Lady Sakura Lee
El resplandor blanquecino era demasiado intenso y cegaba sus ojos adoloridos. Además, un sonido ininterrumpido y escalofriante zumbaba y retumbaba en sus oídos, en su mente. Volvió a cerrar los párpados que pesaban enormemente, estaba cansada, muy cansada, las voces de algunas personas que se movían con rapidez a su lado ya no le importó. Lo mejor era dormir... y olvidar...
Tal vez esta noche, volaremos muy lejos
nos perderemos antes del amanecer...
La joven abrió los ojos asustada incorporándose en la pequeña cama de su habitación. Sentía que el corazón se oprimía y latía con prisa, pero aquello no era nada comparado con el dolor en la sien que la hizo llevarse la mano intentado apaciguarlo. Cerró los ojos con fuerza apretando los dientes, aquel maldito dolor de nuevo estaba allí. Ni los analgésicos ni nada servían a la hora de querer desaparecerlo, la sensación era horrorosa, era como si miles de pequeñas agujas se estuvieran clavando sin piedad en su cráneo. Sabía lo que vendría. El dolor no la dejaría dormir por un par de horas, tendría algo de náuseas, estaría de mal humor, sudaría un poco, ni siquiera podría soportar ver la luz. Suspiró derrotada y acostándose nuevamente en la cama se recogió como un bebé, abrió un poco los ojos mirando impasible el cielo oscuro de la noche que se develaba a través de las cortinas mal cerradas. Al menos aquella jaqueca no era tan frecuente, sólo debía esperar... y tratar de no pensar en nada, para no acentuar el dolor. Y se quedó así, mirando apenas las estrellas que titilaban allá en lo alto, sin pensar en nada, porque sabía, que de esa forma estaría mejor.
Capítulo 1: Antes del despertar.
Tal vez esta noche, volaremos muy lejosnos perderemos antes del amanecer...
Kagome Higurashi miró hacia lo alto de aquel despejado cielo azul dando gracias en silencio por un nuevo amanecer. No era que fuera demasiado consciente de su existencia, sino que las circunstancias la habían llevado a replantearse muchas cosas. Una segunda oportunidad era una bendición, de eso no había dudas.
-¿Kagome?
La voz suave y maternal que sonaba tras su espalda la hizo voltear con tranquilidad y sonreír ligeramente a la mujer mayor que estaba plantada en el umbral de la puerta semi abierta de su habitación.
-No te preocupes... es demasiado temprano aún... llegaré a tiempo.
La señora Higurashi asintió y la joven volvió a voltearse. A ella se le se estremeció el corazón. Sucesos demasiados intensos e irremediables habían acontecido hacía ya tres años. Aún creía que el haber vuelto a Tokio no había sido buena idea, pero estar demasiado tiempo lejos de su amado templo también había puesto en peligro la salud del abuelo de la familia. Pero... ¿qué podía temer, Kagome parecía permanecer aun en aquel estado de extraño aletargamiento. Demasiado, para su opinión. A veces creía que ya no era más de este mundo. Sí, resultaba loco pensarlo, pero eso sentía.
-Voy a beber algo de miel con limón... el profesor dice que es bueno para la garganta.
-Ve cariño, esta listo sobre la mesa- Respondió esbozando una sonrisa y recibiendo al paso un cálido beso en la mejilla de parte de la joven. La vio caminar pausadamente por el pasillo. Parecía que flotaba, aquella camisola blanca en nada ayudaba. Movió negativamente la cabeza intentando sacarse aquellos extraños pensamientos.
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-No Kagome... el tono es más alto... escucha bien... - Dijo el joven hombre mientras tocaba la alta nota de su piano y dejándola en el aire vibrar, mirando con intensidad a la joven que se encontraba con el rostro serio y los ojos dirigidos hacia los ventanales de aquella sala de música.- Kagome... ¿me escuchas?- Regañó enojado y algo dolido creyendo que no ponía atención. Ella entonces bajó el rostro y luego de una breve aspiración la entonó. Las cosas de la habitación vibraron extrañamente y no dejaron de hacerlo hasta que cerró la boca. El hombre la miró en silencio y la vio sonreír.
-¿Así profesor?- Preguntó pasándose descuidadamente la mano por los dóciles cabellos negros.
El joven tragó saliva sintiendo otra vez esa extraña sensación en el estómago. Desde que la había visto en la recepción de aquel conservatorio de música, algo en él cambió, un sentimiento se iba albergando poco a poco en su corazón.
-¿Profesor?
Él bajó la vista mirando las teclas blancas y negras de su piano y sintió que sus mejillas se ruborizaban.
