Unidos por Siempre... Solo Tu y Yo
Estación de trenes Union Station, Chicago...
El alta voz de la estación anuncia que ya es hora de abordar los vagones, yo como cada semana, hago un viaje de diecinueve horas a la ciudad de Nueva York desde hace tres meses.
Me instalo en mi asiento, el guardia me saluda ya que me conoce desde hace tiempo y cada que voy a comprar mi boleto para hacer mi "transcurrido viaje de beneficencia" como se lo hago saber a mi protector y familia, me vende el mismo numero de asiento, así como el numero de vagón.
Llego a mi lugar asignado, y en unos quince minutos el tren comienza su andar... al ver que el ferrocarril abandona la ciudad para adentrarse en un bello paisaje donde los campos verdes me saludan nuevamente, mi mente hace un retroceso de unos años atrás, cuando corrí por estos prados en una loca carrera por alcanzarlo, para solo verlo aunque sea por un instante. Una sonrisa se dibuja en mi pecoso rostro al recordar esos pequeños momentos, donde lo volvía a ver después de su "abandono" en Londres.
Deslizo la ventanilla para sentir la brisa primaveral que me regala el hermoso paisaje, siento como mis cabellos se mecen al contacto con el aire que se cuela por la abertura, también como los cálidos rayos del sol acarician mi piel imaginando que es él, el que lo hace como cada noche de viernes que nos encontramos en la misma ciudad donde años atrás nos separamos... Quien diría, Nueva York... la ciudad que por un tiempo odie por ser el escenario de nuestra ruptura, y que ahora muchos días después se convertiría en el lugar donde el y yo nos encontramos cada viernes para amarnos desde hace ya tres meses...
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Habían pasado ya mas de cuatro años de la separación de Terry y Candy aquella noche de estreno de Romeo y Julieta, el joven ingles contrajo nupcias con Susana Marlowe a los tres meses de haber anunciado su compromiso, la ceremonia se llevo acabo en el Hotel Plaza, ya que en ese entonces se convirtió en una novedad para celebrar el evento social, el acontecimiento se adelanto por iniciativa del actor ya que estaba programado para dentro de un año después del anuncio del compromiso, los motivos nunca se supieron, pero corrieron rumores tanto de su ahora esposa: Susana, como de su señora madre la también actriz Eleonor Backer de que cierta noticia que llego un día a manos del joven actor, de un diario proveniente de la ciudad de Chicago donde se anunciaba el compromiso del enlace matrimonial de la hija heredera del magnate William A. Andley, la señorita Candice White Andley con el joven Neal Leegan.
CASA DE LA ACTRIZ ELEONOR BACKER. Cuatro años y tres meses atrás...
- ¡Hijo... espera, tranquilízate... no te hace bien ponerte así! – Le hablaba de manera preocupante y asustada Eleonor a su hijo Terry, después de arrojar a la chimenea el diario donde veía anunciada la boda de Candy.
¡Es que madre... no puedo aceptarlo, no.. ella no puede ni debe casarse con ese maldito infeliz! – Gritaba el joven mientras se llevaba sus manos a su castaña cabellera.
Terry... hijo... escúchame... – Le hablaba la actriz mientras tomaba a su hijo de ambos brazos para abrazarlo ya que el joven se encontraba mal por la recién enterada noticia. - Sabías que tarde o temprano esto sucedería... ella también tiene que hacer su vida, mi amor... como tu lo vas a hacer con Susana.
El castaño se zafo del agarre de su madre, dirigiéndose hacia la repisa donde tenían una especie de cantina, se sirvió un whisky y de un solo sorbo lo bebió, se limpio con la manga de su saco el poco liquido que salía de su boca y volvió a servirse otro, haciendo lo mismo que el anterior. Su señora madre lo miraba angustiada y cuando estaba dispuesta a retirarle la botella, este se la arrebato de un solo movimiento y comenzó a beberla directamente del vértice.
¡Por favor hijo... prometiste que ya no ibas a beber, que ya habías superado tu rompimiento con Candy!
El joven al escuchar lo que Eleonor le decía, la miro con furia, le da un ultimo trago a la botella para arrojarla al fuego de la chimenea, quebrándose en mil pedazos haciendo que las llamas crecieran al contacto con el alcohol.
¡Podré soportar de que ella se casé con cualquier otro hombre!... ¡Pero con ese desgraciado, que solo la ha hecho sufrir, que se ha encargado tanto él como su familia en humillarla, en lastimarla!... ¡no!... ¡no!... – Se llevaba sus manos a su rostro, frotándoselo de manera desesperada. - ¡Me niego a aceptar que se van a casar... Si todavía recuerdo cuando la defendí de ese bastardo!
Pero... debes de comprender, si ella así lo eligió, a lo mejor... ese chico ha cambiado y ahora la quiere y la respeta.
¡Me niego a aceptarlo! – Volvía nuevamente a levantar la voz el ingles.
Un silencio se sintió en aquella habitación donde madre e hijo discutían, Terry siguió bebiendo hasta que ya después de su sexto vaso de whisky, habló: - Esta bien... si esa es su decisión, no se hable mas del asunto, pero que quede bien claro... esta será la ultima vez que delante de mí se nombre a Candy, no quiero saber nada de ella, ni de su familia, mucho menos de su matrimonio. Para mí Candice White Andley es parte de mi pasado, y yo ya no volteo hacia atrás. – El joven habló tajante y sin titubeos, con un tono de rencor hacia la enfermera.
La actriz lo miraba sorprendida de la forma en que su hijo se expresaba de la joven heredera, y vio como el castaño sacaba de sus bolsillos el pañuelo que le había obsequiado a la rubia en Escocia, aventándolo al fuego de la chimenea, Terry se dirigió hacia su recamara para después salir de ella con unas cartas en sus manos y la armónica, las cartas que estaban amarradas con un listón verde fueron arrojadas al fuego que inmediatamente se empezaron a quemar quedando prácticamente en cenizas, así como también el instrumento de música, Terry lo puso en el suelo para darle un fuerte pisotón para que se aplanara haciendo que se partiera en dos y así poder arrojarlas al fuego, que cuando alcanzo el calor suficiente comenzó a derretirse.
El joven se encontraba agachado delante del fuego mientras removía con unas pinzas las cosas que había arrojado cerciorándose de que todo se quemara, apretaba con ira el sujetador, y maldiciendo el día en que había conocido a Candy.
Su madre lo miraba con dolor, se dio cuenta de que el joven lloraba, tuvo la sensación de correr y abrazarlo, pero se detuvo al conocer el carácter fuerte de su hijo y la reacción que tendría, de pronto el ingles se puso de pie, se limpio las lagrimas con la manga de su saco, se volvió a servir mas whisky, hasta casi llenar el vaso y hablo:
¡Ah partir de este momento, Candice White Andley ha muerto para mi... que no se vuelva a nombrar en mi presencia!
¡Terry, por favor... no hables así, te hace daño! – Hablaba Eleonor sorprendida por las palabras de su hijo.
Que no se diga mas... ¿esta claro... Eleonor?
La madre del actor solo asentía con su cabeza ante la reciente "orden" de Terruce, pidiendo perdón desde dentro de su ser a la chica que le devolvió a su hijo aquel verano en Escocia.
¡Perdónalo Candy, es tanto su dolor de saber que harás tu vida con otro hombre, es tanto su amor por ti, que lo reprime de esa manera!... Dios mío, ¿porque mi hijo no puede ser feliz?
