PROYECTO VERSALLES
Capítulo 1
…Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie,
et dimitte nobis débita nostra,
sicut et nos dimittímus debitóribus nostris;
et ne nos indúcas in tentationem,
sed libera nos a malo…
—Pueden tomar asiento —dice el Padre. Y siguiendo su pedido las personas que asisten a la misa lo hacen al mismo tiempo como si estuvieran formando parte de una de esas olas yanquis que se hacen en los partidos de béisbol.
El coro aguarda en silencio mientras el Padre prosigue con el sermón.
Bueno… no totalmente en silencio.
—Romina ¿Qué estás haciendo? —cuchichea una de las integrantes del coro a una chica morena de pelo corto—: si las monjas te ven con eso te castigarán.
La aludida (que tenía los auriculares puestos, escondidos bajo la corta melena) miró con poca paciencia a su interlocutora: —Si sigues metiéndote donde no te importa, por su puesto que se darán cuenta —le espetó. Y luego se volvió hacia su izquierda, con una amplia sonrisa—: ¡Eh, Ainara! —susurró a la vez que le pasaba un celular donde se reproducía un video— ¡Mira este video de Versalles!
—Shhhh… —chistó la chica mirándola con el seño fruncido— ¡Por Dios, estamos en una misa! ¡¿no puedes dejar eso por un segundo?!
—¡Justamente porque estamos en una misa, no deberías decir cosas como "Por Dios"! —le insistió un poco más para que tomara el aparato— ¡Este video te va a gustar! ¡Ariel aparece en muchísimas tomas y la canción está interpretada en su mayor parte por él…
Romina no había terminado de hablar cuando el teléfono móvil pasó en un abrir y cerrar de ojos de sus manos a las de su mejor amiga.
Es que una cosa era hablar de la ultra-recontra-archi reconocida banda de pop-rock "La Rosa de Versalles" y otra muy diferente y de vital importancia era hablar de uno de sus integrantes: Ariel Fernández.
Para Ainara, Ariel era un modelo a seguir. Quizás él no la recordara, pero por su gran firmeza y su pasión puesta en concretar sus sueños, Ainara siempre lo tenía presente.
Lo conoció cuando era pequeña. Había sido un inseparable amigo de su hermano cuando iban juntos a la escuela. Y como las familias de ambos formaban parte del círculo político del que era integrante el padre de ella, lo veía muy a menudo. Luego, cómo él se negaba a seguir los pasos de su padre, fue desheredado, emancipado y echado de la casa (por su puesto todo en el más absoluto silencio para que no se hiciera público)… y desde entonces sólo se había dedicado a triunfar como cantante con su banda de rock.
¡Él era tan valiente! A ella le hubiera gustado ser así de valiente, pero ella no sabía qué le gustaba lo suficiente para poner toda su pasión en ello y, aunque lo supiera, ahora era demasiado tarde porque que era la hija del Presidente de la Nación Argentina y ella quería mucho a su padre como para involucrarlo en algo que pudiera dañar su imagen.
Siguió mirando abstraída el video del chico que tanto admiraba. El cabello negro, un poco desordenado y esa sonrisa que podía derretir icebergs y detener ejércitos.
—…A continuación nuestro coro interpretará "Panis Angelicus". Todos de pie, por favor —dijo el Padre. La orden llegó automática al cerebro de Ainara…
—¡Ainara, no! —llamó su amiga en un susurro desesperado, a la vez que para detenerla sostenía el cable de los auriculares que aún llevaba puestos.
Terrible error…
Al ponerse de pie, Ainara había llevado en el movimiento el teléfono móvil con ella mientras su amiga tiraba del cable en sentido opuesto, éste se desprendió.
La música estridente invadió todo el recinto sagrado.
El público se volvió hacia ella…
El Padre se volvió hacia ella…
Las monjas se volvieron hacia ella
¡La (Temible) Madre Superiora se volvió hacia ella!
—¡AINARA MARIA FERRER DOUBOIS, ESTÁS CASTIGADA!
***
—¡Es como te digo, Christian! —el presidente de la productora RED RECORDS, Hernán Regier, estaba perdiendo la paciencia— ¡Si quieres sacar tu disco, lo harás bajo mis condiciones! Que Tonia haya abandonado a "La Rosa de Versalles" casi los hunde. Y si no me quieres explicar por qué lo ha hecho, no me interesa en lo más mínimo ¡Ya me harté! Pero conoces muy bien el concepto del grupo y la música y letra que ustedes hacen requieren una cantante femenina… lo demás ya lo sabes.
—¡No-podemos-dejar-que-una-desconocida-entre-al-grupo! —repitió entre dientes Christian, ya cansado de hacerlo— Somos muy cuidadosos con nuestra imagen ¡No puedo elegir a alguien en una semana! La canción que tenía preparada para Tonia es perfecta. No puedo dársela a cualquiera. ¡Requerirá arreglos!
—Hernán —intervino Ariel— Por favor, deja que esa canción se lance más adelante… quizás en otro disco, cuando hayamos encontrado con tiempo a la candidata correcta. Por ahora saquemos este nuevo y las canciones serán cantadas por este cuarteto —y abarcó con la mirada al grupo.
—Ariel tiene razón —agregó Axel—, una chica nueva requerirá dedicación y tendremos que adaptar las canciones que ya hicimos para los cuatro para que ella participe. Será desastroso.
—O tal vez no… vamos, otra chica sería…
—Fabrizio ¡¿podrías dejar de pensar por media hora en las mujeres?! —lo amonestó Christian.
—Me gusta que seas así de positivo, Fab —Hernán asintió a la vez que hablaba. Christian rodó los ojos— Por eso creo que la mejor manera de tener una nueva integrante y lanzar un nuevo disco lo más pronto posible es haciendo un reality.
Christian clavó sus ojos en él. Si las miradas mataran ésta lo haría dos veces.: —¿Un reality? ¿quieres hacer un reality?
Ariel pasó su mirada de Christian al presidente una y otra vez: no sabía que decir. Axel y Fabrizio se miraron con los ojos muy abiertos y sonrieron uno al otro. Eran los más jóvenes y les encantaba la fama.
—No voy a dejar que hagas de mi banda un circo…
—Ya te había hablado de esto. La televisora está entusiasmada por firmar el contrato apenas digas "Acepto". Si no lo quieres, entonces olvídate de sacar un disco hasta que tengas a tu nueva integrante. O lo haces bajo mis condiciones o lo haces con otra productora.
Christian estaba levantándose de su silla.
—¿Qué estás haciendo? —intervino la manager del grupo— ¡Toma asiento ahora mismo!
—No te metas, Julia.
—¡Y tú cierra la boca! —se paró apoyando las manos sobre el escritorio para enfrentarlo— Sabes que no podrás hacer un contrato con otra productora por los rumores que se han producido por la partida de Tonia. No voy a dejar que el grupo que representó mi papá y que ha dejado en mis manos sea arruinado por un perfeccionista como tú, Christian.
"Tomaremos esta oferta…
—Julia, —Ariel habló intentando hacerla entrar en razón— Un reality es un recurso demasiado comercial. Si todo se vuelve muy banal se puede volver en contra nuestra… Puede ser un boom al principio, pero toma vuelo muy rápido y así de rápido la gente se olvida de lo que le gustó. La larga trayectoria perdura más tiempo…
—Bah, bah —ella hizo un gesto con la mano como apartando la idea de sus oídos— Estás pensando como alguien de cincuenta años —sonrió y sus ojos brillaron con pasión— ¡Lo que importa en estos tiempos es la explosión del momento, lo rápido y fugaz, la pasión en un instante!
—¡Así se habla, Julia! —Axel y Fabrizio vitorearon al unísono, entusiasmados con la perspectiva de tener un nuevo motivo para ser el centro de atención y divertirse.
—La chica tiene razón —aceptó Hernán—. Ustedes son muy jóvenes así que no pueden ver los negocios como yo lo veo. —miró a Christian— Tómalo… o déjalo y nos veremos el próximo año.
Christian apretó la mandíbula, furioso con Julia y esos otros dos tontos. Encima, Ariel ahora parecía indeciso… si pasaba otro año más sin que tocaran tal vez serían olvidados… ¿Qué hacer?
Hacer música era todo lo que sabía y lo que más le gustaba en el mundo ¿Qué hacer?
Sus compañeros, que habían estado con él en las buenas y en las malas, incluso dando todo su esfuerzo para no flaquear cuando Tonia se independizó de ellos, lo miraban expectantes. Axel y Fabrizio tenían la vista clavada en él como un gato sobre un ratón y sonreían con tal entusiasmo que les era tan imposible contenerse, e incluso podían dar miedo.
Resopló, queriendo atravesar a Julia con la mirada porque esos dos tontos cuchicheaban entusiasmados con todo lo que harían si tenían su propio reality.
—Está bien.
No se sintió aliviado cuando lo dijo. Más le pareció haber dictado su sentencia de muerte.
Esperaba no haberse confundido en su decisión.
—Excelente —Hernán giró en su silla y se apartó de la cabecera de la mesa para retirarse. Mañana firmaremos los contratos con el canal. Las grabaciones empiezan el viernes.
Christian cerró los ojos. "Por favor, que todo salga bien" pensó para sus adentros, mientras la manager y esos dos tontos festejaban con risas y alaridos.
***
—¿Y por qué tengo que estar yo castigada? ¡Ni si quiera me sé sus canciones! —murmuraba Ainara mientras frotaba las lozas de mármol del suelo—… bueno… las que canta Ariel, sí —aceptó sonriendo para sí. Las lozas tenían que quedar "relucientes como un espejo" como lo había dicho la Madre Superiora.
Si no hubiera hecho caso a Romina, si pudiera dejar de obnubilarse cada vez que alguien mencionaba a Ariel, si pudiera mantener la cabeza en el presente y dejar de poner piloto automático, ¡definitivamente no estaría siendo castigada como una nena de diez años!
¡Eso no podía ser! ¡Era su último mes en el colegio y ya casi tenía veinte años y estaba siendo castigada! ¡¿Por qué a ella?!
