Hi, hiiiii!
Qué es esto? Pues una historia que apareció en mi cabeza de un momento a otro~
Hace un par de semanas estaba de vacaciones en casa de mi abuela y me dije "debería hacer un fic de Adventure", pero no se me ocurría nada... hasta que esta idea divina descendió del cielo como un ángel (ok, no) y pensé que sería un desperdicio no hacer una historia con eso! xD
Además, últimamente me puse a pensar en la poca atención que TODOS le prestan a Jou (hablo tanto del fandom como de la serie). No entiendo cómo es posible, si es un chico tan adorable (me recuerda a Canadá de Hetalia xD), pero nadie le hace caso, y eso me indigna! Así que le dedico esta historia a uno de los personajes más nobles de Digimon!
Advertencia: Más adelante se encontrarán con... esto... no sé si llamarlo crack pairing, pero supongo que comprenden la idea xD Si no les gustan las parejas poco comunes, ya están advertidos.
¿Alguna vez han oído una frase que dice "la vida da muchas vueltas"?
Pues yo no conocía su verdadero significado hasta que tuve mi primera novia.
Ella era alegre, divertida y espontánea; una muchacha que conozco hace mucho tiempo y, sin embargo, nunca antes pensé que podríamos llegar a enamorarnos.
Pero supongo que sería aburrido resumir mi experiencia en unas pocas líneas, así que me encargaré de relatarles todo desde el principio.
De sobra está decir que esta historia no es solo mía, sino también de los otros Niños Elegidos y de la chica que se convirtió en mi novia. A todos ellos los conocí un poco más a raíz de un evento bastante ridículo, lo que me ayudó a comprender por qué eran de la forma que eran y no de otra, entre muchas otras cosas.
Todo comenzó el día que Koushiro se me acercó con aire preocupado. Estábamos en pleno invierno y no hacían más de cinco grados centígrados en el exterior, por lo que, antes de toparme con él, había aprovechado de comprar un café con leche en la cafetería de la escuela.
—Jou —pronunció dubitativo—, necesito hablar contigo.
—¿Sobre qué? —pregunté ingenuamente, pensando que se trataría de algo relacionado con una asignatura. Tomé un sorbo mientras esperaba su respuesta.
Koushiro y yo asistíamos a la misma preparatoria y nos habíamos vuelto muy cercanos. Me sentía feliz cuando pensaba que, a pesar de que él era una de las personas más reservadas que conozco, yo le inspiraba la confianza suficiente como para que se me acercara de vez en cuando y me comentara sus preocupaciones.
Atravesamos la entrada principal de la escuela y salimos a la calle. Mi amigo miró en todas direcciones antes de formular su pregunta en voz baja:
—Jou, ¿no te alarma que seamos los únicos Niños Elegidos que nunca han tenido pareja?
Al oír aquello me sobresalté y casi escupí mi café. Él no solía ser tan directo, y mucho menos hablar de esas cosas.
—¡¿Qué dices?! —exclamé, pero él hizo un gesto con la mano para que bajara el volumen de mi voz.
—Es que… ya sabes: Yamato estuvo con Sora hace unos años, pero ella ahora es la novia de Taichi; Hikari y Takeru están saliendo juntos, y Mimi me contó hace poco en un correo electrónico que tiene un novio llamado Michael.
Lo observé perplejo. A pesar de que ya estaba enterado de todo —menos del nuevo novio de Mimi, con quien había perdido el contacto dado que ella seguía viviendo en Nueva York—, nunca me había parado a pensar en ello. Y es que todos, menos Mimi, habían escogido como pareja a un viejo compañero de aventuras. Yo nunca me sentí atraído por alguna de las chicas, y supongo que Koushiro tampoco. Tal vez era por eso que seguíamos solteros, o tal vez no.
Entonces, recordé que había alguien más aparte de nosotros que nunca había tenido novia.
—Hablas solo de los primeros ocho que viajamos a la Isla File, ¿no es así? ¿De los que estuvimos en el incidente del primero de agosto?