El joven se tranquilizo un poco y hablando de manera firme se dirigió a su madre sacándola de sus pensamientos: - Madre, quiero que te reúnas con la madre de Susana para los preparativos de la boda.
Pero Terry... si falta todavía tiempo para la fecha.
¡No!... he decidido que adelantaremos la boda, quiero casarme en menos de tres meses.. Así que ponte en contacto con la Señora Marlowe y preparen todo.
El castaño no espero la respuesta de Eleonor, tomo su abrigo y las llaves de su automóvil y salió de la residencia, sin hacerle caso a su compañera de teatro la también actriz Karen Klaise que iba llegando en ese instante.
¡Hola Terry! Vine a traerte el guión de la obra, ya que saliste del teatro sin decir nada.
La joven pelirroja se sorprendió de que su compañero no le hiciera caso, ni siquiera la volteara a ver, la actriz solo se quedo manoteando al aire mientras observaba al ingles que se retiraba a toda velocidad en su auto.
¡Karen, que gusto verte! – La saludaba Eleonor desde la entrada de la casa.
La chica le respondió el saludo, acercándose con la actriz, quien la invitaba a pasar.
¡Muy bien Señora Eleonor!... pero por su cara y la manera en como salió Terry, veo que llegue en mal momento.
De ninguna manera Karen, tu siempre serás bienvenida en esta casa... Aunque tienes razón. – Decía con un dejo de tristeza. – En estos momentos no me encuentro bien.
No me diga que tuvo problemas con Terruce... ¡Ese cabeza hueca de Grandchester, si desde que se comprometió con Susana se ha vuelto insoportable! – Decía la chica de modo de enfado al ver como la mujer mayor comenzaba a llorar por la reciente discusión con su hijo.
Lo hubiera visto hace rato en el teatro, estábamos en plena junta con Hataway, hasta que vio esto. – Karen sacaba de su bolso el diario donde se mostraba una fotografía de Candy y Neal abrazados mientras que el encabezado se anunciaba su compromiso y la boda que se celebraría en dos meses.
Salió sin detenerse y sin escuchar lo que Robert le decía, pensamos que había olvidado algo en el camerino, pero cuando lo fui a buscar no estaba, y bueno al ver esto, supuse que vendría para acá.
Eleonor comenzó a explicarle a Karen lo que recién había pasado, de la reacción y condición que puso el ingles al enterarse del compromiso de la ojiverde, Karen miraba sorprendida de cada detalle que decía Eleonor, pero mas se sorprendió de que Terry había adelantado su boda con la ex actriz Susana Marlowe.
Ese día fue de los mas largos tanto para el ingles como para su señora madre, el joven llegó a casa de la actriz a altas horas de la madrugada siendo ayudado por unos hombres ya que el actor se encontraba en un estado de total embriaguez.
Después de que lo dejaron en la puerta de la residencia de Eleonor, Terry fue llevado a su habitación por el chofer de la actriz, cuando fue recostado en su cama la rubia comenzó a retirarle los zapatos, lamentando el estado de su hijo y alcanzó a escuchar que el joven balbuceaba unas palabras: - Candy... pequeña pecosa, siempre te amaré, aunque estés con otro, siempre serás mía...
LAKEWOOD, HOGAR DE PONY, TRES MESES DESPUÉS...
La primavera llegaba, los prados verdes que rodeaban aquella colina que era vigilada por el enorme árbol al que los miembros del hogar le llamaba "padre", los botones de las rosas comenzaban a brotar, se mecían con la brisa matutina. El sonido de una pequeña campana que sonaba la joven y maestra del hogar de Pony, Patricia O´Brien anunciaba el inicio de las clases, además de la joven de anteojos que había decidido radicar de manera permanente en Chicago se encontraba Annie Britter, quien ya tenía un noviazgo sólido con el joven Archibald Corwell, sin todavía un compromiso formal, ya que habían decidido esperar a que el joven Corwell terminara sus estudios en la Universidad de Harvard en la Ciudad de Boston Massachussets, también se encontraba aquella chica que era mas apegada al hogar en donde paso su infancia, la joven Candice White Andley, que se hacía cargo de un pequeño dispensario que había acondicionado su padre adoptivo al lado del hogar para servir a los niños y personas que vivían cerca del lugar.
Habiendo terminado las clases, los niños se encontraban jugando alrededor del Hogar, mientras que Patty y Annie, acompañadas de la Hermana María y la Señorita Pony se encontraban en el comedor comentando acerca de una nota que había salido en el diario del reciente enlace matrimonial del actor de Broadway, Terruce G. Grandchester y Susana Marlowe.
¿Ustedes creen que sea buena idea que Candy se entere del matrimonio de Terry? – Preguntaba Annie a las demás mujeres.
La señorita Pony daba un sorbo a la humeante taza de café y con semblante de preocupación contesto: - De todas formas tendrá que enterarse, pero que no sea hoy... Últimamente he visto a Candy contenta con el dispensario que el Señor Albert puso, no quisiéramos que tan pronto se vaya esa sonrisa que nos ha costado ver en ella desde que termino su relación con el joven Terry.
La señorita Pony tiene razón. – Hablaba la hermana María. – Algún día tendrá que enterarse, pero... que no sea hoy, por eso les pido que no le digan nada.
El par de chicas estuvieron de acuerdo en lo que habían dicho las mujeres mayores, Patty continuaba leyendo la nota del matrimonio mientras que el resto comentaba de cómo iban los niños en las clases, sin darse cuenta que hizo su aparición Candy.
¡Uff! Hasta que pude terminar de acomodar las cosas en el dispensario. – Decía la rubia mientras se dejaba caer en una de las sillas del comedor.
¿Qué es lo que te tiene tan concentrada leyendo Patty? – Candy de manera rápida le quito de las manos el diario a la joven de anteojos, que al darse cuenta de lo que decía, miro a las presentes y con una media sonrisa les dijo: - Vaya... Se les ve bien... se ven contentos, sobre todo Susana... ¿verdad Hermana María?
La joven se llevó su mano a su pecho, mientras esperaba la respuesta de la religiosa, Candy se mordía su labio inferior tratando de impedir el llanto, de pronto se puso de pie para dirigirse hacia la puerta, ya que necesitaba salir de ahí.
¡Ah!... Se me olvido traer unos medicamentos para el padre de Tom, voy por ellos antes de que se me vuelva a olvidar... se los llevare personalmente.
Annie al ver la reacción que tuvo su hermana, quiso alcanzarla, pero fue detenida por la señorita Pony.
Déjala Annie, en estos momentos no podemos hacer nada... es mejor que este sola, tiene que asimilar la noticia.
La morena obedeció a la mujer mayor, mientras observaba con tristeza a la rubia que se alejaba de la casa, la joven pensó para si misma: - Candy... ¿por qué no has podido ser feliz?
Candy corrió y corrió, sin mirar hacia atrás, lloraba igual o mas que las otras veces que había llorado por el... Hasta que sus piernas no pudieron seguir lo que su subconsciente le ordenaba, de rodillas cayó y sin darse cuenta llego al cementerio donde se encontraban los restos de Anthony, el guardia del lugar al ver de quien se trataba, la dejo pasar sin necesidad de preguntarle su nombre ya que sabía que era un miembro de la familia.
La ojiverde llego hasta donde descansaban los restos de aquel chico rubio, y ahí, de pie continuo con su llanto, hasta quedar a la altura de la cruz de mármol que fungía como guardia en aquella lapida adornada por flores en su mayoría eran rosas que eran cultivadas en el jardín de la mansión Andley.