—Ainara ¿qué estás murmurando? —interrumpió su monólogo una voz.
Cierto. También tenía esa extraña cualidad de refunfuñar por lo bajo y casi siempre la encontraban haciéndolo.
—Padre Jorge —se levantó avergonzada— lo siento, no lo oí entrar. —el sonrió como diciendo "Sí, ya me di cuenta".
—Una amiga vino a verte.
—¿Ah? ¿Una amiga? —miró hacia fuera indecisa— pero la Madre Superiora dijo…
—Puedes irte, sino no tendremos más lozas a las que sacarle brillo cuando la Madre Superiora se entere de que las chicas de cuarto año colgaron su ropa interior del mástil.
Ainara lo miró sin saber se reírse o preguntarle si le estaba tomando el pelo.
—¡Es una broma! Anda, vete ya — el Padre se alejó moviendo la cabeza— ¿es que no puedo decir "ropa interior"?
—Si me permite ser sincera… suena raro de oír viniendo de un cura…
—Ropainterior, ropainterior, ropainterior, ropainterior, ropainterior…
—¡No! ¡Basta! Tendré pesadillas…
—Vete ya, Ainara. No quiero que sigas lustrando y correr el riesgo de romperme la cadera como cuando cantaste "Killingme softly with his song" en vez de "Alabanzas al Señor" en misa de doce.
Ainara sonrió avergonzada.
—Lo siento por eso, Padre — el señor le dio una advertencia— oh… Siento volver a disculparme por eso, Padre —el Padre la miró con más significancia—… Mejor me voy, Padre.
Ella salió del recinto y miró por los alrededores para encontrar a la persona que la había ido a visitar.
—No sé cómo puedes soportar este lugar —dijo una voz desdeñosa—, yo en tu lugar ya me hubiera arrojado del campanario.
—¡Julia! —su alegría al verla no fue poca y corrió a abrazarla— ¡¿Qué haces aquí?!
—¡Suéltame! ¡Este traje se arruga con facilidad! —le dijo mientras se la quitaba de encima y alisaba las arrugas inexistentes.
Ainara la miró mientras lo hacia. Julia era una… amiga, si podía llamarse así. Julia le llevaba cuatro años y Ainara la había conocido en primer año de secundaria, cuando Julia no hacía más que intentar dejarla en ridículo frente a toda la escuela. Pero se había vuelto muyyy amigable cuando por casualidad en una reunión escolar Ainara le presentó a su hermano a la chica.
Julia era una chica alegre y agradable, siempre y cuando estuvieran involucradas grandes sumas de dinero, negocios exitosos y que nunca le dijeran que no. Si querías divertirte, Julia tenía que acompañarte o nunca lo hubieras hecho lo suficiente.
Pero, no todo eran rosas, aún la continuaba molestando, pero no por dejarla en ridículo sino por motivos personales. ¡Vamos! Que cuándo más la veía era porque su hermano estaba de regreso en el país.
Eso le dio una idea:
—¿Por qué estás aquí?
—Tengo algo que te va a interesar —y levantó las cejas haciéndose la interesante.
A ver… algo que pudiera interesarle a ella y que estuviera relacionado con Julia. Uno más uno, dos: Julia conoce a su hermano, Alejandro Ferrer, que a su vez era amigo de Ariel, miembro de la banda La Rosa de Versalles y de la que Julia justamente era (a su corta edad) manager.
—Ariel…
—¡Bingo! —no la dejó terminar, la arrastró a una banca a la sobra de un árbol— Sentémonos.
—¿Qué le pasa a Ariel? —inquirió Ainara, preocupada.
—Nara… ¿crees que vendría hasta aquí para darte una mala noticia? Sabes que ni siquiera lo haría, no me gustan esas cosas.
—Ah… —la miró recelosa— ¿entonces?
Julia suspiró pensando por donde comenzar.
—Cuando Tonia dejó el grupo…
—¿Quién es Tonia?
—¡Ay, Nara! —se impacientó Julia— Tonia, Antonia Herrero, La Reina, —insistió— ¿la integrante femenina de Versalles? —se echó hacia atrás mirándola como si fuera un espécimen en extinción— ¿De verdad no sabes quién es? ¿qué? ¿Sos Cuasimodo y vivís en el campanario? ¡Hasta las monjas deben ir a los recitales de la banda y cantar todas las canciones!
—Bueno, no acostumbro a escuchar la música de la banda. Sólo me sé las canciones de Ariel.
—Ariel, Ariel, Ariel ¿por qué no haces una canción sobre él?
Ainara se sonrojó.
—No es lo que piensas… es que me siento agradecida hacia él…
—Sí, sí, claro, ahora se le dice así —hizo un gesto con la mano quitándole importancia al asunto— Como te decía: hace unos meses Tonia dejó la banda para seguir como solista cuando estaban preparando su nuevo álbum. Hay canciones que quedaron a medias porque fueron hechas para que las cantara una voz femenina. Y bueno, ahora Christian necesita esa voz o se reusa a que hagan un reality y los chicos no tocarán, y no habrá álbum, ni recitales, ni dinero…
—Espera, espera, espera ¿quién es Christian?
Julia hizo otro gesto desdeñoso con la mano: —Es la persona más perfeccionista, amargada e insoportable del mundo. Si no fuera un genio sería otro pobre artista frustrado. Olvídate de él… ¡el punto es!: que necesito que vengas conmigo a cantar esa canción —acabó de un tirón.
—¡¿Eh?! ¿Y por qué yo?
—Porque voy a demostrarle a Christian que ese disco se va a editar y va a ser un éxito, el mejor de todos y hará historia y que haremos muuuuuuuuuucho dinero… —la tomó por los hombros— ¿qué dices, eh? Sólo será una prueba y luego regresas aquí y continuarás con tu eterna vida de celibato, novicia rebelde.
—¡No voy a ser monja, soy una estudiante!
—¿Cómo? ¿No tienes casi veinte años?
—Sí, pero si no te acuerdas eso es por…
—¡Cómo sea! ¡Ven conmigo!
—Pero, Julia, tengo contraturno, y deberes.
—Es casi fin de año, ya no debes tener tanto trabajo. Cuando iba en último año, extorsioné a una chica de un curso inferior para que me hiciera los deberes.
—Eso explica como es que tus notas mejoraron… —miró a unas chicas de su turno que se dirigían al edificio del colegio, a clases— Julia, me tengo que ir, nos vemos luego… —dijo levantándose y dando la vuelta para seguir a las chicas.
—¿Y Ariel? —Ainara se paró en seco— Si no lo haces por mí, al menos hazlo por él. —Ainara se volvió para verla— Sabes que esa banda es su sueño, sabes lo que tuvo que luchar para conseguirlo, lo que tuvo que perder —se puso de pie, era más alta que ella por veinte centímetros (por los zapatos de taco aguja que acostumbraba a usar) y la miró a los ojos— Si no sacan un disco este año lo más probable es que sean olvidados: Tonia los dejó mal parados…
—Pero, yo no…
—¿No dijiste que le debías algo? ¿no quieres verlo feliz? —hizo una pausa— Sólo es una prueba. Sólo una.
Ainara miró al suelo y suspiró. Volvió a mirarla.
—Está bien.
Julia asintió agradecida y caminó esperando que Ainara la siguiera. Sin que ella se diera cuenta hizo algo que no acostumbraba: con una gran sonrisa dijo "Gracias, Dios."
***
—¡Aaaaaaaaaagh! —Ainara se apartó de aquellas manos que le estaban arrancando el pelo. Casi se le saltaron las lágrimas cuando vio que un puñado de cabello castaño quedó atrapado en el cepillo— ¡Auch!
—¡Bueno! ¿Y qué pretendes si no te quedas quieta? —le decía aquel estilista con gestos afeminados muy exagerados— ¡Este pelo es un asco! —se volteó exasperado— ¡Julia! ¿cómo pretendes que haga algo con "esto"?
Ainara se tomó la cabeza un poco ofendida mientras Julia levantaba la vista de la revista que estaba ojeando con aire despistado y como no había nada interesante volvió a hundir su atención en sus páginas.
—Lucke, sé que serás capaz de hacer una de tus genialidades con esta chica… —dijo pasando hojas.
—Ni creas que voy a aceptar a alguien más que mi Tonia. Tonia es única ¡Irremplazable! —y se volvió todo berrinchudo hacia Ainara que veía asustada sus reflejo por el espejo.
—¿Esto es necesario?
—Lo mismo me pregunto yo —dijo Lucke, volviendo a su trabajo.
—Ya te dije muchas veces que "sí" —dijo Julia— Piensa que estás jugando a los disfraces.
Ainara no estaba muy segura de todo aquello. El trato era cantar, no un cambio de "look".
Pero Lucke no estaba de acuerdo con la manager. Antes de despedirse, había visto a Tonia muy afectada y había gritado y chillado que "ellos" tenían la culpa. ¿Qué le habrían hecho? ¡Tantos años juntos ¿y la echaban así, sin más?!
Lucke la había vestido, peinado, maquillado, la había hecho lucir con una Reina, antes de cada sesión de fotos, de cada recital. Procuraba que su maquillaje estuviera perfecto durante las entrevistas e incluso había diseñado algunas piezas de su guardarropa, las favoritas de ella. Habían pasado tanto juntos, que aceptar a una chica nueva era como serle infiel.
¿Ellos iban a tirar todo por la borda por una chica sin sentido de la moda? ¡Eso no podía quedar así! Iba a defender la imagen de Tonia a como diera lugar.
Y comenzó a trabajar. La chica que tenía enfrente tenía que lucir exactamente todo lo contrario a la imagen de belleza real que lucía Tonia. Tenía que crear una imagen que el público rechazara, para que el grupo se diera cuenta de lo que habían perdido.
Quince minutos después, para consternación de Ainara, Lucke había acabado. Ella se miró en el espejo y aunque intentaba explicarse qué es lo que la imagen en el espejo le devolvía, no se sentía en sintonía con el genio creativo de Lucke.
