Watson: Plaga de SasoOC incrementándose, Srta. Katsumi. ¿Está segura que esto es lo correcto?
Katsumi: Elemental, mi querido Watson. El SasoOC pronto dominará la tierra & seré totalmente invencible *risas estilo Kira*
Anyway, como dice la canción "Puppet" de Thousand Foot Krutch,
Gonna get this party started!~
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Never Imagined
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Capítulo I: Un poco de vino
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— ¿Qué dice? – preguntó nerviosa Paola. Ella sólo se mordió el labio. - ¿Qué dice? – repitió.
— ¿Me ves saltando de felicidad? ¿Qué crees que dice? – respondió amargamente, tirando lo que tenía en la mano a la bolsa de basura.
— Puede ser un error. – dijo su amiga, intentarlo calmarla.
— Sí, podría ser, pero este es la quinta vez que dice lo mismo. – dijo Alexandra. Salió a la sala y se dejó caer en el sofá. Un incómodo silencio las envolvió a las dos.
— ¿Le vas a decir? – preguntó Paola.
— No. No tiene que saberlo. De todas formas, si se lo digo, no creo que le agrade mucho la noticia.
— Tiene derecho a saberlo, Alexandra.
— ¡Bien! Se lo diré. – suspiró cansada. Bajó la cabeza. – Dios… ¿en qué lío me he metido? – dijo y unas lágrimas salieron de sus ojos y resbalaron por sus mejillas. Paola se acercó a su amiga y se sentó junto a ella. La abrazó fuertemente, intentando calmar aunque sea un poco su angustia.
Aunque, la verdad, sería algo muy difícil.
Un mes antes, las cosas estaban muy diferentes. Esa noche, en particular. Ella estaba sentada en un cómodo sofá viendo televisión y comiendo palomitas de maíz. La puerta sonó dos veces y ella suspiró. Dejó el tazón de palomitas en una mesa que estaba al lado, apagó el televisor y se encaminó a la puerta. De seguro era su hermano.
Alexandra vivía con su hermano desde siempre. Ya que ninguno tenía dinero como para gastar en dos apartamentos, y, aparte, preferían vivir juntos, así lo hicieron. Su hermano, Deidara, tenía veintisiete años. Tenía el cabello largo y rubio, con un mechón que le cubría el lado izquierdo de su cara. Poseía unos bellos ojos azules.
Alexandra, en cambio, era completamente diferente a él, aparte de tener dos años menos, es decir, veinticinco. Cabello castaño largo y ondulado, hasta la espalda y eso sí, ojos azules como los de su hermano.
Tomó la manija de la puerta y la abrió. Frente a ella estaba el mejor amigo de su hermano, Sasori. Cabello rojizo desordenado y ojos color miel.
— Hola Sasori. – saludó ella, sonriendo. – ¿Buscas a Deidara? – preguntó, haciéndose a un lado para dejarlo pasar.
— Sí. – respondió él, entrando. – ¿Dónde está?
— Hace como media hora que ha salido, pero me dijo que si llegabas que te pidiera que lo esperaras. – Sasori suspiró cansado.
— De acuerdo. – dijo, sentándose en el sofá.
— ¿Quieres que te traiga algo de tomar? Creo que hay algo de soda.
— Gracias, Alex. – respondió él, sin voltear. Ella se encaminó a la cocina y abrió el refrigerador. Comenzó a buscar la soda, pero todo lo que encontró fue una botella vacía donde antes había estado la soda.
— Ya no hay soda. – avisó desde la cocina. – Pero hay vino. Ahora te traigo un poco. – dijo, sacando la botella del refrigerador. La dejó en la mesa y sacó dos copas de la alacena, y en cada una sirvió un poco.
Llevó las dos copas y la botella a la sala y le ofreció una copa a Sasori. Él la tomó y musitó un agradecimiento. Alexandra se sentó a su izquierda y tomó un sorbo de vino.
— ¿Qué estabas viendo? – preguntó él.
— Nada en particular, estaba haciendo zapping. – dijo ella.
Pasó media hora entre charlas informales, y obviamente, el alcohol. Después de un tiempo, ya había tres botellas en el suelo, completamente vacías. Alexandra estaba sentada aún al lado de Sasori, sólo que con sus piernas sobre las piernas de él, mientras ella estaba volteada noventa grados hacia la derecha.