¡Tarde o temprano tenia que pasar... al fin y al cabo esa fue la decisión!... pero... ¿por qué me duele tanto, porque siento un enorme vacío aquí dentro? – La rubia llevo su mano a la altura de su pecho del lado izquierdo justo donde quedaba su corazón.
¡No se como podré soportar estar sin el... Si su imagen se quedo clavada, como un tatuaje dentro de mi alma! – La joven se abrazo a la lapida, haciendo su llanto mas fuerte de lo común, sin importarle que un par de visitantes la observaran.
¡Anthony, tu que estas allá arriba al lado del creador, pídele que se apiade de mi... que me arranque este dolor de no poder estar con el...
Nueva York... cuatro años después.
Terry y Susana llegaban a su residencia después de haber asistido a otro de los estrenos de la compañía Straford. La nueva puesta en escena era otra obra del escritor William Shakespeare, se trataba de Hamlet, posterior a la función como ya era costumbre el director y actor Robert Hataway invitaba a su elenco a una recepción en su casa, celebrando el inicio de la nueva temporada teatral.
Después de haber celebrado su matrimonio, Terry acostumbraba a llevar a su esposa a cada estreno y esta vez no fue la excepción, además también se daba la bienvenida nuevamente a las tablas de Broadway a la actriz Karen Klaise ya que se había ausentado por espacio de un año al contraer nupcias con un inversionista en bienes raíces y cuando supo que estaba embarazada se le diagnostico como de alto riesgo, así que por decisión de ella y de su esposo, opto por retirarse por un año de los escenarios, se mudo a Florida y cuando supo que ya estaba lista para volver, regreso de manera triunfante con el papel estelar de la obra.
Mientras Susana esperaba dentro del coche, su esposo sacaba de la cajuela la silla de ruedas de la rubia, una vez armada el joven ayudo a su esposa a sentarse en ella, ambos entraban a la residencia que solo era iluminada por un par de lámparas que había en la sala.
Cada vez se me hace mas grande esta casa.
El ingles escucho las palabras de la ojiazul, mientras colgaba en uno de los percheros su abrigo, observo como su esposa tenía un semblante nostálgico y comprendió su tristeza de que todas los intentos por tener un hijo habían resultado en vano.
¡Perdóname Terry por no poder darte un hijo... perdóname por no hacerte feliz!
Susana comenzó a llorar llevándose sus manos a su rostro, el joven al escuchar los lamentos de la chica se agacho para estar a su altura, la abrazo y comenzó a acariciarle su larga y rubia cabellera esperando a que se tranquilizara.
La joven se calmo un poco, al sentir que los brazos fuertes de su esposo la rodeaban de una forma apacible y como el apoyaba su cabeza en su hombro susurrándole palabras de consuelo a su oído.
Sussy... querida, no quiero que estés triste, ya habíamos hablado respecto al tema. – El joven separo su cabeza del cuello de la ojiazul para observarla directo a sus ojos.
Pero... te vi cuando cargabas al bebe de Karen, pude ver la ilusión que sentías al tenerlo en brazos... Si es mi culpa del que no pueda darte hijos. – La ex actriz nuevamente comenzó a llorar, Terry la volvía a abrazar, la joven hizo lo mismo y ahora era ella la que apoyaba su cabeza en el hombro de su esposo y entre sollozos habló: - ¿Por qué Dios no me dio la oportunidad de ser madre, porque me dio esta esterilidad?
Susana tranquilízate por favor, no te hace bien ponerte así, no me gusta verte llorar. – El ingles seguía abrazando a su esposa tratando de tranquilizarla, quedándose de esa manera por un tiempo hasta que sintió que ya se había calmado, se separo de su agarre, le tomo su rostro y le habló:
He estado pensando... que... podríamos adoptar un niño, o una niña. – La rubia al escuchar esto, manifestó una enorme alegría de saber que adoptarían a un niño y así poder ser una completa familia.
¿Estas seguro Terry, en verdad quieres que adoptemos a un niño?
¡Absolutamente... quiero que seas feliz, se que añoras con un hijo... pues bueno, mañana me reuniré con mi abogado y en cuanto antes iniciaremos los tramites de adopción!
La joven abrazo de manera efusiva a su esposo, derramando lagrimas de alegría al saber que juntos criaran y amaran a un pequeñito.
Terry corresponde a la muestra de cariño de su esposa, sin poder evitar en pensar en cierta rubia de cabellos rizados y rostro pecoso:
Querida Candy... A estas alturas ya has de ser madre... debiste haberte visto hermosa mientras esperabas, debes de ser la madre mas maravillosa del mundo... solo lamento, no ser yo el que este a tu lado compartiendo esa alegría.
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LAKEWOOD, MANSIÓN DE LOS ANDLEY...
Tres amigas platicaban amenamente acerca de que el novio de una de ellas en un par de semanas regresara después de cuatro años de estar estudiando su carrera de abogado en una de las mejores universidades del país, siendo la chica morena y ojos azules la mas entusiasmada.
¡Vamos Candy!... Tengo que comprarme algo lindo ahora que Archie regresa de la universidad, además Albert te encargo de organizar la recepción de bienvenida. – Decía en forma de suplica Annie a su mejor amiga.
Annie si ya esta todo listo para la fiesta, me he encargado de todo, además tanto tu como Patty me ayudaron mucho, ya que no hubiera podido hacerlo sin ustedes.
La chica de anteojos daba un vistazo a un catalogo donde se anunciaban las mejores y mas exclusivas tiendas de ropa del país, siendo la ciudad de Nueva York la mas productiva de la moda.
Las casas de moda de mayor renombre son Channel, Tiffanys... ¡Chicas, se me acaba de ocurrir una idea! – La chica chasqueo sus dedos de manera sorprendida. - ¿Por qué no vamos de compras este fin de semana a Nueva York?
Annie brinco de emoción al escuchar la idea de la joven maestra, mientras que otra chica rubia solo agacho su cabeza en señal de nostalgia, haciéndose notar por sus dos amigas.
Lo siento Candy... Se lo triste que te pone escuchar Nueva York. – Decía la joven morena, mientras tomaba la mano de su compañera. – No te preocupes, iremos a la ciudad de Chicago, no solamente allá habrá esas tiendas... Digo Nueva York no lo es todo, no denigremos nuestra ciudad.
La ojiverde miro a sus dos amigas y de forma decidida les dijo:
No, Annie... pude ver como te alegraba la idea de Patty, estas muy contenta por el regreso de Archie y no quiero echarte a perder esta alegría, además, tú fuiste la que mas se esmero en organizar la recepción, ahora que la tía Abuela ya no esta, Albert me ha dejado a cargo de todo. – La rubia se puso de pie alejándose un poco de sus amigas, y después de un breve silencio continuó diciendo: - Iremos este fin de semana a Nueva York, creo que la mejor manera de sacarlo de mi mente y corazón es enterrarlo de una vez por todas, y que mejor que sea allá. – La joven volteo para donde estaban Annie y Patty, de una forma sonriente, siendo la joven maestra la que se acerco a ella tomándole del hombro.
¿Y si llegaras a encontrártelo a él y a Susana?
La joven heredera exhalo aire para después soltarlo, encogiéndose de hombros: - Pues simplemente los saludaría... Como se ve en lo diarios, son muy felices... eso siempre a sido lo que quise de ellos, creo que ya es tiempo de continuar mi vida, no puedo pasármela llorando y lamentado un amor que no se logró... o quizás... que nunca tuve...