—Julia…
La aludida levantó sin prestar mucha atención la vista de su revista y se quedó en seco cuando vio lo que era Ainara. Para empezar su melena castaña estaba escondida bajo una peluca de pelo negro como la noche y tan lacio y largo como una cortina de seda; la cabeza la coronaba un pañuelo cuadrille gris. El flequillo escondía sus cejas y le llegaba hasta los párpados cubriendo toda su frente. Los ojos estaban pintados de colores oscuros sobretodo en la base y contrastaba tanto con su piel que parecía una zombi. ¡Y la vestimenta! Llevaba una remera de algodón negra que parecía gastada y un talle más grande y debajo un vestido negro con tul azul francia con nudos y agujeros aquí y allá, que le llegaba hasta los tobillos. Los pies estaban calzados con un par de botitas de taco aguja que quedaban prácticamente escondidos bajo la falda.
Lucke sonrió para sí: ya esperaba oír el grito de horror.
—¡Wow!
Ainara y Lucke contuvieron el aire.
—…¡Es fantástico! —exclamó la chica.
Lucke se sostuvo del aparador: —¿Qué dices? ¡Es horrible! ¡Es un vómito de la moda!
—Lucke, amiga, tú sólo creas maravillas. Eres la primera persona que mezcla a una dark, con una emo, con una flogger y con un linyera y le queda excelente ¿Qué haríamos sin ti? —dijo observando a Ainara como si se tratara de una obra de arte— ¡Podría llegar a todo tipo de público!
—Pero… pero…
—¡Vamos! —y tomó a Ainara por el brazo para arrastrarla por un pasillo, antes de que Lucke pudiera decir algo más.
—¡Espera! —Ainara se apartó cuando estuvieron fuera y se sostuvo de la pared— ¿cómo se supone que saldré así? ¡si alguien me ve así…!
—¡Tonta! —dijo sonriendo— ¡Para eso es el disfraz! Nadie va a reconocerte, te lo prometo. Además podemos decir que eres extranjera ¿Qué te parece?
—¿Extranjera?
—¡Claro! ¡Australiana! Tu inglés era mejor que el mío, si mal no recuerdo. Sólo habla mezclando algunas palabras en inglés como si te costara hablar español ¿crees que podrás hacerlo?
—Eh…
—Por cierto, antes necesito que firmes esto —y sacó unas hojas dobladas de la nada y los sostuvo contra la pared del estrecho corredor mientras le tendía un bolígrafo, animándola con una sonrisa.
—¿Y para qué tengo que firmar esto? —preguntó Ainara desconfiada.
—¡Oh! Es sólo burocracia… una formalidad —insistió para que tomara la pluma— todas las chicas que participan lo hacen.
Ainara se encogió de hombros y diciendo "Bueno", firmó.
Iba a escribir su nombre en imprenta, para que se entendiera, pero Julia tomó nuevamente su brazo y antes de que dijera cualquier otra cosa se encontró detrás de una cortina observando el casting de otras chicas.
Una chilló-cantó como si estuvieran matando a un gato, aunque Ainara se supuso que debía ser a que estaba nerviosa con el sujeto que supervisaba a las candidatas. El chico (era bastante joven) parecía muy malhumorado y secamente decía "Siguiente" mientras sus labios parecían no moverse.
Otra chica se puso a llorar cuando escuchó aquella palabra y otra le arrojó un corpiño (al parecer había participado especialmente para hacer eso).
—¡Siguiente!
—¡Tu turno! —y Julia la empujó hacia el escenario y ella trastabilló y cayó sobre una rodilla, sosteniéndose con una mano para no derrumbarse del todo.
La chica que aún estaba en el escenario protestando y sonriendo para que el chico le diera otra oportunidad, se la quedó viendo y luego soltó una sonrisita estúpida al observarla mejor. Ainara como pudo se puso airosamente de pie. El chico rodó los ojos como pensando "¿y ahora qué otro fenómeno de circo me tocará presenciar?"
Otros dos chicos miraban alegres sentados cómodamente en unas butacas detrás del muchacho malhumorado, mientras comían pochoclo. Uno vestía ropas holgadas y tenía rasgos asiáticos; el otro llevaba el pelo largo y tenía varios botones de la camisa desabrochados.
—Siguiente —repitió el chico malhumorado mirando a la chica. Ésta hizo una pataleta y Julia tomó la manga de su blusa a través de la cortina para quitarla de allí— ¿Tu nombre?
¿Ah? ¿Le hablaba a ella?
Se había quedado de piedra al darse cuenta que había una cámara de video encendida que grababa a todas las participantes del casting. Si su papá se enteraba de que se había dejado grabar después de lo mucho que él se había esforzado para que nadie lo hiciera, para protegerla y resguardar su intimidad, se iba a enfurecer…
—Ah… Ah…
—¡Siguiente!
—¡Ey! —gritó Julia apareciendo detrás de la cortina— ¡Ni siquiera le has dejado hablar, Christian!
—¡Lo que me faltaba! Una cantante con pánico escénico —refutó el chico— ¡siguiente!
Ainara miró a Julia que le hacía señas para que no le llevara el menor apunte y continuara.
—Ah… mmm… I can sing…
Los chicos que eran espectadores dejaron de masticar y prestaron atención en la situación.
—No estoy interesado en alguien que no habla español… para eso lo tengo a Fabrizio —hizo un gesto con la cabeza sin voltearse hacia el chico de pelo largo— Ya tengo suficiente con su espataliano. Dije "si-guien-te".
El chico de rasgos asiáticos se rió de Fabrizio mientras éste murmuraba algo en italiano.
Ainara se retorció las manos. La forma seca de expresarse de su interlocutor la ponía tan nerviosa como ese profesor de inglés que tuvo. Y ella por respeto y temor lo llamaba…
—…Sir…—dijo automáticamente— yo… puedo play… guitarrra.
—Ya tengo un guitarrista. Lo que quiero es una cantante. Si no cantas, no me interesa…
La puerta del fondo se abrió y entró una persona con andar tranquilo que miraba al escenario interesado. Se sentó junto a Fabrizio y agarró un puñado de pochoclo.
Su pelo oscuro no estaba desordenado como en los tantos videos dónde lo había visto, y también estaba un poco más largo; claro que hacía mucho que no sacaban videos nuevos.
Su sonrisa serena la recordaba y la tenía presente siempre…
—¡Canta! —susurró Julia exasperada entre dientes.
—Dije: Siguient…
"…Por Ariel…"
Ainara entreabrió sus labios, cerró los ojos y la voz fluyó de ella.
Ave Maria
Gratia plena
Maria, gratia plena
Maria, gratia plena
Ave, ave dominus
Dominus tecum
Los chicos que estaban sentados irguieron la espalda separándose de los respaldares. Christian, que había sido interrumpido, contenía la respiración, sin parpadear y con los labios entreabiertos, como si no pudiera perder el menor detalle.
Benedicta tu in mulieribus
Et benedictus
Et benedictus fructus ventris
Ventris tuae, Jesus.
Ave Maria
Gratia plena
Luego, todo quedó en silencio, mientras Ainara acababa con sus ojos cerrados esperando que su corazón se calmara.
Alguien que comenzaba a aplaudir la trajo de vuelta a la realidad.
—¡Eso ha sido… celestial! —exclamó el que aplaudía.
—¡Axel… —advirtió Christian.
—¡Tenemos que tenerla! —gritó mientras saltaba al escenario y tomaba las manos de Ainara.
—¡No!
—¡Sí! —miró a Ariel— ¿Verdad que podemos quedarnos con ella? ¿verdad que sí? ¿sí?
—Ni si quiera sabemos quién es.
—¿Cómo es tu nombre?
—¡No!
—Ah… I…
—Se llama Marie Ann Parlow —interrumpió Julia con suficiencia— Sabía que te gustaría.
—¿Quién ha dicho…?
—¡Oh, por favor! ¡No vayas a negármelo! ¡Si una horda de fans hubiera venido a desnudarte hace unos instantes ni te hubieras enterado!
—¿De dónde es? —preguntó Ariel con interés, aproximándose. Ainara inclinó un poco más la cabeza para que el flequillo le tapara más el rostro. Miró de reojo a Julia….
—Ella es de Australia. Está completamente sola en el mundo. —sólo faltaba que sonaran violines— Vino a probar suerte pero le han robado los documentos no más pisar el aeropuerto y me la he encontrado cantando por unas monedas en ese sitio.
Ainara la miró perpleja ¡Pero qué mentirosa era!
—¡Ves! ¡Pobrecita! Tenemos que quedárnosla. —insistió Axel zarandeándola por las manos— ¡Será nuestra Fergie! ¡Que digo! ¡Nuestra propia Amy Lee!
Julia se regodeó con Ainara: —¡Ya ves que para encontrar talentos soy tan buena como papá! En el instante en que la oí me dije: "Ella es la indicada". —sacó unos papeles del bolsillo y Ainara los reconoció al instante como los que había firmado— Por suerte, soy su representante.
—Julia… —Ainara ya empezaba a desconfiar de las intenciones de la manager. ¿Qué estaba intentando? ¿No quería que sólo cantara?
Fabrizio hizo amago de tomar los papeles, pero Julia los movió en el aire y se los volvió a guardar.
—Quiero hablar contigo, Julia —Christian se volteó y caminó hacia la salida esperando que lo siguiera.
—¡Dios! ¡Odio cuando hace eso! —farfulló la manager. Luego miró a Ainara— Espérame a fuera ¿sí, Marie Ann? ¡Axel! ¿quieres soltarla ya? —lo tomó por una oreja— Vengan conmigo.
Ainara vio cómo seguían Christian y ella hizo lo propio y desapareció detrás de la cortina.
Volvió al lugarcito donde la habían cambiado. Por suerte aquel estilista no estaba allí, así que se quedó aguardando a que Julia regresara para llevarla de regreso al colegio. Pero pasaron los minutos y la manager no aparecía.
Así que sin cambiarse las ropas por si acaso alguien la veía, salió nuevamente al pasillo y vagó para buscarla. Pasó junto a un cuarto con la puerta entreabierta.
