AVISO: ¿Un poco dark? No diría tanto, pero ahí les va…


MIRROR, MIRROR ON THE WALL

Kimiko tararea una canción de amor, muy bajito, mientras se cepilla el pelo frente al espejo. Su mánager, a su espalda, camina de un lado a otro de la habitación revisando en voz alta la información que tiene sobre las otras candidatas de la audición final, y de tanto en tanto, Kimiko asiente como si la estuviera escuchando. No le interesa demasiado porque el papel ya es prácticamente suyo y casi puede rozarlo con la punta de los dedos. Ella aquí, fuera de Japón, es la exótica, la flor más hermosa de todas.

Se aplica luego con cuidado el maquillaje. Dedica mucho tiempo a que resulte natural y sonríe feliz, y satisfecha de sí misma, con el resultado. El espejo nunca miente…

Su reflejo le devuelve esa sonrisa angelical que oculta tras de sí toda la podredumbre de su alma negra.

Ni ella ni su gerente se dieron cuenta del letrero, convenientemente recién caído tras una maceta, que avisaba del mal funcionamiento del ascensor.

La empresa que gestionaba el mantenimiento del edificio siempre afirmó que el ascensor había sido desconectado esa mañana.

El caso es que no lo estaba…

Su mánager se destrozó las piernas y tardó un año entero en volver a caminar. Kimiko, en cambio, voló y se partió el cuello cuando el ascensor impactó contra el suelo porque los frenos del ascensor tampoco funcionaron. Lucía en el rostro una mueca retorcida, que semejaba a un grito de sorpresa, inmortalizado por la muerte.

Morizumi Kimiko nunca llegó a aprender, estúpida niñata, que siempre hay un pez más grande…

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NOTA: Y sí, las enseñanzas de los Jedi son universales ;)

El título es una referencia directa a Blancanieves: Mirror, mirror on the wall, who's the fairest of them all?