Ambas chicas abrazan a la joven rubia, mostrándoles su cariño y apoyo respecto a lo que acababa de decir, la joven las recibe de igual manera, y las tres con lagrimas en los ojos, permanecen así por un momento, hasta que la pecosa fue la primera en tomar la palabra: - Bueno chicas... ¿Cuándo partimos?
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Nueva York... Casa de Eleonor Backer
El actor Terruce Grandchester se reunió al día siguiente con el abogado de su madre, para plantearle la idea de comenzar un tramite de adopción, el abogado de nombre Roger Nelson de unos cuarenta años aproximadamente a los cuatro días de su encuentro ya le tenia razón acerca de lo que el joven ingles le había solicitado, así que Terry pidió al legista reunirse en casa de su madre, ya que no quería hacerlo delante de su esposa, si resultara el caso de que se les negara la adopción.
Buenas Tardes, querida Eleonor – Saludaba el Sr. Roger Nelson a la dama dándole un respetuoso beso en el dorso, para después dirigirse con un apretón de manos al hijo de esta.
Toma asiento querido Roger... ¿te ofrezco algo de beber?
Un brandy esta bien... – Respondió el mayor.
La rubia se dirigió a la repisa para servir personalmente la bebida que le habían solicitado, mientras que Terry permanecía de pie fumando un cigarrillo y bebiendo un vaso con whisky.
La mujer le entrego la copa a su amigo abogado, y después de dar un pequeño sorbo se aclaro la garganta y comenzó a hablar dirigiéndose con el actor:
Las noticias que te traigo Terruce no son muy alentadoras que digamos.
El castaño plasmo su mirar en el mayor exigiéndole sin rodeos las razones del porque había dicho eso:
Hable claro señor Nelson, ¿no procede una solicitud de adopción?
El hombre le dio un segundo trago a su bebida, dejándola en la pequeña mesita al lado del sofá, de manera nerviosa se acomodo su saco y nuevamente se aclaro su garganta para responder: - Estuve platicando con demás colegas, visite tres de las cinco instituciones donde se realizan los tramites de aceptación aquí en Nueva York, pero todas me respondieron lo mismo... en tu caso es algo difícil, si no casi imposible que se te pueda autorizar una adopción.
¿A que te refieres con que es "casi imposible" Roger... la verdad no entiendo? – Preguntaba la actriz
El hombre titubeaba al dar una respuesta: - Bueno... en el caso de tu hijo y por la condición de su esposa, se les esta negando el tramite.
Se refiere a que... como Susana es invalida... Esta diciendo que no es apta para criar a un niño, ¿Es eso lo que trata de decirnos?
Joven Terruce, en estos casos las leyes que protegen a los menores, son muy estrictas y desgraciadamente la condición de su señora esposa no ayuda mucho en eso.
¡Malditos! – El castaño alza sus manos de manera desesperante, pasándolas por su larga cabellera, sin poder contener el coraje y enojo que siente al escuchar las palabras del abogado. - ¡Ahora resulta que porque Susana no puede caminar, no podemos adoptar... se me hace tan incrédulo todo esto!
Terry tomo asiento en el mismo sofá donde se encuentra su señora madre, la actriz le toma su mano para encontrarse con la mirada triste de su hijo, quien con la cabeza gacha se recarga para soltarse del agarre de su madre llevándose sus manos a la altura de su frente.
¿Y si Terry usara su condición que actualmente tiene... me refiero a que es un actor reconocido? – Preguntaba la actriz.
El joven observo a su madre al escuchar lo ultimo que pregunto, para observar al legista esperando su respuesta.
Créeme que también lo hice por ese medio, pero... dijeron que eso no es excusa al contrario lo tomaron de que Terruce lo haría para levantar su fama y popularidad.
¿Cómo se les ocurre que yo haría algo así? – El castaño mostró mas su coraje poniéndose de pie para salir inmediatamente de ahí.
¡Espera Terry... no te vayas así! – Eleonor trataba de tranquilizar a su hijo. - Vamos Roger... ¿No se podrá hacer algo mas?
El abogado se puso de pie, al ver el estado en que se encontraba el joven actor y hablo: - Bueno... con los de la ultima institución que visite me dijeron que existía una posibilidad. – Terry al escuchar esto se detuvo y se regreso hacia donde estaban los mayores.
¿Cuál es esa posibilidad? – Ambos actores preguntaron.
Dije que eras el hijo de un noble ingles y que tenias amistad con gente de alta sociedad, de familias adineradas que hay en este país... Como por ejemplo... Los Andley, y dijeron que si les enviabas una carta de recomendación de parte de ellos, o el mejor de los casos de tu padre que te extienda una carta de petición... podrían contemplar tu solicitud.
Terry se puso serio al oír la respuesta del legista, observo a su madre quien lo miraba algo preocupada y respondió: - Creo que mi padre no me ayudara en esto... De hecho él nunca estuvo de acuerdo en mi matrimonio con Susana, ahora menos si le digo que su nieto no llevara su sangre. Solo me queda hablar con Albert y pedirle este favor. Aunque... hace mas de cuatro años que no se nada de él.
Nada pierdes con llamarle y reunirte con él, por lo que me contabas ese hombre es muy amable y no creo que se haya olvidado de ti. – Le decía su madre.
Lo sé... pero... desde que me entere de aquella noticia, decidí romper toda relación con esa familia, además él es el padre de... – El actor se calló antes de terminar su frase, ya que se había jurado no volver a nombrarla en voz alta.
Bueno me retiro Eleonor, tengo que hacer unas diligencias y no quiero retrasarme. – El abogado creyó que esto tenían que tratarlo solo Terry y ella así que decidió retirarse, despidiéndose de la dama de la misma forma que cuando llego al igual con el joven actor que en esos momentos se encontraba confuso y pensativo respecto a si debía o no hablar con Albert.
¡Muchas gracias Roger, te agradezco mucho tu asesoría, si mi hijo tiene una respuesta te llamaré lo mas pronto posible. – La actriz despidió a su amigo acompañándolo hasta la salida, y cuando regreso vio que el ingles seguía sumiso en sus pensamientos.
¿Y que piensas hacer Terry?
El joven respondió con otra pregunta - ¿Tu crees que debo llamarle?
No pierdes nada con intentarlo, si quieres puedes hacerlo desde aquí. – La actriz tomo el teléfono que estaba sobre la mesita al lado del sofá y se lo paso a su hijo, invitándolo a que marcara a la mansión Andley.
El joven obedeció a su madre marcando a información para que le transfirieran la llamada hacia donde lo había solicitado y de manera nerviosa hablo: - Buenas tardes... ¿Se encuentra el Señor Albert Andley?
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Lakewood mansión Andley...
Candy despedía a sus amigas después de haber tomado el almuerzo en la terraza de la mansión, quedando ya de forma decisiva que dentro de una semana partirían las tres a la ciudad de Nueva York.
Buenas Tardes, casa de la familia Andley... – Saludaba Dorothy al descolgar el teléfono mientras la joven rubia la observaba.
Lo siento pero el señor Andley no se encuentra, salió de viaje de negocios y regresa dentro de una semana.
Ahh entiendo... ¿Entonces podría pasarme con algún otro miembro de la familia?
Permítame un momento por favor... – La chica le hizo la seña a la pecosa de acercarse con ella para pasarle la llamada, la joven tomo el auricular y de manera amable habló: - ¿Diga?... habla Candice Andley... ¿En que puedo servirle?
Terry enmudeció al escuchar esa voz, por un momento pensó que cuando pidió hablar con alguien mas de la familia, sería con la Tía abuela Elroy, sin imaginarse que sería aquella "mona pecas" como él la llamaba en los tiempos del colegio, pensó que la rubia viviría en otra ciudad al haber contraído nupcias con el joven Leegan.
