Disclaimer: Los personajes que aparecen a continuación no me pertenecen.

Advertencia: Las personalidades de los personajes pueden cambiar a medida que avanza la historia.

Esta es la misma historia que "The Brunette is mine" de phoenix1202. ¿Por qué aparecerá en esta cuenta? Bien, porque soy la misma pero mi pequeña memoria olvido la contraseña he hice de todo para recuperarla y no lo he logrado, así que la cuenta la he dado de baja ya.

Volveré a subir el fanfic hasta donde iba muy rapidamente, para los que ya lo habían leído darse una repasadita y para los nuevos. Ya es decisión de ustedes los review, ya que estarían dejando un comentario en algo que ya habían comentario. Como sea, los dejo leer, espero les guste.


THE BRUNETTE IS MINE

Parecía que aquel día iba ser como cualquier otro día en la ciudad de Lima, ya saben, el sol estaba en lo más alto y había caído una que otra gota sobre el recién cortado pasto de la cancha de fútbol, la cual había sido utilizada hace poco por los jugadores de fútbol americano y faltaba algunas horas más para que fuera utilizada también por el equipo de porristas.

El olor a café salía desde la sala de los profesores haciendo que más de uno se acercara a la cafetería a servirse una taza y así darle algo de energía al resto de lo que quedaba de la jornada estudiantil ya que, no nos digamos mentiras, tener que educar a, no solo uno, ni dos adolescente sino a más de cien, con hormonas alborotadas y la rebeldía característica en su edad no era nada fácil, así que ¿Una ayudita de mas no hacía nada mal verdad? Y el café era el mejor amigo y remedio para ello, podía tranquilizar y volver activo a cualquiera.

En la misma sala de profesores, se llevaba una escena concurrente, la entrenadora de las porristas, Sue Sylvester, amenazaba nuevamente al que se había convertido en su némesis, William Schuester, repitiendo una que otra vez que el glee club se extinguiría y una de las muchas frases sarcásticas no solo para él, sino para uno que otro profesor que anda por allí.

Los estudiantes era otra cuestión que no era ninguna sorpresa, estaban en su amado descanso o recreo como quieran llamarlo, la parte del día en que por una cantidad determinada de tiempo podían olvidarse de todo, contar los chismes del día, quien salía con quien, cuales parejas habían terminado su relación, los vestidos que traían sus compañeras era el tema favorito entre las mujeres y el juego de béisbol que habían pasado ayer en la tele era el tema favorito entre los hombres.

Todo tal y como solía verse de costumbre. El grupo Glee estaba dividido, en una mesa al costado de aquel patio de cemento que utilizaban para comer por las múltiples mesas que había alrededor. Hablaban tranquilamente Kurt, Blaine, Mercedes y Sam, al fondo estaba Puck coqueteando con las nuevas víctimas, como solía decir el, un par de porristas que se habían unido al club hace no más de dos semanas por autorización y "agrado" de Sue Sylvester. Brittany, Quinn y Santana quien sabe dónde se encontraban, después de todo, era sabido que no era de estar mucho con ellos, a excepción de Britt que solía ser más amistosa y amable que sus dos mejores amigas.

- ¿Creen que esta vez le dirá que si? — Pregunto Tina con su "Casi" susurro, el cual fue escuchado por dos mesas más allá en donde se encontraban sentadas.

-Sería la primera vez que aceptaría si eso pasa, jamás ha salido con ella —Los murmullos empezaban a sonar por varias mesas por culpa de la asiática y su imprudencia al hablar.

-Vamos, se verían bien juntos. — Murmuro otro, si querían privacidad era algo que ya no tenían, pues varios pares de ojos se habían plantado a ver a ellos dos, aunque parecía que ninguno se había dado cuenta de ello o sino, de seguro hubiesen elegido un mejor lugar más privado para hablar.

Mercedes tomo el rostro de Sam con suavidad de las mejillas, para que se concentrara en la que era, hoy, las víctimas de los murmullos de McKinley High. El colegio solía ser un mundo de rumores, chimes mal dichos, comentarios de aquí para allá y en estar pendiente de cada cosa que pasaba que podía dar para hablar y obviamente, este era uno de los casos.

-Vamos chico listo, sé que puedes leer los labios y esta mujer no puede esperar más tiempo para saber qué es lo que pasa.

El rubio sonrió levemente, iba ser utilidad su súper don, como él lo llamaba, así que colocando sus ojos pequeñitos, casi parecidos a los de Tina excepto por la pequeña diferencia que sus ojos eran de un azul brillante y aunque quisiera, no los tenía rasgados como su amiga, así, según él, le daría más aire misterioso a la labor que estaba llevando. Sin desviarnos en lo que estábamos, Sam intento en lo que podía, poder observar mejor y con mucha más claridad los labios de cada uno de ellos.