—… Sí, ¿por qué?
—Porque hay otro Niño Elegido que no ha tenido pareja. No que yo sepa —agregué, temiendo estar equivocado.
—¿Quién? —preguntó Koushiro mientras fruncía el entrecejo, al parecer, tratando de hacer memoria.
—Daisuke.
—¡Pero él se esfuerza! —argumentó el pelirrojo— Y es menor que nosotros, en su caso no es tan extraño como en el nuestro.
Aquel comentario no me hizo sentir nada bien, pero no pude reprochárselo a Koushiro porque tenía toda la razón: él tenía dieciséis años, y yo, dieciocho. El año entrante me tocaría ingresar a la Universidad, y el no haber tenido una sola novia en toda mi vida no era algo que me llenase de orgullo, precisamente.
—Si me comentas esto es porque ya has pensado en algo —inquirí—, ¿o me equivoco?
—Bueno, tampoco es que haya desarrollado un plan intrincado —explicó—, pero ambos sabemos que dos cabezas piensan mejor que una. Y ahora que mencionas a Daisuke, creo que tres cabezas pensarán aún mejor que dos.
Medité por un momento sus palabras hasta que comprendí lo que estaba tratando de decir, y le enseñé una sonrisa y un pulgar arriba.
—… Y por eso te llamé —concluyó Koushiro.
—¿Insinúas que soy un perdedor que necesita ayuda para conseguir novia? —preguntó el muchacho de cabellos alborotados con aire ofendido.
—No seas tan orgulloso, Daisuke —dijo Iori—. Ellos contactaron contigo porque se encuentran en tu misma situación.
—¿Y a ti quién te invitó, enano?
—Seré menor que tú, pero ya he tenido dos novias —le espetó.
Noté que aquel comentario le había sentado fatal a Daisuke, casi como una patada en el estómago.
—¡No me lo recuerdes! —chilló, evidentemente dolido.
—Entonces cuida tus palabras —pidió el muchacho con su rostro impávido—. Si estoy aquí es porque me gustaría ayudarles a pensar en algo.
Koushiro y yo nos habíamos reunido con ellos en una cafetería cercana a nuestra escuela dado que hacía demasiado frío como para que charláramos en el exterior.
—¿De verdad crees que puedes ayudarnos, Iori? —pregunté. El pequeño tenía la misma edad que yo cuando comencé mi aventura en el Mundo Digital y, sin embargo, ya había estado con dos chicas.
"Los niños de hoy son tan diferentes a los de antes —pensé.
Justo cuando Iori pensaba responder a mi pregunta, Daisuke objetó:
—¡Yo no necesito ayuda! ¡El otro día fui a una fiesta y coqueteé con muchas chicas!
—Pero ninguna te hizo caso —pronunció el chico de ojos verdes, entornando los ojos y frunciendo levemente el entrecejo, dejando a Daisuke sin argumentos ni razones para continuar protestando— ¿no es así?
—… Así es —reconoció con tristeza.
—Tú nunca te rindes, ¿verdad? —preguntó Koushiro con una risa nerviosa mientras observaba al abatido Daisuke.
—¡Es que me da vergüenza recibir ayuda de un niño de doce años! —confesó.
Para ser sincero, yo tampoco ponía las manos en el fuego por Iori, ya que seguía siendo un niño y sus consejos no me servirían tanto como los de otro chico de mi edad, pero nunca me sentí capaz de pedir ayuda a nadie anteriormente, y si el pequeño Iori pensaba que podía ayudarnos, primero era necesario escuchar lo que tenía que decir.
—Solo soy dos años menor que tú —rebatió Iori—, no deberías darle tanta importancia.
—Entonces ¿qué creen que deberíamos hacer? —preguntó Koushiro mientras nos observaba a todos.
—¿Por qué no piden ayuda a las chicas? —propuso el menor— Ellas suelen dar buenos consejos y entienden más de estas cosas que nosotros.
