El Libro
Me llamo Isabella Swan, aunque la mayoría de las personas que me conocen me dicen Bella, y vivo en un pequeño pueblo situado en el Estado de Washington.
Mi historia no es muy común, no es la típica en que la adolecente se enamora del chico popular de la escuela pero el nunca la ve hasta que, de repente, se enamoran. ¡Ojalá lo mío fuera así de fácil! Lo que estoy a punto de contarles, lamentablemente, es mucho más complejo.
Todo empezó aquel día…
-¡Mamá!...hoy llegaré tarde. Voy a buscar un nuevo libro y seguro me costará encontrar uno que realmente me interese.
-Ok, cielo. ¡Ten cuidado! ¿Tienes dinero?
-Si, mamá. ¡Adiós!
Me encaminé a mi camioneta y partí hacia el Instituto. No era que no me gustara la escuela ni nada por el estilo, pero no soy de esas chicas que siempre habla… digamos que mi vida social se limita a mis libros y escritura.
Llegué a mi primera clase: Biología. Me iba bien pero siempre me aburría, puesto que ya sabía todo por haberlo leído con anterioridad. No quiero sonar egocéntrica ni vanidosa, pero estoy casi segura de que, incluso, sé más que el mismísimo profesor.
Las clases transcurrieron más rápido de lo que pensaba, y cuando quise darme cuenta, llegó la hora del almuerzo.
Me dirigí a la cafetería, tomé una bandeja y la llené con lo primero que vi. Me encaminé a una mesa vacía y, mientras caminaba, una bola de alguna pasta (no estaba muy segura de que se trataba) cayó justo sobre mi hombro derecho.
-Jajaja.- escuché una risa detrás de mi - Disculpa… ¿Bella?... Es que no te vi… ¡ERES INVISIBLE!
¡Genial! -ironicé para mis adentros - Ese era Jacob, el niño rico de la escuela y capitán del equipo de fútbol, lo que resultaba obvio dado que su cerebro no alcanzaba para nada más que no fuera lanzar un balón.
Dejé la bandeja tirada en la mesa y salí lo más rápido que pude hacia el baño, evitando correr para no tropezarme.
-¿Ahora qué? ¿Tendré que pasearme por todo el instituto con la polera manchada?… ¡Lo que me faltaba! Ahora seré la chica invisible, tímida, muda y que, además, no lava su ropa. ¿Esto puede empeorar?-decía en susurros mientras trataba, en vano, limpiar la mancha con un poco de papel higiénico.
Salí del baño cuando la campana sonó y me dirigí a mi última clase. Gracias a Dios era Música y pasó sin ningún incidente.
Al fin, después de la relajante clase, me subí a mi hermosa Chevy para ir en busca de una nueva aventura. No piensen que me refiero a un viaje, o a ir a explorar el mundo… me refiero a un buen libro que deje que mi mente viaje a un lugar que en el mundo real no esté permitido.
Mientras recorría Port Angels en busca de una nueva librería, me llamó la atención una, bastante antigua y solitaria. En mi opinión esas eran las mejores, ya que siempre estaban allí olvidados, los mejores libros. Me estacioné y entré a la tienda.
-Buenos días ¿En qué puedo ayudarla?
-Pues…vine a ver si encuentro un libro interesante -dije un poco bajo.
- ¡Claro! Si necesita ayuda sólo dígame.
- Sí, gracias.
Comencé a caminar por los enormes pasillos de la librería pero nada me atraía. Estuve no sé cuento tiempo buscando algo, pero nada, nada de mi agrado.
Pasee y pasee por toda la librería, hasta que en el último y más escondido de los pasillos, vi que se hallaban varios libros viejos y con mucho polvo.
Esto se ve bien…-dije para mis adentros. Busqué entre ellos y hallé lo que tanto buscaba.
El libro era negro y la portada estaba añeja y con polvo, sin embargo se distinguía el dibujo de unas manos, una manzana, y el título…
"Crepúsculo"
