Haloooo! Soy yo de nuevo.

Estoy de vacaciones, y me pareció buena idea empezar este fic hoy, ¡espero que les guste!

Por cierto, este fic es un súper AU por lo que no intenten encontrarle la lógica(?) Si no me entienden ahora, ya lo verán después.

Disclaimer: Naruto no me pertenece.


Prólogo:

Melancolía del pasado, agobio del presente y miedo al futuro


Todo parecía normal en la Aldea Oculta de las Hojas, una noche tranquila y calurosa donde la gente aun siendo tan tarde seguía por las calles después del final del Festival Matsuri. Ellos iban y venían, felices y risueños e ignorantes a todo.

—Gra-Gracias por lo de hoy… ¡Me divertí muchísimo! —exclamó emocionadísima con las mejillas totalmente sonrojadas, haciéndole ver de lo más tierna.

—Ja, ja… ¡No hay de qué! —rascándose la nuca él sonrió—. Espero que se repita.

—¡Sí!

Entonces sus caminos se separaron y cada uno se fue por su lado. A uno la culpa le pesaba más que al otro, pero ya nada podía evitarlo.

Y tan solo una horas más tarde el ambiente se ensombreció y el aire se llenó del amargo olor a sangre, pero de esto los civiles no sabían absolutamente nada. Lejos, apartados del centro cívico y comercial de la aldea, los gritos horror y dolor aturdiría a todo aquel que pasara cerca. Ancianos, mujeres y niños eran asesinados sin piedad alguna por shinobis especialmente elegidos para la ocasión.

Shinobis que también eran humanos y sufrían por serlo, pero sabían que órdenes eran órdenes y su deber era cumplirlas, aun si no lo quisieran.

Y así, poco a poco, los miembros del Clan Hyūga iban muriendo a manos de quienes creían sus camaradas, sus amigos.

Una masacre era llevada a cabo otra vez. Todo por el bien de la aldea.


El silencio y oscuridad llenaba la habitación. Los gritos y el sonido de arduas luchas por la vida de su familia se oían lejanos aunque, en realidad, estuvieran ocurriendo a menos de cincuenta metros. Pero eso no le importaba a Hinata, quien a través de su byakugan podía ver claramente al shinobi que se encargaba de decapitar el cuerpo de su hermana.

Hanabi era solo una niña inocente…

Se permitió llorar por última vez, su actitud derrotista muchas veces la había llevado al fracaso, ¿pero qué podía hacer ahora? Había despertado a mitad de la noche con un sabor amargo en la boca y un sentimiento un tanto extraño, para después descubrir lo que estaba pasando. No necesitaba salir a buscar para averiguar lo que ocurría, pues sus habilidades como ninja rastreador estaban lo suficientemente bien desarrolladas como para saber que, por ejemplo, ahora mismo detrás de sí había alguien apuntando un kunai en su dirección.

—No estés tan triste… Es un deber que tienes que cumplir —le dijo compasivamente a su verdugo, sabiendo lo que le dolería el corazón al matarla. No lo miraba, de hecho, él estaba tras de sí.

Hinata no era tan inútil como lo parecía o daba a entender. Hinata era una excelente ninja rastreador.

—No llores, por favor —habló de nuevo, recibiendo un rotundo silencio como respuesta. Sonrió y levantó la cabeza, aun sentada en su cama, mirando de frente a su acompañante—. Naruto…

El susodicho se pasó una mano por el rostro con parsionomía impropia de sí, descubriendo que lo que decía la morena era cierto, de modo que solo se limitó a tragar duro sin emitir ni una sola palabra.

—Lo siento… —dijo uno segundos después con un hilo de voz. Como si una disculpa tan insípida fuera a servir de algo. Afirmó con fuerza y rabia el agarre sobre su arma.

—Yo también. Lo lamento porque hay cosas que no fui capaz de decir antes y ahora ya no hay tiempo —susurró sonriendo. Una sonrisa que transmitía pesar pero a la vez le daba un poco de calma a la pertubada mente de Naruto—. Sé que tú también, Naruto.

Y luego de decir aquellas palabras tan tristes, posó una mano sobre su pecho, a la altura del corazón, completamente entregada a la muerte.

—Hazlo. No te odiaré por esto —pidió sonriéndole amargamente entre lágrimas. Si debía morir a manos del amor de su vida, entonces estaba bien.

Hinata no le guardaría rencor a Naruto porque, de haberse invertido los papeles, hubiera hecho lo mismo.

Naruto decidió no alargar más la situación innecesariamente y procedió a clavar el kunai en el pecho de Hinata donde ella antes había puesto su mano. El filo de la daga se deslizó como cuchillo en matequilla a través de la carne de su amada, cortando y atravesando todo a su paso.

Lo último que la Hyūga vio fue el rostro lloroso del rubio y este a su vez, el último gesto de vida de ella fue su sonrisa, que se hizo más grande.

Comprobando entonces que la morena había muerto, Naruto se permitió llorar sobre su cadáver, sintiendo la culpa recorrer su cuerpo de arriba abajo, reviviendo los últimos instantes que compartió con ella con absoluta felicidad, pues la única persona que lo había amado incondicionalmente desde el principio siempre fue Hinata y él ahora era su verdugo.

Solo entonces cuando su misión fue cumplida y el Clan entero fue masacrado, Naruto se permitió liberarse y desear, entonces, volverla a ver.


¿Qué tal les pareció? Corto, ¿no es así?

Bien, espero que les haya gustado. No sé cuándo vaya a actualizar, pero espero que se sea en estos días.

En fin, ¡tengo una pagina de Facebook! Ya saben, para mantenerlos al tanto de mis actualizaciones y esas cosas: El baúl de Jeffy Iha, el link está disponible en mi perfil porque, como saben, acá es muy difícil de poner.

En fin, no vemos~

Atte:

Jeffy Iha