Aclaración: Los personajes no me pertenecen, son de las clamp, yo solo los tome prestados.
Disfrútenlo.
A Escondidas.
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A escondidas… pero te encuentro.
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-¿y que aras ahora, Fye?- su voz, mas que en pregunta, lo hacía por interés, a Kurogane le importaba mucho saber que es lo que sucedía en mi vida y sobre todo que hiciera lo correcto.
-no lo se Kuropin- no podía faltar mis apodos que aunque no lo demuestra, se que le gustan, -¿Por qué la pregunta?-
-n-no por na-nada- dijo mirando al suelo
-de hecho- murmure, -creo que ahora llegan unos objetos que pertenecían a mi abuelo…-
-el que falleció- interrumpió Kurogane.
-si-
-lo si-siento-
-gracias, pero ya te dije que no te tienes que disculpar cada vez que toquemos ese tema-
Kurogane no contesto, era lo que tenia que hacer ahora, guardar silencio.
El camino hacia mi casa, era realmente corto, no necesitaba de ningún trasporte para poder llegar. Solo era cuestión de caminar enseguida de mi mejor amigo Kurogane.
El término amigo llega por el solo hecho de que, ambos sabíamos, que para nosotros, eso ya había pasado. Para mi el era mas que un amigo, el era la persona a la que mas amaba en el mundo, con el quería ir a todas partes, lo necesitaba, mas que el aire que respiro. Era en todo lo que podía pensar, Kurogane, Kurogane, Kurogane y mas… pero era la verdad.
Llegamos a mi casa, era la primera en el camino. Afuera estaba un camión de mudanza, y dos hombres bajaban unas cuantas cajas del camión. Observe bajar una, dos, tres y cuatro cajas. Al ver la cuarta caja, una sensación extraña invadió mi cuerpo. Una especie de escalofrío, se sentía muy helado, como si el calor nunca hubiera existido.
-¿Qué sucede Fye?- por un segundo me olvide que Kurogane estaba a mi lado, -te ves extraño-
-no sucede nada- mentí, -sigamos.
Nos encontrábamos en la puerta de entrada, solo estaban las cuatro cajas, ahora se veían aun más pequeñas, al parecer no traían la gran cosa. Kurogane no subió el escaloncito, tal quería decir que ya se iba a ir. Solo levante mi brazo y lo despedí con una gran sonrisa esperando su regreso.
Mi casa estaba vacía, mi padre Ashura no estaba en este momento, solo en la mesa de la entrada dejo una nota que yo murmuraba en mi mente:
Querido hijo, por el momento no me encuentro. Salí fuera de la ciudad por motivos de trabajo, por favor si llegan las cajas de tu abuelo, súbelas al ático y por lo que mas quieras no saques nada de esas cajas, son cosas privadas de tu abuelo y a el no le gustaría que las andes por ahí mirando lo que no es tuyo.
Atte: Tu padre Ashura.
PD: no te olvides de alimentar al perro.
Tome la nota y la deje donde estaba antes, primero que nada fui a mi habitación a dejar la mochila, subí los escalones y entre a mi habitación. Solo me la quite y la tire encima de mi cama. De nuevo tuve que bajar aquellas escaleras, entre a la cocina y me serví un baso de agua. Después espere a que los señores del camión de mudanza se fuera para subir las cajas.
De tanto hablar, decidir si eran las cajas correctas, un poco de flojera, un baso de agua y después de firmar, por fin, los señores se retiraron de mi casa. Duraron alrededor de 30 a 45 minutos. En ese tiempo pude haber hecho muchas cosas. Cargue aquellas pequeñas pero pesadas cajas hacia la sala, ahí aguardaría a mi ayuda.
Después de una hora preparando mi comida, me senté en el sofá de la sala. Pensaba en demasiadas cosas, ¿A dónde fue mi padre? ¿Por qué las cajas estaban tan pesadas? ¿Qué llevaban adentro? ¿Por qué no podía ver? Y sobre todo ¿Dónde estaba Kurogane? A esta hora ya debería estar aquí. Tome mi teléfono celular, busque un contacto y le puse la opción mandar mensaje.
¿Dónde estas? Me tienes preocupado, te estoy esperando en mi casa, estoy solo y aburrido, espero que llegues pronto, te ocupo, si no llegaras a venir por favor manda un mensaje de vuelta.
El mensaje fue enviado, ahora solo quedaba esperar.
Pasaron los minutos y nada, estuve apunto de llamar a su teléfono pero fue cuando escuche el toc toc, que deseaba escuchar. Salí como cohete en dirección a la puerta. Al abrir sus ojos me tomaron por sorpresa, cada vez sus ojos color rubí me hacían estremecer, junto con su piel morena, uf... sus músculos marcados y su cabello en forma de picos era lo mejor de el. Sin duda alguna.
-ya llegue- dijo en tono quejoso, -contento-
-si-
-¿Y para que me querías, Fye?-
-mira- dije llevándolo a la sala, -esas cajas son las de mi abuelo-
-¿Y…?-
-pues… quería que me ayudaras a subirlas al ático, si no hay problema claro-
Su rostro no expresaba nada, estaba pensando. Luego embozo una sonrisa de las que matan y camino hacia la caja más cercana.