"…En otras noticias, el Presidente Miguel Alejandro Ferrer estaría preparando su viaje Francia al finalizar en la semana del veinticinco su mandato presidencial y asumir su lugar su compañero de partido, el candidato Gustavo De La Villa. La oposición continúa insistiendo que durante la campaña electoral de este último hubo malversación de fondos e pretende iniciar juicio electoral…"
—Cambia de canal, por favor —Ainara se quedó en seco al escuchar eso—, no soporto las noticias.
Se oyó cómo se apagaba el televisor.
—Cierto —dijo Fabrizio—, siempre pones esa cara cuando escuchas sobre política. Aún cuando no hablen de tu padre ¿no, Ariel?
—Es sólo que me parece una eterna ficción que no puedo soportar. He vivido con ello gran parte de mi vida y ahora que no tengo que vivir constantemente con eso no puedo oírlo. —Hubo una pausa— No me gustaría tener relación con ese mundo de nuevo…
Ainara se recostó contra la pared, escuchando.
—¿No extrañas… —empezó Axel.
—Me gusta más vivir como ahora —la voz de Ariel se oía relajada—. No tengo que aparentar algo que no soy y hago lo que me gusta… ¡no lo cambiaría por nada! Y me gustaría que las cosas quedaran así…
Ainara se apartó de la puerta al sentir movimiento dentro del cuarto y se alejó sigilosamente por el pasillo.
"…me gustaría que las cosas quedaran así…"
¡Que tonta había sido! Si él no había intentado ponerse en contacto con su hermano, que había sido su mejor amigo, en los últimos cuatro años ¡por supuesto que no querría saber nada de su mundo!
Pero ella se sentía agradecida por lo que Ariel había echo por su hermano, por ella y sólo quería devolverle el favor. Jamás se le cruzó por la cabeza que él no la querría ver. ¡Lo más probable era que le causaría problemas si la veía! ¡Y ella no quería eso! ¡No podía descubrirla allí!
Volvió al cuartito y comenzó a cambiarse ¡Tenía que volver lo antes posible al colegio! Estaba acabando de arreglarse cuando Julia apareció con una sonrisa en su rostro, que se desvaneció en el instante en que la vio con el rostro limpio y sin la peluca.
—¿Qué haces?
—Me voy —y pasó a su lado y corrió por varios pasillos hasta encontrar la salida de ese laberinto.
Sentía que volvía a respirar.
—¡Espera un momento! Te llevaré de vuelta —exclamó Julia, que la había seguido. Le sacó la alarma a su auto deportivo rojo y ambas subieron.
Ainara cerró los ojos, se recostó en el asiento, y exhaló todo el aire que contenía en sus pulmones.
Anduvieron unos minutos en silencio, pero Julia no era de las que podía soportarlo así que encendió la radio. Tampoco podía quedarse callada, así que luego de un suspiro, preguntó:
—¿Qué te ha sucedido?
—No debí ir allí. Si Ariel me hubiera reconocido se hubiera enfadado mucho… —se cruzó de brazos.
Julia la miró preocupada, pero sonrió e intentó animarla: —¡No lo creo! Ariel no es así. Estoy segura que se sentirá muy contento si cantas con ellos…
—Julia, sólo dijiste que querías probar mi voz —la interrumpió—. Ya lo hicimos, así que ahora olvidémonos de eso ¿sí?
Hubo una pausa y Julia apretó los labios pensando en cómo debía soltar la bomba.
—Eeeeh… sobre eso —Ainara la miró directamente, aguardando— ¡tengo algo que te pondrá muy contenta! —se apartó del tránsito y detuvo el auto en un costado—: ¡Te han aceptado en la banda!
Silencio.
—Perdona, no te he oído bien…
—¡Que te han aceptado en la banda! ¡¿No es genial?! ¡Serás una estrella de rock con fama internacional!
Ainara comenzó a hiperventilar. Algo le decía que Julia no bromeaba.
—Julia —habló lentamente—, en ningún momento quise entrar en la banda ¡Ni siquiera me sé sus canciones! ¡Esto es ridículo! Deja de bromear y llévame a casa.
—No es una broma ¡Te han aceptado! El próximo lunes firmas el contrato y estarás oficialmente adentro. Te harás famosa en un dos por tres: harán un reality show de la integración de la nueva candidata de La Rosa de Versalles que se emitirá tres veces a la semana…
—¿No me has oído? ¡No quiero entrar en ninguna banda! —quitó el seguro de la puerta y se bajó y empezó a caminar sin rumbo fijo.
—¡Pero tienes que hacerlo! ¡Qué desagradecida eres! ¡Millones de chicas matarían por estar en tu lugar y tú dices que no!
—¿Desagradecida? ¡Nunca quise eso! —siguió caminando.— ¡Como sea! Si no vuelvo será como si esos chicos y Ariel nunca me hubieran conocido. —se detuvo pensando— Después de todo llevaba un disfraz, ¿no? —sonrió calmándose, mientras se llevaba una mano al pecho recobrando el sentido— Tú lo has dicho: no hay forma de que pudieran reconocerme. Han pasado años desde que se ha publicado una grabación sobre mi en tv y he cambiado bastante, así que no…
Julia tenía una de sus típicas sonrisas de satisfacción en su rostro, una de esas que daban miedo y con razón.
—Te olvidas del video.
—¿Ah? ¿Video? ¿Qué video?
—El que estaban grabando durante el casting… —Julia empezó a caminar hacia el auto sabiendo que tenía el control ahora— No es como si no existieras: tienen pruebas.
—¡Espera un momento, Julia! —Ainara la siguió.— ¿Cómo les dejaste el video?
—El video y el contrato que firmaste donde me designas como tu representante. Ahora los chicos y yo debemos ir camino al aeropuerto para tomar nuestro vuelo y reunirnos con el presidente de RED RECORDS en Miami ¡Y anunciar que serás la nueva integrante!…
—¡¿Por qué se los diste?!
—Es por el beneficio de todos, por Ariel, por ti para que te sueltes y liberes un poco ¡Será como una aventura!, por la banda…
—¡A mi me da la impresión de que es por ti! —Ainara reprimió un quejido de angustia.— ¿Has pensado en lo que le haría a papá que se sepa que su hija participó en un casting de una banda de rock? ¡¿Y encima quieres que participe en un reality show?! ¡Él aún está gobernando si mal no recuerdas!
A Julia se le borró la sonrisa del rostro. No había pensado en eso: aunque no fuera sólo por la imagen, que papá Ferrer se enojara iba a ser terrible
—Lo siento…
La cabeza de Ainara iba muy rápido.
—No hay tiempo para disculpas ¡Hay que conseguir ese video! —tomó su celular y presionó las teclas de discado rápido.— ¡Romina, te necesito ahora!
***
—Bueno, entonces ¿por qué estamos aquí?
—Romina —Ainara tomó aire y posó sus manos en cada hombro de ella. Le habló con firmeza y seriedad— ¡Esta es una misión especial y confío en que la llevemos a cabo con éxito!
La chica se echó hacia atrás un poco impresionada.
—De a cuerdo… —miró por sobre su hombro a Julia con desconfianza— ¿Has estado consumiendo drogas? —susurró para que la manager no la oyera.
—¡No, por Dios! ¡Escúchame bien! —miró hacia todos lados— Sé, de muy buena fuente, que la banda La Rosa de Versalles partirá en media hora hacia Miami.
—¡! —Varios transeúntes voltearon al oír el grito de Romina, el típico de toda fan que se precie de serlo— ¡¡¡¿En serio?!!! ¿Y voy a tenerlos todos para mí solita? ¡A pesar de ser la presidenta del club de fans nunca había logrado quedarme a solas con ellos! ¿Por qué no me avisaste antes? ¡Debería haberme puesto algo mejor! ¡Soy un desastre! ¿Cómo está mi pelo? ¿Tienes algo para escribir? ¡Quiero sus autógrafos! ¡Les haré firmar mi ropa interior! No importa que tengan que escribir sobre todo mi cuerpo ¡LOS AAAAAAAAMO!
—¡Romina! —la sacudió por los hombros. Sólo faltaba que la sopapeara para hacerla reaccionar— ¡Concéntrate! ¡Esta misión no se puede echar a perder! ¿Me oyes? ¡Si algo sale mal, no habrá más La Rosa de Versalles!
—¡¿Qué?! ¡¿De qué estás hablando?!
—No quería ser tan drástica, pero esos chicos están cargando con una bomba…
—¡¿UNA BOMBA?!
Bomba y aeropuerto… terrible combinación: La gente se detuvo en seco y varias personas las miraban con temor. Julia le tapó la boca a Romina en un parpadeo.
—Creo que haberla traído sólo empeorará las cosas…
—No —Ainara miró a Romina, que se estaba poniendo azul por la falta de oxígeno—. Ellos llevan un video que si se hace público ocasionará el fin de su carrera ¿entiendes? —Asintió— ¡¿Quieres que eso pase?! —Negó frenéticamente— ¿Quieres que años de la mejor música y la trayectoria de los chicos más lindos que hayas visto en tu vida se vaya al garete? —Otra furiosa negación— ¿Harás lo que esté hasta más allá de tu alcance para que sigan filmándose todo tipo de videos y comerciales sexies de una de las mejores bandas del mundo? —Romina dio otro asentimiento apasionado. Casi se le saltaban las lágrimas de la emoción… o porque no podía respirar— ¿Harás lo que sea por evitarlo, aún a costa de tu vida? —Asintió violentamente— Entonces, Romina, ¡Ve por ellos! —y Julia la soltó y la chica salió disparada como una bala.
—¡Eso es! ¡Corre, corre como el viento!
—Deberíamos ir también. No le hemos dicho donde nos encontraríamos.
—Será mejor así, abarcaremos más superficie. Tú ve por acá y yo por allá.
Bueno ¿por dónde comenzar? Por lo que Julia le había dicho, como la partida de la banda no había sido planeada, la prensa no tenia conocimiento y por lo tanto tampoco los fans. Así que los integrantes estaban por allí de incógnito entre toda esa gente, haciendo lo que comúnmente hacen los mortales en un aeropuerto.
