruno. Lo demás no importaba nada.

-¡Naruto regresa aquí! – Le gritaba Minato desde el pie de la escalera que subía hacia las habitaciones- ¡tienes que escucharme! ¡Es importante que termines con esta locura!

Kushina solo se aferraba al brazo de su marido tratando de contenerlo. Tratando de que las cosas no se rompieran definitivamente entre padre e hijo. Kushina tenía conciencia que esto podía pasar. No tenía el mismo concepto que Minato sobre su hijo. Tal vez pareciese a simple vista un joven despreocupado y carente de la seriedad que otros Shinobi exhibían tan a menudo. Pero eso no significaba que fuese débil, o que su carácter lo fuera. Naruto había perseguido por muchos años a esa muchacha hasta que por fin logró conquistarla. Su determinación era de hierro cuando deseaba algo intensamente. Meterse en su camino era una muy mala idea. Naruto era el tipo de sujeto que podía llevarse el mundo por delante cuando se interponían con su felicidad. Y esa joven, Sakura Haruno, era su completa felicidad.

Rato después, a pesar de que sus padres lo esperaran en los pies de la escalera jurándole que jamás se iría de esa casa, Naruto descendió con una mochila en su hombro derecho y un bolso negro cargado en su mano izquierda. Minato y Kushina lo miraron aun sin poder creer que su hijo pensara en marcharse. Incluso el padre dio un paso al frente como si pensara interceptarlo y evitar que fuera hacia la salida. Naruto sonrió fríamente, avanzó implacable y pasó frente a Minato que por alguna razón no se atrevió a moverse ni a tocarlo. Pero Kushina caminó por detrás de su marido, parándose entre la puerta de salida y su hijo.

-¡No Naruto…!-le suplicó apenas- no….mi bebé no se va a la calle solo. Mi hijo no…

-Ka-san…-sonrió suavemente el joven- conseguiré donde quedarme por hoy. Y mañana voy a comprarme un departamento. Le enviaré la dirección en cuanto me instale, usted siempre tendrá las puertas abiertas en mi casa. Adiós…

Kushina le dio un abrazo que no quiso aflojar nunca más. Naruto le propinó un beso en la mejilla llorosa de su madre y abriendo la puerta abandonó la casa de sus padres sin mirar atrás. Hacía meses que llamaba "Minato" a su padre, hacía meses que sabía lo que el Hokage quería hacer con su hijo. Pero Naruto no se casaría por acuerdos con cualquier mujer. Su cuerpo, su alma y corazón pertenecían a una sola mujer. Su novia, y en poco tiempo su esposa también. Naruto no retrocedería, no vacilaría en defender su felicidad. Minato Namikase lo subestimaba demasiado.

Un deporte peligroso…

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En la oficina oscura, solo iluminada por la luna y los reflejos artificiales que entraban por los ventanales desde la calle, Minato Namikase estaba borracho como nunca. Siempre a lo largo de su vida había sabido tener un plan para todo. Era metódico y estratégico, en batalla era mortífero no solo por su velocidad, sino por su capacidad para asimilar las pequeñas pistas que otorgaba el enemigo. Pero una situación lo tenía totalmente bloqueado y desconcertado. Una situación ocurrida hace casi 3 semanas que lo puso contra el muro y le paralizó.

Jirayja, el gamma Sannin acompañaba esa noche de copas a su estudiante y se reía sin ningún tapujo al ver el desconcierto del Hokage. Minato hacia 3 semanas que no tenía ningún tipo de dialogo con su hijo Naruto. El joven había dejado de llamarle "padre" y ahora tampoco le dirigía la palabra. Solo con Kushina hablaba de tanto en tanto, cuando la madre visitaba a su hijo en su nuevo departamento. Su nueva vivienda comprada con dinero prestado por su padrino.

-Jirayja-sensei, no debió prestarle ese dinero a Naruto –le dijo Minato a su maestro con gesto ofuscado- ahora ha escapado completamente de mi control. Ya no me habla, apenas le dirige la palabra a Kushina y ella me quiere matar a mí porque destruí nuestra familia –Jirayja sonreía divertido- ¡no se ría sensei que es grave!

-ja ja ja….lo siento Minato es inevitable para mí –Decía Jirayja con el rostro colorado por la bebida- que el tranquilo y despreocupado de Naruto haya reaccionado de esa forma tan tajante me tiene completamente encantado. Realmente ese niño fue criado correctamente, conoce sus prioridades mejor que cualquier otro. Me siento orgulloso de haberlo entrenado. Además…. ¿por qué no debería haberle prestado el dinero siendo que es mi ahijado? Prometió que lo devolvería, y su palabra vale todo.

-Jirayja-sensei no es momento para tonterías –Le reprendió Minato enojado- la estabilidad de la aldea pende de un hilo y ese delgado cabello se puede cortar si Naruto no obedece. Entienda por favor que no es mi intención hacerlo infeliz. Pero Naruto actúa como un joven normal, cuando en realidad es mi heredero, es el hijo de un Hokage.

