¡He vuelto! Absoluta partidaria de Mido/Taka, Taka/Mido, ¿sí? Ahora con varios capítulos. Espero que les guste, lo escribí con amor, deaveris.
Disclaimer: KuroBasu pertenece a Tadatoshi Fujimaki, el ser que creó un gran manga. El título es de una canción de Sonohra (a que soy original xD).
Advertencias: AU. Los nombres de lugares o bandas son ficticios o sacados mi propio entorno físico, cualquier parecido con la realidad es coincidencia o vivimos en el mismo lugar (me dices, a lo mejor podemos comer juntos xD). Los personajes piensan cosas estúpidas producto de muchas cosas, tercera persona, OOC (un poco, creo que voy mejorando). Eventuales cursilerías y clichés. Tonterías y así, o sea, tal vez un poco de crack. ¿Algo se me pasó? Por favor, dime.
Parejas: MidoTaka/TakaMido (que vaya arriba el que esté menos tomado :P), KiseMatsu/AoKise (¬w¬) KagaKuro. Establecidas: TeppeiHyuuga, MuraHimu (porque asdfghjkl). SUJETO A CAMBIOS... O MÁS BIEN, ADICIONES.
Gracias y disfruta.
Y en otras noticias: Headstrong. Una vez más, la famosa banda originaria de Jumeria, ha concluido un exitoso concierto en nuestro centro de convenciones local. Abriendo con su tema…
Takao desconectó el cable de la radio portátil que siempre llevaba con él. Otro éxito. Bien.
Salió de su camerino, saltando, porque la vida era oh, tan genial, y oh, tan deliciosa. Saltando llegó al camerino número siete, y saltando toco la puerta. No se sorprendió cuando Kise abrió la puerta saltando también, y brillando.
—Ne, Takaocchi, ¿escuchaste la radio? —Se aclaró la garganta e hizo su mejor imitación de locutor (la cual era bastante pobre, por cierto): —"Abriendo con el tema que los alzó a la fama y los…"
—"…fanáticos enloquecidos, ¡vibraban con las emotivas notas de la nostalgia!" —terminó Takao, y ambos rieron emocionados.
Saltaron juntos por un rato y el brillo de Kise envolvió a Takao, haciéndolo brillar también, como el reflejo del sol en la luna.
Dejaron de saltar porque el piso estaba resbaloso—Takao casi se había matado cuando había dado un pasito en falso. Kise aun reía cuando llegaron al camerino número seis. Brillando juntos, tocaron la puerta.
Koganei casi quedó ciego.
—Eh, chicos, ¿qué les pasa? —Kise y Takao entraron sin invitación, no la necesitaban, eran una banda.
— ¡Kogacchi! Escucha la radio, hablan de nosotros. —le reprendió Kise.
—Y no se te ocurra salir con eso de "no escucho a la prensa, prefiero ignorar esos comentarios" porque te conozco ¿entiendes? ¡Nadie se resiste a eso! Además, ayuda a ser mejores artistas, nos sube los humos. —Takao se sentía especialmente intenso esa noche. Terminó su comentario sonriendo autocomplacientemente, con los brazos cruzados detrás de su cabeza.
Koganei frunció el seño en preocupación.
—Ey, pero Momoi nos pidió que no lo hiciéramos, además hoy fueron buenos, pero quizá mañana digan que Kise ¡en realidad es mujer! O peor, que tiene novio y lo dejó embarazado… y luego rompió con él ¡porque no quiso abortar! Imagínense que dijeran…
Takao comenzó a llorar de la risa. ¿Kise embarazado? Eso era algo que ver. Takao recordó aquellas veces en la primaria en que sus compañeras metían balones debajo de sus blusas y clamaban tener bebés. Rió más fuerte, la mayoría de esas chicas seguramente se habían casado, forzosamente, a los dieciséis (Takao siempre había tenido un sentido del humor muy oscuro). El rubio no pensaba lo mismo, evidentemente.
— ¡Eh! Koga, no soy mujer, no tengo ni tendré novio y definitivamente: No. Estoy Embarazado. —La mirada de Kise se agrió, y su luz dorada se volvió fuego rojo. Takao no ignoró la sospechosa desaparición del –cchi. Koga tampoco, volteó a ver a Takao, rogando por ayuda—Takao siguió riendo.
Alguien tocó la puerta y entró enseguida, el olor a durazno perfumado y frescura natural llenaron las fosas nasales de Takao. Koganei estornudó. Y, como una brisa fresca en medio del desierto, Momoi Satsuki, agente, saludó a sus estrellas y les avisó que era hora de partir.
— ¡Momocchi, escucha la cosa desagradable que Kogacchi me dijo!
—Desagradables pero ciertas, Ki-chan, ¡no puedes andar por ahí embarazándote de algún hombre! Recuerda siempre proteger…
— ¡Momocchi! No tú también… —Takao no podía respirar, Koganei se convulsionaba de la risa. Sabía que la tendrían que pagar después, pero en ese momento parecía valer la pena.
Momoi les hizo señas para que salieran, pronto ¿sí? No querían perder sueño y quedarse dormidos la mañana siguiente. Salieron en fila, con su agente a la cabeza; Koganei y Takao reían mientras Kise derramaba lágrimas de cocodrilo, ahogándose en su propia miseria ante la demostración de pérdida de respeto que acababa de sufrir por parte de sus amigos.
Takao suspiró profundo (arrepintiéndose después un poco porque acababan de terminar un concierto y no olían a rosas), la vida le sonreía, las cosas iban muy bien y muy pocas cosas lo hubieran bajado de su nube en ese punto.