—¡De eso ni hablar! —soltó Koushiro— ¡En cuanto lo haga, estoy seguro de que pensarán que me gusta alguien y no me dejarán en paz!
Mientras observaba la exagerada reacción de Koushiro imaginé a Sora, Hikari y Miyako con miradas sicópatas, acribillándonos a preguntas. La verdad, no era grato siquiera pensar en ello.
—Entonces deberías dejarles en claro que no te gusta nadie —dijo Iori, y pensé que le había dado la respuesta más lógica posible.
—Es probable que no me crean.
—Bueno, entonces podrían buscar una cita por Internet —fue la nueva propuesta del menor.
—¡¿Cómo?! —exclamó Daisuke.
—El otro día vi en la televisión que muchas parejas se conocen así —explicó—. También existen páginas creadas para adolescentes que muestran una serie de instrucciones y precauciones que se deben tomar al tener una cita con alguien que no conoces en persona.
—¿Qué clase de instrucciones? —pregunté.
—Cosas como… que siempre es recomendable reunirse con alguien en un lugar público y no en una casa… y otras cosas que no recuerdo.
—¿Hay una opción para buscar citas a ciegas? —inquirió Daisuke.
—Sí, aunque no creo que sea muy seguro…
—Es un método algo arriesgado, pero podría funcionar —comenté.
—¡Eso es! —anunció triunfante el chico de cabellos alborotados mientras se ponía de pie con los puños en alto, causando que los demás clientes lo observaran extrañados— ¡Se me acaba de ocurrir la mejor idea del mundooooo! —sonrió ampliamente.
—¡¿DAISUKE?!
—¡¿JUN?!
—¡¿PERO QUÉ DEMONIOS HACES AQUÍIII?! —chillaron al unísono tan perplejos como escandalizados. Las demás personas que se encontraban en el local voltearon para mirarlos con ojos de plato.
—No puede ser —musitó Koushiro mientras se cubría la frente con la palma de la mano y cerraba los ojos.
—¡Definitivamente, esta fue la peor idea del mundo! —declaró Daisuke.
Motomiya Jun no era la única que se encontraba allí: también estaba su mejor amiga, Inoue Momoe, y la hermana menor de ésta, Miyako.
En ese momento pensé: ¿por qué habiendo tantas personas en el mundo tenía que tocarnos precisamente con ellas?
¡Oh, claro! Se preguntarán por qué estábamos todos tan perplejos. Pues Daisuke propuso que asistiéramos a una cita grupal a ciegas —una idea descabellada, pero no me negué porque tenía curiosidad de saber cómo resultaría—. Colocamos nuestros datos en la página, pero como todos éramos principiantes en esto de las citas por Internet, olvidamos especificar la edad de las chicas con las que queríamos salir. De esta forma, nos encontramos en aquella fuente de sodas con dos chicas universitarias —Jun y la hermana de Miyako—, ya que ellas también entraban en la categoría de "estudiantes".
—¡No puedo creerlo! —pronunció Jun— ¡No solo me encuentro contigo, sino que tus dos amigos son menores que yo! —se quejó mientras nos observaba a Koushiro y a mí— ¡No hay manera de que pueda tener una cita con uno de ellos!
—Pero Jun, a ti te gustó —trató de objetar Daisuke, pero recibió una mirada fulminante por parte de su hermana que lo silenció de inmediato.
—Es verdad que él era menor que Jun-san —asintió Koushiro, pero también se vio obligado a cerrar la boca al recibir la misma mirada que Jun le había dirigido segundos antes a Daisuke.
—Veo que ninguno de nosotros sabía muy bien cómo buscar una cita en la página —comenté con una risa nerviosa. Lo único que quería era salir de allí. Cuando observé a Miyako y a su hermana mayor me di cuenta de que ambas parecían tan incómodas como yo; de hecho, ninguna de ellas había dicho una sola palabra hasta el momento. Jun, por su parte, parecía más escandalizada que incómoda.
—¡A este paso me quedaré soltera de por vida! —se quejó la chica del cabello alborotado mientras Momoe colocaba una mano en su hombro y trataba de consolarla— ¡Soy la chica más desafortunada del planeta!