Ainara, gracias a su padre, se había salvado de llevar una vida tan pública como la de esos chicos. Una vida de la que sabía no iba a disfrutar nada, porque ya había visto con sus propios ojos lo que la prensa había hecho con su mamá. Pero ahora tenía que proteger ese tipo de vida en el anonimato por la imagen de su papá. Después podría llevar una vida como cualquier chica normal.
Iba divagando en sus cosas cuando chocó con alguien que venía distraído buscando algo en su bolso de mano. El bolso cayó y las cosas que contenía se salieron de él.
—¡Oh! ¡Lo siento! —exclamó ella dispuesta a ayudar.
Pero la persona hizo un gesto con la mano y se agachó en su lugar para tomar las cosas.
—¡Olvídalo! —y reclinó el rostro de tal manera que ella lo reconoció a pesar de llevar gafas oscuras.
Christian. Christian la estaba por mirar directamente a la cara.
Apartó rápidamente la vista y grande fue su asombro al notar un DVD que ponía: "LRDV – CANDIDATAS".
¡Dios! ¡Lo había encontrado! ¡Y tan fácil! Casi podía oír "Aaaaleluya, Aaaaleluya…" cuando iba a tomarlo del suelo…
…Pero la mano de él fue más rápida y lo metió en el bolso.
Ainara se dio vuelta como un trompo dándole la espalda y se escabulló entre la multitud.
¡Iba a tener que robarle el bolso! ¡¿La hija del Presidente de la Nación cometiendo un delito?! ¡Si la noticia se hacía pública su papá la mataba!
Bueno, lo primero que debía hacer era encontrar a Romina y a Julia para decirle cuál de ellos tenía la grabación.
Se dio vuelta y grande fue su sorpresa cuando la vio. Romina estaba acosando a Axel mientras le ofrecía un marcador y comenzaba a desabotonarse los primeros botones de la blusa.
A ellos se acercó Fabrizio más que dispuesto para firmarle donde quisiera a la chica.
Ainara se escondió detrás de un anuncio publicitario para que no la vieran y observó como se acercaban.
Romina iba detrás de Axel sin querer soltarlo mientras este se debatía por librarse de ella. La presidenta del club de fans comenzaba a llamar la atención y claramente no sabía donde meterse.
Cuando Romina pasó siendo arrastrada junto a su escondite, Ainara la tomó del brazo y la escondió para que los otros dos no las vieran.
—¿Que estás haciendo? —preguntó molesta.
—¿No era que ibas a ayudarme?
—Estaba actuando para conseguir lo que me pediste ¡Dah! —finalizó abriendo mucho los ojos para darle más énfasis.
—Pues no lo parecía —suspiró—. Ya sé quién tiene la grabación.
—¿Quién?
—Christian.
—¡KYAAAAAAAAAAA...!
—¡SHHH!
—Perdón, no puedo evitarlo. ¿Y por qué no se la sacaste?
—Está en su bolso.
—¿Quieres decir que debemos tocar sus cosas personales?— preguntó soñadora.
A Ainara le entraron ganas de llorar. Esta misión no iba hacia ningún lado.
¿Por qué le pasaba esto a ella?
—Busquemos a Julia...
Empezaron a caminar pero pronto tuvo que desviarse porque hacia ellas venía Ariel.
Le costó muchísimo porque Romina tiraba hacia el lado contrario...
Juntas vieron como Christian y Ariel se encontraban.
—Toma mi bolso. Olvidé mi Ipod en el auto. —Christian le entregó el bolso.
"Ay, no...."
Las chicas se pusieron a seguir a Ariel.
—Romina, distráelo. Yo iré por el bolso.
—¡OK! — parecía más que dispuesta a entregarse por esa misión.
Y mientras se acercaba a saludarlo, Ainara los rodeaba a ambos para quedar detrás de Ariel. Todo parecía ir de maravillas. Él no se podía haber detenido en un lugar mejor: entre una columna y una gigantografía. Ainara podía pasar cómodamente el brazo entre ambas sin que nadie la viera. Todo era perfecto...
"¡Ahora!"
Y tocó el cuero del objeto de su frustración con la yema de los dedos...
….pero se alejó de ella: Ariel y Fabrizio se aparecieron junto a Ariel, haciéndolo girarse al verlos.
Ainara tuvo que esconder la sospechosa mano sin dueño, mientras escuchaba a los chicos al pasar junto a la columna.
—¡Ah! ¡Aquí esta otra vez la presidenta del club de fans —Axel parecía un poco incómodo— Creo que esta loca... Es decir, más loca que las otras fans.
—A mí me parece perfectamente normal. —replicó Fabrizio encogiéndose de hombros— Hace unos meses me pidió que firmara su tanga. Supongo que pedir que le firmes un seno no es tan descabellado.
—¡Eres un degenerado! —Aunque no quería, se acercó a Ariel y a la fan— Oye, Ariel, ¿A dónde fue Chris?
Ainara le hizo señas a Romina para que volviera con ella a su escondite.
—Fue al auto por su Ipod. —dijo mientras caminaban alejándose de la posición en la que Ainara estaba.
—Pero si yo se lo guardé en el bolso.
—Sabes que es muy quisquilloso con sus cosas: quizás le desordenaste y ahora piensa que lo ha perdido. —Abrió el bolso, revolvió un poco y de adentro saco el Ipod y también el celular de Christian. Le entregó el bolso a Fabrizio— Espérenme aquí. Iré a buscarlo ya que se ha dejado el móvil.
—Ok.
Romina hizo una seña con su cabeza para que Ainara actuara y cuando ya se había salido de su escondite y estaba a menos de un metro de la mano de Fabrizio...
—¡Julia! ¡Te tardaste! Chris amenazó con dejarte aquí si no aparecías en veinte minutos ¿Dejaste a Marie Ann.?
Ainara volvió a la velocidad del sonido a su escondite.
—Ah, sí... —se quedó mirando a Romina, que le hizo un leve gesto levantando ambas cejas hacia la dirección donde se encontraba Ainara— que raro que sólo estén con una fan.
—¡Oh, es que esto no lo compartiría con nadie! Soy una fan muy celosa, jejejeje…
Julia miró por entre los chicos a Ainara que le señalaba el bolso frenéticamente con las manos y la cabeza.
—¿Dónde están Chris y Ariel?
—Ariel fue por Chris porque se olvidó el celular.
—¡Oh! ¿En serio? Pareces algo cansado Fab. Deja que lleve tus cosas —finalizó con la mejor de sus amables sonrisas, una de esas que eran por conveniencia.
—No sería capaz de dejarte hacer eso, amore. —dijo juguetón.
—¡Acuérdate que soy mayor que tú! —rebatió perdiendo la paciencia.
—Sólo por un año…
—¡Dame los bolsos! —lo miró amenazante y Fabrizio se los iba a entregar cuando...
La mano de Christian se interpuso a las de Julia.
"Aaaaaahhh..."
—¡KYYYYAAAAAAAAA! —chilló Romina. Iba a saltar sobre él pero la mirada que le lanzó la detuvo como si se hubiera chocado con una barrera invisible— ¿Podrías firmarme aquí por favor? —pidió pestañando rápidamente, mientras sacaba el elástico de su ropa interior del borde de los pantalones.
Christian la miro con cara de pocos amigos y continuó su camino como si nada.
—Axel, no vuelvas a tocar mis cosas —dijo secamente sin voltearse— ¿Dónde estabas Julia?
—¡Vamos, aún es temprano para la partida! Por que no voy por café, ¿quieren?
Axel y Fabrizio asintieron. Y ella volvió a perderse por entre la multitud.
Romina iba a seguir a los chicos, pero nuevamente Ainara la arrastró y juntas siguieron a Julia a la distancia. Se encontraron en la cafetería.
—Esta será la ultima oportunidad.—dijo Julia.— Después de subir a ese avión, no podré quitarles la grabación porque me convertiré en la principal sospechosa —Ainara se retorció nerviosa los dedos de las manos— Cuando vuelva con el café, Romina, tu me empujarás para volcar el café sobre Christian.
—¡Oh!
—¡Nada de lamentos! ¡Es un sacrificio que debe correr si quieres que su carrera no perezca! —Miró a Ainara—. Y tú, Nara, debes moverte con velocidad y precisión. Tomarás el bolso y correrás hacia el baño de damas. Sacas la película y dejas el resto allí y te vuelves al colegio. ¡Desapareces! ¿De a cuerdo?
Romina se alejó primero. Julia detuvo a Ainara y le habló seriamente, algo poco común en ella: —Será mejor que recuperemos ese video porque de lo contrario, si desapareces, ellos serán los que saldrán perjudicados.
Ainara quiso preguntar a que se refería, pero Julia se alejó para retirar su compra.
Pronto estuvieron frente a las puertas de embarque. Ainara vio como Julia se acercaba con el café. Todo parecía ir en cámara lenta y podía escuchar los latidos de su corazón en su cabeza. La gente parecía esparcirse, alejarse de su objetivo, abriéndole paso como si se tratara de un plan perfecto trazado en el cielo.
Romina apareció en su campo de visión corriendo nuevamente con su marcador en su mano hacia el grupo. Pronto las dos chicas iban a colisionar.
Debía estar preparada: se sostuvo de una columna para darse el envión inicial y salir despedida hacia ellos.
3…
Julia le ofrecía un vaso de humeante café a Fabrizio…
2…
Romina corría hacia ellos saltando como si se encontrara en un campo de flores...
1…
La bandeja con los vasos estaban en posición justo frente a Christian…
"¡Ahora!"
Y salió despedida...
…O por un instante le pareció hacerlo porque ahora estaba siendo retenida por un hombro.
—¿Qué cree que está haciendo?
—¿Eh? —se volvió hacia quien le hablaba y debió ser muy cómica su expresión de espanto cuando vio al guardia de seguridad porque éste sonrió con malicia.
—Yo... Yo...
—¿Cree que no la he visto rondar a esos chicos...?
Ainara vio desesperada como Christian esquivaba el café y como Romina se volteó para ver por qué no aparecía y al verla se quedaba de piedra.
