Disclaimer: Los personajes son de J.K Rowling como todos sabemos. Pero cómo ella no quiere seguir escribiendo y nosotros los echamos de menos. Pues eso¡

.....................................................................................

Es una de esas noches. Me he acostado temprano, con la intención de dormir y que este día de paso a otro que espero sea mejor, pero mi cabeza no quiere quedarse en blanco y al final opto por levantarme.

Os preguntaréis qué impide que duerma. Soy un Malfoy. No debería haber nada en este mundo que me impidiese conciliar el sueño. Lo malo es que no sé hasta que punto lo soy. Tengo dieciséis años y llevo toda la vida intentando ser lo que los demás esperan de mí. Un perfecto mortífago para mi padre, un hijo obediente para mi madre, un ejemplo a seguir para mis amigos, un estudiante modelo para el jefe de mi casa, un digno oponente para mis enemigos. Pero no lo consigo. Creo que los únicos que me aprecian en alguna de esas facetas son precisamente los últimos.

Hoy ha sido otro de esos días en la mansión. Consejeros, dignatarios, hombres poderosos que se dan golpecitos en la espalda con cara de satisfacción mientras se emborrachan con mis vinos, (si se hace con elegancia no se le llama beber, sino catar) y se pasean por mi casa intentando, todos ellos, convertirse en el mejor amigo de mi padre. Me encantaría gritarles a la cara que mi padre nunca ha tenido un amigo.

Más les valdría tomar de amigo a un colacuerno con hipo.

¡Y ellas! Las hijas. No creo que sea común que se pasen la tarde desfilando por casa ajenas mientras sus padres hacen negocios, pero siempre es así cuando vienen a la mía. Se ponen túnicas de gala de colores pastel y zapatos de tacón. Se maquillan hasta que no es posible distinguir si debajo de todo ese potingue existe una cara. Menean las pestañas hasta que comienzas a preguntarte si no estarán intentando volar. Una pena que no hayan abierto nunca un libro. ¡Sabrían que necesitan mucha más superficie aerodinámica para poder alzar el vuelo con tanto peso en maquillaje!

Por supuesto no dejé traslucir indignación ni resentimiento en ningún momento. Escuché atentamente sus conversaciones absurdas sobre la política del ministerio. Brindé con ellos por la caída de los paletos y por la victoria próxima. Paseé por los jardines mostrándoles el lago a varias de sus petulantes hijas. Saqué a bailar a dos o tres mientras la orquesta tocaba en la sala de música. Incluso fingí interés en la hija de Edgcombe, tal y como deseaba mi padre.

Una chica que parece un ángel en su primera incursión en la tierra. Dulce, tierna, figura delicada, de piernas largas, curvas sinuosas y piel marfileña. Un rostro que envidiaría un pintor y unos bucles dorados que parecen tejidos con rayos de sol por el mismo Loki. Hasta que abre la boca. Y ya no la vuelve a cerrar. Tiene una voz tan estridente que pensé que los músicos se habían olvidado de afinar el chelo. Y nada de lo que dice tiene sentido suficiente cómo para aguantar semejante tortura, así que opté por hacerme a mi mismo un hechizo Muffliato. Me quedé mirándola mientras sonreía y asentía de vez en cuando y cuando al fin su padre al fin vino a buscarla aproveché un momento de distracción para volver a oír y despedirme. Y luego dicen que los ricos no sufrimos. ¡Quisiera ver a San Potter aguantando a la Edgcombe! O mejor al pobretón Weasley con su infinita paciencia.

Por supuesto, al acordarme de Weasley y de Potter no pude evitar recordar también a la sombra de ambos. La única chica que me ha llamado realmente la atención en estos largos dieciséis años. ¿Por qué? Sencillo. Se le ve la cara, no habla si no es para decir algo inteligente o ingenioso y, sobre todo, no se pasea delante de mi cuarenta veces ni se agacha cada cinco minutos para recoger un objeto imaginario del suelo delante de mi careto. La pena es que en este caso eso último no me molestaría en absoluto. He de reconocer que su amiga la pelirroja tampoco está nada mal. Es inteligente, sagaz, divertida y tampoco me presta ninguna atención. Tampoco su maquillaje es excesivo. Aunque Granger tiene algo que me gusta más que su cerebro, o sus curvas subdesarrolladas, o incluso que sus magnificas piernas. Siempre tira a dar. Me vuelve loco.