-sabes perfectamente lo que pienso sobre los matrimonios arreglados Minato –Señaló el peliblanco- Naruto puede ser un tonto muchas veces, también parecer despreocupado y sin talento en otras. Pero mi ahijado no es un juguete. Recuérdalo.

-¿y qué puedo hacer entonces? –Declaró totalmente angustiado el líder- cuando la guerra me hizo un nombre y Sarutobi-sama me elevó como Hokage, solo tenía mi fama para hacerme respetar como líder. Por el momento alcanzaba, también el casarme con Kushina fue algo que vino a asentar más mi poder.

-y ahora quieres que tu hijo se case con una heredera Hyuuga o Uchiha para asegurar la fidelidad de los clanes más fuertes ¿verdad?

-Hai….-suspiró Minato- mi familia no tiene a más integrantes que a mi esposa y mi hijo. Si Naruto no se casa con una mujer de clan poderoso, los Uchiha comenzaran a causarme problemas. Usted sabe, Fugaku estaba buscando cualquier motivo para hacerse con el poder.

-Es un maldito… -aseguró Jirayja- quiere comprometer a tu hijo con su familia para crear lazos contigo. Para sucederte como Hokage o poner a algún pariente en cualquier caso.

-Pero Naruto esta encaprichado con esa chica Haruno. –Señaló molesto Minato- ¡y ella le corresponde según supo Kushina! No puedo hacer nada, ahora los clanes ven que mi hijo no me obedece. Ahora estoy solo, y para peor Naruto se niega a dirigirme la palabra.

-el amor no se elige Minato, -le indicó el Sannin- el amor te elige a ti.

-en su mundo de libros y fantasías puede ser que si Jirayja-sensei, pero en el mundo Shinobi los lazos matrimoniales garantizan la fidelidad. Naruto podría no solo ganar una esposa de alguna familia poderosa, sino también la posibilidad de hijos fuertes ¿y porque no? sucederme como Hokage. ¡Pero mi esposa dice que nuestro hijo no quiere nada de eso! Que solo quiere ser un Jounnin normal y tener una vida normal junto a esa chica sin casta Shinobi. ¡Y de él depende que la guerra civil no estalle en Konoha!

Jirayja por primera vez se colocó en seriedad. Él se había encargado de investigar la situación de primera mano para mantener al tanto de todo al Hokage. Había rumores, de descontento en el seno del clan Uchiha. Esos rumores estaban más que justificados porque Fugaku nunca pudo disimular sus ambiciones de poder. Pero esos rumores se quedaban cortos según supo Jirayja. Un informante del consejero Danzou Shimura, le dio el soplo que increíblemente el clan Uchiha pensaba actuar contra la estabilidad de la aldea.

-Fugaku tiene mucho poder en Konoha, -aseguró Jirayja repasando frente a Minato de lo que sabía- y sabemos que Danzou está claramente en su contra. Homura-san y Koharu-san, y también Sarutobi sensei están por ahora en postura neutral.

-pero eso puede cambiar muy rápido si las sospechas vertidas por Danzou resultan ciertas –susurró Minato

-entre una posible guerra y el exterminio del clan Uchiha, el consejo no dudara demasiado. –Dijo el Sannin- será una masacre de todas formas. Pero en el juego de quien golpea primero, pueden quedar demasiados inocentes en la línea de fuego.

-por eso necesito que Naruto se comprometa con un clan fuerte. –Aseguró Minato- eso evitara que los Uchiha se descontrolen.

-el problema entonces es esa chica…-indicó Jirayja- Haruno Sakura. Mi ahijado no la va a dejar, ni aunque Kami-sama se arrodille a suplicarle.

-si la disponibilidad de Naruto Namikase está limitada por una Kunoichi- señaló un hombre entrando al despacho por las puertas principales- siempre hay algo que se puede hacer.

La entrada al lugar de ese sujeto puso en alerta a los dos hombres que bebían en la oficina. Jirayja tuvo un mal presentimiento sobre las palabras del recientemente llegado Fugaku Uchiha. Cuando ese hombre aportaba una solución, generalmente muchos cadáveres quedaban en el medio.

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La luna se colaba por la única por ventana del cuarto. Y allí estaba Naruto, acurrucado entre las sabanas llorando. El tiempo se había detenido solo para él, el dolor lo había encasillado en su departamento. No podía precisar como ocurrió, solo supo que su vida era feliz, que su novia había aceptado casarse con él y que había visitado a los padres de Sakura teniendo una cena bastante confortable donde no se presentaron mayores problemas. Naruto recordaba esa noche, las sonrisas de los padres, la belleza de su novia. Por primera vez en muchos meses se sintió libre de presiones, libre de su apellido paterno.

Pero todo se fue al diablo, todo dejó de tener motivo o significado. Sakura Haruno estaba muerta.