Julia reaccionó más rápido e hizo avanzar a los chicos para que no vieran lo mismo.
—¿Es que quería robarles?…
Romina ahora avanzaba hacia ella.
"¡No! El bolso… ¡Ve por el bolso!"
—¡¿Qué cree que está haciendo? —exclamó Romina.
"¡No le hables en ese tono..!"
Fueron rodeadas por tres guardias más.
—¡Ah! ¡Y usted también! ¡Ha estado gritando y asustando a la gente con decir que hay una bomba….!
—¡Por su puesto! ¡Es un caso de vida o muerte! ¡Esos chicos! —los señaló a la distancia sin que ellos se dieran por enterados— ¡Haría lo que sea por salvarlos! ¡¡Podrían tomar mi cuerpo y no me importaría!! —y cayó de rodillas abriendo los brazos hacia los lados, mirando la cielo como si fuera una mártir.
En cualquier otra situación Ainara se hubiera reído hasta la muerte. Ahora no.
—Tendrán que acompañarnos, señoritas…
***
—¡Gracias, Miguel! —Romina miró a Ainara y le sonrió— ¡Qué bueno que Julia te mandó ese mensaje diciendo que todo estaba bajo control! ¡Nos vemos en la escuela Ainara! — y cerro la puerta del vehículo.
El auto se puso en marcha y Ainara se recostó en el asiento, deprimida.
La verdad es que Julia no le había mandado nada. Ella se había autoenviado un mensaje para que Romina se calmara. Había estado más nerviosa por la banda que porque la habían detenido. De hecho exigió que la liberaran porque tenía una misión muy importante que cumplir: ¡Salvar a la banda más importante del mundo entero de su perdición!
Miguel las había ido a rescatar a la estación de policía del aeropuerto. En cuanto lo vio, era tal la tensión que había juntado en el día, que se arrojó a sus pies llorando como una niña, aforrándose a las piernas del hombre.
Miguel Santana era guardaespaldas de la familia de su mamá desde que ella tenía memoria. Cuando era pequeña le había llamado Ángel Miguel, porque siempre estaba tras ella cuidándola. Cuando entró en la adolescencia él había pasado a ser su guardaespaldas, pero luego al comenzar la escuela no solía verlo muy seguido.
—La señorita Julia me dijo que estaba en problemas, señorita Ainara. —el hombre la miró alegremente por el espejo retrovisor— ¿En qué clases de líos se ha metido esta vez?
—Créeme: no querrás saberlo — se inclinó hacia delante— ¿Me llevarás con mamá?
—En cuanto se enteró de que la habían detenido hizo unas llamadas para que no se hiciera pública su identidad, señorita. — dobló en una esquina—. Ahora tiene algo de curiosidad por oír su versión de la historia.
Ainara ahogó un lastimero quejido.
El auto se detuvo frente a una de las más lujosas casonas del barrio de San Isidro. Miguel se bajó del vehículo y le abrió la puerta.
—¡Mamá! —gritó la chica hacia las escaleras— ¡Estoy en casa!
Subió los escalones de dos en dos y entró como un tornado a una de las habitaciones.
Una mujer rubia estaba sentada plácidamente leyendo un grueso libro de filosofía mientras tomaba el té.
—Mamá, ¿estás bien? —Ainara se sentó en la mesa ratona para quedar frente a ella y le quitó la taza de las manos y las tomó entre las suyas— ¿No te ha pasado nada?
—Estoy bien... —sonrió deshaciéndose de las manos de su hija y volviendo a tomar la taza— ¿No debería preguntar eso yo? Si crees que me has causado un disgusto estás equivocada. —siguió leyendo ensimismada como si Ainara no estuviera allí y ella sólo se concentró en observarla hacerlo.
Su madre era una mujer sorprendente. No sólo por su inteligencia sino que era capaz de hacer tantas cosas que eso la ponía sobre el común de la gente. Su madre era una genio.
A veces no sabía cómo demostrar abiertamente su afecto, pero Ainara sabía que lo hacia a su manera, inculcándole los valores imprescindibles que toda persona debía tener.
Y hacerse responsable por los errores cometidos era uno de ellos.
"Será mejor que recuperemos ese video porque de lo contrario, si desapareces, ellos serán los que saldrán perjudicados."
Ahora entendía a qué se había referido Julia al decir aquello: si desaparecía y los chicos la presentaban ante el presidente de la discográfica como su nueva integrante, los contratos que tenían planeado concretar iban a quedar en la nada. Y no iban a poder tocar en varios años… Y la discográfica no querría trabajar con ellos si no los tomaba en serio…
Pobres chicos…
¡Ariel!
—¿No vas a contarme lo que ha sucedido?
—Es una larga historia…
—De a cuerdo —y siguió leyendo.
¡Dios! No quería preocuparla y que le diera uno de sus ataques.
Hubo una época en que los ataques fueron tan constantes que no pudo dejarla sola.
¿Qué debía hacer?
—Mamá...
—¿Hmmm?
—Hoy... he hecho algo que... podría dañar a unas personas.
Su madre dejo de mover los ojos sobre las líneas del libro, pero no levantó la vista.
—Estoy segura de que mi Ainara no lo ha hecho a propósito.
Silencio. A Ainara le entraron ganas de llorar otra vez. ¡Su madre confiaba ciegamente en ella!
—Pero aun así... Tengo que repararlo... —continuó suavemente.
La madre elevó la mirada y le sonrió tranquilamente.
—Lo sé, Ainara. Hacerse responsable por los propios actos forma parte de madurar —le tocó el cabello fugazmente como el vuelo de una mariposa—. Y presiento que no te veré por un tiempo. ¿Es así?
Ainara apretó los labios, conteniendo un sollozo, y asintió frenéticamente
—¡Bien! —Se levantó de su sitio y avanzó hacia una mesa contigua donde había montones de libros y se los puso a clasificar.— Yo me encargaré de tu padre. ¿No había un viaje de egresados de tu colegio la semana próxima? Le diremos que vas a participar en él. Ya veré después cuánto tiempo podemos sostener la historia, aunque no será difícil porque casi no lo ves.
" Le diremos lo mismo a Miguel. Ya sabes lo que te quiere y se desesperará si se llega a enterar de que no estás en la escuela.
" Necesitas un nuevo teléfono para que papá no pueda rastrear el que tienes y para que te pongas en contacto conmigo… puedes dárselo a Romina también. Si ella no te localiza lo más probable será que sea la primera en dar la voz de alerta de que has desaparecido. A ella dile que te necesito aquí y que te quedarás en casa conmigo, para que no sospeche.
Se volvió hacia su hija que la miraba sin habla.
—¿Qué esperas? Tienes que hacer tu bolso y no olvides que es necesario descansar.
Ainara se puso de pie y la abrazó fuertemente.
La madre se quedó tiesa y no respondió al gesto.
—No es necesario ponerse tan sentimental.
Ainara se mordió la lengua reprimiendo las lágrimas y se apartó sonriendo.
—Lo sé. No hagas enfadar mucho a papá, ¿eh? —dijo mientras salía de la habitación.
—¿Bromeas? ¡Es mi deporte favorito!
***
Christian hizo sonar los dedos de su mano por enésima vez. ¡Dios! ¡Cómo odiaba que lo hiciera! ¡Maldito insoportable! ¡Con esa apariencia de serenidad cuando su mundo se estaba por venir abajo!
¡Era su culpa! Se repetía una y otra vez Julia. Todo lo había planeado por él y él permanecía ahí tan tranquilo, ignorante de todo y con una sonrisa de satisfacción en el rostro. Era como si estuviera esperando que fallara...
—¿Es que tu candidata no va a venir?
—¡Cállate!
Si algo salía mal no sólo su padre, sangre de su sangre la iba a despedir, sino que seguro la desheredaba. ¡Pobres sus joyas y pieles, los vestidos de Armani y los zapatos de Gucci!
—Chris... —Ariel se sentó a su lado frente a la enorme mesa de la sala de reuniones de la discográfica— No la fastidies, la pones nerviosa.
No la ponía ¡Ya estaba así! Le había dejado montones de mensajes a Ainara y ésta no daba señales de vida.
Sus pobres fragancias de Chanel, sus viajes Cabo San Lucas en verano y a Chamonix en invierno… ¡¡¿Por qué Dios la castigaba de esa manera?!!
La puerta del salón se abrió y entró Hernán seguido de sus colaboradores: —Pasen, por favor... —le cedió el paso a un hombre seguido de sus colaboradores y quizás también los seguían los colaboradores de estos.
Tomaron asiento.
—Leonel, quiero presentarte a Christian Newman, líder de La Rosa de Versalles —Hernán se volvió hacia él— Chris, él es Leonel Villanueva, productor ejecutivo del canal NTV.
—Mucho gusto, aunque ya lo he visto en alguna oportunidad...
—Sí —dijo el hombre— en el programa Flash TV donde Yvonne te entrevistó —se lo quedó viendo interesado—. A propósito: ¿pasó algo con ella aquella vez?
Chris apretó la mandíbula.
—No, señor.—respondió masticando las palabras.
Axel y Fabrizio voltearon sus rostros para reírse. A Julia se le alegró un poquito la tarde.
—¡Ejem! —Hernán cortó la tensión entre ambos sonriendo— No creo que ese rumor sea más interesante que lo que nos reúne aquí hoy, ¿no? Un contrato como el que vamos a firmar ahora sólo se puede lograr en contadas ocasiones.
—Estoy de acuerdo.... Pero ¿Dónde está la chica?
Julia sintió que se hundía en su silla.
—Está en camino, señor...
—Entonces, hasta que llegue podríamos tomar un café.
—Pero ella no es necesaria para que firmemos, después de todo sólo es la nueva integrante.
—Te equivocas, es muy importante. —la corrigió Leonel— Hemos decidido que el programa se llamará "Proyecto Versalles" y a pesar de enfocarse en la vida de la banda durante la grabación de su último disco, se centrará en lo que deberá transitar la cantante para integrarse al grupo.
Uno de los colaboradores tomo la palabra.