—¡No te quejes! —le espetó su hermano— ¡Al menos has tenido novio!
Al oír esto último, los ojos de Jun se tornaron vidriosos; entonces comprendí que Daisuke había dicho algo que no debía.
—¡El que tú seas más fracasado que yo no me consuela! —le espetó antes de echarse a llorar. Momoe la abrazó mientras se mordía el labio.
—¡¿Qué?! —exclamó Daisuke— ¡Solo estaba tratando de animarte! —se defendió, aunque parecía confuso por la reacción de Jun.
—Esto —comenzó a decir Koushiro, alzando el tono de su voz para hacerse oír por sobre el llanto de Jun—… ¿qué les parece si nos olvidamos de todo y pedimos algo? ¡Seguro que están hambrientas, chicas! —propuso con nerviosismo.
—¡Sí, por favor! —rogó Miyako, hablando por primera vez desde que llegamos a aquel lugar.
Al día siguiente, Daisuke, Koushiro, Miyako y yo nos reunimos en casa del primero, más que nada para reírnos del estrepitoso fracaso de nuestra "cita a ciegas". Habíamos tomado asiento sobre la moqueta y sacábamos galletas y nachos de unos cuencos ubicados en medio de todos nosotros.
—Yo sé que tuviste una apasionada noche de incesto al llegar aquí, Daisuke —bromeó Miyako mientras se cubría la boca con la punta de los dedos y alzaba las cejas.
—¡Qué asco, Miyako! —escupió el aludido— ¡Seguro que tú fuiste a casa de Iori y sí que tuviste una apasionante noche con él!
—¡Daisuke, eso es asqueroso! —chilló— ¡Iori solo tiene doce años!
—¡Tú empezaste!
Y ambos comenzaron a chillar y discutir, como solían hacer cada vez que pasaban más de diez minutos juntos. Koushiro y yo reímos.
—Bueno, no todo fue tan malo —opiné—: a ustedes no los había visto en meses, chicos —me dirigí a Miyako y Daisuke, quienes habían dejado de discutir entre ellos para escucharme—. Me alegra saber que se encuentran bien.
—Es cierto —asintió la chica de anteojos mientras me miraba—… no he sabido nada de ti últimamente, Jou —sonrió— ¿Cómo te va en la escuela?
—Bien —contesté con cierta incomodidad. No me gustaba hablar de la escuela en reuniones de amigos, precisamente porque éstas eran las instancias ideales para olvidarme por un momento de los deberes.
—¿Es cierto que estudiarás medicina? —preguntó Daisuke.
—Sí, es lo que siempre he querido hacer —respondí por cortesía, ya que lo único que quería en ese preciso instante era hablar de cualquier cosa que no fuera yo mismo— ¿Y a ustedes cómo les ha ido en la escuela?
—Pues ya saben cómo soy —dijo el trigueño—: no me ha ido estupendamente, pero tampoco me quejo.
—Me pregunto cuándo te tomarás en serio los estudios —comentó Miyako.
—¡Bah! ¡Seguro que no te va mucho mejor que a mí! —se defendió.
—¿Eso crees? —preguntó mientras alzaba una ceja— ¡Pues déjame decirte que soy la mejor de mi clase en matemáticas y la segunda mejor en ciencias!
—¿De verdad? —pronunció Koushiro con genuina admiración.
—¡Eso es genial, Miyako! —la felicité.
—¡Pero me han dicho que en la clase de labores domésticas eres un desastre! —soltó Daisuke.
La radiante sonrisa que había aparecido en el rostro de Miyako se esfumó. Bajó la mirada, dejando su rostro escondido detrás de sus largos cabellos color violeta.
—Eso te lo dijo Ogata, ¿verdad? Esa maldita chismosa —pronunció indignada, apretando los puños.
Cuando noté que Miyako se había molestado de verdad, pensé en cambiar de tema otra vez:
—¡Daisuke! ¡Acabo de recordar algo!