Una misión, una estúpida misión donde Naruto debería haber estado presente y por culpa del idiota de su padre, no pudo ir. Naruto lloraba ahogado por su dolor, paralizado. Durante días ha estado encerrado sin poder salir. Sin poder comer, sin casi dormir. Sentía ruidos en la puerta de su apartamento, golpes firmes venidos de algún imbécil que no entendía la realidad. ¡No quería ver a nadie! ¡Quería estar solo! ¡Quería morir! En sus pocas horas de sueño soñaba con Sakura. Sus besos, su piel, el calor de su cuerpo. Naruto casi podía tocarla en sus sueños, pero ella se evaporaba en cuanto abría los ojos. Había muerto, Sakura-chan estaba muerta. No quedaba nada, ninguna cosa en el mundo para Naruto Namikase.

Los golpes seguían afuera, alguien estaba insistiendo demasiado. Ojala no fuera su madre. Kushina había estado alimentándolo casi a la fuerza. Lo había abrazado, lo había consolado, había soportado aun sus enojos y desplantes. Kushina sufría por su hijo, sufría por que Naruto parecía estar muriéndose de amor.

-¿QUIEN CARAJO ESTA GOLPEANDO? -Gritó Naruto extraviado por el dolor y la borrachera- ¡LARGUESE Y NO REGRESE!

-Naruto por favor abre la puerta…-dijo el Hokage quien también era su padre- tenemos que hablar, no puedes continuar así.

¡EL! ¡JUSTO EL MAGNIFICO HOKAGE NAMIKASE! ¡EL MALDITO QUE ENVIO AL EQUIPO KAKASHI INCOMPLETO! ¡MINATO NAMIKASE EL MALDITO QUE LE QUITO LA VIDA A SAKURA-CHAN!

-¡VETE AL INFIERNO! –Gritó apenas llegando con dificultad al comedor Naruto- ¡YO DEBI ESTAR PROTEGIENDOLA! ¡ERA MI COMPAÑERA, MI AMIGA, MI AMOR!

-Naruto ábreme la puerta…-volvió a insistir Minato- tu madre está muy preocupada. Ha pasado tiempo, tienes que salir de ese encierro.

-¡LARGATE DE MI VIDA! ¡NO QUIERO VOLVER A VERTE! ¡TE ODIO!

A Minato le dolían esas palabras, nunca en su vida como Shinobi alguien le había lastimado tanto, con solo palabras. ¿Por qué? ¿Por qué lo culpaba por una misión que salió mal? Era cierto que había catalogado la misión como de clase A, cuando las circunstancias demostraron que era de clase S. pero Naruto no podía destruirse porque su novia había muerto.

Habían pasado 2 meses. Dos terribles meses donde Naruto dejó de trabajar, dejó de hacer misiones, de entrenar, aun de caminar por la calle. Estaba devastado, estaba despedazado como si toda su preparación ninja no pudiera ayudarlo a superar la muerte de Sakura.

Minato no quería esto, no quería hacerlo sufrir. Había aceptado hace meses que Fugaku ofreciera a la familia Haruno un trato para casar a Sakura con su hijo menor Sasuke. Eso sería todo, sin el apoyo del Hokage, Naruto perdería los derechos sobre su novia y quedaría libre. A cambio de eso Fugaku pidió tener la prioridad para ofrecer contrato matrimonial a la familia Namikase. Anticipándose a los Hyuuga.

Todo hubiese marchado a la perfección, de no ser por la misión donde Sakura murió. Ella junto a Kakashi y Sasuke fueron al país del té a recolectar cierto pergamino valioso para quien pagó el contrato en Konoha. Luego Kakashi informó que Sakura y Sasuke se separaron de él, para investigar en un pueblo cercano la ubicación exacta del punto de encuentro, ya que los datos aportados por inteligencia fueron erróneos. Nunca se supo que ocurrió exactamente, pero Sasuke se separó de Sakura y ella fue atacada por una banda de ninjas renegados. La derrotaron, la capturaron, abusaron de ella durante casi dos días, y finalmente la asesinaron salvajemente. Sasuke y Kakashi dieron con el cuerpo al tercer día. El resto como se suele decir, es historia.

-Naruto, hijo por favor…-volvió a insistir el Hokage- no puedes dejarte morir, así no eres tú. Nunca te rindes. Al menos hazlo por Sakura, ella jamás hubiera querido que te murieras si en realidad te amaba.

Algunos segundos después de esas palabras, Naruto abrió la puerta con mucho esfuerzo. Apoyando su brazo en el marco de la entrada como si quisiera impedir que el visitante se colara de alguna manera. Jadeaba por la ebriedad, Minato podía oler el alcohol en su hijo. Jamás había bebido una copa antes del triste suceso. Se miraron fijamente, Minato no podía creer toda la rabia que veía en los ojos azules de Naruto. Era un hombre completamente desconocido para el Hokage.

-tenemos que hablar….ahora-indicó con firmeza el padre.