Muchos podrían pensar que se trataba de algún tipo de relación sentimental, sin embargo, al conocerse desde la secundaria, era un trato más que todo familiar. Al ser él el mejor amigo de su hermano, habían crecido como hermanos también.
Y ahora estaban los dos riendo y completamente ebrios.
— ¿Y… qué fue con esa pelirrosa, eh? Esa que parecía Barbie falsa. Perdón, perdón, es que… es una puta. – rió fuertemente. – Perdóname, estoy ebria. Pero, de todas formas, nunca me simpatizó. Nunca pensé que quedaría bien contigo, pero, en fin… ¿Sigues con ella?
— No. – dijo él. – Terminamos. – dijo, dando otro trago a su copa de vino.
— ¿Por qué? – preguntó, curiosa.
— Simplemente no funcionaba. – contestó. - ¿Otro brindis? – preguntó, mientras echaba el vino restante de la botella en la copa de Alexandra y en la suya. Ella rió.
— ¿Por qué esta vez? – sonrió. – Ya brindamos por todo, desde mi hermano hasta el presidente de la nación. – dijo y soltó otra carcajada. Sasori sólo la miró. Adoraba ver como reía y ahora podría jurar que ella brillaba con un resplandor propio, y más aún cuando reía.
No, no podía pensar en eso, le recordó la parte aún cuerda de dentro de su ser. Era la hermana de su mejor amigo, y por ende, estaba fuera de los límites.
Límites… de repente esa palabra cobró un sentido lujurioso y sumamente tentador. ¿Acaso él quería límites? Oh, claro que no. ¿Acaso quería romperlos? Oh, claro que sí.
Se fijo en su cabello ondulado cayendo seductoramente sobre sus pechos, en sus grandes ojos mirándolo con dulzura y diversión. Sus piernas, largas y blancas, dobladas sobre las suyas. Sus labios, en los cuales se dibujaba ahora una sonrisa hermosa, quizá la más hermosa que había visto.
— Por nosotros. – dijo él, con una voz algo ronca que Alexandra encontró particularmente muy seductora. Un rubor subió a sus mejillas.
Observó un momento a Sasori. Su cabello rojizo y alborotado. ¡Oh, cómo adoraba a los pelirrojos! Desde siempre. Y más aún cuando conoció a Sasori. Miro su rostro de muñeco de porcelana. Era una perfección viviente. Sus ojos color miel, tan dulces y tan hermosos a la vez… Le provocaba tanto acercarse más a él… robarle un beso…
Pero él era el mejor amigo de su hermano. ¿Cómo se le ocurría que se iba a fijar en ella? Crecer con él fue una bendición y una maldición a la vez. Bendición porque compartió millones de momentos a su lado, y maldición porque mientras más pasaban tiempo juntos, más él la veía como una hermana.
O eso creía ella.
— De acuerdo. – sonrió ella. – Por nosotros. – repitió, chocando levemente su copa con la de Sasori. Tomó el contenido entero de su copa, y el pelirrojo hizo lo mismo.
Los dos se estiraron hacia delante para dejar sus copas en la mesita frente a ellos, y al regresar de nuevo al sofá, sus rostros quedaron a escasos centímetros de distancia. Hubo un par de segundos en los cuales ambos dudaron qué hacer, qué decir, qué pensar; sin embargo, Sasori tomó la iniciativa y la besó.
Cuando Alexandra recibió el beso, abrió los ojos, completamente sorprendida. Se quedó por un momento inmóvil, su cerebro no terminaba de procesar la información. El pelirrojo, al ver que ella no correspondía, se alejó de ella un poco, y eso hizo a Alexandra reaccionar. Se abalanzó a Sasori y lo besó de vuelta, y él correspondió.
Pronto Sasori ejerció fuerza sobre ella, terminando ella echada en el sillón, con él arriba. Ella soltó un sonido de sorpresa ante eso, sin embargo, lo siguió besando. Él se separó de sus labios y siguió su camino hacia su cuello.
— Mmm… Sasori... – murmuró Alexandra. Eso alentó al pelirrojo a seguir, cuando un sonido muy alto e intermitente comenzó a sonar. El timbre del teléfono. Alexandra chasqueó la lengua, y Sasori siguió en lo suyo. – Sasori, el teléfono…
— Deja. – respondió él, ahora besando de nuevo sus labios. En eso, el sonido se detuvo y el mensaje entró al buzón de voz.
