Disclaimer: Los personajes pertenecen a J.K Rowling.

Aunque no se dicen nombres, esta historia esta dedicada a dos de los personajes mas sensuales que conozco. Daphne Greengrass y Blaise Zabini. Espero que os guste.


Sábanas de seda. Velas. Música suave.

Y en el medio yo, desnuda, preparada para ti.

Te acercas como un león a su presa, devorándome con la mirada, grabando en tu mente el brillo de mi piel satinada, contrastando con el color oscuro de las Sábanas. Todo iluminado por la suave luz de las velas, que añade misterio a nuestro encuentro.

Mis ojos te siguen y me estiro como una gatita ansiosa encima de la cama. Mi lengua asoma entre mis labios, mojándolos sensualmente, provocándote con el sutil gesto.

Tu cuerpo desnudo se ondula ante mi mirada, mientras te acercas con andar felino hacia la cama donde estoy esperándote. Como una virgen a punto de ser sacrificada en el altar de la sensualidad.

El colchón se hunde en el punto donde tomas asiento, mientras tu mirada gris acaricia todo mi cuerpo. Me estremezco incluso sin que me hayas tocado, tal es tu efecto sobre mí.

Finalmente, después de un momento que parece totalmente eterno, tu mano se acerca a mi piel por primera vez. Tu dedo dibuja una línea desde mi empeine, subiendo lentamente por mi pierna, provocando una oleada de escalofríos que se concentran en mi sexo.

Te deseo. Me deseas.

Seguimos con nuestro juego de negarnos los gemidos, de aguantar hasta el final por no demostrar más pasión que el otro. Un juego que siempre acaba siendo dejado de lado, porque el placer que nos proporcionamos es mucho más de lo que siempre esperamos.

Pero hoy el guión cambia. Hoy estas ansioso. Quizá sea que llevamos un tiempo sin vernos. Quizá sea realmente que hemos roto el dique del deseo.

Me penetras de un golpe, pero estoy preparada. Percibo tu necesidad, tu excitación. Dejo a un lado los juegos y me dejo llevar por lo que siento. Por lo que provocas en mi.

Te mueves rápido, demasiado rápido. Pero mi cuerpo te sigue, mientras los gemidos me desgarran.

Alcanzamos el orgasmo demasiado pronto, demasiado rápido, demasiado fuerte. El placer nos envuelve, nuestros gritos resuenan al unisonó.

Te quedas en mi interior, derrotado por un momento, pero triunfante a la vez.

Esta vez el encuentro ha sido rápido. ¿Cómo será mañana?