Naruto le dejó pasar, se alejó de la puerta como tratando de conservar las distancias. Era como tratar con un enemigo. Naruto sentía la rabia corroerlo, Minato Namikase era uno de los culpables de la muerte. También lo era Sasuke que había dejado sola a Sakura. En tanto el Hokage no podía empezar a hablar, se sentía sorprendido y paralizado. ¿Por qué? ¿Por qué Naruto lo odiaba? ¿Por qué odiaba a su padre? Fue un error de trabajo, solo eso. ¡Nada más que eso!

-según el informe de Kakashi Hatake, -señaló Minato tratando de recuperar terreno- Haruno Sakura fue atacada por 5 elementos renegados de alta categoría. Uchiha Sasuke no tenía manera de saber que esos hombres estaban en el pueblo. Tampoco pudo volver con ella, por que buscaban por separado el pergamino que era…

-¿Por qué no me enviaste con el equipo? –dijo simplemente el joven

-por que estabas en otra tarea…

-había vuelto un día antes.

-era una misión de rango A –señaló Minato- dos Jounnin de alto nivel como Kakashi y Sasuke, y una Chunnin medico de alta categoría debían ser suficientes.

-vete, no quiero escucharte. –Se cubrió los oídos con dolor- ¡no quiero escucharte nunca más!

-debes reponerte Naruto…- le pidió Minato preocupado- no eres tu últimamente y en esta aldea eres alguien valioso. Eres importante para tu madre y para mí, eres vital para Konoha. ¿Por qué no lo entiendes? ¡No puedes vivir tu vida apartado de tu destino!

-¿mi destino? –Balbuceó el joven- ¡Sakura-chan era mi destino! ¡Sasuke me la arrebató! ¡Lo voy a matar! ¡Un día acabare con él!

Minato no lo entendía, no podía comprender como Naruto le jurara muerte a Sasuke. A su mejor amigo le juraba muerte. ¡Todo por un estúpido error! Pero poco duró la furia en los ojos de Naruto, su cuerpo estaba débil, su alma estaba destrozada completamente. Durante días había estado en el cementerio custodiando la tumba de su amada, parecía haber muerto con ella pero aún estaba vivo. Tenía que encontrar las razones para seguir adelante. Comenzó a llorar, su rostro con las marcas definidas se desarmó en lágrimas y Minato abrió sus brazos para recibir a su hijo. El pobre muchacho no podía soportarlo más.

-¡mi pobre flor! –Gemía ahogado y abrazado por su padre- ¡mi hermosa y pobre Sakura-chan! ¡No puedo dejar de verla! ¡No puedo dejar de recordarla Oto-san!

Minato no sabía qué hacer, ver a su único hijo llorando como un bebé no era lo que esperaba. No sabía consolar a las personas, no esperaba venir y encontrarse con este cuadro. Estuvieron así algunos minutos, Minato pensó que aun con la desgracia que le sucedió a esa chica. La situación para Konoha sería ideal. En algunos meses, Naruto se recuperaría, entrenaría duro y además de elevar su nivel dejando las tonterías. Luego concertar un compromiso matrimonial y la familia Namikase tendría el lazo político que evitaría los problemas con el clan Uchiha. Minato pensaba en que hacer y qué decir, la verdad Kushina había estado muy acertada en pedirle que viniera a ver a Naruto. Esta charla estaba ayudando acercarlos como padre e hijo. Por primera vez en casi seis meses Naruto le había llamado "Oto-san".

-Oto-san…-gimió Naruto aturdido por el dolor-…Oto-san me duele tanto… -Decía tomándose el pecho como si el corazón se fuera a salir- no puedo dejar de oler su perfume, no puedo dejar de escuchar su voz. Me duele…

-hijo, tienes que recordar lo mejor de ella…-señaló Minato que se sentía devastado por el dolor de su hijo- pero permitas que el recuerdo te arrastre. Tu madre y yo estaremos siempre para ti.

Unos golpes a la puerta sacaron de concentración a Minato. Alguien más venía a tratar de ver a Naruto. Tal vez era Kushina, la pelirroja había estado rogando por días a Minato para que visitara a su hijo. El Hokage nunca pensó que la situación fuera tan grave, pero luego de un mes sin que Naruto acudiera a la oficina por trabajo, Minato comprendió que no estaba superando su perdida.

El padre condujo a Naruto para que se sentara en un pequeño sillón de su cocina-comedor. Luego con lentitud fue a abrir la puerta y recibir la visita. Pensaba dejarle a Kushina el lugar necesario para que consolara a su hijo. Solo una madre podría con ese trabajo tan complicado. Pero cuando vio la persona que había tocado a la puerta, le causó una gran sorpresa. Ella no era Kushina Namikase.