— ¿Alex? ¿Está Sasori ahí? – preguntó la voz de Deidara. Los dos se detuvieron, con los ojos muy abiertos. El pelirrojo miró a la castaña, negando con su cabeza, como diciéndole que no conteste. – Bueno, no importa. Si vino, dile que lo veré otro día. No voy a ir a dormir a casa. Me quedo donde Paola. Adiós. – dijo, y el teléfono enmudeció. Ambos se quedaron mirando a los ojos, procesando la información ¿Deidara? ¿Toda la noche? ¿Con Paola? Olía a romance…
Sasori se levantó del sofá rápidamente y ella hizo una pequeña mueca de disgusto, sin embargo él sonrió. Tomó de la espalda y la parte de atrás de las rodillas a Alexandra, cargándola. Ella rió. La tomó entre sus brazos y la llevó a su habitación.
Ahí, la dejó en la cama con cuidado, y luego se echó sobre ella, sin aplastarla, se sacó los zapatos con la ayuda de la punta de sus pies y Alexandra hizo lo mismo. La comenzó a besar suavemente en los labios, mientras ella le correspondía, acariciándole la espalda. La manos del pelirrojo comenzaron a meterse entre la remera de ella, y no dudó en quitársela, dejándola en sujetador, que desapareció pronto.
Para ponerse iguales, con un poco de nerviosismo y rubor en sus mejillas, Alexandra le quitó la camiseta a Sasori, dejando en vista sus músculos bien trabajados. Aunque ya antes lo había visto sin camiseta cuando iban a la playa con su hermano, el sudor que ahora cubría esos músculos los hacía ver aún más deliciosos. Pasó sus dos manos sobre su pecho, contemplándolo, admirándolo y acariciándolo. Luego lo hizo con sus brazos. Acercó sus labios al cuello de Sasori y comenzó a lamerlo lentamente.
Los gemidos del pelirrojo se hicieron presenten, y con ambas manos comenzó a apretar con un poco de fuerza los pechos de ella, haciendo que también gimiera. Siguieron así un rato más, hasta que Alexandra le mordió el cuello a Sasori con fuerza y eso, hizo perder el poco autocontrol que le quedaba al pelirrojo. Agarró la pretina del jean de Alexandra y lo bajó, quitándoselo a la misma vez que su ropa interior e hizo lo mismo con sus propios jeans.
Se detuvo un segundo. Sabía que algo se le estaba olvidando. Y ese algo era importante, estaba seguro. Sólo que no recordaba el qué… Hizo esfuerzo y recordó: comenzaba con "p". Oh, vamos, hay miles de palabras que comienzan con "p". ¿Qué era? Era importante, necesitaba recordar…
— ¿Sasori…? ¿Qué… esperas? – murmuró jadeando Alexandra. Respiraba agitadamente, mientras su pecho subía y bajaba. Tenía las mejillas sonrojadas.
Oh, al diablo lo que se olvidaba.
Se posicionó sobre ella y sin pensarlo mucho, la penetró, haciéndole soltar un fuerte gemido a Alexandra. Ella se aferró a sus hombros con fuerza. Después, la embistió, haciéndola gemir de nuevo. Hundió su rostro en el cuello de Alex, jadeando, mientras la seguía embistiendo cada vez más rápido y más fuerte, gimiendo él, también.
Siguieron así, gimiendo el nombre del otro hasta que el agarre de Alexandra aumentó en los hombros de él y Sasori comenzó a morder con fuerza el cuello de Alexandra: los dos estaban a punto de llegar. Sasori subió el ritmo de las embestidas a más no poder y Alex comenzó a moverse debajo de él, siguiéndole el ritmo.
Como una gran explosión, el orgasmo llegó para los dos al mismo tiempo. Gimieron el nombre del otro en voz alta, y él salió de ella, jadeando, se echó a su lado, cubriéndolos a los dos con la sábana. Alexandra sonrió y se acurrucó en el pecho del pelirrojo. El otro sonrió y la abrazó por la cintura, atrayéndola más a él. Y así, se quedaron dormidos.
"P"…"p"…
Protección.
Primer capítulo terminado! x3
Les recomiendo mil la canción "Puppet" de Thousand Foot Krutch. De preferencia, veanla con el video de Sasori, hecho por una fan (no hecho por mí):
http:// www. youtube . com / watch? v = ER0TX_hoUYA
Nos vemos!
Cut your strings and be free with me!~
REVIEWS, PLEASE!
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