Cap1: Consecuencias de la guerra

"La comunidad mágica conmocionada e indignada, sin embargo el ministro no da brazo a torcer." Escrito en el encabezado del profeta. "Ayer por la tarde se llevaron a cabo juicios en contra de los mortifagos más cercanos a Lord Voldemort. Lucius y Narcissa Malfoy son sentenciados a dos años de arresto domiciliario sin varita; Malfoy hijo es sentenciado a ser obliveteado, olvidar la existencia de la magia, de su familia, y vivir como Muggle en exilio de Gran Bretaña, (el ministro se negó a decir la nueva localización del joven Malfoy), con recuerdos falsos por el resto de sus días. Obviamente una forma muy cruel de castigar indirectamente a los padres por sus crímenes de guerra…"

Hermione se dio por vencida, no podría dormir por mucho que quisiera. Se levantó en medio de la noche, miró al suelo, ni siquiera podía distinguir bien sus pies pero se encaminó hacia la cocina.

Bajó las escaleras con cuidado para no despertar a sus padres y prendió la luz de la salita. Entró por fin a la cocina, toda blanca con muebles amarillos, y en la pared de azulejo una cenefa de jarrones color naranjo. Abrió uno de las alacenas, sacó un vaso y se sirvió agua del grifo para después irse a sentar en la salita.

Miró el televisor, apagado, miró hacia la ventana, estaba más negro que en el bosque oscuro allá afuera. Estaba desganada y había dormido mal ya varias noches. La visión de Narcissa Malfoy, demacrada después de dos meses de esperar su sentencia en Azkaban, derribando a dos aurores para tratar de salvar a su hijo, que en ese momento se encontraba con la varita de Shacklebolt en la frente borrándolo todo. Poco después alguien le lanzó un Desmaius y acompañó a su marido en el suelo, víctima del mismo hechizo.

Sin saber por qué empezó a llorar.

Nunca le habían caído bien los Malfoy. Conocer a Draco Malfoy había sido desagradable, conocer a su padre era como frotar hielo en su nuca. Toda su familia, incluyendo a Bellatrix era como un palo en el culo para la comunidad mágica y aun así no lo sentía justo. La gente no lo sentía justo. Hubiesen aceptado que Lucius pasara algunos años en la cárcel, incluso que Draco lo hiciera si hubiese matado a alguien, pero no lo hizo. Draco se unió obligado por el temor de que lastimaran a su familia y sin embargo había recibido la sentencia más dura aplicada a cualquier mago después de la dementorización, que ya no estaba permitida.

Ella misma ya no sabía que pensar. Shacklebolt parecía conforme, todos sus allegados también.

¿Por qué? Le preguntó ella cuando el hombre de color bajaba del atrio.

Fue lo que acordamos.

¿Quiénes?

Shacklebolt suspiró, como cansado de tener que explicar esos asuntos a una simple niña.

Si ves bien a Lucius puedes deducir que no se encuentra bien físicamente. Su sentencia iban a ser 7 años en Azkaban, gracias a la ayuda de su esposa en la guerra no le dieron la perpetua. Él ya había burlado a la justicia hace casi 18 años diciendo que estaba bajo un Imperius y tras su captura en el departamento de misterios escapó de prisión para seguir junto a Lord Voldemort pero lo hizo muy enfermo, Azkaban lo deterioró. Si volvía ahí es probable que muriese antes de que acabar el año. Draco lo sabía y me ofreció un trato, el pagaría la pena de su padre.

¿Y dónde están sus 7 años de Azkaban? Lo ha sentenciado a ser un Muggle. Shacklebolt sonrió.

Gente inocente ha perdido más señorita Granger. La vida por ejemplo.

Hermione sollozó en medio de su sala. Algo en sus tripas no le dejaba obtener consuelo. Ese no era el mundo por el que había luchado. Esa no era la justicia que ella había anhelado. Pensó que bajo el nuevo gobierno ya no vería más cosas terribles. Pero se había equivocado y lo peor es que los chicos estaban de acuerdo, o por lo menos Ron, pero Harry le apoyaba.

Más tarde su madre bajó las escaleras en camisón.

— Minie, cariño. Fue hasta ella y le abrazó. Hermione empezó a llorar con más fuerza.

— ¿Qué pasa? Escuchó la voz de su padre desde la parte de arriba.

— Es Minie, Clark ven, prepáranos un té. Tal vez así se sienta mejor.

— ¿No crees que debamos darle algo para dormir? Lleva así dos semanas Emily. Dijo el padre, bajando con su pijama de rayas azul cielo y blancas en vertical. Mi niña. Dijo cuando llegó a su lado. ¿Quieres que te llevemos a San Mungo? Tal vez si llamamos a Harry él pueda ayudarnos a llevarte.

Hermione solo negaba con la cabeza, sentía que ésta le iba a explotar. Ella necesitaba paz, necesitaba sacarse la cara de Narcissa Malfoy de la cabeza, y los ojos inexpresivos de Draco mientras su vida de era arrebatada para después caer inconsciente frente al ministro quien ni siquiera trató de evitar su caída.

Ya eran dos semanas sin poder dormir más d horas seguidas.

Al final su padre fue hasta su consultorio y regresó con su equipo para aplicar una gran dosis de anestesia general. La usaba para los pacientes más nerviosos, en ella usó más porque la quería dormida por más tiempo.

Al día siguiente, mientras los tres desayunaban en silencio llegó una lechuza. La madre de Hermione le abrió la ventana y está voló para estar justo enfrente de la joven. Ella le ofreció una jaula para que descansara todo el día si fuera necesario, tocino y agua en pago (Era una lechuza de carrera larga) y mientras el ave comía se puso a leer el contenido.

Sus ojos se agrandaron desmesuradamente.

Estimada señorita Granger.

Se le informa que tras haber analizado su solicitud ha sido aceptada en la facultad de Medimagia de la universidad mágica de Seattle.

— Ohh por dios. Gritó emocionada. Su madre se acercó a ella y leyó la carta.

— Felicidades hija mía.

Su padre le quitó la carta de la mano y la leyó con una gran sonrisa.

— Bueno, a ver si este cambio de aires te sienta bien Minie. Una futura Medibruja, no podría estar más orgulloso.