¿Bueno?... responda por favor... ¿quién busca a mi padre? – Candypreguntaba del otro lado de la línea sin siquiera saber que el que llamaba era Terry.
El joven no supo que hacer y simplemente colgó el auricular de manera inmediata, su madre lo miraba confundida al ver la reacción de su hijo.
Terry salió de manera apresurada sin siquiera mirar a su madre, se detuvo dentro de su coche, sintiendo un vuelco en su corazón al escuchar nuevamente el nombre de su pecosa.
Eleonor se quedo pensativa al ver el estado en que salió el castaño y preguntándose del porque el chico había cortado de esa manera la llamada.
El actor conducía sin rumbo fijo deteniéndose en un parque de la calle noventa y uno, en su mente resonaba constantemente la voz de Candy... - ¿ Porque... porque nuevamente vuelves a aparecer? Después de todo este tiempo he tratado de ser feliz con una buena mujer como Susana... solo bastó para escuchar nuevamente tu dulce voz... aquella voz que cada vez que despierto aparece en mi mente, cuando hago mi actuación cada noche en el teatro, y por si fuera poco... cuando hago el amor con mi esposa... ¿Acaso estaré unido por la eternidad a ti?... ¿Acaso nunca podré olvidarte?... Y en el peor de los casos... ¿Moriré llevándome este amor a la tumba?
El joven sacudió su cabeza de un lado a otro tratando de sacarse la voz de la rubia, contemplo por un momento a varias familias que se encontraban disfrutando de aquel hermoso jardín, su mirar se quedo fijamente en una hermosa niña de cabellos rubio rizados, en su rostro se dibujaban pequeñas pequitas, la pequeña traía un hermoso vestido en tonos pastel, el joven sonrió al ver a la niña que tenía un enorme parecido con aquella joven enfermera, permaneció varios minutos mas, hasta que creyó que era el tiempo suficiente para retirarse a su casa y darle a su esposa el resultado de la reunión con el abogado.
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Terry se encontraba en su casa, prácticamente en el comedor, le contó a su esposa acerca de la reciente reunión en casa de su madre, le dijo las razones de que habían muy pocas posibilidades de tramitar una adopción, omitiendo obviamente la oportunidad de hablar con su padre y con Albert Andley, la joven solo escuchaba en silencio, sintiendo una enorme tristeza y aflicción, de que nuevamente se le negaba la oportunidad de ser madre.
El castaño quiso tomar la mano de la rubia en señal de apoyo, pero esta se la retiro de inmediato, dejando a un Terry confundido por la obstrucción, Susana sentía frustración de que por "su culpa" tanto el joven como ella no pudieran ser padres. La ex actriz se dio media vuelta en su silla de ruedas dándole la espalda al chico y le hablo de manera tajante: - Me siento cansada... ¿Serias tan amable de subirme a mi habitación por favor?
El ingles obedeció ante la petición de la chica, que de inmediato la tomo en sus brazos, mientras que un miembro de la servidumbre tomaba la silla para llevarla hacia donde la señora quería.
Cada noche de miércoles, Susana acompañaba a Terry para verlo actuar al teatro, pero después de saber los motivos donde se les negaba la oportunidad de ser padres, la joven ya no quiso asistir, se la pasaba encerrada en su habitación, de hecho, pidió a una de sus sirvientas sacar sus cosas de su alcoba para mudarse ella a otra, el carácter de la rubia había cambiado, ya no se portaba dulce y amable con su esposo, de hecho cuando Terry intentaba un acercamiento mas intimo con ella, la joven de inmediato lo rechazaba.
Y así siguieron pasando los días, el carácter del ingles también había cambiado, se le mostraba distante, casi no hablaba con nadie, había dejado de frecuentar a su madre, y que decir de su relación con Susana, casi no se veían mas que en las noches cuando el llegaba y solo para decirse un par de palabras y nada mas.
El castaño se encerraba en su habitación, pensaba en la situación por la que estaba pasando, pero mas en la reciente "casualidad" de haber escuchado la voz de Candy.
¡Al fin hemos llegado! – Decía gustosa una hermosa chica morena al par de amigas que la acompañaban mientras bajaban del tren proveniente de la ciudad de Chicago.
Candy sintió una leve inquietud al pisar nuevamente esa estación de trenes, y recordó cuando llegó aquella fría mañana viendo con nostalgia el pasillo donde ella y Terry habían corrido la ultima vez que se encontraron.
El trío de jovencitas tomaron sus maletas y fue Candy la que tomo la iniciativa de caminar hacia fuera para tomar un carruaje que las llevara al hotel Plaza, ya que no quisieron quedarse en la mansión de los Andley porque quedaba algo retirado de la ciudad.
Ya instaladas en la suite que habían alquilado donde cada alcoba estaban conectadas ya que no quisieron tomar habitaciones por separado, solo estaría por una semana, tiempo suficiente para hacer compras y pasear por la ciudad. Para Patty y Annie les encantaba esa localidad y les gusto la idea de permanecer mas tiempo en Nueva York... todo lo contrario para la chica de ojos color esmeralda que solo deseaba que el tiempo "volara"
Al tercer día de estadía de las jóvenes provenientes de Chicago visitaban una de las tiendas departamentales mas importantes del país y de mejor categoría llamada: Bloomingdale's, Annie era la mas entusiasmada en visitar esa tienda ya que era la que mas paquetes traía consigo, Patty y Candy la miraba de manera divertida del entusiasmo que ponía la chica al ver algún vestido o prenda. Vamos Annie ya has comprado casi toda la tienda... ya me imagino la cara de tu padre cuando le llegue la cuenta a su oficina. – Le decía Patty a la joven morena que no la escuchaba ya que estaba en el probador de damas poniéndose un bello vestido de fiesta en color azul. Candy solo reía de las caras que ponía Annie y Patty y pensaba que de aquellas tímidas chicas que eran en la época del San Pablo no quedaba nada... Annie se olvido de su timidez, ahora se le nota mas segura de si misma, en cuanto a su amiga inglesa, a pesar de haber perdido a su novio en aquella guerra, supo salir adelante, estudio para convertirse en una buena maestra... y ya no era tan indecisa, ahora era ella la que tomaba la iniciativa y las aconsejaba a ambas. Muchachas... creo que ustedes van a estar aquí por mucho tiempo, así que daré un paseo... iré a Central Park no esta muy lejos de aquí, las alcanzo luego y si no, las veo en el hotel mas tarde. – La joven les hablo a sus amigas, ya que se estaba aburriendo de las compras. Annie y Patty la miraron confundidas, la morena mientras recogía el paquete del vestido que se estaba probando le pregunto: - ¿Estas segura que quieres ir sola, no quieres que te acompañemos? Vamos Candy... además tu casi no te has comprado nada, no creas que viniste solo a ver... también tienes que surtirte de todo lo que hay aquí, mínimo debes de llevarte unos diez o quince vestidos. – Le hablaba la chica de anteojos. No se preocupen amigas... es mas... escójanme algo bonito se los dejo a su criterio, ustedes tienen mejor gusto que yo. Bueno las veo mas tarde... Hasta luego muchachas – La ojiverde se despedía de sus amigas saliendo de manera apresurada del almacén, dejando a una Patty y Annie confundidas por la manera tan apresurada en la que se retiraba. Candy ya era una jovencita de veinte años, su cuerpo ya no era el de aquella dulce niña que correteaba por los campos verdes