—Creemos que mostrar como una chica común y corriente comienza a formar parte de una banda de tal trayectoria y reconocimiento, resultará de enorme atractivo a millones de espectadores. Es como el cuento de la Cenicienta.
Christian miraba a Julia con cara de pocos amigos.
—De hecho vamos a televisarlo para el exterior.
A Julia le dieron ganas de golpearse la cabeza con la mesa. ¡Estaba a punto de convertirse en una de las mujeres más ricas del país! ¡¡¿¿Y dónde estaba esa chica??!!
—¿Tardará mucho en llegar?
—¿Llegará? —sonrío Christian incisivo, mirando a Julia.
—Excuse me... —irrumpió una tímida voz— Your secretary told me que podía pasar.
—¡¡¡¡¡¡¡¡¡Marie Ann!!!!!!!!! —Axel se puso de pie y le dio un abrazo comparable al de un oso. Ella se quedó tiesa sin saber que hacer. Christian rodó los ojos pero a Julia no le importó porque el alma le había regresado al cuerpo— te guardé un sitio —expresó apartándole la silla que él había ocupado.
—Thank you...
—¿Café? —preguntó Fabrizio, sirviéndoselo antes de que contestara. Christian apoyó un codo en la mesa y el mentón sobre su mano para observar a los extraños especímenes que eran los integrantes de su banda. ¡No! En realidad estaba esperando que se dieran cuenta que estaban actuando ridículamente. Sólo era una chica... ¡Y una que vestía como andrajosa!
—Thanks —miró al resto de los presentes. Lamento llegar tarrde. Abajo hay... Como se dice... Periodistas...
—¡Oh! Y es por ti, preciosura —dijo muy contento Hernán. Se lo notaba menos tenso que en un principio ahora que conocía a la chica personalmente.— ¿Qué les parece si hacemos negocios chicos? —Hernán le tendió la pluma a Marie Ann— Primero las damas.
—¿Quieres decirme por qué te demoraste tanto? —Julia desquitó toda la tensión acumulada en el bolso de Ainara, golpeándolo.
Acababan de llegar de un salón de belleza luego de pasar cuatro horas poniéndole extensiones a Marie Ann en el pelo y de teñírselo completamente de negro para dejar de una vez de lado la peluca que usaba.
Ahora podían hablar a solas. Estaban en la habitación que Marie Ann utilizaría en adelante, en la casa de Christian. En unos pocos minutos se celebraría una fiesta privada con gente de la productora para recibir a la nueva integrante de la banda y por el inicio de grabación del disco. (Nadie se atrevía a celebrar el comienzo de las grabaciones del reality porque se arriesgaba a tener a Christian como un enemigo de por vida).
—Lo siento, es que conseguir toda la ropa fue fácil, pero combinarla y ponérmela yo sola, no. ¿Sabes lo difícil que es vestirte como una andrajosa pero que a la vez no parezca que te has peleado con un ropero?
—Si, lo sé. No luce tan bien como lo que había hecho Lucke la vez pasada —le sacó un mechón de pelo de atrás de la oreja para que su rostro quedara mas oculto.— ¿Y por que no respondías mis llamadas?
—Tuve que deshacerme del celular para que papá no me localice.
—¿Tu madre sabe lo que estas haciendo?
—Sabe que estoy haciendo algo. No le he dicho qué.
Julia se quedo pensativa.
—Será por poco tiempo, lo prometo —le guiñó un ojo para tranquilizarla—. Llamaré a Lucke para que se encargue de ti...
Y cerró la puerta de la habitación.
Marie Ann se quedó a solas y se recostó sobre su cama. La habitación era muy bonita y seguro que de día podía verse una hermosa salida de sol. Por lo que había oído, esa había sido la habitación que Tonia usaba cada vez que la banda se atrincheraba durante semanas para sacar un disco.
Esperaba que "atrincherarse" fuera solo una expresión.
La puerta abrió produciendo un fuerte estampido, tan de repente que Marie Ann se incorporó de un salto en su cama. Una enorme bola peluda de gris y blanco se lanzó sobre ella.
—¡Bonito, no! —Axel entró en la habitación, agitado, y tomó a la bestia por el collar intentando apartarla de la chica, pero no parecía ceder ni un milímetro.
Desde su posición Marie Ann vio entrar a Fabrizio que traía una correa en sus manos. Con su ayuda, Axel logró ponerle en collar y tiraron juntos, mientras Marie Ann se debatía entre estar asustada o reírse por las cosquillas que le causaba el perro. Chillaba por las dos.
—Lo siento, Marie Ann — se disculpó Axel agitado— A Bonito le gusta hacer nuevos amigos... Y el sabor de los ¡cosméticos!
Al decir lo último, los chicos casi se caen al suelo cuando el animal se detuvo instantáneamente.
Marie Ann se arrastró hasta salir debajo de él y se encontró con que Bonito era un hermoso y gran pastor inglés de cuya cabeza sólo destacaba su lengua rosada... Con tintes de negro.
Fabrizio la miró y comenzó a reírse. Ella se trepó por el tocador hasta hallar un espejo: ¡El delineador de ojos y la sombra negra se habían esparcido por toda su cara!
—¿Qué pasó aquí? —La habitación comenzaba a quedarse chica. Ariel también había entrado— Marie Ann, ¿qué te sucedió?
Si se podía, Fabrizio se rió más fuerte. Esto azuzó a Bonito, que salió disparado de la habitación arrastrando a Fabrizio que gritó furioso: Merda! ¡Detente bestia maldita!
Marie Ann se rió con los chicos. Se oyó una cerámica romperse.
—¡AXEL! ¿QUE HACE ESE PERRO EN LA CASA?
Ariel dejo de reírse y Axel se puso rígido. La voz había llegado incluso antes de que Christian entrara en el cuarto.
El tono amenazador presagiaba una tormenta, así que Marie Ann se puso a revolver sus cosas para encontrar un pañuelo. Se aseguró de darle la espalda al líder.
—Chris, no podía dejar a Bonito solo. —se excusó Axel — Es un cachorro. Te prometo que se portará bien. Déjalo quedarse... Por favor....
Sólo le faltaba ponerse de rodillas. Christian rodó los ojos y exhaló.
—Chris, será hasta que nos marchemos. —Ariel intercedió por él—. No es mucho tiempo. Estoy seguro de que es inofensivo — Ariel no había terminado de decir esto cuando Bonito reapareció ladrando alegre frente a la puerta de la habitación.
Marie Ann se volvió y Christian pasó su mirada de su maquillaje arruinado que parecía camuflaje de guerra, a la lengua manchada de Bonito.
—¿Inofensivo? ¡Aléjalo de mi! Dormirá en el jardín —se dirigió hacia la puerta y volvió a mirarlo— ¡Y sin peros! Llévatelo antes de que llegue la gente.
Y salió del cuarto pasando junto al perro. Éste, divertido, volvió a tirar de Fabrizio.
—¡Qué carácter! —dijo Axel — Lo siento, Marie Ann. Iré a sacarlo antes de que rompa algo... —ruido a cerámica rota. Ariel se rió.— ...más.
—Suerte, Marie Ann —le deseó Ariel saliendo de la habitación.
—¡¿Qué le pasó a tu maquillaje?! —exclamó Julia al verla.
—Se ve mejor así —aventuró Lucke que la seguía.
—Lucke, por favor, ya hablamos de esto. Acéptala de una vez por todas: tendrás que hacerte cargo y arreglarla todos los días.
Marie Ann, pese a que no le gustaba la idea de pasar todo el día embadurnada de cosméticos, sabía que esa era la única manera de esconder su identidad, así que se dejó hacer.
En tanto pasaban los minutos, y Lucke la arreglaba y discutían sobre cuáles eran sus puntos débiles en los que iban a trabajar ("¡Su pelo parece estropajo! ¡Su cutis es muy grasoso! ¡Es plana como una tabla!", etc) Marie Ann fue poniéndose nerviosa ante la expectativa de ser presentada frente a montones de desconocidos como la nueva integrante de la banda.
—Marie Ann —habló Julia que la observaba por el reflejo del espejo—, no te preocupes, todo ira bien. Esto te relajará —y le mostró un blister con pastillas— son inofensivas. Sólo debes tomar una de veinte miligramos. No te producirá somnolencia, te calmará.
Lucke, las miró a través del espejo.
—¡Julia! ¡¿Has visto mi corbatín?! —gritó alguien desde algún lugar lejano de la casa.
Julia se palmeó ambas piernas, poniéndose de pie.
—¡Parece un niño! —se acercó a la puerta y gritó hacia afuera— ¡¡¿Para que quieres un corbatín?!!
—¡Porque forma parte del concepto que quiero mostrar esta noche...!
—Aguarda aquí, Marie Ann. Te dejo este vaso con agua para que tomes la pastilla. Volveré enseguida: tengo que ahorcar a Axel con un corbatín —y desapareció por el umbral de la puerta.
Marie Ann y Lucke se quedaron en silencio mientras el último seguía trabajando. Él se aclaró la garganta.
—¿Me pasas cinco invisibles? …Y el fijador trescientos seis. Ahora dame el delineador aquel. No, ese no, el que dice veinte barra uno. Sí, el de punta cero cinco. He pensado que debería ponerte de sombra el azul ultramar setecientos veintiséis... —hablaba sin interrupción.
Cuando Marie Ann tuvo las manos desocupadas, tomo el blister de las pastillas y se llevo 2 a la boca.
Lucke le sonrió al espejo.
Marie Ann sentía que flotaba. Pero no tenía miedo. Al contrario: se sentía muuuuy bien. Había sido presentada a un par de personas, pero como se esforzaba en hablar mal, la atención había recaído en la producción del disco, en la imagen que formarían de ella y en la de los chicos.
Por lo general los lugares llenos de gente y con la música a tan alto volumen le molestaban, pero ahora sentía como si el sonido viniera de adentro de ella misma y la gente bailando a su alrededor fuera lo más interesante del mundo. Parecía que toda esa masa de personas se moviera rápido y lento, y los colores de sus ropas brillaban como en el mejor tv de alta definición. El rojo podría ser su nuevo color favorito…
—Marie Ann... ¿estás bien? —inquirió Axel.
