FMA no me pertenece.
Creo que no hay suficiente de Ling Yao siendo tan genial como es este hombre
Cuando escuchó de manos de aquel ser que se hacia llamar "padre" el nombre del homúnculo que albergaría en su interior y le haría prácticamente inmortal no pudo evitar sonreír.
Greed, avaricia, el representante del pecado de la avaricia.
Asintió, le recibiría gustoso. Aquel pecado que le había llevado hasta allí le haría ahora inmortal. Su avaricia seria la que le hiciera regresar a su tierra como emperador.
Se acercó con lentitud hacia aquel ser sintiendo la presencia de miles de almas en su interior, comprendiendo que aquello era lo que había sentido al entrar en aquel país, aquel sentimiento sobrecogedor que hacia que sintiera ganas de salir corriendo.
Tomó la copa que le ofrecían sin dudarlo un instante bebiendo el liquido rojizo que contenía sin dejar ni una gota.
Al principio no sintió nada pero segundos después un dolor desgarrador surco su pecho y después todo se volvió negro.
Despertó en un lugar oscuro que creía no haber visto nunca pero que le resultaba conocido, frente a el un hombre vestido por completo de negro con el pelo de punta y mandíbula cuadrada sonreía burlonamente.
Se levantó inmediatamente acercándose a él observando que sus pupilas eran rojas.
No era humano.
Aquel individuo se acercó aun más a él sonriendo socarronamente y extendiendo la mano hacia él.
Dio un paso hacia atrás, su presencia le repelía y tenía los mismos sentimientos que hacia aquellos seres a los que había seguido hasta la guarida de su "padre".
-¿No querías la inmortalidad, muchacho? –el inviduo sonrió burlonamente.
-¿Q-Quien eres tú?
Esta vez aquel ser de apariencia humana apartó su mano sonriendo de forma que enseñaba todos sus dientes que eran bastante afilados.
-¿No esta claro? ¡Soy la avaricia! ¡Lo quiero todo, mujeres, dinero, poder! ¡Soy un homúnculo! –Sonrió mas ampliamente al ver que el muchacho frente a él se apartaba- ¿y bien? ¿No querías la inmortalidad?
Ling Yao tragó saliva y se acercó.
-¡La quiero!
-¿Aun si conlleva condenar tu alma? Entonces… ¡toma mi mano!
Ling asintió de nuevo acercándose al homúnculo y tomando su mano cayendo maldiciendo al homúnculo al ver que este había tomado el control de su cuerpo.
Decidió sentarse allí donde estaba y esperar, el homúnculo ya se rendiría y cuando lo hiciera el recuperaría el control de su cuerpo, ahora inmortal.