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La noche en la mansión principal Uchiha era tranquila. El líder del clan caminaba por el jardín interior tratando de poner en orden sus pensamientos. Fugaku Uchiha había ansiado por mucho tiempo el puesto de Hokage. Desde hace años, antes que el descastado de Minato Namikase inventara esa infernal técnica llamada "dios del trueno". El tercer Hokage debía entregarle el sombrero a un líder nuevo y por supuesto Fugaku, estaba entre los candidatos. Pero tanto Minato Namikase como Orochimaru el Hebi-sannin, tenían mucho poder personal para no ser considerados como posibles Hokage.

La guerra ninja arrojó a la fama e idolatría a Minato, y Sarutobi lo eligió como cuarto maestro aun cuando era demasiado joven y sin familia de tradición ninja. Fugaku estuvo muy molesto durante semanas cuando lo supo, pero enseguida se dispuso a trabajar por el bien de su clan. Minato era joven y famoso. Pero estaba solo, necesitaba una esposa que perpetuara su dinastía y como Hokage podía ser capaz de tomar a quien quisiera. Fugaku envió a la cacería de Minato poniendo en su camino a las más hermosas y voluptuosa mujeres del clan Uchiha. Asediaron a Minato por meses enteros, se planearon fiestas para comprometerlo y hubo todo tipo de tretas buscando que cualquier mujer Uchiha lo sedujera.

Sin embargo, todo fue inútil...

Minato Namikase se unió en matrimonio con la maldita Jinchuriki, Kushina Uzumaki. Si hubiera sido cualquier mujer débil, habría sido fácil apartarla del camino. Pero esa pelirroja era violenta y dura de pelar. Conquistó a Minato completamente y al poco tiempo quedó embarazada. En esos momentos Fugaku no supo que más hacer. Se resignó a su suerte, la mala fortuna de haber nacido en una época donde el Hokage era un puesto inalcanzable. Los Uchiha no podrían dominar, no importaba si como familia eran numerosos y poderosos. Ser Hokage para un Uchiha parecía imposible.

Pasados los años, una tarde Fugaku tomaba el té y miraba en el jardín a su hijo mayor con tan solo 9 años. Itachi era el talento en estado puro, tenía todo el aspecto de convertirse en alguien de enorme calibre en poco tiempo. Itachi se convirtió en la nueva esperanza de Fugaku. Primeramente intentó convertirlo en el alumno de Minato pero el Hokage no consintió compartir sus técnicas con otra persona que su hijo. El niño apenas caminaba y se veía a lo lejos que sería un gran Shinobi. Tenía el chakra en brutales cantidades como su madre, era compatible con el Kyuubi con lo que seguro se convertiría en el próximo Jinchuriki. También tendría las técnicas secretas de Minato, convirtiéndose en un futuro hombre invencible.

¡Otra vez el clan Uchiha seria descartado!

Mientras Itachi entrenaba desde muy joven con el ANBU, Fugaku intentaba todos los métodos para ganar una posición determinante sobre Naruto. Intentó comprometerlo desde el nacimiento con un contrato matrimonial, pero Kushina se negó a decidir esa cuestión con Naruto de niño. Luego permitió a Mikoto (la esposa de Fugaku) trabar amistad con la Jinchuriki, además de presionar para que Sasuke (su hijo menor) y Naruto fueran amigos. Quería crear un lazo entre el hijo del Hokage y su familia. Pero pasado el tiempo solo pudo atestiguar la amistad de Naruto y Sasuke sin que el rubio se sintiera interesado por ninguna niña del clan Uchiha.

Cuando el joven Naruto se graduó de la academia, se hicieron los arreglos necesarios para conformaran el mismo equipo. Fugaku trabó alianza con Danzou de la Raíz con la misión de debilitar el control de Minato sobre la aldea. El líder de Ne, quería el puesto de Hokage, o una posición más elevada sacando del medio a Sarutobi Hiruzen en el consejo. Se unieron por varios años en post de lograr estos objetivos. Hasta que Fugaku vio cómo su propio hijo Itachi, comenzaba a poner las órdenes del ANBU, por sobre los intereses del clan Uchiha.

Fue cuando Fugaku se dio cuenta que Danzou estaba conspirando contra él. Solo quedó un camino para no perder posiciones en Konoha. Tenía que lograr el apoyo total de Minato para destruir a Danzou. Y para ello, lo único que funcionaria seria casando a Naruto con cualquier mujer Uchiha. Lamentablemente todo se fue al diablo cuando Naruto se enamoró de la chica equivocada. Esa muchacha del clan Haruno estaba en medio y nada de lo que las jóvenes Uchiha intentaron, apartó a Naruto de su objetivo. Todo lo planeado, todos los rumores falsos perpetrados para presionar a Minato con el casamiento obligado de Naruto dejó de servir en cuando el hijo del Yondaime abandonó la casa paterna y se estableció por su cuenta.

Naruto lo había arruinado todo para Fugaku, establecido por su cuenta y casado con la joven Haruno. Su poder personal lo haría el sucesor natural de su padre. El muchacho podía no querer estar metido en la política de la aldea, pero con el tiempo terminaría siendo elegible para ser Hokage.