de Lakewood, era mas alta, de una figura envidiable, su cabello ya no era recogido en dos coletas, usaba un poco de maquillaje, lo único que no se había ido eran las pecas que destacaban de su rostro... particularmente en su pequeña nariz, la joven se había convertido en toda una dama de sociedad ya que la Tía Abuela Elroy le enseño todo lo que se debe de aprender de una Andley, sabía como comportarse, el trato con la gente, a la muerte de la matriarca de la familia, la joven quedo a cargo de todo lo relacionado con las residencias, tanto de la que estaba en Lakewood como la que estaba en Chicago, podría decirse que la ojiverde era toda una socialité, al ser la única hija heredera de la inmensa fortuna de los Andley. Pero lejos de todo ese glamour que rodeaba a la pecosa, seguía siendo la misma chica noble de siempre, sin olvidarse del lugar donde provenía. La joven caminaba por una de las calles de la ciudad dirigiéndose a Central Park, veía la manera en que la gente se movía de manera apresurada, estaba asombrada por lo desarrollada que estaba la ciudad, antes de cruzar la calle que la conectaba directamente con el parque, un exquisito olor a pan recién horneado se ventilaba en el ambiente, para la rubia los pastelillos eran su debilidad, en esta ocasión no fue la excepción, se adentro en la panadería donde provenía ese delicioso olor para comprar un par de pastelillos de arandano con cubierta de merengue de limón. Terry salía de una tienda donde acababa de comprar una cajetilla de cigarros, el joven se dirigía al lugar donde había estacionado su coche, cuando encendía un cigarrillo su mirada se postraba en una linda rubia que lucía un hermoso vestido en color rosa pastel, botines blancos, su cabello rubio y rizado amarrado en una coleta adornado con un listón del mismo tono que del vestido, venía saliendo de una panadería al otro de la calle. El joven se quedo observando fijamente a aquella linda rubia, que no se dio cuenta de cuando el fósforo había alcanzado sus dedos provocándole un leve dolor al haber alcanzado la piel, se sacudió la mano arrojándolo al piso y siguió observándola, mientras se hacia la pregunta si era o no su "tarzan pecosa"La rubia sintió un estremecimiento en su corazón, con su pequeño paquete entre sus manos se disponía a cruzar la calle que la llevaría al enorme parque, mientras que del otro lado la joven no se dio cuenta que venía corriendo un par de jóvenes de manera contraria, siendo uno quien empujo fuertemente a Candy y cuando estaba a punto de caer al suelo, para su suerte, la rubia fue alcanzada por unos brazos que la sostenían fuertemente, mientras que su paquete no corrió con la misma suerte, y lo peor que fue pisoteado por el otro chico que venía persiguiendo al primero.
La ojiverde se incorporo de manera inmediata, se arreglo la falda de su vestido y cuando estaba a punto de tomar del suelo sus bollos de arandano el hombre se los dio en la mano, Candy miro con tristeza de que estaban todos aplastados y le dijo al joven que la había salvado sin todavía mirarle el rostro ya que se encontraba cubierto con una bufanda que le tapaba de la nariz hasta el cuello, y encima llevaba una gorra que le tapaba lo que restaba de la cara.
¡Vaya se han arruinado... tendré que regresarme y comprar otros! De todas formas... le agradezco mucho que me haya ayudado señor. – La pecosa le extendió la mano para saludarlo en señal de agradecimiento, el joven amablemente la tomo, sintiendo ambos un estremecimiento cuando entrelazaron saludos.
Debes de tener mas cuidado... pequeña pecosa.
Candy sintió como su corazón latía a toda prisa al haber escuchado esa voz tan conocida para ella, no sabía como reaccionar, si echarse a correr para alejarse de él, si arrojarse a sus brazos para decirle lo mal que la ha pasado desde que se separaron, o simplemente saludarlo como una vieja amiga y agradecerle por lo que hizo.
¿Te... Terry, eres tu? – Tartamudeaba la joven buscándole el rostro.
El ingles soltó la mano de la chica para quitarse las cosas que le cubrían su cara, le sonrió con su peculiar sonrisa cortante, ya que de inmediato se le vino a la mente la imagen de hace cuatro años, donde salía ella y Neal anunciando su compromiso.
Como te lo dije antes Candy... debes de tener mas cuidado... Sigues siendo tan distraída como siempre... Si no fuera por mi, en este momento estuvieras en el suelo.
La pecosa se dio cuenta de la manera tan fría en que le hablaba, dirigiéndose ella también de la misma forma: - Ya te lo agradecí, pero si quieres volver a escucharlo, esta bien... Muchas gracias por tu ayuda, fue un placer verte de nuevo... con tu permiso regresaré a comprar mas. – La joven paso de largo retirándose del lugar yéndose a la panadería.
Terry se maldijo por haberle hablado de esa forma, pero de solo imaginar que ella ya pertenecía a otro hombre sintió una enorme rabia... pero ¿quién era él para juzgarla de esa forma? ¿Qué acaso él no habría hecho lo mismo, al elegir a Susana y dejarla ir aquella noche?
- ¡Espera Candy! Te llevare a un lugar donde puedes comprarlos.
La ojiverde se detuvo al escuchar el llamado del castaño, girando sobre sus zapatos quedando nuevamente de frente al actor: - No es necesario, en esta panadería los compre y ahí lo haré de nuevo.
¡No Candy... espera! – El joven se acerco mas hacia donde se encontraba la chica e instintivamente le tomo su mano, sintiendo nuevamente ambos ese estremecimiento. - ¡Conozco un lugar donde los postres son mas ricos, ven acompáñame... como viejos amigos.
La rubia se quedo pensando por unos segundos, para el joven era una eternidad esperar la respuesta de la rubia, luego de meditarlo por un breve momento, Candy accedió a lo que Terry le pedía y con una sonrisa en sus labios le dijo: - Esta bien te acompaño, será como viejos amigos...
El ingles tomo del brazo de la ojiverde para guiarla hacia donde se encontraba estacionado su coche, cortésmente le abrió la puerta del copiloto ayudándola a subir, para después el subirse por el otro lado, comenzaron su marcha, ambos iban en silencio... Ella sintiendo un montón de emociones en su cuerpo de tenerlo tan cerca después de cuatro años... Para el castaño sus sentimientos estaban encontrados, por un momento sentía un enorme gusto de saber que su pecosa venía sentada a lado suyo, por el otro una enorme rabia de saber que era una mujer casada, y peor aun con el ser que mas aborrecía en su vida Neal Leegan, su cerebro le jugaba varias situaciones, dibujándole en su mente imágenes de Candy y él juntos amándose hasta el amanecer, enredados en su cama haciéndola una y mil veces suya, diciéndose de varias maneras lo mucho que se aman, pero inmediatamente regresaba a la realidad y era de lo mas tormentoso, que no era él mismo el que le diera y dijera todas esas cosas a Candy, sino era el maldito de Neal el que compartía todo con ella.
Terry apretaba el volante fuertemente con sus manos, tratando de contener la ira que sentía en esos momentos, quería evitar a toda costa reclamarle el porque de su matrimonio con ese idiota, no quería romper ese "mágico momento" de que después de todo este tiempo haberla encontrado aquí en Nueva York.
Al fin llegaron a su destino, a Candy se le hizo conocido ese lugar, y no era para menos, se trataba de la misma cafetería que tiempo atrás Terry la había llevado cuando ella fue verlo a actuar en Romeo y Julieta.