—¿Qué cosa?
—Dijiste que Jun había tenido novio, ¿o me equivoco?
—Pues… sí, tuvo uno —contó el hermano menor—, pero terminaron el mes pasado. Creo —añadió.
—¡Por eso la hiciste llorar! —se quejó Miyako mientras se apartaba el cabello del rostro— ¡Daisuke, eres un insensible!
—¡Pero si yo no hice nada!
En ese momento me di cuenta de que cada tema que yo proponía derivaba en una discusión entre ambos. A pesar de que ya todos estábamos acostumbrados a sus discusiones, ahora parecían estar más propensos a pelear que de costumbre. Tampoco pude ignorar el hecho de que el humor de Miyako había cambiado radicalmente, pero ya no sabía qué tema proponer para aligerar el ambiente.
—Chicos, creo que deberíamos hablar de algo más agradable —los interrumpió Koushiro—. Ahora comprendo por qué Jun estaba buscando novio. Es una lástima, pero creo que no es correcto culpar a nadie. Es natural que Jun esté más susceptible.
Al oír esto, la chica de anteojos frunció los labios y guardó silencio con la mirada puesta en el piso.
—Sí, son cosas que pasan —asintió Daisuke con seriedad.
Cuando Miyako dijo que debía regresar a su casa, me ofrecí a acompañarla hasta la parada del bus. Koushiro se había marchado una hora antes porque, según contó, tenía que avanzar con un proyecto del club de informática, mientras que Daisuke se vio obligado a ayudar a su familia con un imprevisto. Dadas las circunstancias, no me sentí capaz de dejarla sola, ya que había oscurecido y la zona en la que vivía Daisuke se había vuelto algo insegura para circular de noche. De esta manera, aproveché de marcharme yo también. Ambos nos despedimos de Daisuke y su familia y descendimos en silencio por las escaleras del edificio.
—Miyako, ¿estás bien?
—¿Eh? Sí, ¿por qué? —preguntó con desconcierto.
—Estás más callada de lo normal.
—¡Ah! Esto —bajó la mirada—… no es nada.
A pesar de que no la conocía demasiado, sabía perfectamente que ella solía hablar hasta por los codos.
—Oye, Jou —dijo mientras comenzaba a jugar con sus dedos—… ¿Koushiro te ha dicho algo sobre mí?
—No que yo recuerde —respondí mientras la observaba con extrañeza. ¿Por qué querría saber eso?
—Eso pensé —dijo mientras entrelazaba sus dedos y jugaba con sus pulgares. Pude divisar una sonrisa que se dibujó fugazmente en sus labios. Parecía nerviosa, aunque no podía estar seguro de ello porque no la conocía lo suficiente.
Llegamos al paradero y el bus que debía tomar Miyako no tardó en pasar. Me despedí de ella sacudiendo mi mano y ella me dedicó una sonrisa que parecía menos sincera de lo habitual.
En ese momento tuve un mal presentimiento. Definitivamente, Miyako estaba escondiendo algo, y no parecía ser nada bueno.
Ha llegado la hora de las aclaraciones!
En primer lugar, las actitudes OoC de Miyako y Koushiro tienen una explicación. Cuál? Pues lo sabrán más adelante, MUEJEJE!
En segundo lugar, Daisuke vive en un departamento, al igual que la gran mayoría de los personajes de Adventure y 02. Aclaro esto por si a alguien le extrañó leer las palabras "edificio" y "escaleras".
En tercer lugar, la historia se llama así porque el amor es azaroso. Y sí, más adelante entenderán qué tan azaroso es xD DOBLE MUEJEJE!
Por último, sé que Jou no hizo mucho en este capítulo, pero se debe a que es introductorio. Los que vaya subiendo de ahora en adelante se centrarán más en él y en sus pensamientos, pero eso no quiere decir que vaya a dejar de lado las historias de los demás personajes.
Espero que le den una oportunidad a este fic. Me haría muy feliz que lo siguieran leyendo *-*