-Esta muy bien, excelente, como siempre Kagome.- Respondió apenas, intentando esquivar su vista y tratándose de convencer que sólo debía mirarla como la alumna aventajada que era, nada más.
-Siempre encuentra todo bien, los profesores del conservatorio allá en Kurama no eran tan aduladores como usted.- Reprochó ella mirándolo divertida. Él sonrió otra vez sintiendo ahora que su corazón latía aprisa.
-Es verdad... tienes un gran don... - Musitó esta vez levantando el rostro y enfrentándose a los ojos soñadores de la muchacha.-... un hermoso don... el canto es la fuente de inspiración de muchas personas... también esta comprobado que sirve para aliviar el estrés... y a las personas con depresión... en fin...
-Cura el alma... - Murmuró ella de pronto, con los ojos fijos en el débil cielo azul de otoño. Houjo interrumpió el discurso y la observó nuevamente. Había algo extraño, él lo sabía, desde la primera vez que la vio hacía apenas dos semanas sabía que algo en Kagome era diferente... pero... ¿qué?
Ella estaba de pie frente aquel teatro que muchas veces escuchó hablar en su antiguo conservatorio. El teatro Art Sphere. Ubicado en el barrio de Shinagawa era relativamente una construcción nueva, del año 1992. Lo que la hacía especial de los demás teatros y anfiteatros de Tokio, era la proximidad del escenario con las butacas, unos escasos 20 metros lo que hacía que la atmósfera fuera más especial, el contacto del artista con su público era más cercano. La forma de herradura del teatro además daba más intimidad al ambiente.
-Es demasiado osado pensar que una aprendiz como tu sueñe con estar en un escenario como éste.
Kagome volteó sorprendida mirando incómoda luego el rostro de aquella mujer. Vestida con ropa de marca de diseñador extranjero, peinado de peluquería y maquillaje costoso, sus fríos ojos la observaban adornando el rostro con una pequeña burla. Kagome volvió a voltear para observar el teatro.
-No tiene nada de malo soñar... – Murmuró sin hacerle mucho caso.
Kagura levantó una ceja exasperada. Desde que la chica había llegado al conservatorio y ella había escuchado en la sala continua el tono de su voz, se estremeció.
-Sí, pero ten cuidado... no sea que después no puedas despertar...
Kagome abrió los ojos asustadamente sintiendo que el pecho se oprimía. Volteó con rapidez pero aquella mujer, la primera soprano de la academia en que ella estaba ahora, se encontraba ya en la otra acera.
Tal vez esta noche, volaremos muy lejos
nos perderemos antes del amanecer...
Oh! Aquella canción otra vez volvía a retumbar en su mente. Kagome se estremeció sintiendo que la piel se erizaba casi de miedo y angustia. Tapó sus oídos con fuerza con la palma de sus manos, la detestaba, detestaba escuchar aquel trozo de canción y detestaba como su cuerpo y su mente reaccionaban.
-¿Kagome?... ¿Kagome?...
Kagome volvió a levantar la vista, irritada. Ya creía que aquella terrible jaqueca vendría, pero mirar aquellas facciones hizo que todo se detuviera por un momento. La chica que estaba frente suyo y que presionaba ligeramente su brazo la miraba extrañada, confundida, impresionada. Kagome bajó los brazos y la observó con detenimiento. Le resultaba familiar aquel rostro algo pálido con pequeñas pecas en la nariz, los ojos castaños casi como los suyos que la observaban apunto de derramar lágrimas.
-Sa... ¿Sango?- Murmuró de pronto sin saber lo que estaba diciendo. La joven sonrió, escapándose de sus labios un suspiro, se abalanzó hacia ella y la abrazó con inusitada fuerza.
-Oh! Kagome... Kagome... amiga... me alegra tanto verte... tanto... - Sollozaba con un poco de descontrol. La chica permaneció quieta pero su turbación era ya evidente cuando a su mente poco a poco llegaron borrosas imágenes. De la infancia sobre todo. ¿Qué estaba pasando? Aquella joven había sido su amiga por años y sólo ahora lo recordaba!.-... me alegra que estes bien... ha sido tanto tiempo... - Al fin se irguió y secó sus lagrimas con sus dedos sin dejar de observar a su amiga. Sonrió al ver lo desconcertada que estaba Kagome.- No te preocupes... también ha sido una sorpresa para mí... - Se calmó un poco y la observó con detenimiento-... estas muy bonita... ¿dónde has estado?... todos estábamos muy preocupados... desapareciste sin dejar rastro...
-¿Estaban preocupados?- Repitió Kagome mirándola aún desconcertada. No sabía muy bien de quienes les estaba hablando... era extraño... ahora sólo la recordaba a ella. ¿Qué estaba sucediendo?