Por supuesto ninguna de las dos sabe ni remotamente que me he fijado en ellas en ese sentido. Ni mucho menos.

Soy Draco Malfoy y siempre hago lo que se espera de mí.

Al llegar la noche me retiré a la biblioteca pensando que por fin tendría algo de paz en mi propia casa. Pero no. Nunca es tan fácil para mí. Aún no había llegado a pasar la primera página del libro que estaba leyendo y ya tenía a mi madre al lado con cara de basilisco. ¿Qué he hecho ahora? Intenté ocultar la parte abierta del libro mientras me incorporaba y dejaba a la vista solo la portada (La portada pone "101 maneras de torturar a un Muggle y no ensuciar la alfombra" pero, entre nosotros, el libro se titula "101 maneras de conquistar a un muggle y que tus padres no se enteren". De Zampamortys. Un escritor anónimo. Os lo recomiendo.)

- Tenemos que hablar. Estoy harta de tu actitud,-comenzó Narcisa sentándose enfrente con las manos en el regazo. Sus ojos llorosos, los labios temblando, las manos inquietas retorciéndose un anillo. ¡Oh, sí! ¿No os lo había dicho todavía? Mi madre es la reina del melodrama y una chantajista emocional de primera.

- ¿Qué pasa esta vez?- le contesté resignado mientras dejaba el libro a un lado.

- ¡Es todo! ¡Tu actitud! No te integras en los negocios de tu padre. No pones interés en las preciosas jovencitas que te presentamos. No atiendes a los consejos que te damos. ¡Casi ni nos diriges la palabra a tu padre y a mi! Estás en casa como si fueras un fantasma ¡Nunca te vemos! Siempre leyendo, jugando a ese estúpido quidditch o saliendo con tus amigotes. ¡Y tus horarios! ¡Te levantas a mediodía y te acuestas casi de madrugada! Esto no puede seguir así Draco. Ya tienes edad para centrarte. Tienes que cambiar de vida

- ¿Cambiar? ¿Por qué siempre que vienes a hablar conmigo es para que yo cambie algo, madre? ¿Te has parado a pensarlo alguna vez?- Y entonces me di cuenta. A mi madre no le gusto. No me quiere a mí sino al hijo que desea que sea. Nunca he escuchado de su boca un cumplido o una palabra de aliento. Sólo reproches "bienintencionados". Mi padre es otro asunto. Él tampoco me gusta a mí. Y entonces comprendí. No hay nada que le guste de mí. Por eso nunca hubo cumplidos. Sólo aceptación cuando hago lo que me corresponde. A mi madre no le gusto.

Y por eso estoy ahora aquí. Sin pegar ojo. No voy a decir que no me cueste aceptarlo, pero es mejor saberlo. Es hora de asumirlo y actuar al respecto. Nada de lo que yo haga conseguirá que mi madre me quiera como soy y ella jamás tendrá al hijo que desea en mí. Los dos perdemos. Bien. Los dos deberíamos dejar de intentarlo. Yo, por mi parte, lo tengo claro. Este será mi último año en Hogwarts y voy a divertirme. Pero esta vez a MI manera.

........................................................

Perdón a todas aquellas que me siguen habitualmente si les llegan un montón de avisos de la historia. Es que ya iba siendo hora de quitar todas esas faltas de ortografía y demás. Este es el primer capi revisado. La maravillosa Sally Daer ha hecho de Beta aqui, sacando tiempo de otras cosas para hacerme el favor. Gracias Sally. Intento que en los nuevos ya no tengas mucho que revisar.