-¿Entonces? ¿Qué están diciendo? — Pregunto Blaine envolviéndose en la atmosfera de ansiedad en la que casi todo el colegio se había transformado por culpa de solo dos personas.

-No les entiendo muy bien… Dicen algo sobre una función — Murmuro volteando a ver por unos segundos a sus amigos — Algo sobre unas obras — Completo, esperando que alguien entendiera a lo que se refería para guiarse en la conversación que estaba interpretando.

Unos segundos en silencio en el que nadie decía nada, porque podía ser cualquier cosa y a la misma vez nada, conocía a sus amigos y por ello, no siempre se podía dar una explicación al instante de las situaciones, al menos que uno de ellos aclara mejor lo que podía pasar, o haber pasado en este caso.

- Llegaron de New York un elenco para actuar por unos días algunas obras de Broadway, así que se han presentado en Lima el fin de semana, supongo que es eso —Contesto Kurt luego de unos segundos, lo sabía porque Rachel era su mejor amiga y algo sobre eso le había contado la noche anterior, mientras hablaban por teléfono sobre lo sucedido en el día. — ¿Enserio chicos? ¿Podrían disimular al menos? No sé qué le ven de nuevo a una escena que ha pasado por los últimos años.

Todos volvieron su vista hacía lo que anteriormente estaban viendo, esperando que Sam continuara con su lectura de labios, lo estaba haciendo mejor de lo que creían, es más, ninguno le había creído cuando el rubio les había contado sobre su grandiosa habilidad, ni que decir que antes pensaron que era de mucha inutilidad. Nadie le había prestado atención a Kurt, así que algo frustrado por ello, el joven se levantó de su puesto, que se ubicaba al lado de Blaine, y con un "Nos vemos luego en la sala de coro" para todos en general aunque nadie lo estaba oyendo, miró por último al que era su novio, el cual estaba más pendiente de aquella escena que él y sin insistir más, desapareció de lo que a todos le tenían con tanto interés.

Ahora ¿Qué era lo que les estaba llamando tanto la atención a todos? Pues bien, fácil y a la misma vez poco sorpresivo, porque oh si, la sorpresa llegaría después de esto. Rachel Berry, la chica dulce, con voz como los Dioses pero poco popular, intentaba por, ya la cuenta se había perdido, conquistar de nuevo al chico que todos creían perfecto, Finn Hudson.

-Lo sé, ha sido divertido poder ver las obras, creo que será lo más cerca que estaré de ellas y de Broadway —Le dijo Finn con la amabilidad que lo caracterizaba y la sonrisa de medio lado muy común en él.

-Bueno, todo puede pasar y capaz estés más cerca de New York ¿Quién sabe? Aunque obviamente no más que yo, porque seré una estrella, pero puedes ir a visitarme cuando quieras — Se animó a decir Rachel, con una sonrisa de oreja a oreja difícil de no ver.

Se sentía confiada esta vez, después de años de intentar salir con él, de haberse peleado con Fabray (La cual no se llevaban bien por ese motivo), de sentirse rechazada, decepcionada y todo los demás, esta vez sentía que la suerte estaba de su parte y que Finn terminaría aceptando poder ser algo más, al menos en intentarlo, después de todo había ido a ver la obra con ella. Eso debería haber indicado algo ¿No?

-Finn quiero preguntarte algo… — Murmuro nerviosa, sintiendo como las manos le sudaban, el corazón le latía tan rápido que consideraba la idea de que pudiera salirse de su pecho por lo que iba hacer, pero tenía que arriesgarse, como tantas veces ya lo había hecho.

A pesar de lo nerviosa que estaba la castaña, su compañero al frente no lo estaba, se veía tranquilo, relajado e intentaba ignorar todo lo que pasaba a su alrededor porque, a pesar de que Rachel era tan despistada para no darse cuenta que todo el mundo la estaba observando o tal vez, solo aparentaba que así lo hacía, el si se daba cuenta de todo. Aunque ya estaba acostumbrado a ello, escenas parecidas ya habían pasado y el recuerdo se le venía en la mente, algunas cosas más vergonzosas que otras, pero nada de que traumarse, se podía decir.

Unas voces conocidas sonaron casi como gritos por la tensión que tenían todos para no hablar y por unos momentos todas las miradas que observaban la escena desaparecieron de Rachel y Finn para concentrarse en las tres personas que acababan de llegar aquel patio, que no era un patio pero que todos utilizaban como uno. Era difícil no fijarse en ellas cada vez que llegaban a cualquier lado, las unholy Trinity como se les llamaba de sobre nombre cuando hablaban de las tres, eran conocidas tanto por los estudiantes como por los profesores ya que daban un aire de ternura, belleza, maldad, miedo y sensualidad, todo al mismo tiempo, en donde fuera que pasaran y por ello todo el colegio le tenía un cierto respeto, estaban en la cima del escalón en el estatus entre los alumnos.

