- ¿En qué piensas?

- ...¿Eh? No lo sé. Supongo que en nada. ¿Y tú, Soul?

- Pues… Estaba pensando en cuanto han cambiado las cosas desde aquella vez. Tú has cambiado.

- ¿Te refieres a cuando luchamos con el demonio Asura?

- Ahá.

- Sólo fue hace cuatro años. No he cambiado tanto desde entonces.

- Hmp… Pero ya no eres plana – esbozando una sonrisa.

- ¡Cállate Soul! – Plantándole un puño en donde pudo mientras disimulaba su sonrojo. – Además tú también cambiaste.

- ¿Ah, sí? Soy más cool que antes.

- Te has vuelto aún más idiota.

- Entonces te enamoraste de un idiota

- ¿Estás loco? No estoy enamorada de ti.

- Si no es así, ¿Qué estás haciendo semidesnuda y acostada en mi cama?

- Eso no significa que esté enamorada de ti, podría sólo querer satisfacer mis necesidades físicas.

- Maldita, eso fue sucio Maka.

- No es cierto.

- Pues entonces te acuestas con un idiota, ¿O vas a decirme que tenías frío y por eso viniste a dormir a mi habitación?

- De acuerdo, duermo con un maldito idiota canoso.

- Exacto.

- Y tú te tiras a una come libros plana.

- Te dije que ya no eres plana, en cierta forma soy más afortunado que tú.

- Pf.

Se quedaron en silencio durante varios minutos. Luego Maka se incorporó y se acomodó sobre el cuerpo de Soul. Él le tomó el rostro con suavidad y la besó, mientras ella le enroscaba los brazos en el cuello.

- Lo siento, era una broma.

- …

- No son sólo necesidades físicas.

El albino sonrió.

- No me digas.