-Claro! Después de aquel... accidente... - Murmuró la ultima palabra y una sombra se cruzó en sus ojos. Kagome se estremeció por completo. – Pero mejor no recordemos aquellas cosas... oh... apareciste justo en el día que te necesitaba... ¿sabes? hay tantas cosas que te quisiera contar...
-Claro... yo... también... - Murmuró. ¿Porqué hacía un par de minutos no pensaba en ella y sólo ahora recordaba quien era?
-Ya tendremos tiempo... ¿en donde estas viviendo?... ¿En el templo?
-Eh... sí...
-Genial... pero supongo que te quedarás en la ciudad ¿verdad? Tienes que contarme en donde estabas... y porqué no me escribiste... ingrata... y yo que pensé lo peor... - Sollozó de pronto bajando el rostro. Kagome se quedó helada, sin poder tampoco pronunciar palabra.- Bueno... tus razones habrás tenido... - Dijo luego levantando la vista y sonriendo ampliamente-... te perdono la ingratitud... además... no puedo estar enojada en estos días... ¿recuerdas a Miroku?
-¿Miroku?- Murmuró Kagome arrugando el entrecejo. Sintió las palpitaciones en la sien, se llevó los dedos a ese lugar y cerró los ojos sintiendo esta vez una pequeña punzada de dolor. El rostro de un joven con una pequeña coleta se posó en su mente.
-Nos casaremos... mañana es la boda... si hubiera sabido que estabas aquí te hubiera dado invitación... pero no importa... – Extrajo una pequeña agenda y anotó una dirección que luego rasgó y extendió el pedazo de papel a Kagome- Será una ceremonia pequeña... muy privada... espero que estes ahí... me harías tan feliz amiga... más aún...
-Claro... iré... - Respondió Kagome sonriendo pero aún no reaccionando del todo.
-Sí... les daremos una sorpresa a todos... sobre todo a "él"... – Le guiñó un ojo y luego besó su mejilla.- No faltes... - Sango la miró con detenimiento aún sin creer que la tenía al frente... después de tanto tiempo... después de tanta angustia... ella lucía bastante bien. Volvió a sonreír con alivio y finalmente se marchó. Kagome la observó hasta que la perdió de vista. La cabeza le dolía enormemente y era algo inusual que tuviera jaqueca tan seguido. Bajó el rostro mirando los trazos de tinta negra sobre el papel: Avenida Konami 1522.
La joven se estremeció de pronto, estaba completamente desconcertada, turbada¿cómo era posible no haber recordado a aquella joven y que sólo en unos segundos los recuerdos volvían a su memoria?... ¿De quienes más estaba hablando?...
Subió con cansancio los peldaños del templo y alzó la vista hacia el portal de madera. Más allá vio las aves en su vuelo de cada tarde en busca de un refugio para la noche y el sol se escondía junto con sus débiles rayos color naranja tras las colinas de la ciudad.
-El accidente... – Murmuró la joven débilmente mientras sentía oprimir el cerebro con fuerza.-... ella sabe del accidente...
Continuará...
N/A: Bueno amigas... yo y mi bichito de la escritura estan de vuelta. Admito que esta nueva historia no será una súper producción como el último, según yo, será relativamente corto, jeje. (Hay que descansar la mente de vez en cuando). Aclaro por si las dudas, que este fic esta en M por lo tanto su contenido será para adultos, SI LES GUSTA ME DEJAN UN POST, SI NO LES GUSTA, LEAN OTRO FIC que aquí hay cientos, Internet es un lugar libre y lleno de diversidad, nadie obliga a nadie a leer. Ustedes ya me conocen, este es mi 9° Fic y conocen mi estilo, si no les gusta algo pues no sacarán nada con decírmelo porque soy algo porfiada y nunca cambio la trama de una historia pues mi mente ya la craneó. Aunque por supuesto acepto críticas CONSTRUCTIVAS. Pero tengan en cuenta algo y que he repetido mil veces: No soy escritora, esto es sólo un hobby mi intención es desestresarme y que ustedes pasen un buen rato, nada más, no aspiro a postulaciones ni premios, aunque si me gano algo pues qué le vamos a hacer ¿no? Jajaja.
Bueno... ¿Porqué Kagome canta? Pues simplemente porque es algo que se puede asemejar a la serie original¿recuerdan el cap. de Pecopón? Sí, Kagome tuvo que hacer un "solo", eso significa que tiene una excelente voz y entonación para cantar, de ahí mi argumento, además, bueno, ya saben que me gusta la música... y hay un conservatorio de música de camino a mi universidad que me da envidia de las personas que estudian ahí uu bueno, eso es otra cosa, cualquier dato adicional lo pondré en mi blog. Nos vemos!
Lady Sakura Lee