Ambos entraron al lugar, de inmediato Terry se acerco a la barra de servicio para ordenar los postres, pero para su mala o buena suerte todavía no estaban listos... tardarían alrededor de unos veinte minutos.
El joven regreso hacia donde lo esperaba la rubia, que al verlo llegar sin nada le preguntó: - ¿Qué paso... no hay de los que te dije?
Si lo hay... pero... tardaran en salir unos veinte minutos. Si gustas... podemos pedir otros o esperar en aquella mesa, mientras tomamos una taza de té, ¿te parece?
La rubia miro aquella mesa agradándole la idea de esperar por los bollos mientras esperaba con él, podía aprovechar y preguntarle que ha sido de su vida en todo este tiempo.
Esta bien... esperaremos en aquella mesa y te acepto la invitación de tomar el té.
La ojiverde tomo la iniciativa de dirigirse hacia la mesa desocupada, Terry la siguió, cuando ambos ya estaban sentados, el ingles le hablo a uno de los meseros, ordeno dos tazas de té, y en menos de un par de minutos ambos se encontraban delante de la bebida en silencio, Candy jugaba con la cuchara meneando el liquido mientras que el joven observaba a través de la ventana.
¿Y que es lo que te trae acá en Nueva York? – Pregunto el actor.
Vine de compras con Annie y Patty, lo que pasa es que en un par de semanas Archie regresa de estudiar de Boston y haremos una recepción en su honor.
¡Vaya!... Y dime Candy... ¿tu esposo te deja estar alejada de tu casa, por tanto tiempo? – Pregunto de manera tajante y con un tono irónico, que aunque eso lo demostraba por fuera, por dentro... sentía que su alma se desquebrajaba al hacer esa pregunta.
La rubia al escuchar esto ultimo derramo algo del té que traía en su boca, y comenzó a toser y después de calmar aquel espasmo de tos, comenzó a reír mientras el ingles la miraba confundido, hasta que no aguanto mas la burla por parte de la chica.
¡No le veo lo gracioso a lo que te acabo de preguntar! Supongo que Neal... te da mucha libertad, porque conociéndote a ti y como son los de tu familia, pondrían el grito en el cielo si haces cualquier tontería.
La joven termino de reírse, se limpio su boca con su pañuelo, cambiando el semblante de risa por uno de completa seriedad, fijo su par de esmeraldas en lo zafiros del actor y le dijo de manera seria y decisiva: - En primer lugar me tiene sin cuidado lo que piensen los Leegan o demás miembros de los Andley, en segundo que no se que tiene que ver Neal en todo eso que me dices... si a los de esa familia tengo mas de tres años que no los veo... y en cuanto a lo primero que me preguntaste, si mi esposo me da tanta libertad... pues no te puedo responder eso, porque no estoy casada.
El ingles se sorprendió tanto al escuchar esto ultimo que tuvo que contener su alegría de saber que su dulce pecosa no estaba desposada con nadie... aunque desgraciadamente él no corría con la misma suerte ya que por un loco impulso contrajo nupcias con Susana.
¡Pero vi la noticia en el diario, de hecho ambos salían abrazados en la fotografía y que se celebraría en poco tiempo la ceremonia!
La rubia le mostró una tierna sonrisa de medio lado que hizo estremecer al castaño y le contesto con una pregunta: - ¿Acaso no leíste la nota aclaratoria que salió a los dos días de esa "supuesta" noticia?
- Por lo que me dice tu cara... creo que no. – Terry bajo su cara en señal de no haberse enterado de lo ultimo que dijo Candy, la joven continuó explicando – Una vez de que me enterada quien era la persona que me había adoptado, le pedí a Albert que me ayudara en no casarme con Neil y bueno él reclamó el hecho de que yo era menor de edad y que no daba su consentimiento, se llego a la conclusión de que todo fue un malentendido, y fue aclarado en lo diarios donde había sido publicada la nota... en cuanto a la fotografía donde salimos abrazados, es porque cuando Neal vio a los fotógrafos me abrazo en contra de mi voluntad.
Después de un breve silencio toco el turno ahora de la rubia de preguntarle a Terry acerca de su matrimonio - ¿Y como has estado? – A Candy le costaba mucho decir estas palabras: - ¿Cómo esta Susana?
Terry solo se limito a responderle con su típico semblante frío e irónico: - Bien... hemos estado bien.
La ojiverde comprendió de que el actor no quería hablar acerca de su vida al lado de Susana, pero ella sabía que eran felices ya que se enteraba por los diarios. Un nuevo silencio acompañado de una atmósfera de incomodidad se sintió en aquella mesa donde viejos amigos se había vuelto a encontrar, Candy se termino el contenido de su té, y vio que era todo lo contrario con el ingles ya que vio la taza intacta y el liquido ya estaba frío.
Una de las empleadas del lugar se acerco a la mesa de los jóvenes con un pequeño paquete que contenía los postres que había pedido el actor en cuanto estuvieran listos, de inmediato Candy los pago negándose ante la iniciativa de Terry de cubrir el importe.
La rubia tomo su paquete, su bolsa y se puso de pie, Terry continuaba en silencio sentado, estaba tan concentrado en su "sorpresa" de que no vio cuando la rubia se levanto de la silla para salir de ahí.
Me agrado mucho volverte a encontrar Terry, pero debo volver ya que por como se ve, creo que esta a punto de llover y las chicas podrían preocuparse, si no vuelvo a verte... cuídate mucho y... cuídala a ella. – Candy se sentía morir al tener que despedirse nuevamente de Terry, pero estaba consiente de que así debería de ser aunque por dentro su corazón nuevamente se volvía a partir en dos, la joven puso su mano sobre el hombro del castaño y termino su despedida: - Salúdamela mucho y sigue siendo muy feliz.
Candy se retiro del lugar sin esperar la reacción de Terry, sin mirar nuevamente atrás. Lo único que quería era alejarse lo mas pronto de ahí.
Puedo
ver en tu mirada tantas huellas de dolor no encuentro caricia para hacerte
sentir
que alguien antes de mi
te dejo
aun es mucha la distancia nos separa tu temor
abre un
poco de ti por favor
que aquí en mis brazos puedes vivir.
Terry no sabía como reaccionar ante esto ultimo, pero una cosa si estaba consiente y era de que no era feliz... de inmediato se puso de pie, dejo un par de billetes en señal de pago por las dos tazas de té, y salió del establecimiento mirando hacia ambos lados, buscándola a ella... a su pecosa.
Si
pudieras saber, lo que yo se de ti
sabrías que tu estas mejor
aquí
Si
pudieras sentir, lo que siento por ti
sufrirías por que yo no soy
feliz.
Hasta que pudo divisarla entre la gente, vio que estaba a punto de cruzar la calle para tomar un carruaje, el joven corrió para poder alcanzarla, que cuando lo hizo de inmediato la abrazo por detrás, de la misma forma que aquella fría noche de invierno en el hospital St. Joseph.
Talvez
deba darte tiempo, esperar ese momento no encuentro caricia para hacerte sentir
en que al fin nos coincida
el amor
que aquí
en mis brazos puedes vivir.
Candy se sorprendió al sentir los brazos de Terry rodeados por su cintura, la chica sintió aquella misma sensación que soltó el paquete que traía en sus manos, trato de tomar las manos del castaño que estaba sujetas a su cuerpo, y escucho que él nuevamente se encontraba llorando... Ella no pudo evitarlo y comenzó también a llorar, pero esta vez pudo sujetar las manos del joven.
Si
pudieras saber, lo que yo se de ti
sabrías que tu estas mejor
aquí
si pudieras sentir, lo que siento por ti
sufrirías por
que yo no soy feliz.