Fugaku había urdido un plan perfecto para capturar a Naruto en el matrimonio. Rumores y datos falsos de una revolución debían llegar al seno del consejo de ancianos. No podrían comprobar nada, ya que era todo falso, pero Minato para asegurar el bienestar de Konoha y evitar el derramamiento de sangre, obligaría a su hijo Naruto a casarse.

Luego Fugaku escuchó la conversación de Jirayja y Minato casi en su final. La clave era apartar a esa chica del medio. Y como Naruto estaba exiliado de la casa Namikase, Fugaku tenía la clave en el dinero de su familia para atrapar a Naruto. Fue a la casa Haruno y ofreció una pequeña fortuna por la mano de Sakura en favor de su hijo Sasuke. Cometió un par errores en esa reunión por supuesto. Primero, nunca imagino que Kizashi Haruno tuviera su orgullo a pesar de ser un hombre humilde económicamente. Y segundo, se le ocurrió aclarar que ofrecía el contrato de matrimonio pero Sasuke no tendría como única esposa a la joven Sakura. Después de todo, estaba en vista que contrajera nupcias con un par de mujeres de clanes nobles.

Cuando recibió la negativa de parte de los Haruno, montó en cólera. Muchas veces en la vida había enfurecido pero pocas o ninguna había pagado un precio por tal error. Esa vez la recordaría por haber cometido el último de sus grandes desaciertos. Muchos meses después recordaría esa tarde que decidió asesinar a Sakura Haruno.

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A Itachi Uchiha le molestaban los trabajos apresurados.

Desde muy joven, habiendo ingresado a los ANBU, podía tomar el camino más eficiente y tranquilo para completar sus misiones sin problemas por reportar. En los últimos meses sin embargo, sus ocupaciones se habían multiplicado sustancialmente. Su padre, Fugaku Uchiha líder del clan. Estaba reuniendo bastante seguido con todos los cabeza de familia para planear la "reestructuración de la familia" desde los puestos de la policía de Konoha, los Uchiha estaban recaudando información estructural de toda la villa en busca de conocer hasta la mínima debilidad en caso de presentarse un ataque.

Engañar a Itachi no era tarea fácil, su padre primero le dijo que sobre esos movimientos extraños, solo quería demostrar el poder del clan al Hokage y así ganar el favor de Minato para casar a su hijo único con la familia Uchiha. El joven ANBU no resistió al argumento, pero haciendo las averiguaciones pertinentes se encontró con que los Uchiha hacían su trabajo "demasiado evidente". Elementos de Danzou ya habían notado estos movimientos y contactados con Itachi supieron que las intenciones de Fugaku estaban indicadas a lo político y no a desestabilizar realmente.

Por un tiempo, todo pareció otra de tantas negociaciones entre clanes para un matrimonio de conveniencia. Pero Itachi no era un hombre descuidado, y pronto comenzó a sospechas que los planes de su padre iban más allá de lo aparentado. Fingió colaborar con los Uchiha, simulo ante Danzou que toda la primera versión de su padre era la única, y en las sombras esperó en silencio. Itachi era joven, era talentoso y un Shinobi de temer. Era orgulloso integrante del clan Uchiha pero por sobre todas las cosas, un hombre de paz dispuesto a todo por proteger a la aldea.

Una tarde, cuando regresaba de misión en solitario. Se cruzó por la calle con Namikase Naruto. Estaba paseando con una joven del brazo, una muchacha evidentemente Kunoichi que Itachi recordaba como el tercio del equipo que su hermano pequeño Sasuke y Naruto, compartían bajo las órdenes de Kakashi Hatake.

-itachi-nii….-le dijo Naruto sonriendo- Sakura-chan y yo justo íbamos a almorzar. ¿Nos quieres acompañar?

Itachi no tenía una relación estrecha con ninguno de los dos. Solo recordaba que Naruto desde muy niño se la pasaba jugando con Sasuke y a veces se quedaba a dormir en la mansión Uchiha. Y de la joven pelirosa, que cuando era una niña había estado enamorada de su pequeño hermano, pero ahora parecía más a gusto con su otro compañero. Itachi hubiera dicho de buena gana que no a la invitación. Pero su novia apareció justo en ese momento y todos terminaron almorzando en Ichiraku-ramen. Itachi pasó una comida muy amena, pero también pudo comprobar que Naruto Namikase no estaría para nada dispuesto a comprometerse con la familia Uchiha.

Después de ese evento, Itachi no sospecho nada extraño hasta que le llegó la noticia de la desafortunada muerte de Sakura Haruno. Solo le bastó ver como su padre felicitaba a Sasuke, para darse cuenta quien había dado la orden de desprotegerla, y quien la había acatado.

Itachi Uchiha amaba a Konoha. La amaba sin estridencias, sin expresiones exultantes o grandes demostraciones. Amaba a Konoha tal y como quería la paz. Pero en el complicado mundo donde el bien y el mal se mesclan. Donde el deber de ser Uchiha choca con ser Shinobi, con ser hermano o hijo. El joven Itachi tuvo que tomar una dura decisión. Se puso a disposición del destino, se expuso tal y como muchos antes lo habían hecho.