Ella sonrío como una entupida.
—¡Oh! ¡Qué bonito corbatín!
—Sabía que a alguien le gusta¡RIA! — gritó lo último porque es su éxtasis, Marie Ann lo había tomado entre sus manos y al perder el equilibrio, había terminado colgándose de él, apretando su cuello. Axel la ayudó a incorporarse— ¿Estás borracha?
—¡JajajajajajaJAJAJAJAJA! —cerró la boca, súbitamente seria— No.
Axel le pasó un brazo por la espalda.
—Mejor te acompaño al baño para que te espabiles.
Y la llevó por el salón hasta un lugar donde había menor cantidad de gente. Ella entrecerró los ojos porque la luz era más brillante.
—Vamos, entra. Te espero aquí fuera.
—Naaah, I'll be fine. Vete tranquilo. —se metió y cerró la puerta. Al cabo de un segundo la volvía a abrir porque no recordaba para que estaba allí, pero Axel ya no estaba.
Fue dando trompicones por el pasillo cuando chocó con alguien.
—¡Cuidado!
Los brazos que la sostenía eran cálidos y confortables. Cruzó los ojos para enfocar su rostro.
—¡Ariel! ¡Awwwh! —Gimió enternecida como si hubiera visto a un gatito pequeño— ¡Eres tan tierno!
Él sonrió.
—Estoy seguro de que en la mañana te arrepentirás de haber dicho algo como eso.
—¡Nop! —se tambaleó al alejarse de él— ¡Ariel es la perrson more beautiful… que conozco! ¡No hay motivo por el que averrrgonzarrrse!
—¿Por qué no salimos a tomar aire...?
—¡Naaaah! I'm fine! Sólo tengo algo de sed.
—Espérame aquí. Iré por algo.
—OK — se apoyó en la pared y cerró los ojos. Todo giraba y giraba.
—¿Marie Ann? —Ella abrió un ojo.
—¿Ah?
—¿Estás bien? —quien preguntaba era Fabrizio, a quien lo acompañaban dos chicas. Él iba con una camisa blanca abierta hasta el centro del pecho, con un colgante artesanal colgado a su cuello y su pelo negro suelto le caía por los hombros.
—Yeah...
—Vamos a beber al estudio. —una de las chicas le apartó el pelo de la cara— ¿Quieres venir?
—Aaahh... —comenzó a alejarse hacia ningún lado en particular — I think I need get some air... or a bathroom, I'm not sure...
Caminó por algún pasillo desconocido y tropezó con alguien.
—¡Hola! Debes ser Marie Ann.
—¿Yo? —"¿Quien era Marie Ann?"— ¡Oh, yeah!
—Soy Esteban. Encantado de conocerte.
—Yo soy... whoever you say I'm… JajajajajajaJAJAJAJAJA —se puso seria de nuevo. Se alejó un poco para verlo mejor. Era alto, estilizado y con el cabello rubio. En la penumbra ella no pudo ver sus ojos, pero apostaba a que eran azules. Parecía que hubiera salido de una revista de moda.
—¿Ibas a alguna parte?
—Buscaba ah... the bathroom... Ah... my face... para lavarme la cara.
—Ven, te guiaré.
—¿Conoces la casa?
—He estado aquí un par veces. Tonia hacia buenas fiestas para relajarse cuando grababan un disco o hacían un nuevo video. —subieron una escalera.
—Suena como si ella fuera... cool — dijo interesada. Hablaban de Tonia pero nadie decía porqué había dejado el grupo, así que le causaba curiosidad.
—¿Divertida? lo era... —sonrió— y espero que tú también.
El fresco de la noche le dio en la cara y se sintió mejor. Estaban en una terraza-balcón desde donde se podían ver las luces de la ciudad.
—Where are we going?
—Al baño —dijo él guiándola hacia una escalera que comunicaba con la azotea del edificio. Estaba en absoluta oscuridad.
Marie Ann se encogió de hombros e iba a seguirlo de buena gana cuando alguien, aclarándose la garganta, llamó su atención.
—¡Qué mala memoria tienes, Esteban! —Christian se incorporó de la baranda del balcón—: El baño queda adentro.
Esteban se palmeo la frente: —¡Qué olvidadizo soy! —Exclamó en tono fingido— ¡Tienes razón!
Christian lo miró fijamente.
—Lamento que Tonia no este aquí para entretenerte, Esteban. ¿Por qué no vas a buscar diversión abajo? —Sugirió con una sonrisa ácida— ¿Marie Ann?
—Yes, sir?
—Quiero hablar contigo sobre la canción que quiero que cantes.
—Yes, sir! —y presurosa se acercó a su lado.
Esteban, al ver que no había nada más que hacerse, volvió a entrar al edificio.
—¿Qué quería decirme, sir?
Ambos veían hacia el patio. Justo bajo ellos había una piscina con iluminación interior que le daba al jardín en su conjunto un aspecto mágico y sofisticado. Bonito se paseaba por aquí y allá ladrándole a la gente que seguramente veía moverse en el interior de la casa.
—Sir?
—Estaba tranquilo hasta que subieron ustedes. Así que guarda silencio.
Marie Ann apretó los labios. Él la miro de reojo.
—¿Qué estabas haciendo con él?
—Ese señor amablemente me estaba enseñando dónde quedaba el baño, sir.
—Tonia al menos no inventaba una excusa tan estúpida para acostarse con él.
Ella parpadeó confundida. Nada de lo que escuchaba tenía sentido.
—¿En el baño, sir?
Christian la miró como si fuera corta de mente.
—¡No iba a enseñarte ningún baño! —exhaló volviendo la vista al frente, intentando guardar la paciencia— Estamos en tu fiesta de integración y ya estás a punto de iniciar un escándalo: estando borracha y acostándote con un escandaloso modelito casado que no puede mantener la boca cerrada. ¡No me gusta ese tipo de publicidad! ¡No quiero eso! ¿Entiendes, Marie Ann?
—Yes, sir! —exclamó lo más firmemente que era capaz. Aún estaba mareada y no había entendido ni la mitad de lo que le había dicho.
—¿Marie Ann? —preguntó Fabrizio desde adentro.
—Aquí está —contestó secamente Christian— ¿Es que uno no puede estar cinco minutos en paz? —inquirió para sí.
Los chicos salieron al balcón.
—¡Qué bueno que esta contigo! —Exclamó Axel — Vimos a Esteban abajo ¿Quién lo invitó?
—Alguien de la productora, seguramente —repuso Ariel. Miró a Marie Ann, que caminaba viendo hacia el vacío, tomándose de la baranda mientras se acercaba a una reposera.— Le dije que me esperara abajo pero se ha ido con él. Es raro, actúa como borracha pero no la he visto beber.
—¡Wow! ¡Las luces brillan como estrellas de colores! —exclamó Marie Ann observando a lo lejos.
Fabrizio se rió divertido: —Creo que tener a Marie Ann con nosotros será más entretenido de lo que podríamos imaginar.
Christian entornó los ojos: —O podría ser un desastre total… habrá que ver.
—¡Chris, hermano, anímate! No creo que… ¡Cuidado!
Marie Ann se había subido a la reposera y se balanceó peligrosamente hacia delante y atrás. Ante la advertencia de Fabrizio, Ariel y Christian corrieron para evitar que cayera, pero sin poder evitarlo ella se perdió en el vacío.
Se escuchó el estrépito de un bulto al caer al agua.
—¡¡Marie Ann!!
Ninguno lo dudó y en un nanosegundo habían saltado tras ella.
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En ese entorno celeste y brillante que la rodeaba, en ese mundo de ensueño donde el tiempo no transcurría y el sonido no existía, flotaba Marie Ann. Era un sueño bonito y tranquilo, pero le costaba respirar.
El mundo se tambaleó cuando de la nada, flotando junto a ella, aparecieron cuatro personas más. Cuatro personas que la rodeaban y que eran tan valientes y gallardas como para entrar en ese mundo azul para salvarla.
"Mamá... hoy he soñado con cuatro apuestos caballeros. Son como de los que tantas veces me contaste cuando era pequeña y no quería dormir... Aquellos que peleaban con brujas y dragones y salvaban a las princesas de apuros... Aquellos que sorteaban obstáculos y peligros y se convertían en Reyes con un brillo especial y mágico que no provenía de sus joyas.
Estos caballeros son gentiles y agradables y cuidan de mí. Creo que los hago felices. Quiero hacerlos felices...
Mamá, ¿un cuento de hadas puede hacerse realidad?
Mamá...
¿Crees que éste cuento de hadas pueda durar para siempre?..."
Y sonriendo, mientras alguien tomaba sus brazos, perdió el conocimiento.
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Hola!
Soy nueva en esto de publicar historias. Siempre había querido escribir un fanfic, porque aquí leí historias muy buenas, pero nunca se me había ocurrido nada.
Hasta que a fines de diciembre vi el dorama "You're Beautiful" y no podía dejar de pensar él. Era una historia sencilla y divertida y (aunque no sé nada de coreano) las canciones no dejaban mi cabeza en paz.
Así fue cómo divagando se me ocurrió adaptar la historia al español. Habrá personajes nuevos y a otros les he cambiado el sexo como notarán, pero mantendré los momentos más importantes de la historia original.
Primero les aclaro que me cuesta escribir cosas graciosas así que tal vez la historia se tornará de a momentos algo densa. Segundo, mi inglés no es muy bueno, así que cuando Marie Ann se exprese mal no es a propósito, es culpa de la autora. Y tercero (lo peor que me puede pasar) no sé nada sobre música… y cuando digo nada es ¡NADA! No tengo un grupo o cantante favorito y sólo tarareo las letras que se me pegan que pueden ser de cualquier tipo. Así que si hay cosas que suenan muy incoherentes sepan disculpar; realmente me estoy esforzando para hacerlo lo más "real" posible.
Espero que les guste esta historia y… ¡critiquen! Sé que tengo mucho que mejorar.
Saludos!
Aniram :)