-perdón- murmure, -si te molesta no lo hagas, solo quería estar con tigo-
No contesto hasta estar enfrente de mí con una caja en mano.
-recuerda- dijo solo para que yo escuchara, -yo también quiero estar con tigo, así que no hay problema- se acerco cada vez mas a mí, -y demás yo te quiero- termino con un beso en mi mejilla.
El continuo su camino hacia el ático, conocía perfectamente mi casa para andar solo por ahí, dejándome atrás con la cara roja y la piel de gallina. Los besos inesperados que Kurogane solía dar eran… difíciles de explicar… era un impacto de todas las sensaciones existentes en el cuerpo humano. Era más rico que cualquier comida. El más deseado de los sueños. El mejor regalo que te pueden dar. Era el beso de mí Kurogane.
Me acerque a otra caja, aun pensando en Kurogane. La tome y empecé a caminar en dirección a mi ático, subí las escaleras y tome a la derecha, las escaleras del ático estaban abajo, Kurogane ya hubo haber subido.
El ático era muy oscuro, no contaba con entradas de luz y el foco era muy débil para lograr alumbrarlo todo. No lograba ver a Kurogane, solo veía cosas extrañas y llenas de polvo. Deje mi caja en el suelo, recargada a la esquina derecha para no ocupar tanto espacio, cuando regresaba observe la caja que al principio llevaba Kurogane, pero el no estaba.
-Ku-Kurogane- murmuraba acercándome a la caja, -¿estas a-ahí?-
El silencio fue la respuesta.
Llegue a la caja, pero ciertamente Kurogane no estaba, observe el lugar desde ese punto y nada, ningún rastro de amigo. Quizás bajo y tomo una nueva caja, o me esta esperando abajo, cualquier de las opciones me gustaba.
Mi primer paso fue un poco dudoso, aquel lugar me estaba empezando a dar miedo, no se la razón pero no podía estar tanto tiempo solo y menos en el ático. El segundo fue un poco mejor que el primero pero aun dudando. Cuando estaba cerca de las escaleras algo hizo que me diera un escalofrío. Un ruido en el ático. Me quede en shock, no movía ni los brazos ni los pies. Me quede congelado completamente. Trate de correr hacia abajo pero yo escuchaba pasos atrás de mi, cuando sentí algo sobre mi hombro y grite.
-shh, solo soy yo- dijo riéndose el tonto de Kurogane, -creo que te asuste ¿verdad?-
-eres todo un…- no lograba soltar una grosería, -no lo vuelvas a hacer-
-perdón pero fue muy gracioso- río, -si hubieras visto tu cara-
Jaja, pensé.
Bajamos a la sala, quedaban todavía dos cajas más. Kurogane se ofreció a subirlas el, mientras yo descansaba de aquel susto.
Me recosté sobre el sofá más grande de mi sala. Mi corazón dejaba poco a poco de bombear mi sangre tan rápido. Mi casa estaba completamente en silencio, solo se oía mi respiración y los pasos de Kurogane en el techo. Aun en mi mente corría la imagen de Kurogane cuando me asusto, tonto. Cuando fue que bajo y me miro de frente y murmuro.
-así que nos encontramos solos- lo dijo con un tono que me insinuaba lo a el le gustaba, -¿Y que vamos a hacer?-
Mi mente paso millones de cosas que podríamos hacer, y mucho mejor si estábamos solos. Se acerco a mí y se sitúo al lado mío, me tomo con su calida mano y me dijo:
-yo empezare-
Lo siguiente que paso fue algo maravilloso. Planto un gran beso de tal manera que tuve que abrazarlo para que no se detuviera, incluso me tire al suelo para que se pusiera sobre mi y nunca separarme de el. Se sentía extraño pero a la vez increíble pasar mi lengua por toda su boca, y creo que el opinaba lo mismo ya que su lengua parecía bailarina.
De repente Kurogane se endureció y levando, aun sin separarse de mi.
-¿q-que e-estoy haciendo?- dijo un poco impactado Kurogane, - este no soy yo, como no pude aguantar-
-Kuropin- creí adecuado un sobrenombre, - lo sient…-
-no… ¿sabes que?-
-¿Qué?- dije
-me gusta- y después de esas palabras continuo.
Esta vez fue mejor que la anterior, saber que Kurogane ahora estaba seguro de lo que hacia, me hacia sentir con mas oportunidad de aprovecharlo al 100% Lo tome y esta vez me toco a mi estar arriba de el, con todas mis fuerzas logre girarlo y ponerme sobre el, sus labios eran tibios, sus manos se enredaban en mi cabello. Era lo mejor que pudo pasar ese día.
El día transcurrió, la luna apareció dejando atrás al sol. Nuestras experiencias vividas ese día fue algo que jamás nadie podría borrarme. Algo que solo el y yo recordaríamos el resto de nuestras vidas.