-Y luego le dije a Lord Tubbington Que no podía utilizar la computadora sin permiso, quien sabe que cosas podría escribir ahí… No es para nada seguro pero cuando intenté quitárselo, él me dijo que…

-Britt ¿Puedes dejar de hablar de ese gato? Los gatos no pueden utilizar las computadoras y mucho menos te puede decir cosas, ellos no hablan.

-Claro que sí, que tu no lo quieras escuchar es otra cosa! Hasta Quinn le ha hablado ¿Cierto Quinn?

-¿Ah? Si claro, como digas.

-Viste San!

Brittany hablaba con Santana mientras que la otra rubia hacía como si de verdad les prestara atención, o tal vez si lo hacía pero no le importaba mucho sobre de que hablaban en realidad, no era de sorprenderse ya que solía ser así la mayor parte del tiempo, sus amigas solían hablar entre ellas, y ella, dejaban que las dos se divirtieran con su plática sin entrometerse.

Sin contar que, muchas veces no entendía todas las locuras que decía Brittany, así que le seguía el juego con el que decía o simplemente la ignoraba. Era Santana la que siempre estaba pendiente de ella, dijera o que no dijera, a pesar de que la latina se estresaba o desesperada la actitud que tenía a veces su amiga, era la única que podía quedarse horas y horas hablando con Brittany, o en su defecto, dejando que la rubia hablara y ella solo escuchaba atento las cosas extrañas e inexistente que podía decir la noble e inocente rubia.

Decidió dejar a un lado a sus amigas, ya que aquella conversación o replica la una a la otra iba a tardar un buen rato. Dio un suspiro al aire, cerrando levemente sus ojos avellana para volver a abrirlos luego de unos minutos y se fijó por primera vez en lo que sucedía alrededor y el por qué todos extrañamente estaban en completo en silencio. Algo no andaba bien y tenía que averiguar el por qué y no duro mucho para entenderlo. Sus ojos desviaron en dirección en la que casi todos, o al menos a los que no estaban viendo en dirección hacia ellas y pudo encontrar el motivo de todo, claro y simple, sin muchas sorpresas como venía siendo el día hasta ahora.

Ahí estaban, Rachel y el "Soy amigo de todos" "Chico perfecto" Hudson hablando, su ceño sin poder evitarlo se frunció completamente y sus ojos, acostumbrados a ser una mezcla entre verde y miel, muy expresivos y brillantes, esta vez se oscurecieron como un depredador a su presa. Estaba enojada, era simple y sencilla conclusión ¿Por qué? También era fácil contestar eso, él era un idiota, ella era una idiota y todos en este colegio eran unos completos idiotas.

-Ay! Chilló alguien, entre las mesas de la mitad.

-No puedo creer que esté pasando esto… — Comento otro en una de las esquinas.

-Demonios… — Murmuraron sin saber realmente la ubicación exacta de donde venía.

Varios comentarios así surgieron pero se callaron en cuestión de instantes por lo que siguió a continuación. Todos, sin excepción, contuvieron la respiración al instante, nadie movía un solo dedo ya que sentía que si lo hacían, iban a interrumpir lo que sea que estuviera pasando, aquella escena dejaba más de uno en shock. Los grillos, pajaritos y cualquier clase de animal que fuera capaz de estar en el colegio se escuchaba ya que el clima era de completo silencio, más de lo que ya lo era con anterioridad. ¿En qué universo paralelo habían despertado hoy?

La boca de Puck estaba ligeramente abierta de la impresión, mientras que Tina se sostenía fuerte del brazo como si se estuviese dando un pellizco, en un intento en vano de intentar saber si realmente aquello no era un sueño. Sam había quedado en mitad de su flamante lectura de labios y los ojos tanto de Mercedes como los de Blain parecían como si se les fuera salir, igual como los del todo el colegio, hasta Santana había quedado en mitad de su plática para quedar de tiesa. La única que parecía no haberle afectado lo que estaba pasando era Brittany, que se mantenía con una sonrisa por lo que acababa de ver.

Y es que, todo pasó realmente rápido. Ver a Quinn, sí, Quinn Fabray con un ceño completamente fruncido, un aura de los mil demonios, caminando por no decir corriendo hacía Rachel Berry no era TAN sorprendente, después de todo ya habían tenido más de una ocasión que empezaban una pelea por cualquier estupidez y esta creían los estudiantes de McKinley no iba a ser la excepción, pero nada de eso ocurrió y lo que era sorprendente es lo que había pasado después, que, la misma Quinn Fabray con el mismo ímpetu con el que había llegado a dañar el momento que tenía la pequeña diva con el grandulón, la había besado frente a todos, sin pena alguna.

