Shingeki no Kyojin y sus personajes no me pertenecen, solo los uso con el fin de entretener a mis lectores y no busco (no creo lograr u.u) que los personajes sean exactamente a los originales, como dije solo los uso con el fin de entretener. Disfruten su lectura.

.

Saga – Travesías de un amor intolerante

.

Libro III

Tres son multitud

.

Capítulo I - El mocoso

.

Y cuando menos te lo esperas, cuando crees que todo va en el sentido equivocado, que tu vida, programada en cada mínimo detalle está naufragando... de repente, sucede - Perdona si te llamo amor

.

A mí, personalmente, no me gustan los niños. Son odiosos, fastidiosos, lloriquean todo el tiempo, y lo más importante de todo: siempre están sucios. Andan todo el día con el caramelo pegado en la cara, el moco escurrido y la baba hasta el cuello. Nunca he querido tener hijos, detesto a los niños, los deteste ayer, los detesto hoy y los detestare mañana. Por eso cuando encontré a este niño fuera de mi oficina decidí ignorarlo e irme, pero el mocoso no paraba de llorar, parecía triste y a veces, solo a veces hago buenas acciones. Así que me acerque a él, me hinque a su lado e intente llamar su atención.

-Hey, tu- Dije en voz alta, situándome a su lado. El niño media menos de un metro, en uno de sus puños sujetaba con fuerza un pequeño dije en forma de tiara y con su otro puño intentaba limpiarse las pequeñas lágrimas que se le escapaban de los ojos.- Hey, niño- Dije de nuevo y por fin obtuve su atención. Inmediatamente paro de llorar y volteo a verme, sus ojos eran una extraña mezcla de verde con azul, y a causa del llanto, también rojo. Me miro con gran curiosidad por largo tiempo, su rostro mostraba la completa inocencia de un infante, no podía tener más de 4 años. Después de un par de minutos me empecé a sentir incómodo y también empecé a arrepentirme de haberme acercado a él.

-¿Qué pasa, pequeño, estas perdido?- Dije en un intento por distraer su mirada de mí y funciono, no tan rápido como esperaba, pero lo hizo. El pequeño giro su cabeza y empezó a mirar a su alrededor, se paró en puntillas para mirar mejor y después de un largo rato de observar volvió a mirarme.

-No, no estoy perdido- Se veía completamente sereno al decir estas palabras, lo cual me sorprendió- Se muy bien donde estoy-

-¿Entonces por qué lloras?- Ahora realmente estaba curioso por saber de ese niño. No me considero una persona curiosa, ni entrometida, pero tenía que admitir que encontrar a un niño llorando solo a media acera no es normal.

-Mi madre me ha dicho que no hable con extraños- Dijo mostrando toda la seriedad posible y justo después me dio la espalda, cruzándose de brazos.

¿Era en serio? ¿Ese mocoso iba a ignorarme? Aunque, pensándolo bien, tenía razón, no debería estar hablando con extraños. Pero aun así, ¡Yo solo trataba de ayudar!

-Bueno, tu madre es una mujer muy sabia- Podría haberme ido y dejado a ese mocoso solo en la calle, que alguien más lo ayudara. Pero quien lo encuentra se lo queda, o en este caso, lo ayuda. Además, que tal si la siguiente persona que se lo encontraba era un depravado. Eso sí sería terrible, incluso para mí.

-Ya lo sé, daaa, por eso es mi madre- Fue entonces cuando volvió a mirarme. Sin duda este niño era un engreído.

-Bien, ¿Vas a decirme porque lloras?-Lo mire, e intente parecer lo más amigable que pude. Me miro indeciso, apretó los labios meditando, pero finalmente decidió confiar en mí.

-Lloro porque estoy molesto, ¡estoy muy enojado!-Esto último lo grito con todas sus fuerzas, y empezó a lanzar golpes al aire.

-Tranquilo campeón-Dije dándole unas palmaditas en la espalda.- ¿Por qué hay tanta furia dentro de ti?

-Es por culpa de mi padre- Su voz sonó con tanto rencor que realmente me sorprendí. –Es un idiota, quiere separarme de mi mamá- Apretó sus puños con fuerza y sus nudillos se pusieron blancos.- Por eso vine a buscar a un abogado que me recomendó mi compañero de clase Marco, pero me mintió, aquí no hay ningún abogado-

-Bueno, pues hoy es tu día de suerte, yo soy abogado- Me miro y sus ojos brillaron. Poco a poco su sonrisa apareció en su rostro y se lanzó a mi cuello. Me dio un fuerte abrazo.

