Deja tu mensaje...

No sabes si has seguido llamando cerca de tres cuartos de hora plagados de tonos negativos, o fueron sólo cinco minutos. Ha sido tan repetitivo que ya no captas demasiado, mucho menos a estas horas de la noche. Lo único que sabes es la preocupación que te causa la ausencia de Midoriya.

Te das un poco por vencido y vas a la cama por fin , donde percibes la silueta imaginaria de tu novio por encima antes de tirar de las cobijas. La cama, más grande de lo que recuerdas se hunde ligeramente cuando la tocas y al entrar por completo en ella clavas tu vista en un póster viejo de All Might que se encuentra en el techo de la habitación, sonríes por un instante pero realmente no recuerdas haberlo puesto ahí.

Pasado un rato te sientes un poco incómodo. De repente el edredón te parece demasiado corto y comienzas a tener frío, frío que te hiela los dedos de los pies y te hace encogerte entre las sábanas, más ásperas de lo que las recuerdas. Te abrazas a ti mismo y piensas en los brazos de Izuku mientras cierras los ojos con fuerza y las mejillas se te humedecen misteriosamente.

No ha pasado ni una hora desde el último intento, pero tienes algo de fe en que conteste a esta llamada justo ahora; sin embargo suenan los mismos timbres y el buzón de voz de él te repite que dejes un mensaje.

No luchas por no quedarte dormido, realmente no tienes nada de sueño, sigues pensando en que esta no es la primera vez que ocurre, pero que Izuku llega a la cama cuando tus párpados caen y te arrulla sobre su pecho de forma asquerosamente gentil. Ese recuerdo te reconforta, sin embargo comienza a reproducirse multiples veces en los últimos dos meses y dentro de tu cabeza; Es entonces cuando pierde su encanto, y miras la parte izquierda de las sábanas arder en llamas. Tal vez lo has hecho a propósito, para echarle toda la culpa a Izuku más tarde.

Cuando puedes volver a la tranquilidad de tu habitación grotescamente silenciosa y llena de quietud, con las mantas chamuscadas y el olor a soledad mezclado con bicarbonato de sodio, te invade el dolor; Intentas ignorar aquella idea a toda costa, aún así la voz en tu cabeza lo sabe y lo dice de modo que hace eco en tus paredes craneales. Pero lo ignoras, los huesos de tu pecho queman con fuerza y vuelves a mirar a All Might en el techo. Es lo último que logras ver esta vez, porque te quedas dormido.

Te despiertas. Midoriya se encuentra frente a ti y la luz de la luna pega directo en su pecosa nariz, y en sus pómulos salpicados. Por su cara se ha dado cuenta que has estado esperándole y llamándole toda la noche. Se ve adorable, pero no se lo dices.

Se disculpa como el caballero que es y te besa suplicante, te acaricia la mandíbula. Incluso promete comprarte nuevas sábanas, la cama completa. Y que sabe lo preocupado que estabas; No fue más que un contratiempo, repite. Falta de organización por su parte. Entonces te lo tragas todo, porque los ojos de Izuku están clamando por perdón, y al parecer los tuyos no lo dudan demasiado.

Ambos se levantan cerca del mediodía. Izuku no te mira de frente durante el desayuno, pero te gusta creer que tú eres el que no lo mira porque estás enfadado y te llevas la cuchara a la boca, pero sabe amargo.

Dejas escapar un suspiro y esperas de todo corazón que esta noche no te deje esperando tan tarde.