La beso con ansiedad, impaciencia, lentitud y torpeza. La beso con enojo, determinación y locura, aquella locura que no te deja pensar sino solo actuar. La beso como nadie la había besado y como nadie la besaría. La beso como si la hubiese sellado con aquel beso, reclamándole, insistiéndole y a la misma vez, aunque intentaba negarlo, amándola.

Se separó luego de unos segundos, porque sí, no había sido más que algunos segundos y a pesar de que se hubiese sentido como si hubiese sido minutos, horas ¡Una eternidad! Volteó con el mismo rostro enojado con el que había llegado, pareciendo una fiera, mirando al chico por el que "supuestamente" había peleado por él con ella, tonta Rachel Berry, que ingenua podía ser a veces.

-A ver si dejamos esto en claro de una vez por todas. Tu Hudson, ¿Te gusta Berry? — Le preguntó al grandulón, el cual para sorpresa de todos, no estaba enojado y por el contrario, conservaba una sonrisa, esto pasaba de lo raro a lo perturbador.

-No, solo la quiero como una buena amiga. — Respondió con simpleza, pero su respuesta no aplaco para nada a la rubia. Si supiera ella que él no era tan lento como todos creían, y había notado las intenciones que tenía con la castaña desde un principio, por ello y por muchas cosas más es que nunca se había fijado en Rachel como algo más que amigos.

Dio media vuelta para fijarse en la que fue su víctima, la cual no movía ni un centímetro de su cuerpo, parecía de piedra. — Bien Berry ¿Lo has entendido? — Preguntó, señalándola con uno de sus dedos.

Que Rachel estuviese más quieta que una estatura era poco, no terminaba de asimilar todo esto, ni la repentina llegada de la rubia, ni que casi todo el colegio la estaba mirando, ni mucho menos el beso que acababa de recibir. — Eh… Yo… — Murmuro, pero no pudo decir más que esas dos insignificantes palabras.

-Espero que lo hayas captado, te ha rechazado antes que ni siquiera le pudieras preguntar nada, acéptalo de una vez!

-Ey! –Reclamo Finn, era cierto que le había dicho que no le gustaba, pero la palabra "rechazado" sonaba horrible, sobre todo porque no quería quedar mal con ella, sino seguir como seguían siendo, buenos amigos.

Pero una mirada de odio por parte de la rubia lo hizo callar al instante, sabía que era mejor no hablar y quedarse callado, o sino, capaz terminaba en el cementerio de las afueras de la ciudad. Todo era extraño y era mejor no arriesgarse.

-Por último… —Miro de nuevo a la castaña, ya que nadie más se había osado a interrumpirla.- Escúchame Rachel Berry — Su tono de amenaza era más que evidente — Tu primera y única pareja seré yo

Y tal como había llegado, corriendo su cabello rubio para atrás y dejando una mirada furibunda a ambos, se decir una palabra más y sin dar espacio a que nadie le dijera nada en su presencia, se alejó con paso rápido y desapareciendo casi al instante.

Parecieron minutos en los que todos pudieron volver a reaccionar en lo que pasaba, o al menos, que sus voces podían volver a sus gargantas y salir naturalmente por su boca, aunque nadie sabía realmente que decir.

-¿Acaban de ver lo que yo vi? — Fue la pregunta de una chica y varias cabezas asintieron ligeramente.

Un día que parecía absolutamente norma del colegio, teniendo un clima normal, teniendo las mismas clases normales, que los profesores habían tenido su rutina acostumbrada que era normal y que los estudiantes hacían lo que cada hora de descanso hacían, cosas normales, había surgido algo completamente anormal.

Sobre todo porque nadie esperaba, absolutamente nadie excepto unos cuantos (dos personas) que pudiera suceder algo semejante, ni siquiera la idea de algún sentimiento de la rubia por la morocha quedaba descartado hasta para lo más ilusionistas e irrealistas.

A pesar de las preguntas que a todos les pasaba, había una pregunta que en todas las cabezas y boca de la mayoría solía tornarse común y como máximo común denominador. ¿Qué carajos había pasado? Era lo que se escuchaba y lo que más se observaba ya no era la pareja en la que todos creían se iban a convertir, si no en aquella chica castaña y la dirección por la que se había ido la rubia.

Mientras que una todavía tiesa Rachel Berry no entendía en que mundo sobre natural había despertado aquella mañana.


Gracias a todos los que se tomaron el tiempo de leerlo de nuevo, entre estás 48 horas estaré subiendo el segundo.