Capitulo 1
~Tomando la iniciativa~
Había un problema que Eren estaba meditando durante mucho tiempo. Una confesión. Sus ojos se desviaron hacia el chico que estaba a unas cuantas filas delante de él, sentado cerca de la ventana: Levi. Lo admiraba desde hace mucho, jugueteando con sus dedos. Entonces, volvió en sí cuando recordó que necesitaba seguir con la lección y coger la mayor cantidad de apuntes que podía si quería continuar en la cima de la lista de clasificación. Aunque la mayor parte de su mente estaba concentrada en el profesor, la otra parte todavía se llenaba de Levi.
Todo ocurrió dos años atrás, a principios de curso. Llovía ese día y Eren había llegado tarde al instituto. No había nadie en el área de los casilleros. Intentó darse prisa porque no quería perderse nada importante del periodo de clases. En su apuro, comenzó a caminar torpemente. El agua provocó que sus pies resbalaran. Su mochila cayó de su hombro vaciando el contenido en el acto, la mitad de sus cosas en el suelo húmedo lograron que sus cuadernos se mojaran.
Maldiciendo, se apresuró a salvar sus materiales de un daño aun peor, olvidándose incluso de él mismo. Sus jeans estaban mojados por las rodillas pero realmente poco le importaba en ese momento. Sólo necesitaba sus materiales y ponerse los zapatos del instituto. Se encontraba fuera de la clase cuando se topó con otro bache en el camino: su profesor. Llegó tarde.
Inesperadamente, una mano bajó y ayudó a Eren a recoger sus pertenencias dispersas. Cuando le entregó uno de sus cuadernos, lo tomó inconscientemente, entonces se dio cuenta de que había una persona allí con él y miró hacia arriba.
El chico se veía imponente sobre él, tenía el pelo negro. Rostro serio. Eren se dio cuenta que estaba mirándolo demasiado y empezó a poner sus cosas en la mochila. Cuando terminó, empezó a levantarse del suelo. El chico cogió su brazo y lo ayudó a levantarse.
"Gracias." Dijo Eren, mostrándole una sonrisa.
El chico lo miró unos segundos en silencio antes de responder. "No hay de qué. "
Entonces sin más qué decir, el chico metió las manos en sus bolsillos, dio la vuelta y se alejó, dejando a Eren sólo quien tardó un poco en volver en sí y recordar que llegaba tarde a clase. ¡Era el comienzo de un nuevo curso! Necesitaba dar una buena impresión a sus profesores y llegando tarde no lo conseguiría.
Entró a clase tropezando, preparado para un bombardeo de bromas humillantes y el sermón del profesor. Por suerte para él, éste lo dejó pasar. Se sentó en medio del salón, sintiéndose acorralado a causa del montón de miradas pegadas en su figura, el último estudiante en llegar.
Más tarde, descubrió que el chico que había conocido esa mañana se llamaba Levi. Sorprendentemente, Levi estaba en la misma clase. Entró treinta minutos después de que Eren se uniera a clase. Eso lo desconcertó un poco, recordando que Levi se había ido primero, pero al final no le dio más vueltas al extraño suceso. También se preguntó cómo nunca lo había visto antes y por qué el profesor no le dijo nada por haber estado ausente durante la mayor parte del inicio de clases.
Desde ese día, Eren ha estado admirando a Levi.
Lo veía en todos lados. Para él, destacaba entre los demás. Lo observaba y empezó a crear una imagen de Levi que empezaba a gustarle. Para él, Levi era amable. En todos esos años, nunca había empujado, intimidado, gritado o maldecido a nada ni a nadie. Tenía un rostro serio la mayoría de las veces, por lo que había sido clasificado como "frío" por otros estudiantes pero en el interior, Eren sentía que no era nada de eso, en absoluto.
Todo sobre Levi era realmente perfecto excepto por sus amigos que desconcertaban a Eren. Ellos no eran el tipo de amigos que imaginó que Levi frecuentaba. Jean, era chico de fanfarrón muy bien acomodado ya que sus padres tenían una fortuna. era más bien molesto. La cartera de Erwin era tan grande como la de Jean. Y al igual que él, Erwin era conocido por ser un perfecto imbécil. Ambos conocidos por ir a fiestas y buenos contactos.
A pesar de su extraña elección de amistades, Eren aún lo admiraba por una razón totalmente distinta. Tenía esa especie de aura atrayente sobre él, según Eren. Tardó bastante tiempo en darse cuenta de que estaba enamorado de Levi.