—Por cierto, chicos —Momoi les llamó una vez que estaban en la limo— la siguiente ciudad a la que vamos es la ciudad natal de Koga-kun: ciudad Victoria, harán un esfuerzo especial ¿no?
Takao y Kise pusieron las caras en blanco. ¿Qué? Abrieron mucho los ojos; Koganei lucía herido: —Oigan… ¿no lo sabían? Eso es grosero
— ¡Ah! Kogacchi, Takaocchi y yo estábamos sorprendidos porque no lo habíamos relacionado. —Kise habló precipitadamente— No es que no supiéramos, es que… uh, ¿Takaocchi…?
Takao fue tomado por sorpresa y no supo que decir. Esa situación era muy buen ejemplo de algo que podría bajarlo de su nube… y hacer que se estrellara contra un arbusto de espinas a doscientos cincuenta kilómetros por hora.
—Ah, uh, ¡sí! Estábamos tan ocupados pensando en… el… ¡cumpleaños de Momoi! (Mi cumpleaños fue en mayo, chicos, no me metan en esto); planeábamos una fiesta y te íbamos a decir hoy en el hotel. Así que ahí lo tienes, arruinaste la sorpresa, además, no pensamos mucho en otras cosas, tenemos mentes muy simples (Takaocchi, ese solo eres tú). —Takao nunca se quedaba sin palabras frente a un público, siempre sabía que decir. Koganei no era un público, precisamente.
Koganei suspiró y les informó que no era importante. Era un gran compañero. Takao había pensado mucho y se dio cuenta de que durante los meses que llevaba formando parte de esa banda se había dado cuenta de lo absurdamente hábiles que Kise y él mismo se habían vuelto, en cuanto a arreglar las estupideces que decían se trataba. Takao concluyó que era a causa de sus superiores: entre Momoi y Kasamatsu-sama ninguno de ellos tres tenía mucho espacio, tiempo o libertad y fuerza en general como para cometer tonterías.
Claro que Kise y Takao se las arreglaban. Takao esperaba que Koganei aprendiera de ellos pronto, o si no, no lo lograría. No sin la guía Cómo arreglarlo cuando cometiste una estupidez con Momoi o Kasamatsu vol. 1 por Kise R. y Takao K.
Koganei sonrió y les aviso que no se preocuparan, que eran amigos, no era necesario hacer tanto para disculparse. Kise se notó visiblemente más relajado. Takao rió, comenzando a contar una historia acorde con el momento. Momoi hizo una llamada.
Música, amigos, limusinas. Takao no podía pensar en nada mejor.
-(%)-
Midorima desabotonó los dos primeros botones de su uniforme naranja. Cerró los ojos y disfrutó el silencio: otro día de trabajo que acababa de concluir. Pensó en lo que haría al llegar a casa, la cena que prepararía con toda esa carne que tenía guardada, y el postre…
—Midorima, hoy te toca cerrar.
Se enderezó y abrió mucho los ojos. ¿Qué? ¿¡Por qué!? Al comenzar a trabajar en el restaurante del hotel, Midorima se había prometido a sí mismo no quejarse o desobedecer las órdenes de sus superiores; a final de cuentas, trabajar ahí era lo que había deseado. Lo iba cumpliendo muy bien, pero él se había quedado de encargado la semana anterior, y no se suponía que le tocara sino hasta el otro mes.
El problema estaba en que "cerrar" no era solo eso: había que acomodar los utensilios, limpiar la cocina (el jefe creía que hacer a los chefs realizar el trabajo sucio, les daría una sensación de responsabilidad y cuidado a su lugar de trabajo diario) y cerrar. Además, tenía que salir por el callejón, lo cual implicaba que tendría que dar toda la vuelta a la manzana para tomar su autobús.
Pero claro que no mostraría su descontento, eso era no profesional y Midorima era todo profesional.
—Ya sé que no es tu turno, pero Sakurai tuvo un problema, ni siquiera está en la ciudad. —Miyaji le miró en la oscuridad del callejón; después se volvió, abriendo la puerta trasera de la cocina para entrar—. Recuerda, además, que mañana entramos a las seis, tenemos invitados especiales.
El jefe Miyaji se fue. No es como si fuera a quejarse, no había remedio. Aun así, Midorima no pudo evitar sentirse desdichado por la situación a la que había llegado; seguramente terminaría cenando alguna tontería, se dormiría muy tarde, no vería esa película como tenía planeado, tampoco.
Gajes del oficio, se dijo, siempre era mejor arruinar su rutina por la noche a morir a manos de su jefe. Para ser una ciudad tan pequeña, Victoria sí que tenía a gente peligrosa. Midorima no superaba que una de esas personas fuera un chef.
Resignado, dio media vuelta y entró en la cocina, donde los sartenes, ollas y líquidos sospechosos derramados sobre las estufas y suelos parecían recién salidos de una fiesta salvaje. Se quitó los lentes de la cara para masajear el puente de su nariz; eso iba a ser mucho trabajo.
Midorima se terminó de desabotonar la chaqueta, se la quitó junto con el delantal, se ajustó la pañoleta en su cabeza y estaba listo. Sí, comenzaría por intentar sacar la grasa de la estufa, después guardaría los utensilios limpios y lavaría los sucios.
Sería una noche larga.
¡Hiya! Hola, ¿qué tal, eh? Llevaba trabajando esta idea y tenía que sacármela del pecho. Ojala guste :)
Muchas gracias por leer, ¡ojalá me sigas con el siguiente capítulo! :D