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Habían pasado seis meses desde la muerte de Sakura. Seis meses, 22 días, 14 horas y unos cuantos minutos para cierta persona. Naruto Namikase volvía a la aldea luego de una misión realizada exitosamente. Solo él había partido, demostrando ser suficiente para cumplir la labor de rango S. las cosas habían cambiado en la vida de Naruto. Desde la noche donde su padre lo visitó en el departamento. Naruto había vuelto a la casa familiar para complacer los ruegos de su madre que no hacia otra cosa que visitarlo y suplicarle que volviera a casa.

Kushina hacia todo lo posible por recuperar a su hijo. No a este hombre oscuro, silencioso y violento. Sino a su hijo verdadero. Aquel que sonreía lleno de optimismo y desbordaba salud. La buena voluntad de Kushina no pudo siquiera rescatar una sonrisa en su joven hijo. Naruto no hablaba más que lo justo y necesario. Apenas si les dirigía la mirada a sus padres y jamás había vuelto a frecuentar a sus amigos de la generación Shinobi.

Minato había apartado a Sasuke de Naruto evitando que se encontraran y que su hijo cumpliera la amenaza de matarlo. Jirayja era el único con quien Naruto entrenaba y muchas veces tuvo que apersonarse por el hospital para ser curado luego de luchar contra Naruto. Se había vuelto alguien brutal, despiadado y efectivo. Entrenaba durante 8 a 10 horas diarias, usando los clones de sombras para multiplicar la experiencia y generalmente volvía prácticamente muerto a la casa Namikase. Minato no se preocupó por estas actitudes. Es más, las felicitaba. Naruto elegía hacerse fuerte en lugar de dejarse caer. Su actitud había cambiado desde la noche donde lo vio llorando como un condenado. El Hokage debía agradecer a Mikoto Uchiha. La mejor amiga de su esposa había cuidado de Naruto esa noche y seguramente hablado con el dándole consuelo.

No se sabía que hablaron, Naruto jamás lo comentó. Pero lo cierto es que el rubio no intento confrontar a Sasuke ni hacerle daño al clan Uchiha. Se sabía que Mikoto era como una especie de "tía" para Naruto. La quería mucho, era tal vez la única de ese clan a quien apreciaba verdaderamente. Sobre todo porque Mikoto no despreciaba a Kushina por ser Jinchuriki. Eso había agradado a Naruto cuando era apenas un niño. Generalmente el joven nunca tenía empatía por las personas que miraban con malos ojos a su madre. Siempre había sentido rechazo por cualquiera que odiara a Kushina.

Ingresó a la oficina del Hokage para informar el éxito de su misión. Mientras hablaba frente a su padre, Naruto no pensaba en otra cosa que salir de ese lugar y comprar flores para llevar al cementerio. Nunca dejaría de visitar a su novia, no importando el tiempo sentía que seguiría amándola para siempre. Mientras sus palabras vacías de emoción se regaban por la oficina, Minato dudaba cada vez más de hacer lo que tenía pensado. Era una jugada arriesgada con amplias posibilidades de salir mal. Su hijo se estaba recuperando pero no volvería a ser el mismo. Aunque ese solo fuera el deseo de su madre específicamente.

-es todo Hokage-sama….-anuncio Naruto- me retiro con su permiso.

-Naruto no…-le dijo el padre- ahora mismo un equipo vendrá aquí para recibir una misión.

-trabajo solo, -añadió Naruto- no quiero niños, novatos o estúpidos que solo me retrasan.

-temo que necesitaras de ellos –Indicó Minato serio- ya que pueden identificar a los objetivos visualmente.

En ese momento el equipo Azuma ingreso al salón. Minato les dio el visto bueno y Sarutobi Azuma se cuadró en línea con sus tres estudiantes que ahora también eran su equipo. Shikamaru Nara, Yamanaka Ino, Akimichi Chouji. Tres jóvenes de la generación de Naruto, hace meses buenos amigos, ahora gente sin importancia para el joven Namikase.

-rastreo, detección y cacería de un grupo de renegados con identidades desconocidas. –Ordenó Minato mirando los informes aportados por inteligencia- Azuma será el líder de equipo y Naruto los apoyara. ¿Alguna pregunta?

-solo una…-respondió Naruto- ¿Por qué un equipo especializado en tácticas de combate es enviado a una misión de rastreo, cuando claramente el equipo Kurenai-sensei es el más indicado?

Era una pregunta valida y todos lo sabían. Lo extraño es que saliera de la boca de Naruto Namikase, quien en general no le preocupaba pensar tanto como hacer tamaño comentario sagaz. Sin embargo, tanto el rubio como el equipo Azuma estaban dentro de la misión por razones específicas. Minato se predispuso a explicar los motivos con calma.