Esta situación era completamente extraña para mí, mi experiencia en niños era de cero y tener a un mocoso colgado a mi cuello no era precisamente lo mejor que me había pasado en el día. La verdadera incógnita aquí era ¿por qué un niño sale a buscar un abogado? ¿Por qué un niño le recomendaría a otro niño un abogado? ¿Qué saben los niños de abogados?

-¡Te encontré!, ¡Te encontré!, ¡Te encontré!- Grito una y otra vez, empezó a saltar sin soltar mi cuello. Se separó un poco de mi para mirarme y coloco sus manos en mis mejillas. -¿Usted estudio Abogadologia?-

-Pues sí, algo así- Tome sus manos y las aleje de mi rostro. Se sentían pegajosas.

-Entonces usted puede ayudarme. Mi nombre es Eren Jaeger y quiero contratarlo- Sonrió y me extendió la mano esperando que yo se la tomara. ¿De dónde había salido este niño? Creo que esta vez fui yo el que se quedó mirando al niño largo rato.

-Mi nombre es Levi y voy a estar muy complacido de hacer un trato contigo- Estreche su mano y le sonreí. Hace mucho tiempo alguien no me parecía así de interesante y claro que no lo iba a dejar ir así nada más.

.

.

.

-Así que dime pequeño, ¿Dónde está tu madre?- Habíamos entrado a mi oficina, y le había dicho a mi secretaria Petra que no me pasara ninguna llamada, en pocas palabras que no me interrumpiera. El niño estaba sentado al otro lado de mi escritorio y una silla que le quedaba muy grande. Por la ventana se colaban pequeños rayos de luz del atardecer y se reflejaban en su cara. Lo hacían ver inocente, lo hacían ver más pequeño de lo que probablemente era.

-No me llamo pequeño, mi nombre es Eren, E-R-E-N – Deletreo su nombre y me miro como si fuera un estúpido. –No sé dónde está mi madre, probablemente trabajando. Ella no sabe que estoy aquí-Esto último lo dijo en un susurro.

-¿Y ella dónde cree que estas?-

-Ella cree que estoy jugando con mi amigo Marco. Pero nos hemos escapado de su casa para venir a buscar al abogado-

-¿Y dónde está tu amigo Marco?-

-Se regresó a su casa porque tuvo miedo, es un cobarde-

-¿No crees que deberíamos avisarle a tu madre que estas aquí? Ya se está haciendo tarde, seguro estará muy preocupada por ti-

-Tal vez, no lo sé, creo que si-

-¿Sabes dónde puedo localizar a tu madre, un teléfono, una dirección, algo?-

-¿Y yo que voy a saber? Mi madre es la que se encarga de esas cosas, yo solo voy a donde ella va y solo me quedo donde ella me dice. Yo no sé nada de números. Yo sé de colores, formas y olores, así es como nunca me pierdo.-

-¿Entonces, podrías llegar a tu casa desde aquí?-Me parecía curiosa toda la situación, me parecía curioso, y a decir verdad algo tonto, este niño.

-Claro que sí, mi casa está pasando a través del lago, dando vuelta en la esquina que huele bonito, pasando las tres casas blancas y el buzón con peces amarillos, justo ahí das vuelta donde está el árbol triste y al final de la calle esta mi casa. Es color gris y da mucho miedo.-

-¿Y crees que puedas guiarme hasta ahí?-

-¡Sí!, yo podría llevarlo a mi casa y así usted ayudaría a mi madre- Se levantó de golpe de la silla y me miro a través del escritorio mostrando toda su ilusión. ¿Cómo podría decirle que no a algo así?

-Bueno, entonces muéstrame el camino- Ambos, el niño y yo, salimos a la calle en plena tarde de verano rumbo a un destino que para mí era incierto, pero que para aquel niño parecía la solución a todos sus problemas. Me tomo de la mano y me mostro una amplia sonrisa, para después arrastrarme por media cuidad hasta donde nos esperaba la realidad.

.

"Te voy a dar un consejo antes que nada: no te enamores nunca, porque duele; duele aquí donde la gente dice que tenemos el corazón"- Juan Rulfo.

.

¡Hola, pequeños e introvertidos unicornios bebés! ¿Cómo están en este día tan reluciente?

La verdad no sabía si subir esta historia o esperar hasta que la tuviera más avanzada, pero como pueden ver no me pude esperar.

Espero que les guste, disfrútenla, tal vez el primer capítulo me haya quedado algo aburrido, ¿pero ustedes que dicen, la continuo?

¡Nos leemos luego! Besitos.

Perdón por cualquier falta de ortografía que se me pudo haber escapado. Disculpen las molestias.