Comenzó a llover, empapándolos a ambos de forma rápida, pero a ellos no les importo querían permanecer así por mas tiempo hasta que el ingles tomo la iniciativa e hizo girar a la rubia quedando de frente a él, Terry la contemplaba, sonreía al verla de nuevo, veía su rostro, sus ojos esmeralda, su nariz que continuaba salpicada de pecas, se dio cuenta que no había cambiado en nada desde la ultima vez que la vio, dejo su mirar fijo en lo labios rozados de la joven y poco a poco fue acercándose mas a ellos, la tomo de la barbilla hasta pegar los suyos con los de ella, Candy se encontraba confundida, sorprendida tal vez por lo que el ingles estaba haciendo con ella, sin embargo no desistió a aquella caricia que le estaba dando Terry, simplemente se dejo llevar, abrió un poco su boca para darle entrada al actor de hacer el beso mas profundo, el castaño se dio cuenta de eso y aprovecho la oportunidad que le estaba dando la chica, la abrazo quedando pegado su cuerpo al de ella, Candy abrigaba una y mil de sentimientos al sentir los bordes de Terry sobre los suyos, que llevo sus manos a la larga cabellera del joven, enredando sus manos y jugando con ellos.
Aunque
intentes ocultarlo, no lo sabes fingir
tus besos no me pueden
mentir.
La imagen de una chica rubia de cabellos lisos, ojos azules que derramaban lagrimas de dolor por lo que veía, vino a la mente de Candy, que de inmediato se separó del agarre del ingles, dejándolo confundido ante su reacción.
¡No... esto no puede ser, tu estas casado... Susana es muy buena, Susana te salvo la vida... Susana es tu esposa, Susana es la madre de tus hijos!
Terry no dejo que Candy continuara y nuevamente la tomo en sus brazos para besarla de nuevo... La joven intento zafarse del agarre del castaño, pero le fue imposible al sentir nuevamente los labios de Terry postrados sobre los suyos, al terminar de besarse, el ingles junto sus manos en las mejillas de la joven y con lagrimas que resbalaban sobre su cara revolviéndose con las gotas de lluvia le hablo: - Como me pides que sea feliz, si desde tu partida mi alma se perdió... como me pides que suprima este amor que siento por ti... siente... Terry tomo la mano de la rubia y se la llevo a su pecho. – Siente como mi corazón ha vuelto a latir con solo verte... Te amo Candy... te amo mi pequeña tarzan pecoso.
Si
pudieras saber, lo que yo se de ti
sabrías que tu estas mejor
aquí
si pudieras sentir, lo que siento por ti
sufrirías por
que yo no soy feliz.
La ojiverde se separó y con tratando de contener las lagrimas, le hablo: - Lo siento... pero esto no puede ser... yo... ya no te amo, lamento que esto este pasando, pero... yo si pude olvidarte... Adiós Terry...
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Sigo observando este maravilloso paisaje, donde el color amarillo de los bellos campamentos de trigo se combinan perfectamente con el bello atardecer que muestra al sol, ocultándose detrás de aquella colina del estado de Indiana, doy el ultimo bocado del delicioso pastel que nos sirvieron durante la merienda, mi corazón siente que cada que avanzamos la distancia se acorta para llegar a mi destino, llegaré mañana por la mañana, solo faltan menos de diez horas para volver a pisar aquella estación, dirigirme hacia su departamento donde sé que él me espera... No sé... siento que desde lo mas profundo de mi ser que lo que estamos haciendo no esta bien, que estamos cometiendo pecado al ser un par de adúlteros, pero... ¿Acaso dos personas que han nacido para amarse, no pueden ser felices? ¿Qué es tanto el amor que se profesan cada vez que se ven, no puedan estar juntos?... La verdad a estas alturas no me importa si esta bien o mal... esta es la vida que escogí, al fin nos encontramos y mientras él me ame como yo lo amo, lo que digan lo demás... me tiene sin cuidado...
Mi contemplación cambia de rumbo hacia una pareja de novios de no mas de dieciocho años cada uno, se puede sentir el amor que ambos se tienen, por lo que puedo escuchar el chico hace bromas de la joven, ella le muestra una y mil rabietas, mientras el la abraza y le susurra palabras de amor a su oído que hace que la chica cambie esa cara de enfado por una de alegría...
Por un momento siento envidia de esos jóvenes al ver como pueden expresar su amor libremente, sin tener que esconderse... Ambos se dan cuenta que los estuve observando, de inmediato dirijo mi mirada nuevamente hacia la ventana, contemplando como poco a poco el día termina para dar comienzo a la noche.
Cansada de estar en aquel asiento, me levanto para retirarme al camarote privado que alquile para pasar la noche, en mi andar nuevamente vuelvo a observar a aquella pareja, tratando de que ellos no se diera cuenta, al abrir la puerta de mi compartimiento privado me dejo caer el la pequeña cama sintiendo como mi cuerpo descansa de haber permanecido tanto tiempo en la misma posición, siento como mis párpados pesan y poco a poco mi ganas de dormir llegan, no sin antes tomar dentro de mi pequeña valija aquella camisa en color negro que me traje sin permiso la ultima vez que estuve en su departamento, me embriago de su esencia a lavanda y madera de roble, pero mas que nada, de su aroma a hombre... me abrazo a ella, cayendo en la fantasía de que es él el que me rodea con sus brazos.
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CONTINUARA...
NOTAS FINALES....
La canción que acompaña este capitulo es del grupo HA-ASH se llama LO QUE YO SE DE TI... del álbum HABITACIÓN DOBLE les dejo el link por si les interesa escucharla: .com/watch?v=ouEz3bZoFPI
Si llegaron a esta parte es porque se que ya lo leyeron, les agradezco mucho su interés y su tiempo por leer esta locura de mi revoltosa cabeza... este mini fic es realizado por el aniversario de Terry, claro que es un song fic ya que faltan unas 2 canciones mas, bueno depende de cómo se vaya adaptando la idea, pienso hacerlo mini fic ya que desgraciadamente no cuento con el tiempo necesario para hacerlo largo...
Bueno ahora viene la presentación de este fic que no será por mi...
Candy: Bueno en esta ocasión me toca a mi presentar este mini fic, espero que sea de su agrado y acompañen a mi amiga Ana Lilian en leerlo ya que ella no pudo presentarlo porque los achaques de su estado la han estado molestando peor que con su primer bebe.
Terry: Pecosa el hecho de que Lily te diera oportunidad de presentarlo no te da el derecho de hablar de su vida privada, es lo que te digo Candy, así llegues a ser una distinguida dama de sociedad nunca se te quitara lo entrometida.
Candy: ¡Y tu... aun llegues a ser un primer actor o el Duque de Grandchester no se te quitara lo mocoso engreído, y ya deja de decirme pecosa... para que lo sepas me agradan mis pecas... y mi nombre es Candice White Andley!
Terry: Bueno esta bien... nada mas que te equivocaste en una cosa, pequeña...
Candy: ¿En que me equivoque?
Terry: En tu nombre mi amor... es Candice Grandchester... pero de todas formas te amo!!
Candy: Yo también te amo... Terry.
Dedicado a mi amiga Yuki porque me dio la idea de hacer estas notas finales en voces de Candy y Terry...
Gracias por todo nena... te quiero.
Y a todas y todos ustedes en general... MUCHAS GRACIAS.. nos leemos en el siguiente capitulo.
Su amiga Ana Lilian Panti Valenzuela (pantimedias tarot).