Aún ahora, Eren no pudo deshacerse de lo que sentía por aquel chico. Antes, estaba seguro de que esos sentimientos se irían pero después un año entero, seguían perdurando y lo frustraba. La única manera para liberarse a sí mismo de esos sentimientos secretos, era confesándolo. ¿Confesarse en persona o de otra forma? Eran preguntas que merodeaban su mente. La pregunta más importante de todas era, ¿Debería confesarse o no? Eventualmente se graduarían. Probablemente nunca lo volvería a ver. La segunda opción parecía la más segura pero de optar por ella, se arriesgaría a tener otro año frustrante. Así que tenía que elegir. ¿Confesarse? O ¿No confesarse? ¿Tener un año frustrante suspirando por alguien desde lejos? ¿O quizás —sólo quizás— estar con esa persona porque aprovechaste la oportunidad y te dijeron que sí?
Sentado en su escritorio, realizó las últimas anotaciones que debía hacer antes de dejar el lápiz. En ese momento supo la respuesta: lo haría. Pero, eso no significaba que debía ser en persona. Iba a escribir una carta. Eren sabía que tendría que hacerlo pronto o se arrepentiría y acobardaría.
Esa noche, se quedó hasta casi las doce escribiendo una carta. Terminó sus deberes alrededor de las diez, eso significaba que había estado dos horas escribiéndola y perfeccionando cada detalle. No era sólo el tiempo que desperdiciaba. Malgastaba papel. Muchas de ellas terminaban arrugadas y tiradas en el suelo.
Cuando estuvo satisfecho, sonrió y encontró un sobre para poner la carta dentro. Entonces, estampó uno de los sellos de su escritorio: un sol feliz. Esa noche, se fue a la cama entusiasmado y un poco inquieto. Tendría que ir al instituto muy temprano si quería meter esa carta en el casillero de Levi sin que nadie lo descubra.
Y eso fue exactamente lo que hizo. Despertó muy temprano esa mañana. Tanto que ni sus padres habían despertado aún. Cogió su almuerzo preparado de antemano de la nevera y escribió una nota a sus padres, algo sobre "Asistir temprano a una reunión del consejo estudiantil." Ese día.
En el instituto, Eren se detuvo frente del casillero de Levi. Todos los casilleros del instituto eran idénticos, pero estaba seguro de que ese era el de Levi. Lo había visto utilizar esa taquilla durante el año en varias ocasiones. No había ninguna duda en la mente de Eren. Y con esa seguridad rebosante en su cuerpo, deslizó la carta dentro.
Jean introdujo torpemente su combinación con los ojos cerrados. Una vez abierta, se volvió hacia Levi.
"¡Eh!, ¿Necesitas mi taquilla para esconder tú ya-sabes-qué, otra vez o…?"
Levi negó con la cabeza.
"No, hoy no estoy de humor para eso."
Erwin pasó un brazo alrededor de Levi, sonriendo.
"Eso es, Levi. ¡Deja esas cosas! ¡dicen que es malo para ti!"
"¡Vete a la mierda, Erwin!" Levi respondió, poniendo los ojos en blanco. "No necesito consejos de alguien que necesita asistir a Alcohólicos Anónimos."
Mientras los dos continuaban discutiendo, Jean giró hacia su casillero y casi de inmediato, vio un sobre de color beige. Lo sacó y lo examinó. "¡Oh! ¿Qué tengo aquí?" Jean sonrió mirando la carta por ambos lados.
"Es una carta de confesión." Dijo Erwin mientras se acercaba
Levi miró el sobre y se burló. "Una confesión de una chica demasiado asustada para confesarse en persona. Eso es lo que es."
"Báh, que cruel." Dijo Jean, riendo.
"¿Qué dice?" Preguntó Erwin.
"¿Acaso importa ?" Respondió Levi. "Probablemente esa chica quiere saborear tu polla." Añadió, bostezando. "Qué aburrido."
Jean dio la vuelta mientras empezó a abrir la carta. "¡Probablemente!" Dijo. Entonces la empezó a leer. "No te voy a decir si ella... quiere... mi polla…"
"¿Qué pasa, Jean?" Erwin lo llamó. "¿No será la confesión de un chico?" Rió mientras Levi llevaba su mano a su cara.
Jean empezó a doblar la carta y la metió en su bolsillo.
"Nada. No es nada. Resultó ser lo usual, otra chica queriendo mi polla."