-Los renegados son terroristas que han trabajado para enemigos de Konoha –Anunció a los presentes- se presume que ellos causaron la explosión en el palacio de verano del feudal y además la masacre en el pueblo costero de Esperda. El equipo Azuma los vio moverse hace meses y pueden identificarlos. Tal vez son los únicos que pueden.

Naruto estaba por preguntar la razón. Pero Ino acercándose suavemente le tomó del codo y mirándolo con dolor le susurró:

-ellos son quienes….-lo miró con sus ojos hermosos y un gesto débil- mataron a Sakura.

Los siguientes minutos Naruto no los recordará jamás. Su cuerpo estaba allí, veía mover los labios a los demás notando que hablaban pero el sonido no alcanzaba a descifrarlo. Su corazón latía descontrolado. Salvaje, violento y asesino. Su mente solo podía pensar en una cosa, solo una en verdad. El destino les ponía enfrente a los malditos que habían robado su felicidad. Los desgraciados que había ultrajado a su mujer, que la violaron, la torturaron y luego la despedazaron. El mundo era enorme Naruto lo sabía bien. Pero justo en ese momento se hizo pequeño como un dedal. Nada más importaba, nada tenía sentido más que matar a esos bastardos. Pero antes de eso les haría sufrir, serian horas enteras las que tomaría para hacerlos pagar. Tal vez durante días estaría infringiéndoles dolor. Les haría pagar, les mataría tan solo cuando ellos suplicaran por su propio fin. O tal vez no, tal vez se tomaría más tiempo para torturarlos.

-Es todo equipo Azuma…-anunció Minato serio- partan cuanto antes. –Cuando todos se movían miró a su hijo y declaró- Naruto…quédate un momento.

Azuma y sus tres estudiantes salieron de la oficina al tiempo que padre e hijo no hacían más que mirarse seriamente. Minato necesitaba vivo al menos uno de esos renegados. Ellos eran los causantes de las bombas que azotaban al país del fuego desde hacía años. Naruto seguramente lo mataría, y eso no era conveniente para la aldea hasta tanto no se les consiguiera sacar la información sobre el proveedor de explosivos. Minato además, planeaba ayudar a su hijo con su obsesión. Que atrapara a sus rivales, aquellos que le habían quitado a su pareja, haría que Naruto al fin diera una vuelta de página en su vida. Le permitiría continuar.

-Naruto….-señaló el Hokage caminando con gesto pensativo por la oficina- necesito al menos uno vivo, y en buen estado para interrogarlo.

-lo sé Hokage-sama…-señaló neutro el rubio a lo que sorprendió a su padre- ellos son los terroristas que atentaron contra el palacio del feudal y otros tantos lugares. Es necesario entregarlos a la división de interrogatorios para que los hagan cantar.

Se miraron profundamente, ¿acaso Naruto no los mataría apenas los tuviera en alcance? Minato comenzaba a pensar que estaba dándole por donde le convenía, y tal vez luego los mataría fingiendo haber sido inevitable.

-Promete que me traerás aunque sea uno –Advirtió Minato sabiendo que las promesas de su hijo eran sagradas- promételo Naruto.

-Claro que lo hare Hokage-sama…-sonrió fríamente el joven con malicia- solo si usted me concede un permiso especial.

-¿permiso para qué?

-le voy a traer a todos para ser interrogados. –señaló Naruto como si hablara de niñatos, en lugar de peligrosos criminales- sanos y de una pieza para que Morino les saque toda la información. Pero cuando termine…

-¿Qué quieres?

-quiero la autorización nivel 5 del Hokage para tomar custodia de esos prisioneros. –finalizó siniestro- y hacer con ellos lo que me apetezca.

-¿acaso piensas torturarlos más, luego de que hayan pasado por las manos de Ibiki Morino?

-lo que haga con ellos, o deje de hacer…será solo de mi interés. ¿Aceptas Oto-san darme esa autorización?

Minato no pudo decirle más. No entendía como un joven tan amable y carente de sed de sangre, había mutado en un despiadado sujeto capaz de pensar como torturar a sus enemigos. Ahora con esa hábil propuesta, Minato tenía los interrogatorios que quería, pero Naruto también obtenía lo que estaba esperando hace tiempo. Le hizo acordar a Orochimaru, esa bestial sed de sangre, esa carencia de escrúpulos. Minato se lamentó por lo que iba a hacer, simplemente asintió y Naruto sin despegar su terrible sonrisa se fue de la oficina para dirigirse a la búsqueda del objetivo. Jirayja le había enseñado a usar el modo ermitaño. Naruto que desde niño no había parecido alguien con interés o talento como Shinobi, ahora dominaba esa energía natural como parte de sus armas más letales. Podía rastrear a una hormiga a kilómetros. Los renegados no tenían escapatoria. Ni ellos, ni cualquier otro a quien Naruto Namikase considerara enemigo.

Fin del capítulo.