En cierto momento de aquella noche, mientras Kurogane y yo seguíamos jugando, el tocaba mi cuerpo como yo lo tocaba a el. Esta vez no en la sala, nos encontrábamos en mi habitación, disfrutando de la comodidad de la cama. Tocaba el muslo de su pierna, sentía lo caliente que estaba su cuerpo, claro después de un día loco, como no estará caliente. Mientras el solo me rozaba el contorno de mis labios y me decía cuanto me quería.
El silencio invadía la casa, solo el y yo estábamos en la casa. Cuando de pronto, un gran ruido estremeció la casa. Kurogane rápidamente bajo de mi cama y se vestía lo mas rápido posible, yo lo imite pero no comprendía porque.
-a llegado tu padre- murmuraba al tiempo que se seguía vistiendo, -¿no es verdad?-
-no creo la verdad- me detuve para abrocharme el pantalón, -el no toca cuando llega, pero vamos a ver-
Terminando de ponernos la ropa, bajamos demasiado rápido hacia abajo, queríamos recibir a mi padre Ashura. Pero la casa seguía aun vacía.
Abrí la puerta de la entrada y me asome para ver cualquier indicio de mi padre pero nada. Entre y Kurogane seguía con el mismo signo de interrogación en la cara que yo. Y de nuevo el fuerte ruido.
-el ático- murmuro Kurogane y salio disparado hacia aquel lugar.
Corrimos de tal manera, que aseguraba que era una carrera. Subimos las primeras escaleras, luego las segundas, y nos encontrábamos de nuevo en aquel cuarto oscuro, y frío. Kurogane estaba quieto junto a mí. Tenía tanto miedo que Kurogane tomo mi mano y trato de tranquilizarme.
En la habitación oscura alcanzábamos a ver una diferencia de cómo la última vez. En medio del ático se encontraba una de las cajas del abuelo, pero estaba muy diferente, se encontraba de cabeza con una parte de ella rasgada, como si alguien quisiera abrirla. Nos acercamos lentamente, tomamos la caja con ambos manos y la levantamos y la colocamos en posición normal. Kurogane tomo la parte de arriba decidido a abrirla cuando lo interrumpí con un manotazo.
-mi padre me dijo que no viéramos-
-Fye- dijo con tono muy grave, -ambos queremos saber que hay aquí, así que no empieces con tus cosas, ¿Esta bien?-
-si- dije con miedo, no estaba seguro de lo que podría estar adentro.
La caja contenía cosas muy peculiares, libros muy viejos y llenos de polvo. Ropa que al parecer le pertenecía a mi abuelo, y entre otras cosas. Pero hubo algo que llamo mucho mi atención, en el fondo de la caja se veía la extremidad de algo color verde, llamo tanto mi atención que la extraje de la caja. Era una mascara, parecía estar de madera y no estaba tan desgastada. Me gustaba mucho su forma, era como las antiguas que usaban las personas. Decidí tomarla prestada.
-¿Qué es lo que estas haciendo?- pregunto Kurogane.
-me gusta, así que me la llevare y la colgare en la sala, quedara muy bien-
-si tú lo dices- fulmino Kurogane.
Cerramos la caja, y por un momento nos olvidamos de aquel extraño ruido, y bajamos hacia la sala. En el camino me tome la molestia de tomar un objeto donde recargar la mascara. Al llegar a la sala busque el lugar adecuado, y lo encontré. Quedaba perfectamente al lado del teléfono. Así que ahí la deje. Y de nuevo otro ruido extraño pero esta ves no muy fuerte.
-esta vez si es tu padre- dijo Kurogane
- y efectivamente mi padre estaba tocando la puerta, ya estaba aquí-
Mi padre entro y saludo a Kurogane, le sorprendió que el estuviera aquí.
-hola chicos- murmuro
-hola señor Ashura- musito Kurogane, -me dio mucho gusto saludarlo pero ya me tengo que retirar, es un poco tarde y deben estar preocupados por mi-
-esta bien Kurogane, me dio gusto a mí también-
Kurogane se despidió de mi con solo una mirada, y salio por la puerta y desapareció entre aquella noche tan oscura. Yo gire mi rostro hacia mi papa.
-me da mucho gusto que ya estés de vuelta padre-
-a mi también hijo-
-bueno padre, me iré a dormir, ya es un poco tarde y tengo que ir a la escuela-
-esta bien hijo, solo una pregunta, ¿llegaron las cajas de tu abuelo?-
-si, llegaron en cuanto yo llegue de la escuela y las subí al ático, ¿esta bien, verdad?-
-si hijo, gracias-
-bueno padre, me retiro, buenas noches- gire y camine por las escaleras
-ahh hijo, una pregunta mas-
-¿si?-
-¿te lastimaste subiendo las cajas?-
-no padre, ¿Por qué lo dices?-
-es que te veo que andas cogiendo de tus piernas- murmuro, -¿hiciste esfuerzo con ellas?-
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Bueno pues, termine el primer capitulo de esta fick
Espero que aiga sido de su agrado, y próximamente subiré el siguiente
Se que tiene un poco… bueno mucha explicación sobre lo de Fye y Kurogane, pero así se me ocurrió el fick.
Sin más que decir
Gracias y nos vemos en el siguiente capitulo.
PD. Gracias Isabel, y gracias a ti también Kigome.
By: JoLuRoO
